. Necesidad de Tratamiento Psicológico: En un estudio realizado sobre pacientes post-aborto a sólo 8 semanas de haber abortado, los investigadores hallaron que el 44 % se quejaba de trastornos nerviosos, el 36 % había sufrido alteraciones del sueño, el 31 % tenía arrepentimientos por la decisión tomada y al 11 % le habían sido prescritos fármacos psicotrópicos por su médico de cabecera. (2) Un estudio retrospectivo que abarcaba un período de cinco años en dos provincias canadienses detectó que el recurso a los servicios médicos y psiquiátricos era sensiblemente mayor entre mujeres que habían abortado. Lo más revelador fue la conclusión a la que se llegó, según la cual el 25 % de mujeres que habían abortado visitaban a los psiquiatras frente al 3 % del grupo control. (3) Las mujeres que han abortado tienen bastantes más probabilidades que otras de requerir el ingreso posterior en un hospital psiquiátrico. Adolescentes, mujeres separadas o divorciadas, y aquéllas en cuya historia clínica figura más de un aborto encaran un riesgo especialmente alto. (4) Puesto que muchas mujeres tras un aborto recurren a la represión como mecanismo de defensa, puede darse un largo período de negación antes de que una mujer requiera tratamiento psiquiátrico. Estos sentimientos reprimidos son susceptibles de causar afecciones psicosomáticas y psiquiátricas o de conducta en otras facetas de la vida de la mujer. En consecuencia, algunos informan del hecho de que la angustia por un aborto que no se quiere reconocer, es lo que en realidad subyace en muchas de sus pacientes, incluso aunque se hayan dirigido a ellos en demanda de terapias para problemas que aparentemente nada tienen que ver con ello. (5) . Trastornos por estrés post-traumático ( PTSD o PAS ): Un importante muestreo concluyó que al menos un 19 % de mujeres que han abortado padecen trastornos por estrés post-traumático. Aproximadamente la mitad presentaba muchos de los síntomas de PTSD , aunque no todos, y entre un 20 y un 40 por ciento mostraban niveles de estrés que fluctuaban entre moderados y altos, así como conducta evasiva respecto a sus experiencias abortivas. (6) Puesto que nos hallamos ante una alteración grave que puede estar presente en muchas demandantes, y que no es fácilmente comprendida fuera de la profesión de asesor, el siguiente resumen será más completo que otros apartados de esta sección. El PTSD es una disfunción psicológica producto de una experiencia traumática que anula los mecanismos normales de defensa de una persona, derivando en miedo intenso, sensación de desvalimiento o de estar atrapado, o en pérdida del control. El riesgo de que una experiencia resulte traumática se incrementa cuando el hecho traumatizante es percibido como susceptible de conllevar amenazas de lesión física, violación sexual o presencia personal o participación en una muerte violenta. Se da el PTSD cuando el hecho traumático produce la hiperexcitabilidad de los mecanismos de defensa devuelo o lucha . Tal hiperexcitación provoca que estos mecanismos de defensa se desorganicen, desconectados de las circunstancias presentes, y empiecen a funciona por su cuenta, dando lugar a una conducta anormal y a graves transtornos de la personalidad. A guisa de ejemplo de esta deconexión de funciones mentales, puede ocurrir que alguna víctima de PTSD experimente una intensa emoción, pero sin clara memoria del hecho; otros pueden recordar cada detalle pero sin emoción; otros incluso pueden revivir tanto el hecho como las emociones en furtivas y abrumadoras experiencias de flashback . (7) Las mujeres pueden interiorizar el aborto como una experiencia traumática por varias razones. En muchos casos llegan a él forzadas por maridos, novios, padres u otros. Si la mujer ha sido victima en repetidas ocasiones de abuso de posición dominante, el aborto forzado puede ser percibido como la violación definitiva en el curso de una vida marcada por el abuso. Otras mujeres -sin importar cuánto de imperioso tuviesen las razones por las que recurrieron al aborto- pueden incluso percibir el final de su embarazo como la muerte violenta causada a su propio hijo. El miedo, la ansiedad, el dolor y la culpa asociada al procedimiento aparecen entreverados en esta percepción de muerte violenta y grotesca. Algunas mujeres aun dan cuenta de que el dolor del aborto, desatado sobre ellas por un extraño enmascarado que asalta su cuerpo, se siente como idéntico al de una violación. (8) En efecto, los investigadores han concluido que las mujeres en cuya historia clínica constan agresiones sexuales pueden sentir mayor angustia durante y después de la práctica del aborto a causa de estas asociaciones entre ambas experiencias. (9) Cuando el factor de estrés que conduce al PTSD es el aborto, algunos clínicos lo denominan Síndrome Post-aborto (PAS ). Los síntomas más importantes del "PTSD" son clasificados generalmente en tres categorías: hiperexcitación, intrusión y constricción. El primero consiste en una intervención inapropiada y crónica de los mecanismos de defensa fight or flight . La persona se halla por lo visto en permanente alerta frente a amenazas de peligro. Los síntomas de hiperexcitación incluyen: respuestas exageradamente sobresaltadas, ataques de ansiedad, irritabilidad, explosiones de ira o rabia, conducta agresiva, dificultad para concentrarse, hipervigilancia, dificultad para conciliar el sueño o mantenerse despierto, o reacciones fisiológicas ante situaciones que simbolicen o se asemejen a algún aspecto de la experiencia traumática (por ejemplo, aceleración del pulso o sudoración durante un examen pélvico, o al tiempo de oír el sonido de una bomba neumática). La intrusión consiste en revivir el hecho traumático involuntaria e inesperadamente. Los síntomas de intrusión en los casos de PAS incluyen: pensamientos recurrentes e intrusivos sobre el aborto o el niño abortado, flashbacks en los que las mujeres vuelven a vivir momentáneamente un aspecto de la experiencia abortiva, pesadillas sobre el aborto o el niño, o reacciones de intenso pesar o depresión en la fecha del aniversario del embarazo abortado o del aborto. La constricción consiste en paralizar los recursos emocionales o en desarrollar patrones de conducta, de forma se que eviten los estímulos asociados con el trauma. Se trata de la conducta evasiva; un intento de negar y de evitar las sensaciones negativas de gente, lugares, o cosas que agraven las sentimientos negativos asociados con el trauma. En los casos de trauma post-aborto, la constricción puede incluir: incapacidad para recordar la experiencia abortiva o partes importantes de ella; esfuerzos por evitar actividades o situaciones que puedan excitar los recuerdos del aborto; abandono de relaciones, en especial, alejamiento de aquéllas que tuvieron que ver con la decisión de abortar; evitación de hijos; intentos de evitar o negar pensamientos o sensaciones relacionadas con el aborto; escasa presencia de sentimientos relacionados con el amor o la ternura; visión del futuro como en escorzo (p. ej. no esperar tener una carrera, casarse, criar hijos o una vivir una vida larga); interés reducido por actividades con las que antes se disfrutaba; abuso de drogas o alcohol; pensamientos o actos suicidas y otras tendencias autodestructivas. Como ya se mencionó, el estudio de Barnard identificó un porcentaje del 19 % de PTSD entre mujeres a las que les fueron practicados abortos entre tres y cinco años antes. Pero en realidad el porcentaje efectivo es mayor con toda probabidad. Como la mayoria de los estudios post-aborto, el de Barnard estaba lastrado por un porcentaje de omisiones del 15 % . La experiencia clínica ha demostrado que las mujeres que menos suelen cooperar en una investigación post-aborto son aquéllas a las que el aborto ha causado mayor angustia psicológica. La investigación ha confirmado esta intuición, demostrando que las características demográficas de las mujeres que rechazan la evaluación posterior, coinciden en su mayoría con las de las mujeres que padecen la angustia post-aborto más acentuada. (10) La extraordinariamente alta tasa de negativas a participar en estudios post-aborto puede ser interpretada como evidencia de constricción o de conducta de evitación (no querer pensar en el aborto) que es un destacado síntoma dePTSD . Para muchas mujeres, el comienzo o la identificación inequívoca de los síntomas del PTSD puede demorarse durante varios años. (11) Hasta que una persona aquejada de PTSD ha recibido consejo y logrado un adecuado restablecimiento, el PTSD puede dar lugar a una incapacidad psicológica que impediría a una paciente de aborto afectada interponer una demanda judicial dentro del período normal establecido por la ley. Esta incapacidad puede, sin embargo, proveer de base legal para obtener una prórroga de dicho plazo. . Disfunción sexual: Entre un treinta y un cincuenta por ciento de mujeres que han abortado declaran sufrir disfunciones sexuales, tanto de breve como de larga duración, que comienza inmediatamente después de sus respectivos abortos. En concreto pueden incluir uno o varios problemas de los que se detallan a continuación: ausencia de placer en las relaciones, dolor añadido, aversión al sexo o a los hombres en general, o desarrollo de una forma de vida de tipo promiscuo. (12) . Planteamientos suicidas e intentos de suicidio: Aproximadamente un 60 por ciento de mujeres que experimentan secuelas post-aborto declaran albergar ideas suicidas, con un un 28 por ciento que intenta realmente suicidarse, de las cuales la mitad lo ha hecho en dos o más ocasiones. Investigadores finlandeses han identificado una estrecha relación estadística entre el aborto y el suicidio en un estudio basado en registros. Los 73 suidicidios identificados se asociaban en el espacio de un año a embarazos que acababan ya de forma natural, ya por aborto provocado. La tasa media anual de suicidio femenino en general era de 11.3 por cada 100.000. La tasa de suicidios asociados con nacimientos era significativamente más baja (5.9). Las tasas para interrupción del embarazo eran sensiblemente más altas. Para el aborto natural, la tasa era de 18.1 por cada 100.000 y para el aborto provocado de 34.7 por cada 100.000. La tasa de suicidio dentro del año posterior a la práctica del aborto era tres veces más alta que la tasa general femenina, siete veces más elevada que para las mujeres que llevan a término su embarazo, y casi el doble de alta que la de las mujeres que habían sufrido un aborto por causas naturales. (13) . Refuerzo del hábito de fumar con los correspondientes efectos negativos para la salud: El estrés post-aborto se vincula con una acentuación del tabaquismo. Las mujeres que abortan tienen el doble de probabilidades de convertirse en grandes fumadoras y de sufrir los correspondientes riesgos sobre la salud. (14) Las mujeres que han abortado tienen también mayor probabilidad de continuar fumando durante los posteriores embarazos deseados, con el riesgo añadido de muerte neonatal o anomalías congénitas. (15) . Abuso del alcohol: El aborto se vincula de forma significativa con un riesgo doblemente añadido de abuso del alcohol entre las mujeres. (16) El aborto seguido de abuso del alcohol se vincula con conductas violentas, divorcio o separacion, accidentes de tráfico, y pérdida del puesto de trabajo. (17) (ver también New Study Confirms Link Between Abortion and Substance Abuse ) . Abuso de las drogas: El aborto se halla significativamente ligado a abuso posterior de las drogas. Además de los costes psico-sociales que supone tal abuso, la adicción las drogas se vincula con riesgo incrementado de contraer infecciones por VIH/SIDA, malformaciones congénitas y conducta agresiva. (18) . Desórdenes alimenticios: Para algunas mujeres al menos, el estrés post-aborto se asocia con desórdenes en la ingestión de alimentos tales como comer compulsivamente, bulimia, y anorexia nerviosa. (19) . Descuido de los niños o conducta abusiva hacia ellos: El aborto se vincula con mayores niveles de depresión, conducta violenta, abuso del alcohol y de las drogas, embarazos 'de sustitución o reemplazo', y relajación de los lazos que unen a las madres con los hijos habidos posteriormente. Estos factores se asocian estrechamente con el trato abusivo hacia los niños y parecen confirmar particulares valoraciones clínicas que vinculan el trauma post-aborto con abuso infantil subsiguiente. (20) . Divorcio y problemas crónicos de relación: Para la mayor parte de las parejas, un aborto crea problemas imprevistos en su relación. Las parejas que han recurrido al aborto están más expuestas a divorciarse o a separarse. Muchas mujeres que abortan desarrollan una mayor dificultad para establecer lazos duraderos con un compañero. Esto puede deberse a que el aborto se relaciona con reacciones tales como baja autoestima, mayor desconfianza hacia los hombres, disfunción sexual, abuso de substancias y niveles incrementados de depresión, ansiedad y cólera pasajera. Las mujeres que se han sometido a más de un aborto (que representan alrededor del 45 % de todos los abortos) tienen mayor probablidad de requerir ayudas públicas, en parte porque también tienen más probabilidades de acabar constituyendo familias monoparentales. (21) . Abortos de repetición: Las mujeres a las que les ha sido practicado un aborto arrostran un riesgo añadido de volver a abortar en el futuro. Las mujeres que cuentan con una experiencia abortiva anterior tienen una probabilidad cuatro veces mayor de volver a interrumpir voluntariamente su embarazo que aquéllas que no tienen historia abortiva previa. (22) Este riesgo incrementado se asocia con el aborto anterior por la baja autoestima, un consciente o inconsciente deseo de llevar a cabo un embarazo 'de sustitición', y una mayor actividad sexual post-aborto. Los abortos posteriores pueden producirse por culpa de deseos conflictivos de quedar embarazada y tener un hijo y presiones continuas en favor del aborto, como puede ser el abandono por parte del nuevo compañero. En los abortos de repetición se da cuenta también de cierta clase de auto-punición. (23) Aproximadamente un 45 % de todos los abortos son ahora abortos de repetición. El riesgo de caer en un patrón de aborto de repetición debería ser comentado con la paciente a la vista de su primer aborto. Es más, puesto que las mujeres a las que se les ha practicado más de un aborto se exponen a un importante riesgo añadido de sufrir secuelas físicas y psíquicas, tales riesgos cualificados deberían ser ampliamente comentados con las mujeres que optan por abortar. NOTAS: 1. Una excelente fuente de información para cualquier abogado interesado en lo referente a la negligencia en la práctica del aborto es Thomas Strahan's Major Articles and Books Concerning the Detrimental Effects of Abortion (Rutherford Institute, PO Box 7482, Charlottesville, VA 22906-7482, (804) 978-388.). 2. Ashton,"They Psychosocial Outcome of Induced Abortion", British Journal of Ob&Gyn., 87:1115-1122, (1980). 3. Badgley, et.al.,Report of the Committee on the Operation of the Abortion Law (Ottawa:Supply and Services, 1977) pp.313-321. 4. R. Somers, "Risk of Admission to Psychiatric Institutions Among Danish Women who Experienced Induced Abortion: An Analysis on National Record Linkage," Dissertation Abstracts International, Public Health 2621-B, Order No. 7926066 (1979); H. David, et al., "Postpartum and Postabortion Psychotic Reactions," Family Planning Perspectives 13:88-91 (1981). 5. Kent , et al., "Bereavement in Post-Abortive Women: A Clinical Report", World Journal of Psychosynthesis (Autumn-Winter 1981), vol.13,nos.3-4. 6. Catherine Barnard, The Long-Term Psychological Effects of Abortion, Portsmouth , N.H. : Institute for Pregnancy Loss, 1990). 7. Herman, Trauma and Recovery, (New York: Basic Books, 1992) 34. 8. Francke, The Ambivalence of Abortion (New York: Random House, 1978) 84-95. 9. Zakus, "Adolescent Abortion Option," Social Work in Health Care, 12(4):87 (1987); Makhorn, "Sexual Assault & Pregnancy," New Perspectives on Human Abortion, Mall & Watts, eds., (Washington, D.C.: University Publications of America, 1981). 10. Adler, "Sample Attrition in Studies of Psycho-social Sequelae of Abortion: How great a problem." Journal of Social Issues, 1979, 35, 100-110. 11. Speckhard, "Postabortion Syndrome: An Emerging Public Health Concern," Journal of Social Issues, 48(3):95-119. 12. Speckhard, Psycho-social Stress Following Abortion, Sheed & Ward , Kansas City: MO, 1987; and Belsey, et al., "Predictive Factors in Emotional Response to Abortion: King's Termination Study - IV," Soc. Sci. & Med., 11:71-82 (1977). 13. Speckhard, Psycho-social Stress Following Abortion, Sheed & Ward, Kansas City: MO, 1987; Gissler, Hemminki & Lonnqvist, "Suicides after pregnancy in Finland, 1987-94: register linkage study," British Journal of Medicine 313:1431-4, 1996.C. Haignere, et al., "HIV/AIDS Prevention and Multiple Risk Behaviors of Gay Male and Runaway Adolescents," Sixth International Conference on AIDS: San Francisco, June 1990; N. Campbell, et al., "Abortion in Adolescence," Adolescence, 23(92):813-823 (1988); H. Vaughan, Canonical Variates of Post-Abortion Syndrome, Portsmouth, NH: Institute for Pregnancy Loss, 1991; B. Garfinkel, "Stress, Depression and Suicide: A Study of Adolescents in Minnesota," Responding to High Risk Youth, Minnesota Extension Service, University of Minnesota (1986). 14. Harlap, "Characteristics of Pregnant Women Reporting Previous Induced Abortions," Bulletin World Health Organization, 52:149 (1975); N. Meirik , "Outcome of First Delivery After 2nd Trimester Two Stage Induced Abortion: A Controlled Cohort Study," Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavia 63(1):45-50(1984); Levin, et al., "Association of Induced Abortion with Subsequent Pregnancy Loss," JAMA, 243:2495-2499, June 27, 1980 . 15. Obel, "Pregnancy Complications Following Legally Induced Abortion: An Analysis of the Population with Special Reference to Prematurity," Danish Medical Bulletin, 26:192-199 (1979); Martin, "An Overview: Maternal Nicotine and Caffeine Consumption and Offspring Outcome," Neurobehavioral Toxicology and Tertology, 4(4):421-427, (1982). 16. Klassen, "Sexual Experience and Drinking Among Women in a U.S. National Survey," Archives of Sexual Behavior, 15(5):363-39 ; M. Plant, Women, Drinking and Pregnancy, Tavistock Pub, London (1985); Kuzma & Kissinger, "Patterns of Alcohol and Cigarette Use in Pregnancy," Neurobehavioral Toxicology and Terotology, 3:211-221 (1981). 17. Morrissey, et al., "Stressful Life Events and Alcohol Problems Among Women Seen at a Detoxification Center ," Journal of Studies on Alcohol, 39(9):1159 (1978). 18. Oro, et al., "Perinatal Cocaine and Methamphetamine Exposure Maternal and Neo-Natal Correlates," J. Pediatrics, 111:571- 578 (1978); D.A. Frank, et al., "Cocaine Use During Pregnancy Prevalence and Correlates," Pediatrics, 82(6):888 (1988); H. Amaro, et al., "Drug Use Among Adolescent Mothers: Profile of Risk," Pediatrics 84:144-150, (1989) 19. Speckhard, Psycho-social Stress Following Abortion, Sheed & Ward, Kansas City: MO, 1987; J. Spaulding, et al, "Psychoses Following Therapeutic Abortion, Am. J. of Psychiatry 125(3):364 (1978); R.K. McAll, et al., "Ritual Mourning in Anorexia Nervosa," The Lancet, August 16, 1980, p. 368. 20. Benedict, et al., "Maternal Perinatal Risk Factors and Child Abuse," Child Abuse and Neglect, 9:217-224 (1985); P.G. Ney, "Relationship between Abortion and Child Abuse," Canadian Journal of Psychiatry, 24:610-620, 1979; Reardon, Aborted Women - Silent No More (Chicago: Loyola University Press, 1987), 129-30, describe el caso de una mujer que golpeó a su hijo de tres años hasta matarlo, poco después de haberle sido practicado un aborto que le desencadenó un "episodio psicótico" de aflicción, culpa e ira injustificada. 21. Shepard, et al., "Contraceptive Practice and Repeat Induced Abortion: An Epidemiological Investigation," J. Biosocial Science, 11:289-302 (1979); M. Bracken, "First and Repeated Abortions: A Study of Decision-Making and Delay," J. Biosocial Science, 7:473-491 (1975); S. Henshaw, "The Characteristics and Prior Contraceptive Use of U.S. Abortion Patients," Family Planning Perspectives, 20(4):158-168 (1988); D. Sherman, et al., "The Abortion Experience in Private Practice," Women and Loss: Psychobiological Perspectives, ed. W.F. Finn, et al., (New York: Praeger Publ. 1985), pp98-107; E.M. Belsey, et al., "Predictive Factors in Emotional Response to Abortion: King's Termination Study - IV," Social Science and Medicine, 11:71- 82 (1977); E. Freeman, et al., "Emotional Distress Patterns Among Women Having First or Repeat Abortions," Obstetrics and Gynecology, 55(5):630-636 (1980); C. Berger, et al., "Repeat Abortion: Is it a Problem?" Family Planning Perspectives 16(2):70-75 (1984). 22. Joyce, "The Social and Economic Correlates of Pregnancy Resolution Among Adolescents in New York by Race and Ethnicity: A Multivariate Analysis," Am. J. of Public Health, 78(6):626-631 (1988); C. Tietze, "Repeat Abortions - Why More?" Family Planning Perspectives 10(5):286-288, (1978). 23. Leach, "The Repeat Abortion Patient," Family Planning Perspectives, 9(1):37-39 (1977); S. Fischer, "Reflection on Repeated Abortions: The meanings and motivations," Journal of Social Work Practice 2(2):70-87 (1986); B. Howe, et al., "Repeat Abortion, Blaming the Victims," Am. J. of Public Health, 69(12):1242-1246, (1979). Para la versión original inglesa: http://www.afterabortion.org/psychol.html EXISTEN ALTERNATIVAS AL ABORTO QUE SU LEGALIZACIÓN CLAUSURA Heraclio Labandera Un aborto siempre es igual a una mujer abandonada. Se trata de embarazadas que son abandonadas a la miseria, a la angustia o a la soledad. Para algunos el aborto es una solución porque descuentan que con su liberalización le hacen un favor a la mujer, cuando en realidad sólo consolidan ese clima de abandono que rodea a las embarazadas en situación de abortar. El tema del aborto se ha convertido en una conversación inteligente, de esas que hacen interesante cualquier tertulia aburrida de fin de semana o que resulta funcional a la imagen liberal que siempre es bueno cultivar en los medios de comunicación. En los últimos días, poner cara de intelectual y desplegar un discurso repleto de sociologismos y estadísticas constituye la condición necesaria para impresionar a cualquier auditorio. Y si se trata de un hombre, es imprescindible repetir en la conversación los eufemismos del feminismo pro-abortista para obtener credenciales habilitantes para opinar. En esto no hay que quedar afuera, ni debajo de la mesa. Queda bien repetir los argumentos desconcertantes y contradictorios de los que admiten que el concebido es un ser vivo o que el aborto -aunque sea legal- le provoca marcas indelebles a la mujer, e igual abogan por su liberalización sin admitir que provocan el daño y la muerte. Y ni que hablar si hay que posar de progresista postmoderno. Hay que hablar de manera "políticamente correcta" en un Uruguay que se supone ha virado al frenteamplismo, en un mundo donde la izquierda en general apoya la legalización del aborto. No importa que Tabaré Vázquez haya dicho hace algunos meses que como médico jamás podría justificar al aborto porque elimina a un ser vivo, ni que Danilo Astori o Mariano Arana hayan afirmado que están en total desacuerdo con una legalización de esa cruel práctica. Ni tampoco importa que en eso coincidan diputados frentistas y colorados con los legisladores blancos. Hablar del tema del aborto es algo que queda cerca para muchos. Lo que en cambio queda muy lejos es abordar el drama real del aborto, algo de lo que muy poco se habla y menos aún participan con brío esos muchos polemistas de fin de semana. Ignoran la realidad Los que predican la legalización del aborto como la gran solución para el drama de las mujeres pobres, ignoran que en el país hay miles de mujeres a las que se las expulsa de las pensiones por estar embarazadas, o se les niega trabajo si están en estado de preñez, y eso -con ser ilegal- tampoco se controla de manera adecuada. Los que predican la legalización del aborto nunca han levantado la voz para denunciar esas injusticias que obligan a muchas mujeres a abortar, y en cambio recurren al expediente fácil de proponer la liberalización de esta cruel práctica. Y de paso, estos mismos ignoran que en el país hay miles de personas anónimamente dedicadas a la tarea pro-vida, que sin tener nada que ver con esas embarazadas van a las pensiones que hacen eso para evitar que se las eche a la calle, o hablan con esos patrones abusivos para evitar que dejen a una trabajadora en el más absoluto e ilegal abandono. Esa es una ilegalidad que los que pretenden defender a la mujer debieran denunciar a gritos. Los que predican que la legalización del aborto es la panacea para evitar muertes de las mujeres que abortan, encubren el hecho de que en los países en donde esta práctica es legal siguen habiendo muertes de mujeres por abortos clandestinos (que no desaparecen) y se suman las muertes de mujeres que provocan los abortos legales. Esto lo admite la propia Organización Mundial de la Salud (1) y es citado en la literatura que esgrimen quienes ahora quieren legalizar el aborto. Así lo reconoce también la psicóloga Dense Defey, ex profesora adjunta de Facultad de Medicina, en ese trabajo que informó a los que redactaron la ley para liberalizar el aborto que está a consideración en la Cámara de Diputados. "La legalización -sostiene- ha conducido en algunos países a una práctica excesiva del aborto (Osler, 1992), utilizándolo como método anticonceptivo de elección (Guidal y Semin., 1999; Douvier y col., 2001), a un aumento de partos prematuros (con la consiguiente morbimortalidad neonatal en embarazos que si se qusieron mantener) e incluso a una banalización del aborto, que en algunos planteos aparece como sinónimo de la liberación de la mujer". (2) El aborto también acarrea graves problemas psicológicos a la mujer, porque a un hijo es más fácil sacarlo del vientre que de la conciencia. En la actualidad, la literatura psiquiátrica describe el llamado "síndrome post-aborto", relacionado con las consecuencias psíquicas que provoca en las mujeres el haber abortado, que viene acompañado de depresiones sin causa aparente y dependencias toxicológicas compulsivas a repetición. La alternativa Si el aborto es la consecuencia de una mujer abandonada, entonces la legalización podrá parecer una comodidad para los demás, pero no para la abandonada. El aborto -clandestino o legal- es la consolidación de un fracaso. Pero existen alternativas reales al aborto. Por cierto que el instituto de la adopción ya no puede ser un calvario interminable como lo es hoy, convirtiéndolo potencialmente en algo que se preste para la corrupción y la "compra" de bebitos por parte de padres desesperados por adoptar. Si el gobierno aspira a actuar sobre este problema, deberá encarar con seriedad un programa de salud que cree "Casas de Recibo" para mujeres en situación de abortar. Esta experiencia ya está muy expandida en Argentina, Chile, Colombia, México y Estados Unidos, por citar algunos de los casos que se conocen bien en Uruguay. Hay que crear además, equipos técnicos especializados que entiendan que la principal razón por la cual una mujer aborta, es la afectiva, es el abandono. Eso es lo que indican los muchos estudios latinoamericanos que se han realizado en los últimos años con mujeres en situación de abortar. Y la solución al abandono nunca será institucionalizar el abandono, que eso es la legalización del aborto. 1."Abortion: a tabulatión of available information", 3a. ed., World Health Organization, Genova, 1997. Cit. en "Iniciativas sanitarias contra el aborto provocado en condiciones de riesgo" (pág. 86), trabajo del Sindicato Médico del Uruguay citado como referente de los sectores que predican la legalización del aborto. 2."Iniciativas sanitarias contra el aborto provocado en condiciones de riesgo", paginas 31 a 49. Coordinado por doctor Leonel Briozzo. Sindicato Médico del Uruguay, Montevideo, 2002. Via; Comiteprovida.org |
11. Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza[20]: llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor. Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano. ( F.C.)
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martes, 15 de septiembre de 2015
LISTA DE LAS PRINCIPALES SECUELAS PSÍQUICAS DEL ABORTO
Conexion entre el aborto y el cáncer de seno
El cáncer de la mama ha alcanzado proporciones alarmantes en EE.UU. En 1973, cuando se legalizó el aborto en todo el país, alrededor de 85 mujeres de cada 100,000 sufrían esta terrible enfermedad. Para 1983 la proporción había aumentado a 95 de cada 100,000. Hoy en día es más de 110 de cada 100,000. Cada año alrededor de 182,000 mujeres reciben este temible diagnóstico. Este tipo de cáncer también está aumentando en el mundo entero.
Los científicos han podido identificar muchos de los factores de riesgo asociados con el aumento del cáncer del seno, tales como el tipo de alimentos que se consume y los desórdenes genéticos. Pero el 60% de dicho aumento había sido, hasta hace poco, un misterio para los investigadores. Sin embargo, estudios recientes de gran reputación han encontrado una tasa más elevada de este tipo de cáncer entre las mujeres que han abortado su primer bebé durante el primer trimestre. Joel Brind, Ph.D. ha señalado que no se trata de una mera conexión estadística, sino que se apoya en datos biológicos y endocrinológicos.
Fuente: The Catholic World Report, marzo, 1991; Sisterlife, primavera, 1994; Judie Brown, Communiqué, noviembre 12, 1993.
El aborto duplica el riesgo de cáncer de mama.
El pasado 4 de diciembre del 2001, un grupo de científicos británicos declaró que las mujeres que se han hecho practicar un aborto son el doble de propensas de contraer el cáncer de mama. El estudio se llevó a cabo en Gran Bretaña, Finlandia, Suecia y la República Checa, y demostró un vínculo directo entre el aumento de casos de cáncer de mama y el aumento del aborto desde que éste ha sido legalizado.
La investigación fue realizada por la Populations and Pensions Research Institution (Institución para la Investigación de las Poblaciones y las Pensiones), un grupo de especialistas en estadística. El grupo ha observado que hasta un 50% de los casos de cáncer de mama de los próximos 26 años en Inglaterra y Gales serán "atribuibles al aborto".
El Profesor Joel Brind, docente de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y director del Breast Cancer Prevention Institute (Instituto para la Prevención del Cáncer de Mama) en Nueva York, fue el que lanzó el estudio. Brind aseguró que la investigación se caracterizó por un impecable rigor científico.
Brind también afirmó que "las mujeres corren el riesgo [de contraer esta enfermedad] y en realidad no lo saben". El científico continuó diciendo: "El hecho de hacerse practicar [un aborto] una sola vez provoca un aumento, que se puede calcular, del riesgo de contraer cáncer de mama. Estamos hablando de miles de casos de cáncer de mama durante los próximos 20 años. Se trata de unas cifras muy sombrías."
Patrick Carroll, investigador y autor, dijo que se estima que el número total de casos de cáncer de mama será, en el 2023, superior al doble de lo que fue en 1997. Es decir, según este experto, los casos aumentarán de 35,110 en 1997 a unos 77,000 para el 2023. El investigador añadió que este aumento ocurrirá, en su mayor parte, debido a los abortos practicados en mujeres que todavía no han tenido o no habrán tenido un bebé. Y concluyó diciendo: "La incidencia de cáncer de mama ha aumentado...paralelamente al aumento de las tasas de aborto. No hay duda de que se trata de una relación de causa y efecto".
Este estudio viene a añadírsele a una veintena de otras investigaciones científicas que han llegado a la misma conclusión: existe un vínculo entre el aborto y el cáncer de mama. Visite la página web de VHI para obtener más información al respecto en:
Fuentes: "British Scientists: Abortion Doubles Breast Cancer Risk," The Age (Inglaterra), 4 de diciembre del 2001; The Pro-Life Infonet infonet@prolifeinfo.org. Citados en Global News Report, Human Life International, 10 de diciembre del 2001 hli-enews@hli.org.
El Síndrome de Asherman
Durante mucho tiempo se han pasado por alto los efectos o complicaciones que el aborto causa en la salud femenina. Sin embargo, este tema actualmente se está planteando más seriamente.
Una complicación del aborto es el Síndrome de Asherman. Este síndrome se reconoce por la aparición de adherencias de tejido dentro del útero, que producen síntomas clínicos tales como anormalidades menstruales, infertilidad y abortos espontáneos frecuentes.
Una de las principales causas del Síndrome de Asherman es el aborto de dilatación y curetage (comúnmente conocido como D&C). La incidencia del Síndrome de Asherman debido al D&C se hace más pronunciada si existe una infección o ésta se desarrolla después de la operación.
Una complicación del aborto es el Síndrome de Asherman. Este síndrome se reconoce por la aparición de adherencias de tejido dentro del útero, que producen síntomas clínicos tales como anormalidades menstruales, infertilidad y abortos espontáneos frecuentes.
Una de las principales causas del Síndrome de Asherman es el aborto de dilatación y curetage (comúnmente conocido como D&C). La incidencia del Síndrome de Asherman debido al D&C se hace más pronunciada si existe una infección o ésta se desarrolla después de la operación.
Aunque no se conoce totalmente cómo el Síndrome de Asherman afecta la fertilidad, algunas explicaciones indican lo siguiente: las adherencias del tejido impiden que el embrión se implante en la pared uterina, lo cual trae como consecuencia que la implantación se realize en el cuello uterino o en las trompas de Falopio (embarazo ectópico) y/o que ocurra un aborto espontáneo.
Existe evidencia de que los embarazos ectópicos pueden estar relacionados con los abortos inducidos, con el Síndrome de Asherman o con el tratamiento de este último a través del dispositivo intrauterino. Obsérvese que el tratamiento final de los embarazos ectópicos es usualmente una histerectomía total (extirpación del útero). Así, un aborto inducido por D&C puede traer a largo plazo una complicación como el Síndrome de Asherman, teniendo como consecuencia un embarazo ectópico y finalmente una histerectomía total con la consiguiente pérdida de la fertilidad.
Por lo tanto, al menos una posible complicación para una mujer que se practique un aborto inducido a través del método del D&C es el Síndrome de Asherman, el cual puede llevar a la infertilidad. (Es importante resaltar también que el D&C es una de las técnicas de aborto legal mayormente usadas.)
Esta información debe ser añadida al debate en torno al aborto. Las mujeres que están pensando practicarse un aborto deben ser informadas de las posibles complicaciones del Síndrome de Asherman y de sus efectos de infertilidad.
FUENTES: Klein, S.M., García, C.R., "El Síndrome de Asherman: una crítica y revisión actual," Fertile Sterid. 24,9, 1973, pp.722-735; Shingawa, S., Nagayama, M., "Embarazos cervicales como una posible secuela de abortos inducidos. Reporte de 19 casos," American Journal of Obstetrics and Gynecology 105,2, 1969, pp.282-284; Dicker, D., Feldberg, D., Samuel, N., Goldman, J.A., "Etiología de embarazos cervicales: conexión con el aborto, patología pélvica, dispositivos intrauterinos (IUDs), y el Síndrome de Asherman," Journal of Reproductive Medicine 30, 2, 1985, pp.25-27; Henshaw, S.K., Koomin, L.M., Smith, J.C., "Characteristics of U.S. Women Having Abortions, 1987," Family Planning Perspectives 23, 2, 1991, pp.75-81.
Tomado de "El Síndrome de Asherman: una consecuencia del aborto"
Tomado de "El Síndrome de Asherman: una consecuencia del aborto"
Via: Comité provida.org
La caja negra del aborto
El aborto es como una gran caja negra: se ve a la mujer que entra y a la que sale, pero se mantiene en las tinieblas de la censura todo lo que ocurre dentro. Para empezar se oscurece la propia etimología:
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Josep Miró i Ardèvol
Si se analiza con objetividad el problema, se observa que el aborto nunca es un hecho aislado sino que casi siempre va acompañado de otra serie de trastornos de conductas importantes, que suponen un deterioro grande en la vida personal, familiar y social, y que nunca son estudiados y por consiguiente jamás se tratan. En muchos casos se ignora que el aborto presenta una situación previa de falta de autoestima y de inseguridad por parte de la mujer. Al contrario, se trata el embarazo como patología y se prescinde de la patología que conduce al aborto. Se han invertido los términos de lo que la racionalidad científica establece: lo normal es parir y lo traumático es abortar. Entonces ¿qué empuja a las mujeres a tal trauma? No ya la respuesta sino la propia pregunta están condenadas dentro de la caja negra. La depresión, la ansiedad y la pérdida de lívido son síndromes presentes de manera mayoritaria, pero ningún protocolo de la sanidad española conduce a considerarlos, como se ignora en España la casuística entre aborto y ruptura matrimonial o de la pareja.
En este estado lo que precisan la mayoría de mujeres es acompañamiento, afecto, apoyo y atención, pero solo encuentran una ruptura traumática, artificial, de su embarazo, practicada en unas pocas horas. La mujer después de abortar se encuentra más sola que nunca, con –en muchos casos– un interrogante que la erosiona: ¿he hecho bien? Ninguna atención medica, ningún acompañamiento estará a su lado después de haber pagado a la clínica, donde generalmente habrá permanecido medio día como mucho. Por esta razón, los abortos tienen consecuencias negativas no sólo para la propia mujer sino también para su familia, y ello explica la mayor frecuencia de divorcios y rupturas, entre otros tipos de conflictos. Pero es que el sistema no está concebido para ayudar a la mujer, sino para promover el aborto porque se ha convertido en una de las señas de identidad de la postizquierda. El procedimiento de las clínicas es simple: "traiga su dinero y venga". Y una vez alli se trata de trivializar el hecho: "¿Es un bebito?" Les responden: "No, sólo un producto de la concepción (un coágulo sanguíneo o una formación de tejidos)". "¿Me dolerá?" "No, usted sentirá una sensación leve de contracciones o calambres". La mayoría de las mujeres han sufrido dolores y se sobreponen, así es que creen que este procedimiento no debe ser demasiado doloroso. ¡Sin embargo, el aborto puede serlo y mucho!, y arriesgado para la salud psíquica de la madre, incluso desde el punto de vista estrictamente físico. Pero nada de ello le es explicado. Los riesgos por insuficiente capacidad de coagulación, la presencia de hematuria, son posibilidades nada extrañas sobre las que la mujer debería ser advertida. Obviamente y dentro de la lógica del bussines de las clínicas privadas, no es el caso. Por otra parte, la posibilidad de que la práctica del aborto express se vea complicada por otras dolencias previas que los médicos abortistas desconocen, porque para nada utilizan el historial clínico, debería alertar todavía más sobre las condiciones en que se desarrolla la práctica del aborto en España. El último fallecimiento conocido fue en el año 2008. Una mujer de 30 años falleció tras ingresar en la clínica El Bosque de Madrid. La paciente entró en parada cardiorrespiratoria durante la fase exploratoria previa al aborto. Los hechos ocurrieron el mismo día en que se había programado su práctica, el martes, 13 de enero, aunque la mujer había ingresado 24 horas antes en el centro, uno de los cuatro acreditados para la interrupción del embarazo en Madrid. El aborto era de los considerados 'de alto riesgo' dado que la mujer se encontraba en la 21 semanas, pero a pesar de ello la clínica no solicitó los antecedentes médicos. Se da la circunstancia de que la clínica El Bosque fue investigada por supuestas irregularidades practicadas en los abortos, el caso está pendiente del pronunciamiento de los juzgados. Pero no se trata solo de riesgos o secuelas físicas, también se ocultan de manera sistemática los riesgos psíquicos que con gran frecuencia van aparejados al aborto. El último estudio sobre este tema del British Journal of Psychiatry confirma lo que muchos ya pensaban: abortar supone un aumento de riesgo de trastorno psíquico, es decir, el 'síndrome post-aborto'. El estudio, realizado por tres especialistas de nacionalidad neozelandesa, se centra en más de mil mujeres durante 30 años, empezando con una muestra original de 630. Los factores que se evaluaron tenían que ver con depresión, ansiedad, pensamientos suicidas, alcoholismo y adicción a las drogas; y se tuvo en cuenta la información sobre nivel socioeconómico, ambiente familiar, antecedentes psiquiátricos, rendimiento escolar, problemas de adaptación en la adolescencia, adicciones, etc. Los investigadores tuvieron en cuenta la salud psíquica de mujeres cuando terminó el embarazo y durante cinco años después. Así las cosas, el aumento de trastornos psíquicos en comparación con las mujeres no embarazadas es 1,37 mayor en época de aborto y 1,32 a los cinco años, es decir una de cada tres lo va a experimentar, y le va a durar años. El aborto espontáneo está asociado a un aumento, pero menor en este caso, de riesgo en época del suceso (1,25) pero no a los cinco años donde prácticamente ha desaparecido (1,06). Por el contrario dar a luz no implica variación del riesgo estadísticamente significativa. Los autores, ante el supuesto de aborto legal por trastorno psíquico de la madre, afirman que “ningún estudio científico ha hallado que abortar reduzca el riesgo de trastornos psíquicos”. Y este es un dato clave porque el 97% de los abortos que se comenten en España se justifican precisamente por el riesgo para la salud psíquica de la madre. Pero éste no es nada más que el discurso de los charlatanes, porque no solo no está probado que el aborto constituya una terapia, sino que ahora además podemos constatar con datos científicos disponibles algo que ni la recta razón permitía pensar: la ruptura brutal de un proceso natural que imbrica de una manera tan equilibrada y compleja a dos seres humanos, la madre y su hijo, tiene en muchos casos una consecuencia psicosomática grave, que exige tratamiento médico especializado. La ocultación de esta realidad, no solo perjudica a la mujer porque le niega elementos de juicio, sino que impide luego la adopción de las medidas médicas adecuadas para tratar el daño causado.
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Secuelas psíquicas del Aborto
En un estudio realizado sobre pacientes post-aborto a sólo 8 semanas de haber abortado, los investigadores hallaron que el 44 % se quejaba de trastornos nerviosos, el 36 % había sufrido alteraciones del sueño, el 31 % tenía arrepentimientos por la decisión tomada y al 11 % le habían sido prescritos fármacos psicotrópicos por su médico de cabecera. (2) Un estudio retrospectivo que abarcaba un período de cinco años en dos provincias canadienses detectó que el recurso a los servicios médicos y psiquiátricos era sensiblemente mayor entre mujeres que habían abortado. Lo más revelador fue la conclusión a la que se llegó, según la cual el 25 % de mujeres que habían abortado visitaban a los psiquiatras frente al 3 % del grupo de control [ 3 % of the control group ]. (3) Las mujeres que han abortado tienen bastantes más probabilidades que otras de requerir el ingreso posterior en un hospital psiquiátrico. Adolescentes, mujeres separadas o divorciadas, y aquéllas en cuya historia clínica figura más de un aborto encaran un riesgo especialmente alto. (4)
Puesto que muchas mujeres tras un aborto recurren a la represión como mecanismo de defensa [ as a coping mechanism ], puede darse un largo período de negación antes de que una mujer requiera tratamiento psiquiátrico. Estos sentimientos reprimidos son susceptibles de causar afecciones psicosomáticas y psiquiátricas o de conducta en otras facetas de la vida de la mujer. En consecuencia, algunos asesores [counselors; al parecer, se refiere a ciertos peritos de los procesos judiciales norteamericanos] informan del hecho de que la angustia [ distress ] por un aborto que no se quiere reconocer es lo que en realidad subyace en muchas de sus pacientes, incluso aunque se hayan dirigido a ellos en demanda de terapias para problemas que aparentemente nada tienen que ver con ello. (5)
Un importante muestreo concluyó que al menos un 19 % de mujeres que han abortado padecen trastornos por estrés post-traumático (PTSD). Aproximadamente la mitad presentaba muchos de los síntomas de PTSD, aunque no todos, y entre un 20 y un 40 por ciento mostraban niveles de estrés que fluctuaban entre moderados y altos, así como conducta evasiva respecto a sus experiencias abortivas. (6) Puesto que nos hallamos ante una alteración grave que puede estar presente en muchas demandantes, y que no es fácilmente comprendida fuera de la profesión de asesor, el siguiente resumen será más completo que otros apartados de esta sección. El PTSD es una disfunción psicológica producto de una experiencia traumática que anula los mecanismos normales de defensa de una persona, derivando en miedo intenso, sensación de desvalimiento o de estar atrapado, o en pérdida del control. El riesgo de que una experiencia resulte traumática se incrementa cuando el hecho traumatizante es percibido como susceptible de conllevar amenazas de lesión física, violación sexual o presencia personal o participación en una muerte violenta. Se da el PTSD cuando el hecho traumático produce la hiperexcitabilidad [ hyperarousal ] de los mecanismos de defensa de vuelo o lucha [ flight or fight ]. Tal hiperexcitación provoca que estos mecanismos de defensa se desorganicen, desconectados de las circunstancias presentes, y empiecen a funciona por su cuenta, dando lugar a una conducta anormal y a graves transtornos de la personalidad. A guisa de ejemplo de esta deconexión de funciones mentales, puede ocurrir que alguna víctima de PTSD experimente una intensa emoción, pero sin clara memoria del hecho; otros pueden recordar cada detalle pero sin emoción; otros incluso pueden revivir tanto el hecho como las emociones en furtivas y abrumadoras experiencias de flashback. (7)
Las mujeres pueden interiorizar el aborto como una experiencia traumática por varias razones. En muchos casos llegan a él forzadas por maridos, novios, padres u otros. Si la mujer ha sido victima en repetidas ocasiones de abuso de posición dominante, el aborto forzado puede ser percibido como la violación definitiva en el curso de una vida marcada por el abuso. Otras mujeres -sin importar cuánto de imperioso tuviesen las razones por las que recurrieron al aborto- pueden incluso percibir el final de su embarazo como la muerte violenta causada a su propio hijo. El miedo, la ansiedad, el dolor y la culpa asociada al procedimiento aparecen entreverados en esta percepción de muerte violenta y grotesca. Algunas mujeres aun dan cuenta de que el dolor del aborto, desatado sobre ellas por un extraño enmascarado que asalta su cuerpo, se siente como idéntico al de una violación. (8) En efecto, los investigadores han concluido que las mujeres en cuya historia clínica constan agresiones sexuales pueden sentir mayor angustia durante y después de la práctica del aborto a causa de estas asociaciones entre ambas experiencias. (9) Cuando el factor de estrés que conduce al PTSD es el aborto, algunos clínicos lo denominan Síndrome Post-aborto (PAS).
Los síntomas más importantes del "PTSD" son clasificados generalmente en tres categorías: hiperexcitación [ hiperarousal ], intrusión y constricción.
El primero consiste en una intervención inapropiada y crónica de los mecanismos de defensa fight or flight. La persona se halla por lo visto en permanente alerta frente a amenazas de peligro. Los síntomas de hiperexcitación incluyen: respuestas exageradamente sobresaltadas, ataques de ansiedad, irritabilidad, explosiones de ira o rabia, conducta agresiva, dificultad para concentrarse, hipervigilancia, dificultad para conciliar el sueño o mantenerse despierto, o reacciones fisiológicas ante situaciones que simbolicen o se asemejen a algún aspecto de la experiencia traumática (por ejemplo, aceleración del pulso o sudoración durante un examen pélvico, o al tiempo de oír el sonido de una bomba neumática).
La intrusión consiste en revivir el hecho traumático involuntaria e inesperadamente. Los síntomas de intrusión en los casos de PAS incluyen: pensamientos recurrentes e intrusivos sobre el aborto o el niño abortado,flashbacks en los que las mujeres vuelven a vivir momentáneamente un aspecto de la experiencia abortiva, pesadillas sobre el aborto o el niño, o reacciones de intenso pesar o depresión en la fecha del aniversario del embarazo abortado o del aborto.
La constricción consiste en paralizar los recursos emocionales o en desarrollar patrones de conducta, de forma se que eviten los estímulos asociados con el trauma. Se trata de la conducta evasiva [ o de evitación: "avoiding ]; un intento de negar y de evitar las sensaciones negativas de gente, lugares, o cosas que agraven las sentimientos negativos asociados con el trauma. En los casos de trauma post-aborto, la constricción puede incluir: incapacidad para recordar la experiencia abortiva o partes importantes de ella; esfuerzos por evitar actividades o situaciones que puedan excitar los recuerdos del aborto; abandono de relaciones, en especial, alejamiento de aquéllas que tuvieron que ver con la decisión de abortar; evitación de hijos; intentos de evitar o negar pensamientos o sensaciones relacionadas con el aborto; escasa presencia de sentimientos relacionados con el amor o la ternura; visión del futuro como en escorzo (p. ej. no esperar tener una carrera, casarse, criar hijos o una vivir una vida larga); interés reducido por actividades con las que antes se disfrutaba; abuso de drogas o alcohol; pensamientos o actos suicidas y otras tendencias autodestructivas.
Como ya se mencionó, el estudio de Barnard identificó un porcentaje del 19 % de PTSD entre mujeres a las que les fueron practicados abortos entre tres y cinco años antes. Pero en realidad el porcentaje efectivo es mayor con toda probabidad. Como la mayoria de los estudios post-aborto, el de Barnard estaba lastrado por un porcentaje de omisiones del 15 % [ a fifty percent drop out rate ]. La experiencia clínica ha demostrado que las mujeres que menos suelen cooperar en una investigación post-aborto son aquéllas a las que el aborto ha causado mayor angustia psicológica. La investigación ha confirmado esta intuición, demostrando que las características demográficas de las mujeres que rechazan la evaluación posterior, coinciden en su mayoría con las de las mujeres que padecen la angustia post-aborto más acentuada. (10) La extraordinariamente alta tasa de negativas a participar en estudios post-aborto puede ser interpretada como evidencia de constricción o de conducta de evitación (no querer pensar en el aborto) que es un destacado síntoma de PTSD.
Para muchas mujeres, el comienzo o la identificación inequívoca de los síntomas del PTSD puede demorarse durante varios años. (11) Hasta que una persona aquejada de PTSD ha recibido consejo y logrado un adecuado restablecimiento, el PTSD puede dar lugar a una incapacidad psicológica que impediría a una paciente de aborto afectada interponer una demanda judicial dentro del período normal establecido por la ley. Esta incapacidad puede, sin embargo, proveer de base legal para obtener una prórroga de dicho plazo.
Entre un treinta y un cincuenta por ciento de mujeres que han abortado declaran sufrir disfunciones sexuales, tanto de breve como de larga duración, que comienza inmediatamente después de sus respectivos abortos. En concreto pueden incluir uno o varios problemas de los que se detallan a continuación: ausencia de placer en las relaciones, dolor añadido, aversión al sexo o a los hombres en general, o desarrollo de una forma de vida de tipo promiscuo. (12)
Aproximadamente un 60 por ciento de mujeres que experimentan secuelas post-aborto declaran albergar ideas suicidas, con un un 28 por ciento que intenta realmente suicidarse, de las cuales la mitad lo ha hecho en dos o más ocasiones.
Investigadores finlandeses han identificado una estrecha relación estadística entre el aborto y el suicidio en un estudio basado en registros. Los 73 suidicidios identificados se asociaban en el espacio de un año a embarazos que acababan ya de forma natural, ya por aborto provocado. La tasa media anual de suicidio femenino en general era de 11.3 por cada 100.000. La tasa de suicidios asociados con nacimientos era significativamente más baja (5.9). Las tasas para interrupción del embarazo eran sensiblemente más altas. Para el aborto natural, la tasa era de 18.1 por cada 100.000 y para el aborto provocado de 34.7 por cada 100.000. La tasa de suicidio dentro del año posterior a la práctica del aborto era tres veces más alta que la tasa general femenina, siete veces más elevada que para las mujeres que llevan a término su embarazo, y casi el doble de alta que la de las mujeres que habían sufrido un aborto por causas naturales. (13)
El estrés post-aborto se vincula con una acentuación del tabaquismo. Las mujeres que abortan tienen el doble de probabilidades de convertirse en grandes fumadoras y de sufrir los correspondientes riesgos sobre la salud. (14) Las mujeres que han abortado tienen también mayor probabilidad de continuar fumando durante los posteriores embarazos deseados, con el riesgo añadido de muerte neonatal o anomalías congénitas. (15)
El aborto se vincula de forma significativa con un riesgo doblemente añadido de abuso del alcohol entre las mujeres. (16) El aborto seguido de abuso del alcohol se vincula con conductas violentas, divorcio o separacion, accidentes de tráfico, y pérdida del puesto de trabajo. (17) (ver también New Study Confirms Link Between Abortion and Substance Abuse)
El aborto se halla significativamente ligado a abuso posterior de las drogas. Además de los costes psico-sociales que supone tal abuso, la adicción las drogas se vincula con riesgo incrementado de contraer infecciones por VIH/SIDA, malformaciones congénitas y conducta agresiva. (18)
Para algunas mujeres al menos, el estrés post-aborto se asocia con desórdenes en la ingestión de alimentos tales como comer compulsivamente [ binge eating ], bulimia, y anorexia nerviosa. (19)
El aborto se vincula con mayores niveles de depresión, conducta violenta, abuso del alcohol y de las drogas, embarazos 'de sustitución o reemplazo', y relajación de los lazos que unen a las madres con los hijos habidos posteriormente. Estos factores se asocian estrechamente con el trato abusivo hacia los niños y parecen confirmar particulares valoraciones clínicas que vinculan el trauma post-aborto con abuso infantil subsiguiente. (20)
Para la mayor parte de las parejas, un aborto crea problemas imprevistos en su relación. Las parejas que han recurrido al aborto están más expuestas a divorciarse o a separarse. Muchas mujeres que abortan desarrollan una mayor dificultad para establecer lazos duraderos con un compañero. Esto puede deberse a que el aborto se relaciona con reacciones tales como baja autoestima, mayor desconfianza hacia los hombres, disfunción sexual, abuso de substancias y niveles incrementados de depresión, ansiedad y cólera pasajera [ volatile anger ]. Las mujeres que se han sometido a más de un aborto (que representan alrededor del 45 % de todos los abortos) tienen mayor probablidad de requerir ayudas públicas, en parte porque también tienen más probabilidades de acabar constituyendo familias monoparentales. (21)
Las mujeres a las que les ha sido practicado un aborto arrostran un riesgo añadido de volver a abortar en el futuro. Las mujeres que cuentan con una experiencia abortiva anterior tienen una probabilidad cuatro veces mayor de volver a interrumpir voluntariamente su embarazo que aquéllas que no tienen historia abortiva previa. (22)
Este riesgo incrementado se asocia con el aborto anterior por la baja autoestima, un consciente o inconsciente deseo de llevar a cabo un embarazo 'de sustitición', y una mayor actividad sexual post-aborto. Los abortos posteriores pueden producirse por culpa de deseos conflictivos de quedar embarazada y tener un hijo y presiones continuas en favor del aborto, como puede ser el abandono por parte del nuevo compañero. En los abortos de repetición se da cuenta también de cierta clase de auto-punición. (23)
Aproximadamente un 45 % de todos los abortos son ahora abortos de repetición. El riesgo de caer en un patrón de aborto de repetición debería ser comentado con la paciente a la vista de su primer aborto. Es más, puesto que las mujeres a las que se les ha practicado más de un aborto se exponen a un importante riesgo añadido de sufrir secuelas físicas y psíquicas, tales riesgos cualificados deberían ser ampliamente comentados con las mujeres que optan por abortar.
NOTAS:1. Una excelente fuente de información para cualquier abogado interesado en lo referente a la negligencia en la práctica del aborto es Thomas Strahan's Major Articles and Books Concerning the Detrimental Effects of Abortion (Rutherford Institute, PO Box 7482, Charlottesville, VA 22906-7482, (804) 978-388.).
2. Ashton,"They Psychosocial Outcome of Induced Abortion", British Journal of Ob&Gyn., 87:1115-1122, (1980).
3. Badgley, et.al.,Report of the Committee on the Operation of the Abortion Law (Ottawa:Supply and Services, 1977) pp.313-321.
4. R. Somers, "Risk of Admission to Psychiatric Institutions Among Danish Women who Experienced Induced Abortion: An Analysis on National Record Linkage," Dissertation Abstracts International, Public Health 2621-B, Order No. 7926066 (1979); H. David, et al., "Postpartum and Postabortion Psychotic Reactions," Family Planning Perspectives 13:88-91 (1981).
5. Kent, et al., "Bereavement in Post-Abortive Women: A Clinical Report", World Journal of Psychosynthesis (Autumn-Winter 1981), vol.13,nos.3-4.
6. Catherine Barnard, The Long-Term Psychological Effects of Abortion, Portsmouth, N.H.: Institute for Pregnancy Loss, 1990).
7. Herman, Trauma and Recovery, (New York: Basic Books, 1992) 34.
8. Francke, The Ambivalence of Abortion (New York: Random House, 1978) 84-95.
9. Zakus, "Adolescent Abortion Option," Social Work in Health Care, 12(4):87 (1987); Makhorn, "Sexual Assault & Pregnancy," New Perspectives on Human Abortion, Mall & Watts, eds., (Washington, D.C.: University Publications of America, 1981).
10. Adler, "Sample Attrition in Studies of Psycho-social Sequelae of Abortion: How great a problem." Journal of Social Issues, 1979, 35, 100-110.
11. Speckhard, "Postabortion Syndrome: An Emerging Public Health Concern," Journal of Social Issues, 48(3):95-119.
12. Speckhard, Psycho-social Stress Following Abortion, Sheed & Ward, Kansas City: MO, 1987; and Belsey, et al., "Predictive Factors in Emotional Response to Abortion: King's Termination Study - IV," Soc. Sci. & Med., 11:71-82 (1977).
13. Speckhard, Psycho-social Stress Following Abortion, Sheed & Ward, Kansas City: MO, 1987; Gissler, Hemminki & Lonnqvist, "Suicides after pregnancy in Finland, 1987-94: register linkage study," British Journal of Medicine 313:1431-4, 1996.C. Haignere, et al., "HIV/AIDS Prevention and Multiple Risk Behaviors of Gay Male and Runaway Adolescents," Sixth International Conference on AIDS: San Francisco, June 1990; N. Campbell, et al., "Abortion in Adolescence," Adolescence, 23(92):813-823 (1988); H. Vaughan, Canonical Variates of Post-Abortion Syndrome, Portsmouth, NH: Institute for Pregnancy Loss, 1991; B. Garfinkel, "Stress, Depression and Suicide: A Study of Adolescents in Minnesota," Responding to High Risk Youth, Minnesota Extension Service, University of Minnesota (1986).
14. Harlap, "Characteristics of Pregnant Women Reporting Previous Induced Abortions," Bulletin World Health Organization, 52:149 (1975); N. Meirik, "Outcome of First Delivery After 2nd Trimester Two Stage Induced Abortion: A Controlled Cohort Study," Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavia 63(1):45-50(1984); Levin, et al., "Association of Induced Abortion with Subsequent Pregnancy Loss," JAMA, 243:2495-2499, June 27, 1980.
15. Obel, "Pregnancy Complications Following Legally Induced Abortion: An Analysis of the Population with Special Reference to Prematurity," Danish Medical Bulletin, 26:192-199 (1979); Martin, "An Overview: Maternal Nicotine and Caffeine Consumption and Offspring Outcome," Neurobehavioral Toxicology and Tertology, 4(4):421-427, (1982).
16. Klassen, "Sexual Experience and Drinking Among Women in a U.S. National Survey," Archives of Sexual Behavior, 15(5):363-39 ; M. Plant, Women, Drinking and Pregnancy, Tavistock Pub, London (1985); Kuzma & Kissinger, "Patterns of Alcohol and Cigarette Use in Pregnancy," Neurobehavioral Toxicology and Terotology, 3:211-221 (1981).
17. Morrissey, et al., "Stressful Life Events and Alcohol Problems Among Women Seen at a Detoxification Center," Journal of Studies on Alcohol, 39(9):1159 (1978).
18. Oro, et al., "Perinatal Cocaine and Methamphetamine Exposure Maternal and Neo-Natal Correlates," J. Pediatrics, 111:571- 578 (1978); D.A. Frank, et al., "Cocaine Use During Pregnancy Prevalence and Correlates," Pediatrics, 82(6):888 (1988); H. Amaro, et al., "Drug Use Among Adolescent Mothers: Profile of Risk," Pediatrics 84:144-150, (1989)
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20. Benedict, et al., "Maternal Perinatal Risk Factors and Child Abuse," Child Abuse and Neglect, 9:217-224 (1985); P.G. Ney, "Relationship between Abortion and Child Abuse," Canadian Journal of Psychiatry, 24:610-620, 1979; Reardon, Aborted Women - Silent No More (Chicago: Loyola University Press, 1987), 129-30, describe el caso de una mujer que golpeó a su hijo de tres años hasta matarlo, poco después de haberle sido practicado un aborto que le desencadenó un "episodio psicótico" de aflicción, culpa e ira injustificada.
21. Shepard, et al., "Contraceptive Practice and Repeat Induced Abortion: An Epidemiological Investigation," J. Biosocial Science, 11:289-302 (1979); M. Bracken, "First and Repeated Abortions: A Study of Decision-Making and Delay," J. Biosocial Science, 7:473-491 (1975); S. Henshaw, "The Characteristics and Prior Contraceptive Use of U.S. Abortion Patients," Family Planning Perspectives, 20(4):158-168 (1988); D. Sherman, et al., "The Abortion Experience in Private Practice," Women and Loss: Psychobiological Perspectives, ed. W.F. Finn, et al., (New York: Praeger Publ. 1985), pp98-107; E.M. Belsey, et al., "Predictive Factors in Emotional Response to Abortion: King's Termination Study - IV," Social Science and Medicine, 11:71- 82 (1977); E. Freeman, et al., "Emotional Distress Patterns Among Women Having First or Repeat Abortions," Obstetrics and Gynecology, 55(5):630-636 (1980); C. Berger, et al., "Repeat Abortion: Is it a Problem?" Family Planning Perspectives 16(2):70-75 (1984).
22. Joyce, "The Social and Economic Correlates of Pregnancy Resolution Among Adolescents in New York by Race and Ethnicity: A Multivariate Analysis," Am. J. of Public Health, 78(6):626-631 (1988); C. Tietze, "Repeat Abortions - Why More?" Family Planning Perspectives 10(5):286-288, (1978).
23. Leach, "The Repeat Abortion Patient," Family Planning Perspectives, 9(1):37-39 (1977); S. Fischer, "Reflection on Repeated Abortions: The meanings and motivations," Journal of Social Work Practice 2(2):70-87 (1986); B. Howe, et al., "Repeat Abortion, Blaming the Victims," Am. J. of Public Health, 69(12):1242-1246, (1979).
sábado, 24 de marzo de 2012
►El aborto puede ser especialmente perjudicial para la crianza de los demás hijos
Instituto Elliot, 1 de julio de 2009 - Una nueva revisión de los estudios que analizan los distintos tipos de pérdida prenatal y los efectos posteriores sobre la crianza de los hijos ha llegado a la conclusión de que el aborto puede ser "especialmente perjudicial para el proceso de la crianza de los hijos" y que tiene más influencia en la relación parental que otras formas de embarazos malogrados, según un nuevo estudio.
El artículo, publicado en Current Women's Health Reviews (Reseñas sobre la salud de la mujer) , analiza los estudios ya publicados sobre el aborto involuntario, el aborto inducido y la adopción. La autora, Priscilla Coleman de la Bowling Green State University, se ha centrado en las reacciones psicológicas a estos diferentes tipos de pérdida y ha analizado cómo podrían afectar a la relación de una madre con los niños nacidos después del embarazo malogrado (1).
Ahora se sabe que las mujeres suelen comenzar a sentir el apego materno en las primeras etapas del embarazo. El documento señala que a pesar de las mayores responsabilidades y el estrés que puede producir la crianza de los hijos, "numerosos estudios han documentado características psicológicas positivas asociadas a la maternidad, entre ellas el aumento de la satisfacción en la vida, la autoestima, la empatía, la moderación, la flexibilidad y recursos para hacer frente a las dificultades, y la asertividad." Perder un hijo antes o durante el parto, por cualquier razón, sin embargo, "puede ser una fuente de profundo sufrimiento".
Si bien todas las formas de pérdida del embarazo pueden causar angustia emocional que puede tener un impacto en la futura crianza de los hijos, las investigaciones disponibles indican que las respuestas emocionales después de un aborto inducido quedan sin resolver con más probabilidad y persisten durante un período de tiempo más largo.
Mientras que "la sociedad entiende que las mujeres que sufren un aborto no intencionado o dan un niño en adopción pueden experimentar tristeza y dolor, el dolor tras un aborto provocado es sancionado socialmente, porque el aborto no es reconocido por nuestra cultura como una experiencia humana de muerte", y normalmente no se ofrece ayuda para hacer frente a la experiencia.
"En muchos casos, las mujeres pueden reprimir los pensamientos y las emociones relacionadas con un aborto, porque no han sido capaces de procesar y/o expresar abiertamente las emociones negativas", afirma Coleman, agregando que la falta de reconocimiento y apoyo después de un aborto transmite el "mensaje encubierto de que otros prefieren no escuchar lo que tenemos que decir, y esto hace difícil incluso identificar nuestras reacciones ante la pérdida".
La búsqueda de ayuda y el apoyo tras un aborto se ve obstaculizada, además, por la creencia de que, a diferencia de otras formas de pérdida del embarazo, el aborto es opcional y por lo tanto, las mujeres experimentan menos angustia después. Sin embargo, tener un aborto es "a veces, bastante incompatible con los verdaderos deseos de la mujer" (una encuesta encontró que el 64 por ciento de las mujeres que habían abortado se sintieron presionadas a abortar), y muchas mujeres, especialmente aquellas que se sienten en conflicto o que no querían abortar, verdaderamente sienten angustia emocional después.
"La mejor evidencia acerca de los efectos negativos del aborto indica que un 20-30 por ciento experimentarán graves problemas psicológicos", según Coleman. "Con 1,3 millones de abortos que se practican anualmente en EEUU, cada año aparecen un mínimo de 130.000 nuevos casos de problemas de salud mental relacionados con el aborto." Mientras los defensores del aborto con frecuencia argumentan que el aborto es mejor que un embarazo no planeado llevado a término, la evidencia indica lo contrario.
Estudios de mujeres con embarazos no deseados muestran que las mujeres que han abortado tienen un mayor riesgo de depresión, consumo de drogas y ansiedad, y que las adolescentes que han abortado un embarazo no deseado son más propensas a experimentar resultados negativos de salud mental que sus compañeras que llevaron el embarazo a término. Además, un reciente estudio de Nueva Zelanda dirigido por un investigador abortista no ha encontrado pruebas de que el aborto proporcione beneficio alguno a la salud mental a las mujeres incluso en los casos de embarazo no planeado.
Cómo puede afectar el aborto a la crianza de otros hijos
El documento describe una serie de formas en las que un aborto anterior puede afectar a la relación de una mujer con sus hijos vivos:
- Aumento de la depresión y la ansiedad. El aborto se ha relacionado con tasas más elevadas de depresión y ansiedad materna antes y después del parto, que puede afectar la relación de la mujer con sus otros hijos. Además, la depresión es un predictor común de maltrato infantil.
- Trastornos y perturbaciones del sueño. Las mujeres que han tenido un aborto tienen más probabilidades de sufrir trastornos del sueño en comparación con las mujeres que llevan el embarazo a término, y una encuesta reveló que muchas mujeres atribuyen los trastornos del sueño a un aborto anterior. Estos trastornos del sueño "pueden hacer más complicada la alta demanda de energía requerida por la crianza de los hijos."
- Consumo de drogas. Varios estudios concluyen que las mujeres que han abortado tienen más probabilidades de comenzar a consumir drogas, y también son más propensas a fumar o consumir drogas o alcohol durante el embarazo. Las madres que abusan de las drogas o el alcohol tienen más posibilidades de "llevar a cabo una crianza autoritaria y prácticas punitivas," y el consumo de drogas por los padres aumenta el riesgo de que los niños sufran maltrato o negligencia.
- Maltrato de niños. El aborto se ha asociado con un menor apoyo emocional a los hijos y con un mayor riesgo de maltrato y abandono infantil. Entre otros estudios, el Dr. Philip Ney, psiquiatra infantil de la Universidad de British Columbia, descubrió que el aborto aumenta el maltrato a los otros hijos. De hecho, en Estados Unidos el maltrato infantil ha aumentado un 1000 por cien desde que se legalizó el aborto. (Ver datos de España en 2011)
El aborto también se ha relacionado con mayores tasas de suicidio y con una amplia gama de trastornos de la salud mental. Coleman también es la autora principal de un estudio publicado en la revista “The Journal of Child Psychology and Psychiatry” (Revista de Psicología y Psiquiatría Infantil), que concluye que los hijos de mujeres que han tenido abortos tienen entornos domésticos con menos apoyo y más problemas de comportamiento que los niños de las mujeres sin historial de abortos (2).
Mientras que el estudio observa que no todas las mujeres experimentan problemas psicológicos después de un aborto que afecten a sus relaciones personales, "algunas mujeres sufrirán secuelas en cuanto a la crianza de los hijos". El documento señala la necesidad de una mejor revisión y toma de conciencia sobre los posibles problemas psicológicos después de un aborto involuntario, adopción o aborto intencionado, y sobre la necesidad de más estudios para examinar los efectos del aborto.
Via: No mas silencio
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