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Un matrimonio beato
Sin duda hay millares de esposos santos pero los Beltrame son la primera pareja en ser beatificados. S.S. Juan Pablo II, conciente de la necesidad de modelos de santidad para los matrimonios, ha demostrado interés por canonizar a matrimonios.
María Corsini nació en Florencia el 24 de junio en 1881; Luigi Beltrame nació en Catania el 12 de enero de 1880. Ambos se conocieron en Roma cuando eran adolescentes y se casaron en la basílica Santa María la Mayor el 25 de noviembre de 1905.
Ambos crecieron en familias católicas y desde pequeños practicaron fervientemente su fe, asistiendo todos los domingos a la Santa Misa y participando de los sacramentos. Criaron también a sus hijos en los principios y valores de la fe católica.
En 1913, pasaron una dura prueba, el embarazo de María tuvo serias complicaciones y los médicos pronosticaban que ni la madre ni el niño sobrevivirían al parto. Los doctores manifestaron que un aborto podría salvar la vida de la madre. Ella, consultando con su esposo, decidió confiar en la protección divina de Dios. Después de un difícil embarazo, madre e hijo sobrevivieron milagrosamente. La prueba fortaleció aun mas la fe de la familia.
María dio a luz a tres niños más; los dos varones fueron sacerdotes: Filippo, quien es ahora Mons. Tarcisio de la diócesis de Roma y Cesare, ahora el P. Paolino, monje trapense.
La mayor de las hijas, Enrichetta, la que sobrevivió el difícil embarazo, constituyó un hogar santo; mientras que su hermana Stefania ingresó a la congregación de los benedictinos, conocida como la Madre Cecilia, quien falleció en 1993.
Los tres hermanos estuvieron presentes en la beatificación de sus padres. Los dos hijos sacerdotes concelebraron en la misa.
La familia Beltrame Quattrochi fue conocida por participación en muchas organizaciones católicas. Luigi fue un respetado abogado, quien ocupó un cargo importante dentro de la política italiana. María trabajó como voluntaria asistiendo a los etíopes en dicho país durante la segunda guerra mundial.
El beato Luigi murió en 1951, y María, su fiel esposa, en 1965.
Beatificación
La Congregación para la Causa de los Santos trató este caso como algo especial, y con la aprobación del Papa Juan Pablo II. Asu intercesión ha sido atribuido un milagro que abrió la vía para su beatificación.
El Prefecto de esta Congregación, Cardenal José Saraiva Martins, señaló que era imposible beatificarlos por separado debido a que no se podía separar su experiencia de santidad, la cual fue vivida en pareja y tan íntimamente. "Su extraordinario testimonio no podía permanecer escondido"
El Papa dijo durante la Misa:
"Entre las alegrías y las preocupaciones de una familia normal supieron realizar una existencia extraordinariamente rica de espiritualidad. En el centro, la eucaristía diaria, a la que se añadía la devoción filial a la Virgen María, invocada con el Rosario recitado todas las noches, y la referencia a sabios consejos espirituales...
...vivieron a la luz del Evangelio y con gran intensidad humana el amor conyugal y el servicio a la vida...
...Asumieron con plena responsabilidad la tarea de colaborar con Dios en la procreación, dedicándose generosamente a los hijos para educarles, guiarles, orientales, en el descubrimiento de su designio de amor".
"Una auténtica familia, fundada en el matrimonio, es en sí misma una "buena noticia" para el mundo"
Testimonio de uno de los hijos, el P. Tarcisio
El P. Tarciso recuerda que "nuestra vida familiar no tuvo nada de extraordinaria, fue un hecho ordinario, con sus debilidades. Sin embargo, seguimos siempre enseñanzas importantes que las almas de buena voluntad pueden disponerse a imitar y a realizar también hoy".
Don Tarcisio considera por ello que "la beatificación de mis padres es una ocasión para relanzar los valores de la familia cristiana hoy". "En los años de la guerra, a menudo arriesgando muchísimo, acogimos y prestamos ayuda a todo el que la pidió".
Según la proclamación de sus virtudes heroicas realizada por el Cardenal José Saraiva Martins, Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, los esposos Beltrame Quattrocchi "han hecho de su familia una verdadera iglesia doméstica abierta a la vida, a la oración, al testimonio del Evangelio, al apostolado social, a la solidaridad hacia los pobres, a la amistad".
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