Buenos días querido visitante de blog.
Hoy compartiendo con vos un artículo de mi querido autor: Fernando Pascal, lo acabo de desayunar y me ha sentado muy bien! Muy bien porque congenia con mis pensamientos e ideas de lo que podría ser justo y noble para el hombre, para todo hombre de bien.
Ayer en cambio sentí una gran tristeza al presenciar un patético cuadro frente a la Catedral de mi hermosa ciudad. Las "autoconvocadas"!!!! o como se autodenominen... Wowwwww!!!! gran hazaña "señoras", que van contra el mundo gritando "¡muerte a los hijos!" "¡libertad para matar!" ... Me pregunto -¿Qué quieren de nosotros, la Iglesia de Cristo, esas "mujeres" amenazando con - "saquemos los Rosarios de nuestros ovarios" (me avergüenza repetirlo)... llevamos los Rosarios quienes amamos a María, la madre de nuestro Salvador Jescucristo, quien para muchas ella es modelo de MADRE Y MUJER a seguir. Interpreto, estimadas, que si no respetan a nuestra santa Madre, no le dan cabida y no necesitan gritar, insultar, blasfemar nada que no merece y estoy negada a tolerar en mi derecho a defender lo que considero justo de acuerdo a mis creencias, a mi libertad donde NO hago daño a otros.
* NO tenemos la culpa de su odio, de sus frustraciones, de su desamor a la vida.
*No patrocinamos la violencia de ninguna manera. ¡¡NINGUNA!! Esto es justo, esto es pelear por derehos humanos para todos (algo que uds repieten cada vez) ¡¡cómo engañan!! A mi no!
*Soy feminista, soy católica y defiendo la vida naciente y los derechos de la MUJER desde el seno de su madre (que se entienda bien: M U -J E R )
El reflejo del odio de aquellas nos muestra un camino lleno de mentiras, donde protestan por supuestos malos tratos del hombre (en algunos casos verdad) pero a cambio promueven la matanza indiscriminada de los hijos en el seno materno... "la violencia comienza en la casa", es común oir esta frase, la casa, "la cuna del niño" que es el vientre de la mamá... donde debiera ser acogido con amor, ser bienvenido y sentirse amado... es nuestra naturaleza la responsable... ¿te suena? ¿reniegas de ella? que frustrante no tener capacidad para aceptar.
NO EXISTE expresión mas grande de AMOR que DAR LA VIDA a los HIJOS.
Busquemos verdaderos ejemplos de mujeres a seguir.
Y que Dios las bendiga grandemente.
Gracias por abrazar la vida humana con alegría, como un DON, como un precioso regalo de Dios.
Con mucho amor a tu corazón.
Laura
Autor: Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net
19-1-2013
Las relaciones tienen un peso importante en la historia de cualquier ser humano. Si esas relaciones están heridas, o son dejadas de lado, se producen daños graves en la vida de las personas y de los grupos humanos.
Uno de los puntos no siempre evidenciados al hablar del aborto alude precisamente a las relaciones que están en juego. En una breve enumeración (e incompleta), en cada aborto están presentes las siguientes relaciones: entre madre e hijo, entre padre e hijo, entre familiares (y conocidos) de la madre con ésta y con su hijo, entre el personal médico y la madre y el hijo, entre la sociedad y la madre y el hijo.
La primera relación, la más personal e íntima, es la que existe entre la madre y su hijo. Junto a esa relación, aunque experimentada de manera diferente respecto de la madre, inicia la que intercomunica al padre con su hijo.
Desde esas primeras dos relaciones (madre-hijo, padre-hijo) surgen las demás relaciones. Los familiares más cercanos se sienten interpelados por el nuevo ser humano: para unos, es el nieto; para otros, un sobrino o un primo, etc. Luego, los amigos y conocidos se dan cuenta de que ha iniciado una nueva existencia que no les resulta indiferente.
La mentalidad que promueve el aborto como un "derecho" destruye esas relaciones de modo drástico. No sólo porque al acabar con el hijo la madre y el padre quedan "liberados" de cualquier lazo con un diminuto ser humano, sino también porque muchas veces se promueve una terminología que busca precisamente negar que las relaciones existían antes del aborto.
Así, por ejemplo, hay quienes intentan por todos los medios no llamar hijo al hijo. Lo denominan embrión, "producto", "puñado de células", un ser subhumano. Esas y otras fórmulas intentan ocultar la relación básica: ese ser humano es hijo, e hijo de una madre y de un padre.
Rechazada la relación, incluso negada en la mente y en el corazón, resulta más fácil presentar como aceptable el proyecto de acabar con la vida del hijo. En efecto, reconocer y afirmar que el aborto es matar al hijo en el seno de su madre resulta muy duro. Decir, en cambio, que el aborto (o, como algunos prefieren, la "interrupción voluntaria del embarazo" es detener el desarrollo del "producto" para luego extraerlo del cuerpo de la mujer parece más vendible a los ojos de la sociedad.
Pero dejar de lado ciertas palabras no puede ocultar las realidades que tales palabras expresan. Porque todo embrión es, se diga lo que se diga acerca de él, un hijo. Existe gracias a unas relaciones y pide, simplemente, ser acogido, respetado, amado, como hijo de su madre y de su padre.
Abrir los ojos a las relaciones que explican el inicio y todo el recorrido de cualquier existencia humana, ayudará no sólo a vencer la mentalidad abortista, sino sobre todo a garantizar un contexto social más justo y más disponible a acoger a quienes, como hijos, inician a vivir en uno de los lugares más maravillosos de la aventura humana: en el seno de sus respectivas madres.