11. Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza[20]: llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor. Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano. ( F.C.)
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viernes, 5 de febrero de 2016
domingo, 29 de noviembre de 2015
Una familia sin Dios, un fracaso seguro
Así como no puede dejarse a un hombre sin alimento, es impensable dejar a la familia sin Dios.
En más de una ocasión escuchamos las arengas que recibe un matrimonio desganado, cansado o poco amante. Muchas de esas veces nos decimos, cuando no es tal nuestro caso o lo hemos superado: ¿Acaso no soy yo un/a esposo/a amante y fiel? ¿Por qué sin embargo no estoy feliz?
Evidentemente, en esta época es cada vez más difícil de encontrar una persona que pueda, libre de toda mancha en su conciencia, encontrarse fiel y amante con su familia. Sin embargo, a quienes ya han empezado el arduo camino de la santificación, o incluso quienes con esfuerzo, sudor y lágrimas alcanzaron una relativa paz en sus hogares, creen en más de una ocasión haber alcanzado el punto culmine de su perfeccionamiento familiar, o incluso social.
¿Por qué, entonces, muchas veces obtenemos tan poco éxito en la organización y gobierno de nuestra familia? ¿Por qué fracasamos en la educación de nuestros hijos?
Fácil es encontrar familias devastadas, pero más fácil aún es encontrar familias aparentemente “normales” y “felices” que se encuentran, pese a la fachada, carcomidas por los ratones del desorden, la frustración, la tibieza o la rebeldía.
Cuenta la Sagrada Escritura que cuando los futuros apóstoles se esforzaron toda la noche en su labor de pesca, nada lograron, pero cuando de día fueron con Jesucristo y siguieron sus instrucciones, la pesca fue copiosa.
Suele suceder, en todo tipo de familias, que toda la falla se encuentra en esto: falta de Dios en sus vidas. Cada quien olvida con facilidad a Jesús y se empeña en obrar por su cuenta. Así sus afanes se ven frustrados. Por eso el Señor nos dice que quiere niños en la fe, niños demandantes, niños indefensos, niños que lo necesiten y lo llamen ante cada necesidad y cada alegría.
Para el espíritu es de noche, como aquella infructuosa noche de los apóstoles, cuando las tinieblas de las preocupaciones terrenas o de las concupiscencias cubren su horizonte, sin que lleguen hasta él las luces religiosas.
Así, afanándose cada cual en sus tareas propias como esposo, esposa, hijo, es llevado por una serie de móviles únicamente terrenos. Contentar al marido, consentir al niño, hacer la tarea escolar o halagar a la esposa, se convierte entonces en un mero impulso terreno. ¡Pero si así soy bueno! Bueno, sí, pero no es suficiente.
Contentar a los suyos, disfrutar de los hijos, labrarles un porvenir, mejorar la fortuna y la posición social, sentirse amados y rodeados de bienestar y… ¿qué más? ¿cuándo abrimos nuestra puerta a la gracia sobrenatural que diariamente llama desde el otro lado?
Es de noche, y no está Jesús. Es probable que, tarde o temprano, fracasemos. Por eso aquellas personas que nos causan una cierta envidia por su vida llena de opulencias, de largueza económica, de reconocimiento social, de aventuras y de amores, son vidas, sin embargo, que terminan por lo general en la desesperación. Es de desesperación de la falta de Dios, la desesperación de haberlo probado todo y no estar satisfecho y feliz. Tal vez sea una de las derrotas más tristes de un ser humano.
¿Queremos el éxito? Busquemos a Dios. Dios es Perfección y Bien absolutos. Donde Él está es de día. Su luz lo ilumina todo, y junto a su luz está su ley. Ambas cosas son inseparables: luz de Cristo y ley de Cristo.
La luz nos alcanza por medio del sentido cristiano de la vida, que debemos procurar adquirir a través de toda una existencia forjada en el amor a Dios, en necesidades, en alegrías, en soledad, en búsqueda, en esperanza: siempre Dios.
Si desarrollamos nuestros afanes a la luz de Cristo, si observamos su ley, si saturamos de ambas nuestra vida, acaso tengamos fracasos materiales, y no logremos la prosperidad terrena, ni consigamos mejorar la fortuna o la posición (acaso sí), pero tendremos un éxito espiritual que se trasparentará en todos los ámbitos de nuestra vida, personal, familiar, social. Gozaremos de la paz del alma, de la tranquilidad del hogar honrado y de la satisfacción de ver a nuestros seres amados felices y contentos en cuanto pueden estarlo en la tierra.
www.catholic.net
sábado, 28 de noviembre de 2015
¿Quieres decidirte a mejorar tu vida?
Autora: Sheila Morataya-Fleishman
Fuente: encuentra.com (con autorización de la autora)
La mujer se encuentra hoy en medio de un terrible vacío que cada día niega más su naturaleza femenina, y que no le brinda la plenitud que necesita.
“Cada mujer debe navegar contra viento y marea hacia la plenitud de su cualidad específica”.
Antonio Orozco
Hay momentos en la vida en que sin duda alguna tendrás que tomar decisiones importantes. El psiquiatra Enrique Rojas en su libro “Una Teoría de la felicidad” habla de los dos cánceres sociales que consumen nuestra sociedad siendo ellos: el consumo de las drogas en los jóvenes y las rupturas conyugales en los adultos. ¿Porqué tantas mujeres hoy en día mencionamos la palabra divorcio tan a la ligera? ¿Cuáles son los estragos psicológicos-emocionales y espirituales que como mujer sufres cuando tomas la decisión de decir no al reto de la aventura matrimonial? Para mencionar solo algunos de ellos: la pérdida de orientación en la vida, depresión, y amargura. ¿Qué hacer entonces para evitar esto y nunca cansarte en la decisión de renovar tu matrimonio cada día y sobre todo para decidir seguir amando?
La maduración de los sentimientos
domingo, 18 de octubre de 2015
5 poderosas maneras con las que puedes fortalecer e inspirar a tu familia
La familia, es en realidad, una fuente de verdadera alegría y amor. Las relaciones familiares ofrecen un importante apoyo incondicional para cada miembro de la familia. Estas, se construyen en base al amor, la confianza, el respeto y la comprensión. Las mismas, pueden extenderse un poco más y alcanzar lazos familiares más lejanos, terminando por fortalecer y mantener relaciones saludables a largo plazo.
Cultivar una relación espiritual profunda con Dios y compartiéndolo en familia, puede llegar a ser muy consolador para los esposos, hijos y abuelos, y hasta es fuente de sanación y de fortaleza cuando se atraviesa por momentos difíciles. Compartir tiempo en familia con Dios es muy unificador y sobre todo inspirador, fuente de testimonio para otros grupos familiares que desean vivir la verdadera armonía que ha entregado Dios a cada familia.
Durante el Encuentro Mundial de las Familias que se realizó en Filadelfia, teniendo al Papa Francisco como consejero espiritual, los fieles y sacerdotes de todo el mundo se reunieron para orar, estudiar y celebrar el cómo las luchas y los triunfos de la familia se ponen al frente y al centro de todo
El autor del libro "Camino de Emaús," Katie Warner, ha desarrollado un nuevo libro titulado: Cabeza y corazón, convertirse en líderes espirituales para la familia (Head & Heart: Becoming Spiritual Leaders for Your Family). El mismo, está repleto de ideas para el fortalecimiento de la vida familiar. Éstos son sólo cinco de las muchas sugerencias que Katie sugiere en él:
El autor del libro "Camino de Emaús," Katie Warner, ha desarrollado un nuevo libro titulado: Cabeza y corazón, convertirse en líderes espirituales para la familia (Head & Heart: Becoming Spiritual Leaders for Your Family). El mismo, está repleto de ideas para el fortalecimiento de la vida familiar. Éstos son sólo cinco de las muchas sugerencias que Katie sugiere en él:
sábado, 17 de octubre de 2015
Librada la batalla final entre Dios y satanás...
La batalla final entre Dios y satanás será sobre el matrimonio y familia
En un artículo publicado por National Catholic Register, Benjamin Harnwell, Director del Instituto Dignitatis Humanae, con sede en Roma, señala que existe una guerra espiritual en la el centro de la batalla es el matrimonio y la familia. En el mismo Harnwel, se pregunta:
¿Por qué los católicos debemos preocuparnos por la decisión tomada por el Tribunal Supremo sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo en Estados Unidos? ¿Tiene esto alguna importancia en la historia de la humanidad?
Debo emitir una señal de alerta a continuación: deje de leer ahora si no quieres saber lo que sucederá al final:
En 2008, después de ofrecer la Santa Misa en la tumba del Padre Pío, al cardenal Carlo Caffarra se le preguntó acerca de la guerra espiritual en el campo de batalla de la familia.
El cardenal Caffarra fue presidente y fundador del Instituto Pontificio Juan PabloII para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, y ha participado activamente en la preparación de la Familiaris Consortio, exhortación apostólica profética del Papa San Juan Pablo II sobre la familia.
Aquí está lo que dijo el cardenal italiano en su entrevista:
viernes, 16 de octubre de 2015
Construir un mundo más humano
¿Y qué os corresponde a vosotros, queridos jóvenes? Yo diría, de acuerdo con todo lo que acabo de insinuar, que os corresponde una especie de función profética: podéis desarrollar una acción de denuncia contra los males de hoy, hablando ante todo contra esa difundida "cultura de muerte" que, al menos en ciertos contextos étnico-sociales (afortunadamente no en todas partes); se manifiesta como un peligroso plano inclinado de resbalamiento y de ruina. Mirad es un derecho-deber vuestro reaccionar contra dicha cultura: vosotros debéis apreciar siempre y esforzaros por hacer apreciar la vida, rechazando las violaciones sistemáticas que comienzan con la supresión del que va a nacer, se desarrollan con las innúmeras violencias de las guerras, llegan a la exclusión de los inhábiles y de los ancianos, para terminar en la solución final de la eutanasia. Os corresponde a vosotros en virtud de la innata sensibilidad que tenéis por los valores que Cristo ha anunciado, en virtud de vuestra alegría a los compromisos, afanaros, juntamente con quienes son mayores que vosotros y que no se han resignado a tales compromisos, para que se superen las injusticias persistentes y todas sus prometeiformes manifestaciones, las cuales, lo mismo que los males antes citados, tiene su raíz en el corazón del hombre.
viernes, 18 de septiembre de 2015
Un triste camino nos queda...
Para pensarlo. ¿En cuantos países legalizaron el aborto, la eutanasia que elimina a los indeseados, indefensos o inservibles para esta sociedad? Por gracia divina no fuiste eliminado, muchos, miles no contarán con tu misma suerte porque sus padres decidirán que no le dejarán con vida... es hora de plantearse un retorno a lo bueno en donde todo ser humano llamado a la vida goce de su primer derecho. Dios es bueno. Recemos y trabajemos por un mundo mejor.
miércoles, 29 de octubre de 2014
miércoles, 30 de julio de 2014
►El Valor Sagrado de la vida humana
SAGRADA POR SU ORIGEN
SAGRADA POR NATURALEZA
SAGRADA POR SU FIN Y SENTIDO DIVINOS
UN CRIMEN ABOMINABLE
NO HAY VIDA HUMANA INÚTIL
lunes, 1 de julio de 2013
►SILENCIO Y PAZ -IGNACIO LARRAÑAGA
'Silencio y paz.
Fue llevado al país de la vida.
¿Para qué hacer preguntas?
Su morada, desde ahora, es el descanso
y su vestido, la luz. Para siempre.
Silencio y paz. ¿Qué sabemos nosotros?
Dios mío, Señor de la historia y dueño del ayer y del mañana,
en tus manos están las llaves de la vida y de la muerte.
Sin preguntarnos, lo llevaste contigo a la morada santa,
y nosotros cerramos nuestros ojos,
bajamos la frente y simplemente te decimos: Está bien, sea.
Silencio y paz.
La música fue sumergida en las aguas profundas, y
todas las nostalgias gravitan sobre las llanuras infinitas.
Se acabó el combate. Ya no habrá para él lágrimas, ni luto, ni sobresaltos.
El sol brillará para siempre sobre su frente,
y una paz intangible asegurará definitivamente sus fronteras.
Señor de la vida y dueño de nuestros destinos,
en tus manos depositamos silenciosamente este ser entrañable que se nos fue.
Mientras aquí abajo entregamos a la tierra sus despojos
transitorios, duerma su alma inmortal para siempre en la paz eterna,
en todo seno insondable y amoroso, oh Padre de misericordia.
Silencio y paz".
Ignacio Larrañaga.
Elaboré este video en memoria de Paolita Mercado, hija de una amiga, hermana: Ilsen Chopitea, a quien quiero, respeto y agradezco profundamente su presencia en mi vida.
Para mi la muerte de un hijo significa que hemos entregado nuestros hijos a Dios. Hay paz, porque creemos en Dios Padre, conocemos Su amor, Su entrega. Con confianza en Él esperamos ese anhelado re-encuentro con nuestros hijos. Nuestra paz está con Dios.
Les comparto de Anselm Grün y Magdalena Bogner en su libro "La Aventura de la Vida."
"En los cursos para padres que han perdido hijos puedo percibir el inconmensurable dolor de los padres cuando muere un hijo. El duelo parece no tener fin. Los padres se sienten como si les hubiesen arrancado parte de sí con violencia. Es una herida que no quiere sanar. Al mismo tiempo, se sieten abandonados en su dolor. Observan cómo amigos o conocidos se cruzan al otro lado de la calle cuando ellos se acercan. Se sienten como si fueran leprosos. Tienen la impresión de que no tienen derecho a vivir con su duelo. Se preguntan si los demás se sienten desvalidos frente a esta situación o si no quieren saber nada porque les da mucho miedo e inseguridad. Tratan de disculparlos, pero esto no mitiga su dolor.
Cuando la virgen María perdió a su hijo en la cruz no se retrajo ni se aisló. Lloró la muerte de su hijo orando junto a los apóstoles. La oración en común le ayudó. Se llenó del Espíritu Santo y despertó a una nueva vida. Muchos padres que han perdido hijos carecen de un grupo donde puedan llorar la muerte del hijo junto con otras personas. Muchos forman grupos de auto ayuda. Tienen necesidad de hablar de su dolor y expresarlo con llanto, sin reprobación por parte de otros. Pero pese a la ayuda que puede brindar el grupo, los padres sienten que la vida se ha vuelto tenebrosa. Pierde sentido. El niño al que dedicaron tanto amor y desvelos ya no existe. La dicha de imaginar lo que podría ir surgiendo en el niño está destruída. Está muerto. Ya nada podrá desarrollarse en él. Ya nunca les deparará alegrías. La muerte de un niño también pone en tela de juicio la imagen de Dios. Se ha quebrado la imagen del Dios bueno y misericordioso que cuida de la familia y protege a los niños, todavía no se hace presente en los deudos una nueva imagen viable de este Dios.
No obstante, hay padres que se nutren de su fe en Dios para desarrollar la fortaleza que necesitan para hacer frente a la muerte de un hijo. Ni padres ni allegados pueden saltear el duelo. Estos deben abstenerse de intentar consolar vanamente con palabras a los padres. Lo que los padres necesitan es contar con personas que no se acobarden ante su duelo; que están a su lado en silencio sin palabras piadosas; que soporten su dolor, su llanto, su ira sin pretender apaciguarlos. Sólo cuando los padres hayan hecho el duelo por el hijo muerto, podrán recuperar fuerzas y cambiarán su actitud frente a la vida. En algún momento sentirán que muchas cosas a las que adjudicaban valor ya no tienen importancia. El hijo muerto les hará recordar una y otra vez lo que realmente importa en la vida. Es indiferente cuánto rindo, cuánto vivo. Sólo importa la intensidad con que vivo y la huella que dejo en este mundo.
...La tragedia trastorna la estructura familiar. Hay veces en que la muerte une más a los padres; otras, en que los distancia. En lugar de llorar la muerte del hijo se hacen reproches, se acusan de ser culpables o de haber descuidado al cónyuge durante la enfermedad del niño. A menudo están tan absortos en su duelo que ignoran a los otros hijos. Los hermanos, que ya de por sí sufren la muerte del hermano, sufren además el abandono de los padres. Pero también ellos tienen necesidades. Necesitan que se les dedique atención; necesitan una vida normal con sus problemas propios. Tienen la impresión de que deben reprimir sus necesidades y preocuparse por que les vaya bien a los padres. Esto hace que pasen por alto sus propios sentimientos. Un hombre reconoció mucho después de la muerte de su hermano que lo único que le interesaba era hacer felices a sus padres. Esto se transformó en modelo de vida: hacer feliz a todo el mundo. Pero en este intento se excedió de una manera atroz y terminó totalmente descarriado a causa de las desilusiones que debió soportar. No es fácil para los padres ocuparse adecuadamente de los hermanos durante la enfermedad de un niño o tras su muerte repentina por accidente o suicidio. No es fácil tener en cuenta sus necesidades y conflictos internos. Tampoco ellos deben exigirse por demás. Necesitan disponer de tiempo para sí. Pero también los otros hijos los necesitan. En ocasiones, éstos, con problemas totalmente diferentes, pueden ayudar a los padres a volver a interesarse por la vida y tomar, por momentos, distancia del duelo.
...El cometido que deben cumplir el padre y la madre después de la muerte de un hijo es percibir lo que está sucediendo con los hermanos, mostrar comprensión y estar atentos a la ayuda que puedan necesitar. Hace falta mucha sensibilidad para hacerse justicia uno mismo y, a la vez, estar a la altura de los requerimientos de los hijos".
Con mucho amor en el corazón les deseo una bendita semana.
Laura
Cuando la virgen María perdió a su hijo en la cruz no se retrajo ni se aisló. Lloró la muerte de su hijo orando junto a los apóstoles. La oración en común le ayudó. Se llenó del Espíritu Santo y despertó a una nueva vida. Muchos padres que han perdido hijos carecen de un grupo donde puedan llorar la muerte del hijo junto con otras personas. Muchos forman grupos de auto ayuda. Tienen necesidad de hablar de su dolor y expresarlo con llanto, sin reprobación por parte de otros. Pero pese a la ayuda que puede brindar el grupo, los padres sienten que la vida se ha vuelto tenebrosa. Pierde sentido. El niño al que dedicaron tanto amor y desvelos ya no existe. La dicha de imaginar lo que podría ir surgiendo en el niño está destruída. Está muerto. Ya nada podrá desarrollarse en él. Ya nunca les deparará alegrías. La muerte de un niño también pone en tela de juicio la imagen de Dios. Se ha quebrado la imagen del Dios bueno y misericordioso que cuida de la familia y protege a los niños, todavía no se hace presente en los deudos una nueva imagen viable de este Dios.
No obstante, hay padres que se nutren de su fe en Dios para desarrollar la fortaleza que necesitan para hacer frente a la muerte de un hijo. Ni padres ni allegados pueden saltear el duelo. Estos deben abstenerse de intentar consolar vanamente con palabras a los padres. Lo que los padres necesitan es contar con personas que no se acobarden ante su duelo; que están a su lado en silencio sin palabras piadosas; que soporten su dolor, su llanto, su ira sin pretender apaciguarlos. Sólo cuando los padres hayan hecho el duelo por el hijo muerto, podrán recuperar fuerzas y cambiarán su actitud frente a la vida. En algún momento sentirán que muchas cosas a las que adjudicaban valor ya no tienen importancia. El hijo muerto les hará recordar una y otra vez lo que realmente importa en la vida. Es indiferente cuánto rindo, cuánto vivo. Sólo importa la intensidad con que vivo y la huella que dejo en este mundo.
...La tragedia trastorna la estructura familiar. Hay veces en que la muerte une más a los padres; otras, en que los distancia. En lugar de llorar la muerte del hijo se hacen reproches, se acusan de ser culpables o de haber descuidado al cónyuge durante la enfermedad del niño. A menudo están tan absortos en su duelo que ignoran a los otros hijos. Los hermanos, que ya de por sí sufren la muerte del hermano, sufren además el abandono de los padres. Pero también ellos tienen necesidades. Necesitan que se les dedique atención; necesitan una vida normal con sus problemas propios. Tienen la impresión de que deben reprimir sus necesidades y preocuparse por que les vaya bien a los padres. Esto hace que pasen por alto sus propios sentimientos. Un hombre reconoció mucho después de la muerte de su hermano que lo único que le interesaba era hacer felices a sus padres. Esto se transformó en modelo de vida: hacer feliz a todo el mundo. Pero en este intento se excedió de una manera atroz y terminó totalmente descarriado a causa de las desilusiones que debió soportar. No es fácil para los padres ocuparse adecuadamente de los hermanos durante la enfermedad de un niño o tras su muerte repentina por accidente o suicidio. No es fácil tener en cuenta sus necesidades y conflictos internos. Tampoco ellos deben exigirse por demás. Necesitan disponer de tiempo para sí. Pero también los otros hijos los necesitan. En ocasiones, éstos, con problemas totalmente diferentes, pueden ayudar a los padres a volver a interesarse por la vida y tomar, por momentos, distancia del duelo.
...El cometido que deben cumplir el padre y la madre después de la muerte de un hijo es percibir lo que está sucediendo con los hermanos, mostrar comprensión y estar atentos a la ayuda que puedan necesitar. Hace falta mucha sensibilidad para hacerse justicia uno mismo y, a la vez, estar a la altura de los requerimientos de los hijos".
Con mucho amor en el corazón les deseo una bendita semana.
Laura
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miércoles, 24 de abril de 2013
►La Vida es un Don de Dios
La Comisión de Ecumenismo de la Conferencia Episcopal Argentina difundió el “Compromiso por la Vida”, una reflexión conjunta sobre el “don de la vida”, suscripta por el presidente de dicha Comisión, Mons. Carlos Malfa, y representantes de diferentes confesiones cristianas.
En ella señalan que la vida es un don de Dios que merece una “recepción agradecida”. Un don valioso y frágil que hay que cuidar cuando se ve amenazada. Un don que debe ser simultáneamente entrega. Un don que se “desarrolla en comunión”. Un don que hay que administrar formando a las futuras generaciones para la vida familiar. La vida, afirman, es,antes que nada, “un don para contemplar”.
Como personas que aman “la vida que Dios nos ha regalado”, se comprometen a “sostener y promover el valor del derecho a la vida y de su dignidad” y “a cuidar siempre la vida y a colaborar para que tanto el niño como la madre sean respetados”.
Invocan finalmente “la protección de Dios, fuente de la vida, para que ilumine a los legisladores y a todos los que tenemos la responsabilidad de proteger cada vida humana”.
A continuación el texto completo del comunicado:
COMPROMISO POR LA VIDA
Reflexionando como pastores y representantes de diferentes confesiones cristianas queremos aportar lo que nuestras Iglesias y comunidades vienen trabajando y expresar conjuntamente nuestra convicción del valor de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural e invitar a todos a sumarse a esta convocatoria por la vida.
En la cultura de nuestro pueblo siempre ha estado claro el valor inalienable de cada vida humana. También quienes no conocen a Dios o no creen en Él, perciben lo sagrado a través del milagro de la vida. La vida propia y ajena, la vida en sus diferentes formas, permite intuir la presencia de una realidad trascendente. En Argentina tienen jerarquía constitucional tratados internacionales que protegen el derecho del niño a la vida en el seno materno desde el primer momento de la concepción.
No obstante, observamos con dolor situaciones de nuestra vida social en las que no se está promoviendo el valor del derecho a la vida y del don de la vida.
Hoy la vida está muy amenazada por los diferentes tipos de adicciones, por la pobreza y la marginalidad, y por diversas formas de violencia en las que muchas personas ven en peligro su existencia, particularmente, el aborto que amenaza la vida recién concebida. Queremos afirmar juntos: cuando una mujer está en estado de gravidez, no es solamente una vida la que hay que proteger, sino dos, la de la madre y la de su hijo o hija en gestación. Ambas deben ser preservadas y respetadas.
Todos podemos estar de acuerdo con esta percepción: la vida es un DON. Señalamos algunos aspectos que creemos necesario tener en cuenta.
La vida es un don para:
- Recibir. No nos damos la vida solos, fundamentalmente la recibimos. Ni la conquistamos, ni la merecemos, ni la compramos: la recibimos. Es propio del corazón del discípulo saber recibir y acoger la vida como un regalo que se agradece, el Magnificat (Lc 1, 46ss) y la oración de Jesús (Lc 10, 21ss), marcan la recepción agradecida del don. Dios, nos entregó la vida para ser felices disfrutándola. Él ama nuestra felicidad “…nos provee de todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Tim 6, 17). La vida que el Señor nos regala está llamada a ser VIDA PLENA en el encuentro con Jesucristo como dice en Jn 10, 10 “Yo he venido para que tengan Vida, y la tengan en abundancia”. Cada vida humana participa de un misterio que nos supera porque es imagen de Dios y desde el primer instante de su concepción lleva la huella de la Trinidad. De allí que nuestras Iglesias y comunidades han defendido siempre la aceptación de la vida cualquiera sean las circunstancias que rodeen su existencia.
- Cuidar. La vida, don valioso, es sin embargo un don frágil, para cuidar, y que pasa por etapas en las que se ve amenazada. Necesita del cuidado amoroso conjunto del padre y de la madre y de la protección necesaria en atención a su vulnerabilidad y pequeñez. Recordemos el testimonio de las parteras hebreas cuyos nombres conserva el texto sagrado. Estas mujeres son modelo del cuidado de la vida particularmente amenazada y son reflejo de la protección del Señor, origen y garantía de la existencia y subsistencia de su pueblo. (Ex 1, 7. 15-22)
- Entregar. Al mismo tiempo, la vida es un don para entregar, como dice Jn 10,11 “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas” y en Jn 15, 13 “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos…”.
- Compartir. Así es: La vida se acrecienta y se disfruta dándola, compartiéndola y se debilita en el aislamiento. La vida es además, un don para compartir, que solo alcanza su pleno sentido cuando se desarrolla en comunión.
- Administrar..La vida es un don para administrar, por lo que es indispensable la formación de los niños y jóvenes, varones y mujeres, para la vida familiar estable y el ejercicio de una paternidad y maternidad responsable y generosa. El crecimiento y desarrollo personal, debe incluir el conocimiento de la sexualidad y de la fertilidad para integrar en la afectividad y el amor.
- Contemplar. La vida es, antes y después, de todo lo expuesto, un don para contemplar. Esto lo presentimos cuando va pasando el tiempo y la función del recuerdo se desarrolla de un modo muy vívido. Las personas mayores suelen verse contemplando su propia historia desde una perspectiva diferente. “Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes” (Sal 27,13) También la profecía de Zacarías nos entrega una perspectiva de vida plena: “los ancianos y las ancianas se sentarán de nuevo en las plazas de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano a causa de sus muchos años. Las plazas de la ciudad se llenarán de niños y niñas, que jugarán en ellas”. (Zac 8, 4-5). Esta actitud contemplativa nos induce también a la admiración hacia el milagro de la vida y a honrarla allí donde se manifieste, con especial atención a las situaciones de amenaza o fragilidad.
Como creyentes queremos sostener y promover el valor del derecho a la vida y de su dignidad. Lo hacemos apoyados en nuestra fe en diálogo con la ciencia, como personas que amamos la vida que Dios nos ha regalado; y en consonancia con iniciativas cristianas e interreligiosas a favor de la vida en nuestro continente.
Celebramos todas las medidas adoptadas acerca del cuidado de las mujeres embarazadas, en particular las que se encuentran en estado de marginalidad o dificultad grave para asumir su situación. Nos comprometemos a cuidar siempre la vida y a colaborar para que tanto el niño como la madre sean respetados.
Invocamos la protección de Dios, fuente de la vida, para que ilumine a los legisladores y a todos los que tenemos la responsabilidad de proteger cada vida humana.
15 de septiembre 2011. Buenos Aires – Argentina.
FIRMAN:
Rev. Dr. Juan Carlos Agostinacchio por FE.C.E.P – FEDERACION CONFRATERNIDAD EVANGELICA PENTECOSTAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA, Secretario Ejecutivo de Relaciones Interreligiosas y Ecuménicas.
Pastor Miguel Angel Carrillo por Unión Pastoral Sur (UPASUR – Pentescostal)
Pastor Raúl Oscar García, Profesor Menonita y Coordinador PUEB, Zona Oeste Pcia. Bs. As.y La Pampa
Pastor Jorge H. Himitian por la Iglesia Comunidad Cristiana
Pastor Julio César López por la Iglesia Presbiteriana de San Andrés
Pastor Tomás Mackey por la Asociación Bautista Argentina
Mons. Carlos H. Malfa, Obispo de Chascomús y Presidente de la Comisión de Ecumenismo, Relaciones con el Judaísmo, el Islam y las Religiones de la Conferencia Episcopal Argentina de la Iglesia Católica..
Arzobispo Nicolaos Matti Abd Alahad de la Iglesia Siriana Ortodoxa de Antioquía.
Pastor Ángel Negro por la Iglesia Comunidad Cristiana
Metropolita Platón de Argentina y Sudamérica, de la Iglesia Ortodoxa Rusa del Patriarcado de Moscú.
Rev. Rubén Oscar Salomone por FE.C.E.P – FEDERACION CONFRATERNIDAD EVANGELICA PENTECOSTAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA, Presidente.
Metropolita Siluan Arzobispo de Buenos Aires y toda la Argentina de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa de Antioquia.
Monseñor Tarasios, Arzobispo Metropolitano de Buenos Aires y Exarca de Sudamérica, por la Iglesia Ortodoxa Griega del Patriarcado de Constantinopla
lunes, 18 de febrero de 2013
►¿Por qué nos hizo Dios a unos hombres y a otras mujeres?
Lo iré entregando por partes, con su respectiva presentación en video, para que alcance mayor difusión.
Saludos a todos!
Laura
Un mensaje de la Madre Teresa a la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer
Pekín, 4 de septiembre de 1995
Pekín, 4 de septiembre de 1995
Queridos amigos:
Estoy pidiendo la bendición de Dios para todos aquellos que están tomando parte de la IV Conferencia de la mujer en Beijing. Espero que esta Conferencia ayudará a todo el mundo a conocer, amar y respetar el lugar especial de las mujeres en el Plan Divino, de manera que puedan cumplir este plan en sus vidas.
¿Por qué nos hizo Dios a unos hombres y a otras mujeres?
No entiendo porqué algunas personas dicen que la mujer y el hombre son exactamente lo mismo y niegan las bellas diferencias entre hombres y mujeres. Todos los dones de Dios son buenos, pero no todos son iguales. A menudo digo a las personas que me dicen que ellos quisieran servir a los pobres como yo lo hago: "Lo que yo hago, tú no lo puedes hacer, y lo que tú haces yo no lo puedo hacer. Pero juntos podemos hacer algo bello para Dios." Así sucede también con las diferencias entre mujeres y hombres.
Dios ha creado cada uno de nosotros, cada ser humano, para cosas muy grandes, para amar y para ser amado. Pero ¿por qué Dios nos hizo a algunos hombres y a otras mujeres? Porque el amor de la mujer es una imagen del amor de Dios. Y el amor del hombre es otra imagen del amor de Dios. Ambos son creados para amar, pero cada uno de una manera diferente. Mujer y hombre se completan mutuamente, y juntos muestran el amor de Dios más plenamente que cualquiera de los dos puede hacerlo solo.
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martes, 15 de enero de 2013
►¿Qué hacer para salvar una vida humana?
LA VIDA, DON DE DIOS
LA VIDA ES UN BIEN
Son miles de millones las personas que todos los años celebran el día de su cumpleaños y, como se celebran sólo las realidades buenas y positivas, de este hecho aparentemente banal hay que concluir que el nacimiento es un bien. La vida comenzada con la concepción llega a su inicio más pleno con el nacimiento.
La vida es un bien, y el más alto en el orden natural. Es posible que haya quienes alguna vez consideren como un mal, como una desgracia, el haber nacido, pero esto no es más que, o un sentimiento pasajero, o un síntoma de enfermedad, o una consecuencia de la injusticia de los demás. En condiciones normales, que son las ordinarias, la vida es considerada por todos como un bien, un gran bien: si no hubiéramos vivido habríamos permanecido en la nada, en la m s absoluta ausencia de realidad; si se piensa un poco más, advertimos que, además, la vida es un don, un regalo; nadie se da la vida a sí mismo: esta verdad elemental no es, por eso, menos profunda. Nuestra vida es un don que hemos recibido.
SOLO DIOS ES DUEÑO Y SEÑOR DE LA VIDA
Sólo Dios da la vida; sólo Dios puede tomarla.
En efecto, la vida y la salud son dones gratuitos de Dios, bienes que no nos pertenecen: sólo Dios es dueño absoluto y, por eso, no podemos disponer de ellos a nuestro antojo.
En el Génesis se relata un episodio triste y doloroso: la historia de Caín y Abel (cfr. 4, 1-16).
Ambos hermanos ofrecían sacrificios, pero Caín ofrecía lo peor, mientras Abel ofrecía a Dios los mejores corderos de su rebaño. Por eso el sacrificio de Caín no subía al cielo y el de su hermano era agradable a Dios. Caín sintió envidia de su hermano, lo invitó a pasear por el campo, y con una quijada de burro lo mató.
Dios le echó en cara su delito y maldijo a Caín por haber matado a su hermano; la sangre de Abel gritó venganza ante Dios y Caín fue condenado a andar errante durante el resto de su vida, con el alma llena de remordimientos.
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►¡GRACIAS SEÑOR!
Gracias Señor
Por todo cuanto me diste en el año que termina,
Gracias por los días de sol y los nublados tristes,
por las tardes tranquilas y las noches oscuras.
Gracias por la salud y por la enfermedad,
por las penas y las alegrías.
Gracias por todo lo que me prestaste y luego me pediste.
Gracias Señor, por la sonrisa amable y por la mano amiga,
por el amor y por todo lo hermoso y por todo lo dulce,
por las flores y las estrellas, por la existencia de los niños
y de las almas buenas.
Gracias por la soledad, por el trabajo, por las inquietudes,
por las dificultades y las lágrimas.
Por todo lo que me acercó a Ti.
Gracias por haberme conservado la vida, y por haberme
dado techo, abrigo y sustento
Gracias Señor. Gracias Señor. Señor.
¿Qué me traerá el año que empieza?
Lo que Tu quieras Señor, pero te pido fe para mirarte en todo,
esperanza para no desfallecer, y caridad para amarte cada día más,
y para hacerte amar entre los que me rodean.
Dame paciencia y humildad, desprendimiento y generosidad,
dame Señor, lo que tu sabes que me convieney yo no sé pedir.
Que tenga el corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activas,
y que me halle siempre dispuesto a hacer tu Santa Voluntad.
Derrama Señor, tus gracias sobre todos los que amo
y concede tu paz al mundo entero. Así sea.
Gracias Señor. Gracias Señor.
Amén.
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