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jueves, 24 de septiembre de 2015

La biología está contra el aborto

Por: Miguel del Pino Luengo | Biólogo y Catedrático de Ciencias Naturales | España

La batalla de los sexos
Cuando se forma una pareja reproductora en cualquier especie dotada de mecanismos de cortejo y apareamiento cada uno de los individuos, que por lo general no están emparentados genéticamente entre sí, va a emprender una aventura en la que cada uno aportará el cincuenta por ciento de los genes de su futura descendencia. No cabe duda de que el esfuerzo femenino será superior al masculino, toda vez que a aquél corresponde no sólo la fecundación, sino también la gestación o al menos la ovoposición, así como buena parte de los cuidados de las crías.
Podría pensarse que cada miembro de la pareja tratará de multiplicar los esfuerzos para aparearse el mayor número posible de veces, incluso con otros miembros de la especie: habría entonces una tendencia a la promiscuidad que, en muchas ocasiones es frenada por la necesidad de mantenerse unidos para conseguir la supervivencia de las crías. La lucha entre el instinto promiscuo y la necesidad de establecer relaciones estables sin “cuernos”, valga el vulgarismo, ha sido definida por Trivers como “Batalla de los sexos”
Los reproductores
No todos los miembros de la especie pueden llegar a la condición de reproductores. En primer lugar hay que ser capaz de encontrar pareja, cortejarla y “convencerla” para acceder al apareamiento. Nuestra especie no escapa a estas reglas básicas del juego, pero en muy numerosas ocasiones la formación de la pareja, el cortejo, el apareamiento y el embarazo se producen en condiciones extraordinariamente positivas desde el punto de vista biológico, pero con un gran desfase con otros condicionantes sociológicos, económicos o psicológicos. Muchas gestaciones ocurren en mujeres jóvenes, en pletóricas circunstancias vitales y con padres en situaciones parecidas. Todo está en marcha para que los miembros de la pareja consigan, a veces de manera muy precoz, superar la prueba de traspasar el cincuenta por ciento de sus genes a la generación siguiente, pero nuestra especie ha descubierto la forma de actuar contra su propio feto. Más de cien mil veces al año en nuestro país el embrión termina siendo abortado.
El aborto
La Biología no juega con eufemismos ni disimula la realidad: nada de “interrupción voluntaria del embarazo”. La expresión correcta es muerte provocada del feto, es decir, aborto.
Incluso desde el más estricto punto de vista científico es necesario reconocer que nos encontramos ante un polígono de numerosas aristas y que muchas de ellas reflejan situaciones extraordinariamente dolorosas para la madre gestante que toma la decisión de abortar. No entremos en ellas porque pretendemos no abandonar el terreno de la biología, y en el mismo debemos reconocer el aborto como algo extraordinariamente aberrante e imprevisible en los caminos de la evolución.
Cuando dos miembros reproductores de nuestra especie están a punto de conseguir el mayor éxito que puede alcanzar un individuo, desde el punto de vista biológico, durante su ciclo vital, el traspaso de sus genes a la generación siguiente, al menos uno de ellos, la madre, lamentablemente presionada por mil circunstancias, extrabiológicas casi todas ellas, decide dar el paso atrás y negarse a sí misma la perpetuación de los genes implicados en el costoso proceso de la gestación.
Volvamos a recordar que la madre invierte muchos más recursos biológicos que el padre y que ella es por tanto quien más arriesga y quien resulta más perjudicada. Tras un aborto es muy posible que las circunstancias de su vida le proporcionen nuevas oportunidades de maternidad, pero en el futuro tendrá que volver a hacer una nueva inversión muy costosa para llegar al punto en que perdió al hijo que esperaba. Las “cicatrices” psicológicas pueden ser aún más dolorosas que las somáticas, de manera que en el aborto la frustrada madre sufre siempre una batería de dolorosas secuelas
Aborto, Biología y Selección
A riesgo de sorprender a los lectores digamos que no es nuestra especie la única capaz de provocarse el aborto. El llamado “Efecto Bruce” se refiere a sustancias hormonales producidas por algunos ratones que pueden inducir a la hembra a abortar, pero sólo si sus embriones proceden de machos diferentes al que fue su compañero durante el apareamiento. Un brutal mecanismo anti-promiscuidad que evita que machos excesivamente crédulos puedan implicarse en la crianza de camadas que han sido fecundadas por machos que han aprovechado un descuido suyo. La Biología presenta ejemplos verdaderamente curiosos, como esta “venganza del macho engañado”.
En cualquier caso el aborto implica un importante castigo genético para quienes lo practican, tanto a nivel individual como colectivo, ya que quienes hacen bandera ideológica de su apología quizá no han llegado a reflexionar sobre la disminución del poder de traspaso de sus genes , como patrimonio de quienes comparten su forma de pensar o sus consignas, a las siguientes generaciones.
Si la “madre Biología” pudiera pensar y expresarse, seguramente exclamaría ¡Están locos estos humanos!

Via: 

martes, 24 de enero de 2012

►Diálogo entre madre e hija: La sexualidad


En una época dónde hablar de sexualidad parece lo más natural, ¿por que no hablar con tu hija de lo que significa el respeto al propio cuerpo?

“Si la educación de la sexualidad toca lo más íntimo de la persona humana, entonces, debe ofrecerse de manera delicada, oportuna y gradual, a niños, adolescentes y jóvenes, preferentemente en el ámbito familiar, tendiendo siempre a la formación integral de la persona.”

- José Antonio López Ortega


Hoy, muchas ideas alrededor de la sexualidad parecen tan “modernas” y naturales, que pueden hacer dudar sobre los propios principios y convicciones. Y si a ti como adulta se te hace difícil, imagínate las enormes cataratas a las que deben enfrentarse tus hijas adolescentes. Hablarles de virginidad, “hoy” que todo es tan moderno y ligero, no es nada sencillo. Es un verdadero trabajo y debes hacer uso de tu ingenio como madre, para lograr hundir en ellas la decisión de permanecer limpias y puras hasta que el momento del matrimonio llegue.

Entonces, ¿Cómo hablarle a tu hija de la virginidad en esta época tan cargada de sensualidad y modas ajustadas? ¿Cómo responderle y estar preparada con argumentos inteligentes que la harán pensar y decidirse a tener el coraje de conservarse virgen? Y ¿qué es ser virgen?, ¿cómo afecta a la psiquis y espiritualidad de una mujer el que se conserve toda pura hasta el momento de ser esposa? Sin lugar a dudas amiga, si eres madre de una niña o varias llegará el momento en que este tema tendrá que ser tratado con armas, seguridad y confianza con tus hijas.

El descubrimiento de la propia sexualidad

“Mamá, acabo de conocer al hombre que será el amor de mi vida!

Lo primero que como mamá te pasara por la cabeza será: ¡Dios mío no puedo dejar sola a esta niña! Tú ya sabes de lo que hablo, pues fuiste joven una vez y te enamoraste perdidamente. Y cuando se tiene apenas 15 o 16 años se quiere saber y experimentar todo, y la imaginación anda muy despierta. Por eso es muy importante que hables con tu hija y le digas que debe enfrentar con ese primer amor. Debes ser muy delicada y comprensiva para abordar el tema y hacerle reflexionar en los siguientes consejos:

- Ese chico podrá estar enamorado de ti, pero recuerda que cada vez que se despida, observará la forma en que te das tu lugar y hasta donde le permites llegar. Los besos, abrazos y caricias pueden hablar bien o mal de tu persona.

- Recuerda hija, que eres muy joven y estas descubriendo tu propia intimidad, y las emociones hasta hoy desconocidas para ti a través de los encuentros que vas teniendo con él. Todo lo que sientes, es natural y forma parte de descubrirse así misma. Todo esto que es tan hermoso y lleno de ilusiones esta en tu naturaleza, ahora, en tus manos quedará decidir hasta donde quieres llegar, y sobre todo, hacer valer tu dignidad de mujer y el respeto que te debes a ti misma.

- El ser novia también significa ser amiga. Vive con ilusión este ideal y recuerda que tu noviazgo será valioso cuando, además de la atracción física que sientan, nazca esa amistad sólida y fecunda que marca los amores verdaderos.


Imaginando un diálogo amoroso con tu hija: El propio respeto

“¿Te has enamorado?…Entonces llegó la hora de decidirte por conservar siempre la seguridad y el respeto hacia ti misma”

Estar enamorada, incluye también, alcanzar la madurez de una mujer joven para no dejarse llevar por las pasiones y los instintos. ¿Qué es el respeto a ti misma? Sobre todo, es tener la capacidad de apreciarte como una joya valiosa; como una obra humana de extraordinario valor. Un valor tan grande tienes y un lugar tan especial mereces en la vida de tu gran amor, que serás lo suficientemente inteligente para cuidarte, para proteger tu inocencia, para no querer probar los momentos reservados para el matrimonio antes de tiempo. No sé como explicártelo, pero es tan hermoso y vale tanto la pena saber esperar.

Si te tienes verdadero respeto, comprenderás lo valioso que es tu cuerpo como mujer joven, reflexionarás profundamente en tu corazón cada uno de tus actos. Verás a través de esta emoción que te llena el alma, el nacimiento de un verdadero sueño de amor, pues comenzarás a proyectarte hacia el futuro. Y ¿que hay en ese futuro?: la fundación de tu propia familia, motor de la sociedad. Imagínate en la responsabilidad que más adelante tendrás como esposa y madre. ¿No vale la pena entonces pensar muy bien, antes de hacer algo que más adelante puede costarte muchas lágrimas?

Cuando estas enamorada se ponen a prueba tus convicciones, tu fuerza de mujer joven y tu fortaleza, pues primero tienes que aprender a amar con tu inteligencia. Es la escuela de la prudencia. Nada de carreras,. El primer amor te permite ir descubriendo a la mujer recién estrenada en ti, caracterizado por ese impulso o instinto natural que todos tenemos. Es una oportunidad para conocer el amor y como se aprende a dominar el propio instinto; una oportunidad para hacer una experiencia de vida y ser más fuerte e íntegra, siendo siempre pura.


El Diálogo sigue…: La relación con el sexo opuesto

¿Te imaginas? – El, ¡se ha fijado en mí!

Hay tanto que descubrir y aprender cuando por primera vez se produce un encuentro sentimental con un chico. Es muy importante, que vigiles como te comportas y hasta coqueteas, la ropa que te pones y los lugares a los que asistirás con ese amor tan especial. No provoques situaciones en las que te veras obligada a defender tu pudor o a poner un alto a las manifestaciones de cariño. No llegues al punto en que corres el peligro de olvidarte de ti y caer en una trampa de la que no podrás escapar.

Recuerda amiga, que cuando “ligas”, “amarras” o andas con alguien, ese chico no solo vera tu cara bonita o tu cuerpo (si es que te toma en serio, te respeta y te aprecia como persona). Ese chico observará tus valores y tus convicciones. Si tu piensas en él como tu futuro esposo, el podrá ver en ti a su futura esposa. Y ¿qué quiere un hombre? Sobre todo una mujer inteligente y pura. Una chica que no ha sido “maleada”. Una joven de la que se pueda sentir verdaderamente seguro y orgulloso tanto como para presentarla a sus padres y sus amistades. ¿No es lo mismo a lo que tu aspiras?

En la relación con el sexo opuesto aprenderás mucho sobre ti. Te ejercitarás en ser una mujer de carácter, pues tal vez alguna vez te pedirán una prueba de amor. ¿Qué es exactamente? Es por libre voluntad, renunciar a tu corona. Es decir si a un acto que lejos de darte la felicidad, te hará menospreciar tu dignidad de mujer . Es renunciar a un valor que has defendido desde muy niña. Tu propia virginidad. Piensa bien entonces si querrás dar un paso adelante y cinco para atrás.

Hablemos de la Virginidad

“La relación del ser humano con Dios da pleno significado a la idea de la virginidad”. Juan Pablo II.

“Empecemos explicando el concepto de lo que significa ser “virgen”, a partir de las enseñanzas de Juan Pablo II. Virgen quiere decir “intacto desde el punto de vista sexual”. Esto se aplica tanto al hombre como a la mujer. (Amor y responsabilidad). Pero este hecho toca sobre todo la estructura fisiológica de la mujer. ¿Por qué? Para los hombres la mujer es ese ser que quiere protegerse y cuidarse cuando hay virtud en ella. Cuando desde el interior se ha decidido a abrazar una forma de ser y moverse en el mundo. Frases como: “Quiero permanecer pura hasta el momento de casarme”, “Quiero pertenecer a un solo hombre” o “Me importa sobre todas las cosas llegar virgen al matrimonio”, puedes reflexionarlas y hacerlas tuyas, de esta manera, conducirás tu vida sabiendo la profundidad de su significado y la bondad que encierran para tu vida.

Pero, ¿cuál es la razón por excelencia que tendrás para cumplir estos deseos?, ¿cuál será la razón que te empuje y sostenga para llegar hasta el final? Es decir, para llegar al matrimonio siendo virgen. La respuesta esta, amiga, en que esa continencia o virginidad debe de ir unida a una única opción: “el reino de los cielos”. Tu amor y aspiración verdadera por llegar a ser la y luz del mundo. Algo que Su Santidad Juan Pablo II pidió en su último encuentro de jóvenes en Canadá.

¿Qué tendrás que enfrentar?

Que la virginidad (la pureza, la inocencia, la limpieza, el pudor) es algo que esta en la mente y no en una membrana, que es lo que gran cantidad de mujeres tristemente creen. ¿Qué significa esto? Ignorancia sobre la propia naturaleza femenina. Muchas piensan que es importante descubrir por sí mismas lo que deben hacer o no con su cuerpo. – Mamá-, se escucha en boca de muchas jovencitas, – déjame a mí misma que lo descubra. Descubrir ¿qué? ¿Lo que destruye tu propia dignidad? Hay un momento para todo debajo del cielo, nos habla Eclesiastés 3

La famosa prueba de amor, me parece necesario repetirlo, es otra verdad a la que todas las jóvenes se enfrentarán tarde o temprano en su vida. Por eso es muy importante que escuches a tu madre, y sigas las pautas para llevar una buena relación con el sexo opuesto. Una relación que te nutrirá como mujer y te hará descubrir tu capacidad para amar, pero también tu voluntad para defender tus propios valores y convicciones. Me parece que aquí lo importante será, cuan sólida sea tu relación con Dios y el lugar que ocupan en tu corazón Jesucristo y su Madre Santísima. Si estas totalmente consciente y convencida de que la única y sobrenatural razón que te sostiene para conservarte virgen hasta que llegue el momento de casarse, es tu amor por su Jesús, entonces sabrás ser fuerte.

Los adultos comprendemos que a veces siendo muy joven ese seguimiento es difícil, pero recuerda que hubo una Santa María Goretti, que prefirió perder su vida a perder su virginidad. Que Catalina de Siena tenía sólo 15 años cuando se entrego a Dios y que Santa Teresita de Jesús ya era Santa a los 20.

¿Quieres ejemplos de mujeres de hoy? Fíjate muy bien en las jóvenes Consagradas de los Legionarios de Cristo, las Numerarias del Opus Dei, o aquellas que entran a las ordenes de claustro como El Carmelo. Miles, millones de mujeres jóvenes como tu, ofrecen su virginidad a Dios para renovar y redescubrir a la sociedad los verdaderos valores que te hacen llegar a ser mujer de temple.

La virginidad no es una renuncia, sino la decisión de seguir un camino: el de Cristo y sus enseñanzas. La alegría y aceptación de no saltar las etapas, sino esperar el momento en que llegará el quien será tu esposo.

La Custodia de tu virginidad

“La virginidad de la más perfecta de las criaturas encierra un mensaje importante para las mujeres de todos los tiempos: la satisfacción del sexo no pertenece a la perfección de la persona”. Antonio Orozco (Mirar a María)

Si, la conoces desde muy niña. Incluso, tal vez antes de nacer fuiste consagrada a ella. ¿Sabes a quien me refiero? La llamamos la “Virgen María” . Fue voluntad de Dios que su madre fuera virgen, imagínate pues si para Dios la virginidad no será un altísimo valor.
La virginidad o continencia verdaderamente representativa de la entrega total a Dios (no necesariamente debes ser religiosa o seglar consagrada) es la que la mujer vive precisamente como respuesta generosa, como entrega total de cuerpo y alma a Dios, a una llamada divina específica: Crecer en deseos de ser santa mientras ese momento llegue.

Por lo tanto, te conservas virgen, no porque mamá o papá te obliguen. Decides ser virgen como una respuesta de amor a tu Creador. Como una actitud nueva y característica de una generación que se debate entre el sentir y el ser; entre buscar el placer y vivir dignamente como hijas de Dios.

Quiero y decido ser una chica que ha descubierto el don de su sexualidad; buscando hacer “una diferencia enorme” en un mundo que se despedaza por falta de mujeres que aspiren a la vocación de un amor que construye y levanta una cultura diferente. ¡Si quiero ser sal y luz del mundo!

Imagínate si lo haces de la mano de tu amiga, consejera, consoladora, escudo, Trono de la Sabiduría, Arca de la Alianza, Estrella de la mañana, Nuestra Virgen Santa María. ¡Oh cuán lejos llegarás! ¡Que modelo de mujer, esposa y madre serás!

SheilaMorataya-Fleishman 


martes, 2 de agosto de 2011

Argentina: la Iglesia defiende la Dignidad del Ser Humano



En la semana del 43° aniversario de la promulgación de la profética encíclica Humanae vitae de S. S. Pablo VI, Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata (Argentina), en su reflexión televisiva semanal, en el programa Claves para un Mundo Mejor, se refirió a algunas consecuencias del paradigma sexo sin concepción-concepción sin sexo (1).


Texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer 
(30-07-11)

En la década de 1960 se comenzó a desarrollar lo que dio en llamarse “la revolución sexual” y el punto de partida, en ese momento por lo menos, fue la difusión de la píldora anticonceptiva. Fue una difusión de carácter masivo que con el tiempo cambió aspectos fundamentales de la vida conyugal y que se trasladó también al orden cultural y a la valoración de la sexualidad.

La característica de esa primera “revolución sexual” fue la escisión entre el significado unitivo y el significado procreativo del acto conyugal, que entonces pudo concretarse fácilmente”.

Podríamos decir, en términos vulgares, que se promovió como pauta de conducta “sexo sí, hijos no”. Esta caracterización puede parecer grotesca, pero corresponde a la realidad, ya que una de las consecuencias principales, que había sido vislumbrada por el Magisterio de la Iglesia, sobre todo por la Encíclica Humanae Vitae de Paulo VI, fue el problema demográfico desatado en muchos países del mundo en los cuales se invirtió la pirámide de la población”.

El caso más característico se da en los países de Europa Occidental. He leído hace poco una proporción que parece alarmante: antes cuatro jóvenes trabajaban para sostener la jubilación de un anciano pero hoy día la jubilación de cuatro ancianos recae sobre el trabajo de un joven. Quiere decir que en el futuro, un futuro que se ha hecho presente en muchos lugares, va a ser imposible sostener un sistema de seguridad social, especialmente un sistema de pensiones tal como lo teníamos registrado en el occidente moderno.

Pero ocurre que “la revolución sexual” continúa alterando comportamientos y también acelerando la aplicación de nuevas técnicas a ese orden tan íntimo de la vida humana.

En los años ’90 se inició otra etapa con el desarrollo de las técnicas de procreación artificial. Con ellas se hace posible reemplazar el ámbito propio en que debe producirse la transmisión de la vida humana por un acto técnico, por un procedimiento artificial producido mediante una manipulación de las fuentes de la vida”.

Desde el punto de vista ético hay que destacar que se ha producido una alteración gravísima de la transmisión de la vida humana, al desplazarla del ámbito natural en que corresponde verificarse, una de las consecuencias principales, en la que no se repara, es la cantidad de embriones que se pierden para que uno prospere y nazca un niño. Una estadística reciente muestra que, en Europa, 9,6 embriones se pierden para que nazca un niño a través de aquellos artificios.

Otro elemento negativo es la crioconservación de los embriones “sobrantes”, como si fueran meros objetos biológicos. Se dejan “niñitos” en el congelador. Digo intencionalmente “niñitos”, aunque resulte chocante, pues el embrión humano posee, como es sabido, la identidad genética propia de una persona. En el mejor de los casos, se los reserva para otra oportunidad. En muchos países no se sabe qué hacer con ellos y ya se han suscitado en relación con los mismos serios problemas jurídicos. ¿Cuántos embriones congelados hay en la Argentina?.

A propósito de “sexo sí, hijos no” de la etapa anterior se ha sumado el otro extremo: “hijos sí, sin sexo”, otra variante del descalabro antropológico. El hijo ya no es un don, fruto del amor, sino objeto de deseo y de producción. Esta aplicación técnica a la naturaleza de la procreación humana abre paso a otras perspectivas alucinantes: bancos de óvulos y de esperma a los que se recurre para el caso de fecundación heteróloga (cuando ya no se trata de gametos de marido y mujer) y de las parejas homosexuales que aspiran a “fabricar” un hijo; alquiler de vientres (que eufemísticamente se llama maternidad subrogada); posibilidad de elegir a gusto las características del hijo. En algunos países tiene vigencia el diagnóstico preimplantatorio: se elige el embrión que parece más apto y se descarta a los demás, sobre todo si puede presumirse una futura discapacidad.

Muchos critican a la Iglesia porque consideran que la posición del Magisterio es retrógrada y que no se pone a tono con las posibilidades que ofrece la ciencia. Pero lo que la Iglesia mira y defiende siempre es la dignidad del ser humano, que comienza por el modo de ser concebido, según el orden natural. Su alteración trae consecuencias espeluznantes. Es necesario reflexionar sobre estas cosas para que no juzguemos de ellas en términos puramente sentimentales. Debemos considerar con respeto la aspiración de un matrimonio a tener un hijo (aspiración que no es un derecho), pero cuanto está en juego la sacralidad de la vida humana y la dignidad de su transmisión hay que pensar con la cabeza y poner en juego el sentido común.


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(1) Este paradigma fue enunciado en 1974, por Joseph Fletcher, uno de los padres de la fecundación extracorpórea, en su libro Ética del control genético. Fletcher desarrolla su teoría a partir de la afirmación “tenemos la obligación moral de controlar la calidad y la cantidad de los bebés que traemos al mundo”. Vid. Fletcher, J., Ética del control genético, La Aurora, Buenos Aires 1978, pp. 206-207; vid. también Sanahuja, J. C., El Desarrollo Sustentable. La nueva ética internacional, Ed. Vortice, Buenos Aires 2003, pp. 57-60



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CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

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"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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