Trabaja en la educación y predicación en 47 países del mundo.
Un incansable buscador de la Verdad. Así podría describirse al santo africano del siglo IV, Agustín de Tagaste (actual Argelia), inspirador de la Orden de San Agustín.
Cuando a los 36 años este inquieto profesor de retórica da “un salto sin vacilación” a la fe en Cristo y su Iglesia, el poderoso Imperio Romano comenzaba a desmoronarse. El cristianismo sufría la amenaza constante de división interna y los embates de diversas sectas.
Es en este escenario histórico en el que Agustín (354-430 DC) descubre el sabor de la oración contemplativa y el estudio de la Biblia. Y aunque su ideal era vivir como laico consagrado dentro de la comunidad monacal fundada por él mismo, acepta la Voluntad de Dios y recibe el Orden Sacerdotal y el cargo de Obispo de la Provincia de Hipona (norte de África).
Verdadero guía y reconocido predicador, Agustín difunde su espiritualidad en una vasta obra escrita que ilumina hasta nuestros días sus reflexiones sobre Dios y el hombre. Sus seguidores introdujeron este particular estilo de vida eremítica comunitaria en Europa, el cual fue adoptado por una multitud de agrupaciones de hombres y mujeres que decidían conocer y transmitir la Palabra de Dios a tiempo completo.
La imparable proliferación de grupos ermitaños hacia mediados del siglo 13, llevó al Papa Alejandro IV a consolidar la unión de éstos bajo la Regla de San Agustín.
La nueva Orden asimiló también los postulados del movimiento mendicante que aparece con gran fuerza hacia fines de la Edad Media para defender a la Iglesia de las herejías y enfrentar los nuevos retos de la cambiante sociedad.
Los agustinianos reconocen así su doble dimensión de identidad: la personal, que no es más que una inquieta búsqueda de la Verdad por el camino de la interioridad para llegar a la trascendencia; y la comunitaria, que se concreta en la revisión de la experiencia de Dios en la fraternidad y la caridad.
Hoy, la Orden de San Agustín trabaja en la educación y predicación en 47 países del mundo y mantiene vivo el espíritu del sabio de Hipona a través de su página http://www.agustinos-es.org/
Un incansable buscador de la Verdad. Así podría describirse al santo africano del siglo IV, Agustín de Tagaste (actual Argelia), inspirador de la Orden de San Agustín.
Cuando a los 36 años este inquieto profesor de retórica da “un salto sin vacilación” a la fe en Cristo y su Iglesia, el poderoso Imperio Romano comenzaba a desmoronarse. El cristianismo sufría la amenaza constante de división interna y los embates de diversas sectas.
Es en este escenario histórico en el que Agustín (354-430 DC) descubre el sabor de la oración contemplativa y el estudio de la Biblia. Y aunque su ideal era vivir como laico consagrado dentro de la comunidad monacal fundada por él mismo, acepta la Voluntad de Dios y recibe el Orden Sacerdotal y el cargo de Obispo de la Provincia de Hipona (norte de África).
Verdadero guía y reconocido predicador, Agustín difunde su espiritualidad en una vasta obra escrita que ilumina hasta nuestros días sus reflexiones sobre Dios y el hombre. Sus seguidores introdujeron este particular estilo de vida eremítica comunitaria en Europa, el cual fue adoptado por una multitud de agrupaciones de hombres y mujeres que decidían conocer y transmitir la Palabra de Dios a tiempo completo.
La imparable proliferación de grupos ermitaños hacia mediados del siglo 13, llevó al Papa Alejandro IV a consolidar la unión de éstos bajo la Regla de San Agustín.
La nueva Orden asimiló también los postulados del movimiento mendicante que aparece con gran fuerza hacia fines de la Edad Media para defender a la Iglesia de las herejías y enfrentar los nuevos retos de la cambiante sociedad.
Los agustinianos reconocen así su doble dimensión de identidad: la personal, que no es más que una inquieta búsqueda de la Verdad por el camino de la interioridad para llegar a la trascendencia; y la comunitaria, que se concreta en la revisión de la experiencia de Dios en la fraternidad y la caridad.
Hoy, la Orden de San Agustín trabaja en la educación y predicación en 47 países del mundo y mantiene vivo el espíritu del sabio de Hipona a través de su página http://www.agustinos-es.org/
Fuente: Catholicnet
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