. Necesidad de Tratamiento Psicológico: En un estudio realizado sobre pacientes post-aborto a sólo 8 semanas de haber abortado, los investigadores hallaron que el 44 % se quejaba de trastornos nerviosos, el 36 % había sufrido alteraciones del sueño, el 31 % tenía arrepentimientos por la decisión tomada y al 11 % le habían sido prescritos fármacos psicotrópicos por su médico de cabecera. (2) Un estudio retrospectivo que abarcaba un período de cinco años en dos provincias canadienses detectó que el recurso a los servicios médicos y psiquiátricos era sensiblemente mayor entre mujeres que habían abortado. Lo más revelador fue la conclusión a la que se llegó, según la cual el 25 % de mujeres que habían abortado visitaban a los psiquiatras frente al 3 % del grupo control. (3) Las mujeres que han abortado tienen bastantes más probabilidades que otras de requerir el ingreso posterior en un hospital psiquiátrico. Adolescentes, mujeres separadas o divorciadas, y aquéllas en cuya historia clínica figura más de un aborto encaran un riesgo especialmente alto. (4) Puesto que muchas mujeres tras un aborto recurren a la represión como mecanismo de defensa, puede darse un largo período de negación antes de que una mujer requiera tratamiento psiquiátrico. Estos sentimientos reprimidos son susceptibles de causar afecciones psicosomáticas y psiquiátricas o de conducta en otras facetas de la vida de la mujer. En consecuencia, algunos informan del hecho de que la angustia por un aborto que no se quiere reconocer, es lo que en realidad subyace en muchas de sus pacientes, incluso aunque se hayan dirigido a ellos en demanda de terapias para problemas que aparentemente nada tienen que ver con ello. (5) . Trastornos por estrés post-traumático ( PTSD o PAS ): Un importante muestreo concluyó que al menos un 19 % de mujeres que han abortado padecen trastornos por estrés post-traumático. Aproximadamente la mitad presentaba muchos de los síntomas de PTSD , aunque no todos, y entre un 20 y un 40 por ciento mostraban niveles de estrés que fluctuaban entre moderados y altos, así como conducta evasiva respecto a sus experiencias abortivas. (6) Puesto que nos hallamos ante una alteración grave que puede estar presente en muchas demandantes, y que no es fácilmente comprendida fuera de la profesión de asesor, el siguiente resumen será más completo que otros apartados de esta sección. El PTSD es una disfunción psicológica producto de una experiencia traumática que anula los mecanismos normales de defensa de una persona, derivando en miedo intenso, sensación de desvalimiento o de estar atrapado, o en pérdida del control. El riesgo de que una experiencia resulte traumática se incrementa cuando el hecho traumatizante es percibido como susceptible de conllevar amenazas de lesión física, violación sexual o presencia personal o participación en una muerte violenta. Se da el PTSD cuando el hecho traumático produce la hiperexcitabilidad de los mecanismos de defensa devuelo o lucha . Tal hiperexcitación provoca que estos mecanismos de defensa se desorganicen, desconectados de las circunstancias presentes, y empiecen a funciona por su cuenta, dando lugar a una conducta anormal y a graves transtornos de la personalidad. A guisa de ejemplo de esta deconexión de funciones mentales, puede ocurrir que alguna víctima de PTSD experimente una intensa emoción, pero sin clara memoria del hecho; otros pueden recordar cada detalle pero sin emoción; otros incluso pueden revivir tanto el hecho como las emociones en furtivas y abrumadoras experiencias de flashback . (7) Las mujeres pueden interiorizar el aborto como una experiencia traumática por varias razones. En muchos casos llegan a él forzadas por maridos, novios, padres u otros. Si la mujer ha sido victima en repetidas ocasiones de abuso de posición dominante, el aborto forzado puede ser percibido como la violación definitiva en el curso de una vida marcada por el abuso. Otras mujeres -sin importar cuánto de imperioso tuviesen las razones por las que recurrieron al aborto- pueden incluso percibir el final de su embarazo como la muerte violenta causada a su propio hijo. El miedo, la ansiedad, el dolor y la culpa asociada al procedimiento aparecen entreverados en esta percepción de muerte violenta y grotesca. Algunas mujeres aun dan cuenta de que el dolor del aborto, desatado sobre ellas por un extraño enmascarado que asalta su cuerpo, se siente como idéntico al de una violación. (8) En efecto, los investigadores han concluido que las mujeres en cuya historia clínica constan agresiones sexuales pueden sentir mayor angustia durante y después de la práctica del aborto a causa de estas asociaciones entre ambas experiencias. (9) Cuando el factor de estrés que conduce al PTSD es el aborto, algunos clínicos lo denominan Síndrome Post-aborto (PAS ). Los síntomas más importantes del "PTSD" son clasificados generalmente en tres categorías: hiperexcitación, intrusión y constricción. El primero consiste en una intervención inapropiada y crónica de los mecanismos de defensa fight or flight . La persona se halla por lo visto en permanente alerta frente a amenazas de peligro. Los síntomas de hiperexcitación incluyen: respuestas exageradamente sobresaltadas, ataques de ansiedad, irritabilidad, explosiones de ira o rabia, conducta agresiva, dificultad para concentrarse, hipervigilancia, dificultad para conciliar el sueño o mantenerse despierto, o reacciones fisiológicas ante situaciones que simbolicen o se asemejen a algún aspecto de la experiencia traumática (por ejemplo, aceleración del pulso o sudoración durante un examen pélvico, o al tiempo de oír el sonido de una bomba neumática). La intrusión consiste en revivir el hecho traumático involuntaria e inesperadamente. Los síntomas de intrusión en los casos de PAS incluyen: pensamientos recurrentes e intrusivos sobre el aborto o el niño abortado, flashbacks en los que las mujeres vuelven a vivir momentáneamente un aspecto de la experiencia abortiva, pesadillas sobre el aborto o el niño, o reacciones de intenso pesar o depresión en la fecha del aniversario del embarazo abortado o del aborto. La constricción consiste en paralizar los recursos emocionales o en desarrollar patrones de conducta, de forma se que eviten los estímulos asociados con el trauma. Se trata de la conducta evasiva; un intento de negar y de evitar las sensaciones negativas de gente, lugares, o cosas que agraven las sentimientos negativos asociados con el trauma. En los casos de trauma post-aborto, la constricción puede incluir: incapacidad para recordar la experiencia abortiva o partes importantes de ella; esfuerzos por evitar actividades o situaciones que puedan excitar los recuerdos del aborto; abandono de relaciones, en especial, alejamiento de aquéllas que tuvieron que ver con la decisión de abortar; evitación de hijos; intentos de evitar o negar pensamientos o sensaciones relacionadas con el aborto; escasa presencia de sentimientos relacionados con el amor o la ternura; visión del futuro como en escorzo (p. ej. no esperar tener una carrera, casarse, criar hijos o una vivir una vida larga); interés reducido por actividades con las que antes se disfrutaba; abuso de drogas o alcohol; pensamientos o actos suicidas y otras tendencias autodestructivas. Como ya se mencionó, el estudio de Barnard identificó un porcentaje del 19 % de PTSD entre mujeres a las que les fueron practicados abortos entre tres y cinco años antes. Pero en realidad el porcentaje efectivo es mayor con toda probabidad. Como la mayoria de los estudios post-aborto, el de Barnard estaba lastrado por un porcentaje de omisiones del 15 % . La experiencia clínica ha demostrado que las mujeres que menos suelen cooperar en una investigación post-aborto son aquéllas a las que el aborto ha causado mayor angustia psicológica. La investigación ha confirmado esta intuición, demostrando que las características demográficas de las mujeres que rechazan la evaluación posterior, coinciden en su mayoría con las de las mujeres que padecen la angustia post-aborto más acentuada. (10) La extraordinariamente alta tasa de negativas a participar en estudios post-aborto puede ser interpretada como evidencia de constricción o de conducta de evitación (no querer pensar en el aborto) que es un destacado síntoma dePTSD . Para muchas mujeres, el comienzo o la identificación inequívoca de los síntomas del PTSD puede demorarse durante varios años. (11) Hasta que una persona aquejada de PTSD ha recibido consejo y logrado un adecuado restablecimiento, el PTSD puede dar lugar a una incapacidad psicológica que impediría a una paciente de aborto afectada interponer una demanda judicial dentro del período normal establecido por la ley. Esta incapacidad puede, sin embargo, proveer de base legal para obtener una prórroga de dicho plazo. . Disfunción sexual: Entre un treinta y un cincuenta por ciento de mujeres que han abortado declaran sufrir disfunciones sexuales, tanto de breve como de larga duración, que comienza inmediatamente después de sus respectivos abortos. En concreto pueden incluir uno o varios problemas de los que se detallan a continuación: ausencia de placer en las relaciones, dolor añadido, aversión al sexo o a los hombres en general, o desarrollo de una forma de vida de tipo promiscuo. (12) . Planteamientos suicidas e intentos de suicidio: Aproximadamente un 60 por ciento de mujeres que experimentan secuelas post-aborto declaran albergar ideas suicidas, con un un 28 por ciento que intenta realmente suicidarse, de las cuales la mitad lo ha hecho en dos o más ocasiones. Investigadores finlandeses han identificado una estrecha relación estadística entre el aborto y el suicidio en un estudio basado en registros. Los 73 suidicidios identificados se asociaban en el espacio de un año a embarazos que acababan ya de forma natural, ya por aborto provocado. La tasa media anual de suicidio femenino en general era de 11.3 por cada 100.000. La tasa de suicidios asociados con nacimientos era significativamente más baja (5.9). Las tasas para interrupción del embarazo eran sensiblemente más altas. Para el aborto natural, la tasa era de 18.1 por cada 100.000 y para el aborto provocado de 34.7 por cada 100.000. La tasa de suicidio dentro del año posterior a la práctica del aborto era tres veces más alta que la tasa general femenina, siete veces más elevada que para las mujeres que llevan a término su embarazo, y casi el doble de alta que la de las mujeres que habían sufrido un aborto por causas naturales. (13) . Refuerzo del hábito de fumar con los correspondientes efectos negativos para la salud: El estrés post-aborto se vincula con una acentuación del tabaquismo. Las mujeres que abortan tienen el doble de probabilidades de convertirse en grandes fumadoras y de sufrir los correspondientes riesgos sobre la salud. (14) Las mujeres que han abortado tienen también mayor probabilidad de continuar fumando durante los posteriores embarazos deseados, con el riesgo añadido de muerte neonatal o anomalías congénitas. (15) . Abuso del alcohol: El aborto se vincula de forma significativa con un riesgo doblemente añadido de abuso del alcohol entre las mujeres. (16) El aborto seguido de abuso del alcohol se vincula con conductas violentas, divorcio o separacion, accidentes de tráfico, y pérdida del puesto de trabajo. (17) (ver también New Study Confirms Link Between Abortion and Substance Abuse ) . Abuso de las drogas: El aborto se halla significativamente ligado a abuso posterior de las drogas. Además de los costes psico-sociales que supone tal abuso, la adicción las drogas se vincula con riesgo incrementado de contraer infecciones por VIH/SIDA, malformaciones congénitas y conducta agresiva. (18) . Desórdenes alimenticios: Para algunas mujeres al menos, el estrés post-aborto se asocia con desórdenes en la ingestión de alimentos tales como comer compulsivamente, bulimia, y anorexia nerviosa. (19) . Descuido de los niños o conducta abusiva hacia ellos: El aborto se vincula con mayores niveles de depresión, conducta violenta, abuso del alcohol y de las drogas, embarazos 'de sustitución o reemplazo', y relajación de los lazos que unen a las madres con los hijos habidos posteriormente. Estos factores se asocian estrechamente con el trato abusivo hacia los niños y parecen confirmar particulares valoraciones clínicas que vinculan el trauma post-aborto con abuso infantil subsiguiente. (20) . Divorcio y problemas crónicos de relación: Para la mayor parte de las parejas, un aborto crea problemas imprevistos en su relación. Las parejas que han recurrido al aborto están más expuestas a divorciarse o a separarse. Muchas mujeres que abortan desarrollan una mayor dificultad para establecer lazos duraderos con un compañero. Esto puede deberse a que el aborto se relaciona con reacciones tales como baja autoestima, mayor desconfianza hacia los hombres, disfunción sexual, abuso de substancias y niveles incrementados de depresión, ansiedad y cólera pasajera. Las mujeres que se han sometido a más de un aborto (que representan alrededor del 45 % de todos los abortos) tienen mayor probablidad de requerir ayudas públicas, en parte porque también tienen más probabilidades de acabar constituyendo familias monoparentales. (21) . Abortos de repetición: Las mujeres a las que les ha sido practicado un aborto arrostran un riesgo añadido de volver a abortar en el futuro. Las mujeres que cuentan con una experiencia abortiva anterior tienen una probabilidad cuatro veces mayor de volver a interrumpir voluntariamente su embarazo que aquéllas que no tienen historia abortiva previa. (22) Este riesgo incrementado se asocia con el aborto anterior por la baja autoestima, un consciente o inconsciente deseo de llevar a cabo un embarazo 'de sustitición', y una mayor actividad sexual post-aborto. Los abortos posteriores pueden producirse por culpa de deseos conflictivos de quedar embarazada y tener un hijo y presiones continuas en favor del aborto, como puede ser el abandono por parte del nuevo compañero. En los abortos de repetición se da cuenta también de cierta clase de auto-punición. (23) Aproximadamente un 45 % de todos los abortos son ahora abortos de repetición. El riesgo de caer en un patrón de aborto de repetición debería ser comentado con la paciente a la vista de su primer aborto. Es más, puesto que las mujeres a las que se les ha practicado más de un aborto se exponen a un importante riesgo añadido de sufrir secuelas físicas y psíquicas, tales riesgos cualificados deberían ser ampliamente comentados con las mujeres que optan por abortar. NOTAS: 1. Una excelente fuente de información para cualquier abogado interesado en lo referente a la negligencia en la práctica del aborto es Thomas Strahan's Major Articles and Books Concerning the Detrimental Effects of Abortion (Rutherford Institute, PO Box 7482, Charlottesville, VA 22906-7482, (804) 978-388.). 2. Ashton,"They Psychosocial Outcome of Induced Abortion", British Journal of Ob&Gyn., 87:1115-1122, (1980). 3. Badgley, et.al.,Report of the Committee on the Operation of the Abortion Law (Ottawa:Supply and Services, 1977) pp.313-321. 4. R. Somers, "Risk of Admission to Psychiatric Institutions Among Danish Women who Experienced Induced Abortion: An Analysis on National Record Linkage," Dissertation Abstracts International, Public Health 2621-B, Order No. 7926066 (1979); H. David, et al., "Postpartum and Postabortion Psychotic Reactions," Family Planning Perspectives 13:88-91 (1981). 5. Kent , et al., "Bereavement in Post-Abortive Women: A Clinical Report", World Journal of Psychosynthesis (Autumn-Winter 1981), vol.13,nos.3-4. 6. Catherine Barnard, The Long-Term Psychological Effects of Abortion, Portsmouth , N.H. : Institute for Pregnancy Loss, 1990). 7. Herman, Trauma and Recovery, (New York: Basic Books, 1992) 34. 8. Francke, The Ambivalence of Abortion (New York: Random House, 1978) 84-95. 9. Zakus, "Adolescent Abortion Option," Social Work in Health Care, 12(4):87 (1987); Makhorn, "Sexual Assault & Pregnancy," New Perspectives on Human Abortion, Mall & Watts, eds., (Washington, D.C.: University Publications of America, 1981). 10. Adler, "Sample Attrition in Studies of Psycho-social Sequelae of Abortion: How great a problem." Journal of Social Issues, 1979, 35, 100-110. 11. Speckhard, "Postabortion Syndrome: An Emerging Public Health Concern," Journal of Social Issues, 48(3):95-119. 12. Speckhard, Psycho-social Stress Following Abortion, Sheed & Ward , Kansas City: MO, 1987; and Belsey, et al., "Predictive Factors in Emotional Response to Abortion: King's Termination Study - IV," Soc. Sci. & Med., 11:71-82 (1977). 13. Speckhard, Psycho-social Stress Following Abortion, Sheed & Ward, Kansas City: MO, 1987; Gissler, Hemminki & Lonnqvist, "Suicides after pregnancy in Finland, 1987-94: register linkage study," British Journal of Medicine 313:1431-4, 1996.C. Haignere, et al., "HIV/AIDS Prevention and Multiple Risk Behaviors of Gay Male and Runaway Adolescents," Sixth International Conference on AIDS: San Francisco, June 1990; N. Campbell, et al., "Abortion in Adolescence," Adolescence, 23(92):813-823 (1988); H. Vaughan, Canonical Variates of Post-Abortion Syndrome, Portsmouth, NH: Institute for Pregnancy Loss, 1991; B. Garfinkel, "Stress, Depression and Suicide: A Study of Adolescents in Minnesota," Responding to High Risk Youth, Minnesota Extension Service, University of Minnesota (1986). 14. Harlap, "Characteristics of Pregnant Women Reporting Previous Induced Abortions," Bulletin World Health Organization, 52:149 (1975); N. Meirik , "Outcome of First Delivery After 2nd Trimester Two Stage Induced Abortion: A Controlled Cohort Study," Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavia 63(1):45-50(1984); Levin, et al., "Association of Induced Abortion with Subsequent Pregnancy Loss," JAMA, 243:2495-2499, June 27, 1980 . 15. Obel, "Pregnancy Complications Following Legally Induced Abortion: An Analysis of the Population with Special Reference to Prematurity," Danish Medical Bulletin, 26:192-199 (1979); Martin, "An Overview: Maternal Nicotine and Caffeine Consumption and Offspring Outcome," Neurobehavioral Toxicology and Tertology, 4(4):421-427, (1982). 16. 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Spaulding, et al, "Psychoses Following Therapeutic Abortion, Am. J. of Psychiatry 125(3):364 (1978); R.K. McAll, et al., "Ritual Mourning in Anorexia Nervosa," The Lancet, August 16, 1980, p. 368. 20. Benedict, et al., "Maternal Perinatal Risk Factors and Child Abuse," Child Abuse and Neglect, 9:217-224 (1985); P.G. Ney, "Relationship between Abortion and Child Abuse," Canadian Journal of Psychiatry, 24:610-620, 1979; Reardon, Aborted Women - Silent No More (Chicago: Loyola University Press, 1987), 129-30, describe el caso de una mujer que golpeó a su hijo de tres años hasta matarlo, poco después de haberle sido practicado un aborto que le desencadenó un "episodio psicótico" de aflicción, culpa e ira injustificada. 21. Shepard, et al., "Contraceptive Practice and Repeat Induced Abortion: An Epidemiological Investigation," J. Biosocial Science, 11:289-302 (1979); M. Bracken, "First and Repeated Abortions: A Study of Decision-Making and Delay," J. Biosocial Science, 7:473-491 (1975); S. 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El tema del aborto se ha convertido en una conversación inteligente, de esas que hacen interesante cualquier tertulia aburrida de fin de semana o que resulta funcional a la imagen liberal que siempre es bueno cultivar en los medios de comunicación. En los últimos días, poner cara de intelectual y desplegar un discurso repleto de sociologismos y estadísticas constituye la condición necesaria para impresionar a cualquier auditorio. Y si se trata de un hombre, es imprescindible repetir en la conversación los eufemismos del feminismo pro-abortista para obtener credenciales habilitantes para opinar. En esto no hay que quedar afuera, ni debajo de la mesa. Queda bien repetir los argumentos desconcertantes y contradictorios de los que admiten que el concebido es un ser vivo o que el aborto -aunque sea legal- le provoca marcas indelebles a la mujer, e igual abogan por su liberalización sin admitir que provocan el daño y la muerte. Y ni que hablar si hay que posar de progresista postmoderno. Hay que hablar de manera "políticamente correcta" en un Uruguay que se supone ha virado al frenteamplismo, en un mundo donde la izquierda en general apoya la legalización del aborto. No importa que Tabaré Vázquez haya dicho hace algunos meses que como médico jamás podría justificar al aborto porque elimina a un ser vivo, ni que Danilo Astori o Mariano Arana hayan afirmado que están en total desacuerdo con una legalización de esa cruel práctica. Ni tampoco importa que en eso coincidan diputados frentistas y colorados con los legisladores blancos. Hablar del tema del aborto es algo que queda cerca para muchos. Lo que en cambio queda muy lejos es abordar el drama real del aborto, algo de lo que muy poco se habla y menos aún participan con brío esos muchos polemistas de fin de semana. Ignoran la realidad Los que predican la legalización del aborto como la gran solución para el drama de las mujeres pobres, ignoran que en el país hay miles de mujeres a las que se las expulsa de las pensiones por estar embarazadas, o se les niega trabajo si están en estado de preñez, y eso -con ser ilegal- tampoco se controla de manera adecuada. Los que predican la legalización del aborto nunca han levantado la voz para denunciar esas injusticias que obligan a muchas mujeres a abortar, y en cambio recurren al expediente fácil de proponer la liberalización de esta cruel práctica. Y de paso, estos mismos ignoran que en el país hay miles de personas anónimamente dedicadas a la tarea pro-vida, que sin tener nada que ver con esas embarazadas van a las pensiones que hacen eso para evitar que se las eche a la calle, o hablan con esos patrones abusivos para evitar que dejen a una trabajadora en el más absoluto e ilegal abandono. Esa es una ilegalidad que los que pretenden defender a la mujer debieran denunciar a gritos. Los que predican que la legalización del aborto es la panacea para evitar muertes de las mujeres que abortan, encubren el hecho de que en los países en donde esta práctica es legal siguen habiendo muertes de mujeres por abortos clandestinos (que no desaparecen) y se suman las muertes de mujeres que provocan los abortos legales. Esto lo admite la propia Organización Mundial de la Salud (1) y es citado en la literatura que esgrimen quienes ahora quieren legalizar el aborto. Así lo reconoce también la psicóloga Dense Defey, ex profesora adjunta de Facultad de Medicina, en ese trabajo que informó a los que redactaron la ley para liberalizar el aborto que está a consideración en la Cámara de Diputados. "La legalización -sostiene- ha conducido en algunos países a una práctica excesiva del aborto (Osler, 1992), utilizándolo como método anticonceptivo de elección (Guidal y Semin., 1999; Douvier y col., 2001), a un aumento de partos prematuros (con la consiguiente morbimortalidad neonatal en embarazos que si se qusieron mantener) e incluso a una banalización del aborto, que en algunos planteos aparece como sinónimo de la liberación de la mujer". (2) El aborto también acarrea graves problemas psicológicos a la mujer, porque a un hijo es más fácil sacarlo del vientre que de la conciencia. En la actualidad, la literatura psiquiátrica describe el llamado "síndrome post-aborto", relacionado con las consecuencias psíquicas que provoca en las mujeres el haber abortado, que viene acompañado de depresiones sin causa aparente y dependencias toxicológicas compulsivas a repetición. La alternativa Si el aborto es la consecuencia de una mujer abandonada, entonces la legalización podrá parecer una comodidad para los demás, pero no para la abandonada. El aborto -clandestino o legal- es la consolidación de un fracaso. Pero existen alternativas reales al aborto. Por cierto que el instituto de la adopción ya no puede ser un calvario interminable como lo es hoy, convirtiéndolo potencialmente en algo que se preste para la corrupción y la "compra" de bebitos por parte de padres desesperados por adoptar. Si el gobierno aspira a actuar sobre este problema, deberá encarar con seriedad un programa de salud que cree "Casas de Recibo" para mujeres en situación de abortar. Esta experiencia ya está muy expandida en Argentina, Chile, Colombia, México y Estados Unidos, por citar algunos de los casos que se conocen bien en Uruguay. Hay que crear además, equipos técnicos especializados que entiendan que la principal razón por la cual una mujer aborta, es la afectiva, es el abandono. Eso es lo que indican los muchos estudios latinoamericanos que se han realizado en los últimos años con mujeres en situación de abortar. Y la solución al abandono nunca será institucionalizar el abandono, que eso es la legalización del aborto. 1."Abortion: a tabulatión of available information", 3a. ed., World Health Organization, Genova, 1997. Cit. en "Iniciativas sanitarias contra el aborto provocado en condiciones de riesgo" (pág. 86), trabajo del Sindicato Médico del Uruguay citado como referente de los sectores que predican la legalización del aborto. 2."Iniciativas sanitarias contra el aborto provocado en condiciones de riesgo", paginas 31 a 49. Coordinado por doctor Leonel Briozzo. Sindicato Médico del Uruguay, Montevideo, 2002. Via; Comiteprovida.org |
11. Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza[20]: llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor. Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano. ( F.C.)
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martes, 15 de septiembre de 2015
LISTA DE LAS PRINCIPALES SECUELAS PSÍQUICAS DEL ABORTO
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