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jueves, 16 de junio de 2011

Manifestaciones de las secuelas del aborto en las mujeres


El Proyecto Raquel
Por Vicki Thorn



Las manifestaciones que exponemos más abajo se podrán observar en las mujeres que han experimentado uno o más abortos. Puede que se den combinaciones de algunos de estos síntomas o de todos ellos en las mujeres que usted trate. Es importante recordar que existe una variedad bastante amplia en cuanto a la severidad de las reacciones. Las reacciones podrán variar desde una aflicción leve hasta una muy profunda, que podría incluir el Desorden de Tensión Emocional Post-traumática (Post-Traumatic Stress Disorder). Las personas que se han dedicado a ayudar a los que sufren de aflicción son las que han escrito acerca de la necesidad que existe de resolver la pérdida emocional que implica un aborto y han reconocido que dicha pérdida, muchas veces privada de la atención que amerita, sale a la superficie durante ulteriores pérdidas.



La sociedad, nuestras iglesias y nuestras familias no reconocen que el aborto constituye una verdadera pérdida. Es más, el mensaje que se transmite a la sociedad con respecto al aborto dice que esta experiencia resuelve un problema y que por lo tanto es una "no-experiencia". En otros procedimientos quirúrgicos por lo menos se reconoce que se necesita un tiempo para recuperarse y para procesar la experiencia.
Muchos de los síntomas que tratamos a continuación son comunes a los casos de aflicciones complicadas y reacciones traumáticas. Cuando ayudemos a las personas en este asunto es importante que les hagamos ver que su experiencia de aflicción es una reacción normal, ya que estas personas nos dirán que se sienten como si se hubieran vuelto locas. A medida que hablan con usted, escogerán con sumo cuidado qué síntomas compartirle, hasta que usted les asegure que lo que ellas están experimentando es normal y que sus síntomas constituyen reacciones de aflicción.
Es probable que la mujer a la que usted preste servicios de consejería pastoral haya abortado hace 5 ó 10 años. Si ella se encuentra en una situación de pérdida pre-natal, puede que esté mucho más cerca de la pérdida del aborto. La mujer que se ha practicado un aborto vacilará mucho en mencionarle el hecho, a no ser que usted le de a entender de alguna manera que usted es consciente de que el aborto constituye una pérdida. Ello se puede lograr preguntándole si en el pasado ha experimentado alguna pérdida, ya sea a causa de un aborto espontáneo, de un aborto procurado, de un embarazo ectópico o de un bebé que nació muerto.



Si usted conoce las manifestaciones del maltrato sexual, se va a dar cuenta de que muchos de los síntomas que ha visto en las mujeres que han abortado son los mismos que los que manifiestan las víctimas del maltrato sexual. Muchos terapeutas y personas que se dedican al cuidado pastoral y que conocen la pérdida del aborto, han tenido la experiencia de ver que muchas de estas mujeres que han abortado también han sido víctimas del maltrato sexual. No es que dicho maltrato ha dado como resultado el practicarse un aborto, sino que el maltrato sexual destruyó las fronteras psicológicas de las mujeres que se han practicado un aborto y les transmitió un mensaje distorsionado acerca del amor y la sexualidad. Como resultado de ello, estas mujeres se involucran en relaciones nada saludables, son más propensas a tener relaciones sexuales prematuras, a caer embarazadas y a practicarse abortos, debido a la falta de apoyo en el seno de su sistema familiar.

Las manifestaciones de las secuelas del aborto son:




Pobre auto-estima.
Aflicción.
Depresión.
Culpabilidad.
Sentirse alienada de sí misma, de su familia, de sus amigos y de otras personas.
Vergüenza.
Auto-aislamiento, para no compartir con otros su experiencia de haber abortado.
Ira, aunque la esconde muy profundamente. La depresión y la ira son los dos aspectos de la misma experiencia. Sin embargo, la mujer no cree que tiene el derecho a sentirse enojada. De modo que usted tendrá que trabajar con ella para que ella se permita a sí misma sentir su ira.
Dificultad para concentrarse.
Pesadillas/sueños en los que aparece el bebé abortado. Estas pesadillas o sueños pueden consistir de algún tipo de monstruo que ataca a los niños o, como los describen las mujeres: de "muñecos muertos, bebés desmembrados o que sufren tristeza y a quienes no podemos llegar".
Alucinaciones auditivas de un bebé llorando. (Esta es una reacción común de aflicción.)
Recuerdos súbitos de la experiencia del aborto que se suscitan ante la presencia de ciertos objetos --como, por ejemplo, una aspiradora casera-- los cuales traen el recuerdo del equipo de succión que se utilizó para practicar el aborto; o que también surgen al escuchar la misma música que estaba puesta cuando le practicaron el procedimiento; o los elevadores que la llevaron al piso donde estaba la clínica; o el ver el tipo de galletitas dulces que le dieron después del aborto.
Desórdenes en el dormir. Las mujeres que se han practicado un aborto frecuentemente dicen que no pueden dormir bien.
Ideas de suicidio. En un estudio que hizo la Suicide Anonymous Hotline (Línea de Emergencia de Suicidas Anónimos), en el Estado de Ohio, durante más de 36 meses, de las 4.000 mujeres que llamaron, 1.800 se habían practicado un aborto. Las mujeres también dicen simplemente que no deben vivir y añaden que beben en exceso, ingieren ciertas píldoras y conducen a alta velocidad de tal manera que si mueren en un accidente era porque no merecían vivir. Muchas mujeres dicen que han considerado el suicidio en algún momento de sus vidas después del aborto.



Abuso del alcohol y las drogas. Muchas mujeres cuentan que, para aliviar su dolor, consumen alcohol y drogas. En un estudio realizado en California, de 12.000 mujeres embarazadas, prácticamente todas aquellas que se practicaron dos o más abortos consumían hasta tres onzas de alcohol al día durante todo el embarazo. Un estudio realizado en un hospital de la Ciudad de Boston arrojó que, entre las mujeres de barrios de bajos recursos que se inscribieron para recibir cuidado pre-natal, aquellas que confesaron haber consumido cocaína, eran el doble de propensas a reportar haberse practicado dos abortos y el triple de propensas a reportar haberse practicado tres abortos, que las que no consumían esta droga del grupo de control. El confesar el aborto a menudo surge en el 5to paso de los 12 del programa para la recuperación de la drogadicción.





Problemas en las relaciones interpersonales. El 70% de las relaciones románticas terminan después de un aborto. Es bastante probable que la mujer que usted vea, ya no esté con el padre de la criatura abortada.
La familia nuclear. Bastante a menudo después de un aborto, la mujer se distancia de su familia nuclear.
Amistades. Un patrón común que se da después de un aborto es que la mujer se distancie de sus amistades más íntimas. Este patrón se da independientemente de que las amistades hayan estado de acuerdo o no con su decisión de abortar.
Problemas de intimidad. La mujer se aparta de las amistades íntimas con los hombres y las mujeres, debido al temor de tener que revelar ciertos aspectos de su vida, incluyendo el aborto que se practicó.
Dolor físico. Puede ser que la mujer le describa a usted dolores abdominales, menstruales o en la espalda. Este dolor podría ser orgánico, en cuyo caso la causa sería una complicación del procedimiento del aborto, o podría tratarse de un dolor psicosomático. Es común que este tipo de dolor ocurra durante el aniversario anual del aborto o cuando el niño debió haber nacido. Las mujeres dicen que este dolor desaparece cuando han experimentado el proceso de la curación.





Entumecimiento físico.
Estar hiperalerta.
Dificultades en los embarazos que ocurren después de un aborto. Ello puede incluir mucha ansiedad durante el embarazo, temor a la infertilidad o a perder otro embarazo (ya sea por medio de un aborto espontáneo, de un embarazo ectópico o de que le nazca muerta la criatura). Es posible que ella tenga una complicación en su próximo embarazo debido a algún daño causado durante el aborto o después de él, como, por ejemplo, daño en la cerviz, rasgaduras en el útero o en las trompas de Falopio debido a una infección de bajo grado.
Dificultades en las contracciones y en el parto al final del embarazo que ha tenido lugar después del aborto; como, por ejemplo, contracciones que comienzan y luego se detienen o que no logran continuar para dar lugar al nacimiento por medio de una cesárea.
Incapacidad de establecer el vínculo apropiado con los hijos que se tienen después de un aborto. Las mujeres cuentan que tienen muchas dificultades para amamantar a sus hijos, darles la leche en biberón y cambiarles los pañales –y de hecho, para cualquier otra actividad que requiera un contacto íntimo con su bebé. El vínculo que sí llega establecer se caracteriza por la sobreprotección y el distanciamiento emocional.
Las reacciones agudas pueden caracterizarse por la fascinación o la obsesión con el embarazo, ello puede resultar en comportamientos extraños a corto plazo.





Comportamiento esquivo con respecto a los niños, el embarazo o el aborto.
Desórdenes en la alimentación (anorexia o bulimia).
Auto-mutilación. Ello puede manifestarse en hacerse practicar una histerectomía o una ligadura de trompas. Si se practica otro tipo de mutilaciones, como, por ejemplo, cortaduras o quemaduras, usted debe sospechar que posiblemente ella ha sufrido de maltrato sexual.
Disfunción sexual o promiscuidad. El comportamiento promiscuo surge a menudo poco después de un aborto. La disfunción sexual parece surgir más tarde, especialmente si la mujer está casada con el padre de la criatura abortada.





Embarazo expiatorio. La mujer se siente movida a caer embarazada otra vez, a menudo dentro del año de haber abortado a su bebé.
Embarazo "fantasma". La mujer se presenta en la oficina del médico, en los centros de ayuda a la mujer embarazada y en las salas de emergencia, creyendo que está embarazada. Algunas veces vendrá cuando comienza su período de menstruación normal, convencida de que está sufriendo una pérdida.





Matrimonio expiatorio. El matrimonio, entre el hombre y la mujer involucrados en el aborto que le han practicado a ella y que contrajeron después de ese aborto, es un intento de salvar la relación. Estas relaciones, antes de la solución del trauma Postaborto, a menudo tienen dificultades de comunicación. El aborto nunca se menciona.





Relaciones abusivas. A menudo, después de un aborto, las mujeres se involucran en relaciones que se caracterizan por el maltrato. En algunos casos, ella es la que sufre el abuso y, en otros, ella es la victimaria.
Reacciones de aniversario. Estas reacciones pueden manifestarse por medio de la aflicción, la depresión o los síntomas físicos, como, por ejemplo, dolores en la espalda o en el abdomen, que ocurren en torno al aniversario del aborto o a la fecha en que se calcula que hubiera ocurrido el nacimiento de la criatura.
Sobrecompensación en la profesión. Ello ocurre especialmente en las mujeres que escogieron practicarse el aborto con el objeto de terminar la universidad o completar sus metas profesionales.





Involucramiento en el movimiento pro-vida o en el movimiento proaborto.
Herida espiritual. Para muchas mujeres, como ellas mismas lo relatan, esta es la primera experiencia con un pecado serio. Creen que han cometido un pecado imperdonable (ello se da en miembros de todas las iglesias) y por consiguiente creen que es irreconciliable con sus creencias. Temen a Dios y temen que serán castigadas, especialmente cuando tengan otros hijos.
Pérdida del embarazo. Es probable que durante un tiempo la mujer siga sufriendo dolores psíquicos relacionados con las pérdidas del embarazo, ya sean embarazos ectópicos, abortos espontáneos o el nacimiento de una criatura muerta. Según su forma de creer, esta experiencia confirma la ira y el castigo de Dios. Cuando recibe ayuda para lidiar con estas pérdidas que ocurren después de un aborto, puede llegar a manifestar una aflicción inmensa. Sin embargo, puede que no sea capaz de identificar la fuente de su tristeza en la medida en que no siente seguridad para compartir lo que le pasa. Cuando ello ocurra, pregúntele a ella acerca de las pérdidas que ha tenido, pídale que las nombre a cada una. Usted le estará dando a entender que no habrá problemas si ella hable de este asunto.





Maltrato infantil. Puede que las mujeres que han abortado carezcan de los mecanismos apropiados para manejar la frustración, hasta que superen la aflicción que están sufriendo debido al aborto. El maltrato que infligen a sus hijos, como consecuencia de no saber cómo lidiar positivamente con la frustración, puede llegar a manifestarse por medio del distanciamiento o del castigo físico. Las mujeres cuentan que han abortado a su "hijo perfecto" y que ahora se han quedado con éste.
Aumento de la amargura hacia los hombres. Ello se manifiesta en términos de no ser capaces de confiar de verdad en los hombres en el futuro.
El impacto del aborto en otras personas

1. Los papás de niños abortados


Las reacciones de los papás pueden ser mitigadas en la medida en que estuvieron involucrados o no en el aborto de sus hijos. Podemos clasificar estas reacciones por medio de las siguientes categorías:
Los papás que se oponen de forma violenta al procedimiento. Puede ser que estos papás intentaron impedir el aborto por medio de una orden judicial. Estos papás reaccionan inmediatamente con furia y con un sentido de impotencia. Se sienten impactados de inmediato. Si usted está tratando a uno de estos hombres inmediatamente después de un aborto, ayúdele a procesar su enojo. Estos hombres son potencialmente peligrosos y pueden golpear a alguien, usualmente no a la madre de su bebé. Si expresan furia o ira, debe tomarlos muy en serio.
Los papás que se oponen al aborto, pero que no han llegado a tomar medidas urgentes para impedirlo. Estos hombres expresan una gran tristeza, y quizás ira. Esta experiencia perseguirá a estos dos grupos de papás el resto de sus vidas. A menudo se obsesionan inconscientemente con dejar embarazada a una mujer otra vez, algunas veces, a la que se hizo practicar el aborto (si es que ha permanecido junto a ella).





Los papás que parecen ser neutrales con respecto al aborto. No importa qué es lo que la mujer decida, ellos la apoyan. Usualmente estos hombres no manifiestan secuelas hasta más tarde en la vida, cuando están listos para ser padres o cuando ya lo han sido y luego sufren la pérdida de un embarazo de su mujer, como, por ejemplo, un aborto espontáneo. La potencia de sus emociones los toman de sorpresa.
Los papás que obligaron a su mujer a decidir abortar o la amenazaron con retirarle su apoyo si no escogían el aborto. Puede que estos hombres no le vuelvan a prestar atención a la pérdida que implica el aborto, a no ser que experimenten una conversión verdaderamente significativa y se hagan responsables. A menudo, estos hombres son narcisistas y continúan en relaciones que sólo sirven para llenar sus necesidades.
Los papás a quienes no les dijeron nada acerca del aborto hasta que éste tuvo lugar. Puede que estos hombres se aflijan inmediatamente y que también luchen interiormente con muchos otros sentimientos, debido a que los dejaron fuera de la decisión.





Los papás que nunca estuvieron seguros de si tuvo lugar el aborto o no, pero que, cuando escuchan hablar de las secuelas del aborto en las mujeres, que hemos descrito, reconocen los síntomas en su ex-esposa. Estos hombres viven con un perpetuo "¿Y qué hubiera pasado si…? Me pregunto si…" Usualmente no hay forma de averiguar si el aborto tuvo lugar o no, si hace mucho tiempo que la ex-esposa se ha apartado de la relación.
Los hombres manifiestan las secuelas del aborto de las siguientes formas:
Furia. Impotencia. Gran preocupación por su esposa y su bienestar. Incapacidad para comunicarse con su esposa acerca de la experiencia de ella y de la suya. Uso y abuso de sustancias (alcohol y drogas).
Comportamientos arriesgados, como, por ejemplo, conducir a alta velocidad o en motocicleta, cabalgar caballos indómitos, lanzarse en paracaídas u otras actividades que desafían la muerte. Aflicción y tristeza. Pensamientos obsesivos acerca del bebé abortado. Pesadillas de alguien o de algo vulnerable sujeto a amenazas y no poder hacer nada para protegerlo. Deseos de tener otro hijo y comportamientos para intentar lograr ese objetivo.
Ideas de suicidio. Este síntoma no es común, pero sí se da, especialmente en los papás que deseaban tener un hijo.





Incapacidad de distinguir los sentimientos que se experimentan, si se estuvo involucrado en más de un aborto. Estos hombres resolverán, a nivel emocional, el trauma del primer aborto, pero negarán tener necesidad de procesar los otros abortos.
Maltrato conyugal. Ello puede darse de hombre a mujer o viceversa. Parece haber una predisposición en las personas que se han involucrado en un aborto a juntarse con miembros del sexo opuesto que han hecho lo mismo. La dinámica que se desarrolla es la siguiente. Ella le recuerda a él a la mujer que abortó a su hijo contra su voluntad, y él le recuerda a ella al hombre que insistía en que ella se hiciese practicar un aborto. A nivel subconsciente, este es el contexto propicio para la ira y el maltrato. Si el hombre y la mujer han permanecido juntos luego del aborto y han tratado este asunto como si no hubiese ocurrido, puede ser que también ellos se maltraten mutuamente.
Algunos hombres parecen convertirse en padres que les dan una crianza excesiva a sus hijos, asumiendo el rol que normalmente le corresponde a la madre, y también se vuelven sobreprotectores de sus hijos.
A veces el hombre exterioriza el trauma Postaborto por medio de comportamientos socialmente destructivos, quemando iglesias, colocando bombas, etc.







Confusión y tristeza por haberse terminado la relación que resultó en el embarazo que fue abortado.
Cuando los hombres, cuyos hijos han sido abortados, logran descubrir lo que les está haciendo sufrir lo identifican con la pérdida de la paternidad.
Vincent Rue, Ph.D., en su artículo "The Effects of Abortion in Men" ("Los efectos del aborto en los hombres"), dice que "los hombres sí se afligen después de un aborto, pero son más propensos a negar su tristeza o a interiorizar sus sentimientos de pérdida, en vez de expresarlos abiertamente…Cuando los hombres sí logran expresar su aflicción, intentan hacerlo de tal manera que su masculinidad no sea puesta en duda por la cultura circundante. En estas circunstancias, los hombres expresan su aflicción por medio de la ira, la agresividad, el control, etc. Después de un aborto, normalmente los hombres expresan su tristeza en privado. Debido a ello, la necesidad de ayuda que estos hombres tienen no es reconocida, ni tampoco reciben respuesta por parte de aquellos que les rodean."





El Dr. Rue continúa diciendo: "Un hombre que está atormentado por la culpa no ama ni acepta ser a amado fácilmente. Su preocupación por su esposa, su auto-negación y sus incontrolables sentimientos de vacío por causa del aborto pueden anular aún las mejores intenciones. La culpabilidad que siente puede hasta impedirle el buscar la compasión, el apoyo y el afecto de los demás. A su vez, se "olvida" de corresponder a dichos sentimientos.

2. Los abuelos


Los padres de una chica o de un chico también pueden sufrir al saber que su nieto ha sido abortado o ha sido víctima de una pérdida. Los abuelos también tienen muchos "ámbitos de involucramiento" en el problema del Postaborto. Puede que ellos mismos hayan obligado a la joven a recurrir al aborto, puede que no hayan sabido nada del aborto hasta después de haber sido practicado o puede que se hayan opuesto al aborto, pero al mismo tiempo hayan apoyado a la chica que abortó.
Manifestaciones:
Tristeza.
Enojo hacia su hija por haber quedado embarazada o por haber tomado la decisión de abortar; enojo hacia el novio de su hija (o la novia de su hijo); enojo hacia los padres del novio de su hija o la novia de su hijo.
Preocupación por su hija o hijo, deseo de componer (cambiar) a su hija o hijo.
Aflicción por la pérdida de su hijo o hija que ellos conocieron y por la pérdida del nieto.
Pérdida de los ilusiones y planes que tenían para la vida de su hijo o hija.
Exteriorización por medio de la acción pro-vida del sufrimiento Postaborto (ello ocurre especialmente en el caso de los abuelos).
Se Preguntan "¿qué fue lo que hicimos mal"?
Culpabilidad, si ellos obligaron a los involucrados a tomar la decisión de abortar o si creen que no lograron darse cuenta de que la chica estaba embarazada.
Herida de generación. El aborto puede haber sido una experiencia en el sistema familiar, es decir, puede ser que la madre, una tía, una abuela o algún otro familiar se haya practicado un aborto.
Puede ser que la propia abuela esté sufriendo la culpa de haberse practicado un aborto o de haber incitado a su práctica para proteger a su esposo de que se supiera lo del embarazo.
Los abuelos (hombres) que hubiesen dado su apoyo se sienten particularmente tristes y algunas veces hasta enojados.
Algunas veces usted va a tratar casos cuyas circunstancias son verdaderamente trágicas, en las que la hija se ha suicidado o en las que sus padres fueron testigos de cómo su vida se tornó trágica y ellos no pudieron hacer nada para impedirlo (drogadicción, severas reacciones psicóticas, desórdenes en la alimentación). Estas personas necesitan mucho apoyo y ayuda para que puedan superar su dolor.

3. Sobrevivientes del aborto



Las personas que han sobrevivido el aborto con que intentaron deshacerse de ellas (abortos fallidos) van a luchar con preguntas de índole existencial durante su vida. Un pequeño estudio indica que puede suceder que los que han sobrevivido un aborto intenten suicidarse con frecuencia durante la fecha del aniversario del aborto fallido.
Puede haber sucedido que algunos sobrevivientes del aborto hayan perdido en él a su hermano gemelo. Estos sobrevivientes sienten una profunda aflicción por haber perdido a su hermano y tienen profundas heridas psicológicas, tanto por causa de ello como del hecho de que atentaron contra su propia vida.
Aquellos sobrevivientes cuyas madres planearon el aborto, pero no llegaron a llevarlo a cabo, pueden llegar a sufrir de un sentimiento de "no pertenecer al mundo". El plan para abortarlo interrumpió el proceso normal del vínculo pre-natal.
Puede ser que algunas personas hayan perdido a varios hermanos por causa del aborto. Cuando se dan a sí mismas el permiso, estas personas expresarán su profunda aflicción por los hermanos que han perdido. Ello normalmente ocurre en la vida adulta.
Aquellas personas que perdieron a sus hermanos a causa del aborto y que ellas mismas fueron objeto de un plan para abortarlas parecen ser propensas, ellas también, a elegir el aborto.

4. Los otros hermanos

Los niños cuyos hermanos fueron abortados, pero que ellos mismos no fueron objeto de un intento fallido de aborto, pueden llegar a manifestar el síndrome del sobreviviente, como en los casos de los niños que han perdido a un hermano a causa del cáncer o de algún accidente.
Estos niños pueden llegar a tener problemas emocionales en torno a la idea de ser los "niños de reemplazo" o los "niños escogidos".
A menudo pueden llegar a experimentar la falta de un vínculo apropiado con su mamá o un cambio en la relación con ella después de haber tenido lugar el aborto.
Algunos niños se dan cuenta intuitivamente de que alguien falta en su familia. Durante la terapia, el niño sobreviviente puede llegar a dibujar a su familia incluyendo al hermano que perdió a causa del aborto o de la pérdida. Cuando se les pregunta a sus padres, éstos confesarán que, efectivamente, han recurrido al aborto o han sufrido una pérdida.
Algunos niños llegan a enterarse de que ha tenido lugar un aborto, ya sea escuchando accidentalmente una conversación de sus padres u otros familiares acerca de ello o por haber sido incluidos en la conversación familiar que se llevó a cabo cuando se tomó la decisión del aborto. Los niños pequeños ven las cosas muy en blanco y negro, y no entienden las sutilezas que los adultos perciben.

5. Víctimas secundarias



Estas son los cónyuges de aquellos que se han practicado un aborto, pero que no han estado involucrados directamente en él. Tienen dificultad para entender el dolor de su cónyuge y para apoyarlo. A menudo se sienten muy confundidos con lo que están experimentando.

6. Amistades de los padres que han abortado



A menudo los amigos son los que el matrimonio consulta acerca del aborto y, por tanto, a los que el matrimonio involucra en él. Puede suceder que estas amistades estén o no de acuerdo con el aborto. Pero en todo caso ellos serán los primeros que se darán cuenta de los cambios que ocurrirán en el comportamiento del matrimonio que ha decidido abortar. Puede ser que estos amigos busquen ayuda para entender qué les ha pasado a este matrimonio amigo suyo.

7. Miembros de la familia extendida


Los hermanos de los padres que abortaron a un hijo pueden llegar a enterarse del aborto y puede ser también que estén muy preocupados por los cambios que observan en sus seres queridos. Puede ser que se pregunten cómo facilitarles la curación de este trauma y también cómo expre-sar su propia aflicción por la pérdida del niño.
Los primos de un niño abortado a veces se dan cuenta de que falta un miembro de la familia. Una vez que se confirma su sospecha, necesitan expresar su aflicción por los niños que han perdido y reconciliarse con el tío o la tía que ha abortado, en caso de que este tío o esta tía sean importantes para ellos. Parece ser que la aflicción se acentúa más en los primitos más pequeños, es decir, en los que estaban más cerca de la edad del niño abortado.

8. Los que proporcionan el aborto


Las personas que practican abortos o que trabajan en el sistema que los proporcionan, experimentan mucha tensión en sus empleos. Durante sus reuniones anuales, se ofrecen seminarios para manejar la tensión. Estas personas tienden a sufrir alcoholismo, a pasar por un divorcio y a tener accidentes. Muchas de ellas también se han practicado abortos.
Las partes que componen el proceso de reconciliación y curación Postaborto
La secuencia de los pasos que presentamos a continuación no es fija. Cada mujer es diferente en la manera en que se manifiesta durante el proceso de reconciliación y curación Postaborto. Algunas mujeres habrán comenzado ellas mismas este proceso o el mismo habrá comenzado durante unas sesiones de terapia psicológica. Otras mujeres no habrán comenzado del todo. Cuando usted hable con una mujer que ha abortado, es muy importante que usted le deje saber que sus reacciones son de aflicción y que éstas son normales. A menudo, estas mujeres saben instintivamente qué se necesita hacer, pero necesitan también que usted se lo diga y que les proporcione cierta dirección. Es imperativo que usted recuerde siempre que a este tipo de aflicción no se le ha dado el debido reconocimiento y que estas mujeres pueden haber desarrollado una tristeza complicada.
La mujer que ha abortado debe contar su historia, con todo su dolor y enojo. Puede que tenga que hacer esto más de una vez. Recuerde que la persona que está deprimida probablemente tenga una carga de enojo que ha sido reprimida. Puede ser también que se haya sentido abandonada por sus seres queridos durante la experiencia del aborto, comenzando con el padre del bebé y siguiendo con su propia familia nuclear. Usted tiene que darle permiso para que ella explore su ira en la medida en que usted trabaja con ella. Ella no se siente con derecho a estar enojada. La ira que no se resuelve impedirá la curación.
En el sentido correcto de la frase, la mujer que ha abortado debe ponerle fin a su relación con el niño o los niños que ha abortado, es decir, ella debe despedirse de ese niño o de esos niños. (Como veremos a continuación, al menos para las creyentes, no se trata de una despedida para siempre.)
-- Se le debe animar a expresar su tristeza por la pérdida que ha sufrido. Recuerde que pueden haber ocurrido varias pérdidas, no sólo por haber ocurrido más de un embarazo, sino también por la pérdida del padre de la criatura o de las criaturas.
-- Ayúdele a reconocer lo especial que es el niño que ha perdido y el sentido que ese embarazo tiene para ella. Recuerde que especialmente el primer embarazo constituye un momento profundo de transición para la mujer. La pérdida de esa experiencia puede tener efectos duraderos.
-- Anímela a ponerle un nombre a su bebé. Si es cristiana, quizás deba rezar con ella una oración de compromiso con Dios.
-- Anímela también a escribir una carta a su bebé abortado, para que le diga todas las cosas que ella necesita decirle. Ello puede incluir el pedirle perdón al bebé y, quizás, el perdonar a su bebé por venir en un momento "inconveniente" [no se trata, evidentemente, de un perdón moral, sino psicológico, que más bien se refiere a la mujer que al bebé, en el sentido de que ella acepta ahora la "inconveniencia" de la venida de su bebé].
-- Ayúdela a expresar la aflicción por su pérdida por medio de un rito, utilizando para ello objetos simbólicos, como, por ejemplo, retratos de bebés, ropita, etc. --cualquier cosa que sea significativa para ella en el sentido de hacer que el bebé abortado se haga más concreto. Según su sistema de creencias, puede ser apropiado llevar a cabo un rito para "dejar ir" a su bebé, como, por ejemplo, un rito de funeral. Ella puede usar la carta ya mencionada durante ese rito. Puede ser que ella quiera comprar un objeto para quedarse con él como recuerdo del bebé, como, por ejemplo, una estatua, un arbusto, etc. Si tiene el talento, ella podría escribir una canción, un poema o crear una obra de arte que se convierta en parte de su rito de curación.
Cuando ella cuente su historia, necesita que se le dé permiso para sentir su enojo. A medida que avanza en su proceso de curación, hágale comprender suavemente que para que ella se libere de verdad, necesita perdonar a los que fueron responsables del aborto y estuvieron involucrados en él. Ello es un acto de su voluntad. Si ella es cristiana, usted tendría que hablarle de la gracia del perdón y de la necesidad de implorar a Dios esa gracia. Al perdonar a otros ella llegará a comprender para sí misma lo que significa el perdón.
Ella debe llegar a aceptar el perdón de Dios y, durante este proceso, necesita escucharle a usted hablar a menudo de Su misericordia y de Su amor. Las mujeres que han pasado por este proceso lo han descrito como una experiencia de herida en el alma.
Ella debe llegar a perdonarse a sí misma. El auto-perdonarse consiste en suspender el juicio a uno mismo y en caminar libremente por la senda del perdón que Dios nos ha otorgado. (Si ella es una víctima del abuso sexual, el auto-perdonarse le será difícil debido a que en la experiencia del aborto ella cruzó mentalmente de ser una víctima a ser una victimaria.)
Después de experimentar la curación, muchas mujeres desean involucrarse en alguna actividad que les permita colocar de nuevo y de alguna manera un poco energía vivificante en este mundo. Ayúdela a elegir el medio apropiado para lograrlo. Ella necesita determinar qué es lo apropiado para ella en este momento de su vida.
Las preguntas claves que una mujer que lucha con sus sentimientos después de un aborto necesita responderse son las siguientes: ¿Me podrá perdonar mi hijo? ¿Me podrá perdonar Dios? ¿Me podré perdonar a mí misma? Para resolver el trauma Postaborto, ella necesita llegar a conocer las respuestas a estas preguntas. Además, necesita saber dónde está el niño, con quién está y si está bien. Estas son las preguntas que se encuentran en el corazón de una madre. El proceso de curación le restaura a ella el corazón materno. Su sentido de maternidad fue truncado en esta experiencia del aborto. Al terminar el proceso de curación y reconciliación, es bueno recordarle que habrá momentos en que ella se sentirá triste al pensar en su hijo. Ello es normal. No significa que no se ha curado. Al contrario, esas lágrimas serán un signo de su curación. Una madre nunca olvida al hijo de su corazón.
Por favor, tenga en cuenta que tratará a mujeres de diferentes culturas, religiones y orígenes étnicos. Las mujeres afro-estadounidenses, por ejemplo, quizás tengan que pasar por un ciclo extra de curación, debido a que otras mujeres en su familia considerarán que el aborto que ella se hizo practicar fue un rechazo significativo de su amor y de su apoyo.
A la mujer judía podrá dificultársele el proceso de expresar su aflicción por la pérdida de su hijo, debido a que en su ámbito cultural y espiritual no se valora al niño no nacido de la misma manera que al niño que ya ha nacido o a la persona que ha tenido una larga vida. Ello le dificultará el cerrar el componente espiritual de su proceso de curación. Ella podría necesitar la compañía de una mujer no judía durante su rito de despedida.
La mujer hispana puede carecer del apoyo para su curación de parte de su comunidad cultural, tanto de parte de otras mujeres, debido a que su contexto cultural considera que el aborto es algo horrendo, como de parte del padre de la criatura, debido a que ella pudiera convertirse en víctima del abuso físico o emocional, si él llega a enterarse. También ocurre que los hombres hispanos simplemente no forman parte de "las cosas de las mujeres". Por otro lado, sin embargo, la mujer hispana puede haber comenzado muy rápidamente a enfrentarse a la herida espiritual que el aborto le ha causado en la medida en que ella la percibe, si es católica.


El Proyecto Raquel da esperanza


El aborto causa gran desesperación no sólo en las mujeres sino en
cualquiera que esté involucrado.
El proyecto de Raquel da apoyo
después de un aborto y es dirigido por cada diócesis con la total
bendición del obispo local. Ayuda a cualquiera que necesite ayuda, sin
importar su confesión. Está compuesto por una red de sacerdotes,
confesores, diáconos especializados, profesionales en salud mental y
cuidadores como las hermanas católicas que acompañan mujeres y
hombres, que han estado involucrados en abortos, a través de un
proceso de curación. El proyecto de Raquel fue fundado en 1984 en
Milwaukee, Wisconsin, por Victoria Thorn
que explica la esencia
del proyecto:

"El corazón del Proyecto de Raquel es el sacramento de la
reconciliación.
Es una respuesta integral. No sólo reconocemos que
existe una herida espiritual, sino también reconocemos que existe una
herida humana. La mujer ha perdido un hijo de manera
traumática y antinatural". "La caricia de Dios las ayudará a
sanar. Es interesante también que las mujeres dicen, sabes, nunca
abortaría de nuevo. Es decir, esto ha sido lo peor de mi vida. Pero mi
relación con Dios es mejor que nunca porque conocí, conocí a mi
Salvador. Y no me ha abandonado. Y esa fe continua creciendo".


Los defensores del supuesto derecho al aborto han difundido, con mayor o menor éxito, la imagen de la Iglesia Católica como enemiga del proceso de liberación de la mujer. Sin embargo, la Iglesia no sólo quiere proteger la vida de los no nacidos; también quiere ofrecer el perdón y la sanación a todas las personas que arrastran el sufrimiento de haber abortado, sea voluntariamente o bajo presión, con conocimiento o desde la ignorancia.



El 40% de las mujeres que han recurrido al aborto, ha pensado en suicidarse. La incidencia del suicidio que se da entre ellas es entre seis y siete veces mayor que la de las mujeres que dan a luz. El 80% sufre síntomas depresivos. El 40% sufren trastornos de la sexualidad. El 60%, alteraciones de la conducta y el 70%, irritabilidad…

El nombre de este proyecto está tomado de un pasaje de la Biblia, del profeta Jeremías: “Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven. Dice el Señor: Deja ya tus lamentos de tristeza, enjuga las lágrimas de tus ojos. El dolor que has sembrado tendrá su recompensa (…) Hay esperanza en tu futuro, dice el Señor” (Jeremías 31, 15-17).


Reconciliarse con la vida




El feminismo radical ha hecho creer a muchos que la promoción de la mujer pasa por la liberación de ésta, de su excesiva vinculación a su maternidad. Desde este presupuesto, no es de extrañar que el derecho a la vida del “nasciturus” y la reivindicación por la realización de la mujer, se hayan presentado en conflicto: “¡Este embarazo me trunca la vida!”.
La realidad es bien distinta: la madre no necesita menos a su hijo, de lo que el hijo necesita a su madre. El drama del aborto alcanza su culmen cuando la madre -que de ordinario, suele tener una sensibilidad muy superior a la del padre- llega a percatarse de que su felicidad “murió” junto con su hijo.
El “Proyecto Raquel” es una apuesta por la posibilidad de sanación de nuestras heridas… Para llegar a perdonarnos a nosotros mismos por los errores cometidos, es necesario primero pedir perdón a Dios, autor de la vida; y, ¡también! pedir perdón a ese hijo a quien agredimos injustamente, y que desde el seno de Dios, intercede por la conversión y sanación de sus padres. Es una cuestión crucial. Se trata de reconciliarse con la “vida”, desde la experiencia que supone afrontar lo que pasó, pero desde la oportunidad de experimentar la misericordia infinita de Dios, y poder ser artífices de un nuevo modo de mirar la vida. El siervo de Dios, Juan Pablo II, lo expresó maravillosamente en su encíclica Evangelium Vitae (nº 99):
“Una reflexión especial quisiera tener para vosotras, mujeres que habéis recurrido al aborto. La Iglesia sabe cuántos condicionamientos pueden haber influido en vuestra decisión, y no duda de que en muchos casos se ha tratado de una decisión dolorosa e incluso dramática. Probablemente la herida aún no ha cicatrizado en vuestro interior. Es verdad que lo sucedido fue y sigue siendo profundamente injusto. Sin embargo, no os dejéis vencer por el desánimo y no abandonéis la esperanza. Antes bien, comprended lo ocurrido e interpretadlo en su verdad. Si aún no lo habéis hecho, abríos con humildad y confianza al arrepentimiento: el Padre de toda misericordia os espera para ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la Reconciliación. Os daréis cuenta de que nada está perdido y podréis pedir perdón también a vuestro hijo que ahora vive en el Señor. Ayudadas por el consejo y la cercanía de personas amigas y competentes, podréis estar con vuestro doloroso testimonio entre los defensores más elocuentes del derecho de todos a la vida”.


José Ignacio Munilla, obispo de Palencia








El documento El Evangelio de la Vida, del Papa Juan Pablo II, les habla a sus heridas de una forma hermosa y muy pastoral, asegurándoles que su sufrimiento tiene sentido. (no. 99).
Algunas tradiciones religiosas no pueden decir con certeza que el niño abortado está con Dios. De manera que este aspecto tendrá que ser tratado con un líder religioso de la iglesia a la que estas mujeres pertenecen. Por favor, sepa que es importante que usted la anime a trabajar en los componentes espirituales del proceso de curación con un líder de su tradición religiosa. Si usted no se siente cómoda haciendo esto con ella, invítela a buscar a alguien con quien completar este aspecto del proceso. Nuestra oficina le ayudará a usted en ello en todo lo que esté a nuestro alcance.
Vicki Thorn es la Directora Ejecutiva de la National Office of Post-Abortion Reconciliation & Healing (Oficina Nacional de Reconciliación y Curación Postaborto) P.O. Box 07477, Milwaukee, WI 53207-0477 USA. Tel: (414) 483-4141 Internet: http://www.mu.edu/rachel/index.html.






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♥Consagración a la Virgen María

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CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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