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martes, 24 de enero de 2012

►Madres e hijas: Un compromiso de amor

Les comparto de SheilaMorataya-Fleishman, mi escritora favorita.
Tuve el agrado de cruzar pocas palabras con ella a través de mi canal de youtube... doy gracias a Dios por este encuentro.
Lean con atención sus palabras, nos conducen con sobriedad y dulzura, nos entusiasma! Avivemos el don de la maternidad para moldear inquebrantables personitas de fe a nuestro cargo.
Gracias Sheila, gracias querida lectora por dejarte llevar...
Dios te bendiga 






Cuando Dios nos concede el gozo de ser madres de una niña, tenemos con ellas un reto fundamental: enseñarles a cambiar el mundo.


¡Qué hermoso es saberse elegida por la gracia divina para preservar la raza humana! Amiga mía, tú y yo estamos hechas con potencias que naturalmente tienden a acoger, cuidar, custodiar, velar, formar y estar atentas al desarrollo de una nueva vida humana.


Cuando Dios nos concede el gozo de ser madres de una niña, el reto, la misión, la formación, el estado de perfección a plasmar en "ellas" será especialmente mayor, con más atención, concentración y olvido de una misma pues estaremos educando alma y corazón, inteligencia y voluntad para abrirse en su momento a la vida misma, pues como conciencia femenina, esa o esas niñas habrán sido educadas para ser visionarias y seguir sosteniendo y trasmitiendo el concepto de familia, como lo fue en su momento nuestra Santísima Madre cuando dijo "sí, quiero ser la mamá de Jesús".


Se nos pregunta a través de María, si queremos ser madres, si estamos en disposición de ceder nuestra libertad personal en pos de la instalación del reino de Dios en el mundo. ¡Qué privilegio extraordinario nos ha dado nuestro Padre! El don singular que Dios hizo a la Madre del Señor no sólo testimonia lo que podríamos llamar el respeto de Dios por la mujer: también manifiesta la consideración profunda que hay en los designios divinos por su papel insustituible en la historia de la humanidad. Antes que Jesús naciera se nos pregunta, a través de esta mujer llamada María, ¿cuánto quieres influir en la construcción de mi Reino? ¿Hasta dónde deseas ayudarme? ¿Quieres llevar la cultura de la fe, las tradiciones y valores a los hombres? ¿Quieres ser la sal de la tierra y la luz para las inteligencias?


Nuestra Potencia Biológica


Dentro de la ciencia es extensamente conocido que los aspectos bioquímicos femeninos son increíblemente sofisticados, solemos vivir más, tenemos un sistema inmunológico fuerte, nuestro metabolismo quema pocas calorías; y todo esto nos dice que Dios creó y formó a la mujer, sabía que sería la escogida para portar la vida. Llevamos la maternidad inscrita en nuestro cuerpo, somos la vasija, el ánfora que acoge a cada ser humano que nace y después de dar a luz permanecemos ahí para llevar a su desarrollo pleno a cada criatura. El hecho de estas características biológicas me dice mí que Dios nos concede la gracia de de ayudarle a extender su reino. No es necesario darle demasiadas vueltas: Dios nos ha hecho para ser madres.


Nuestra Potencia Psicológica


Como mujeres nuestra configuración psicológica también es muy especial pues llevamos a la sociedad, a la familia, a la empresa cualidades como agudeza de ingenio, intuición, ternura sin precedentes cuando se trata de consolar, capacidad para sembrar la fe, tradiciones y valores como nadie. La mujer católica según Enrique de Ossó es como el maravilloso conducto por el que el fuego del amor divino se comunicará al mundo. Nosotras somos las que sembramos en el fondo de las conciencias infantiles el amor auténtico a través de nuestra propia entrega. Es importante entonces que si eres madre de una niña, desde su más tierna edad siembres en ella valores como la empatía, la ternura, el espíritu de servicio, y la prudencia. Valores que le servirán para ir configurando una personalidad densa y firme que la destacará entre la masa. Es importante que hagas una revisión profunda de la forma en que tu misma estás viviendo estos valores, ya que con apenas cuatro años una niña ya está en la capacidad de mirar o no con compasión a los demás; de brindar ternura a un recién nacido; salir al paso para ayudarte a sacar las compras y ofrecer algo de tomar a sus amiguitos cuando llegan a visitarla.


Nuestra Potencia Espiritual


Como mujeres también tenemos la tarea de espiritualizar la sociedad. En nuestra época caracterizada por la velocidad y el vértigo hay muy pocas respuestas para el silencio interior. Por esto mismo es importante a que, como diría Santa Teresa de Jesús, nos "determinemos determinadamente" a ser mujeres que tengan una vida interior profunda para llegar a conquistar un corazón recio cuya característica fundamental será la generosidad al amar. Santa Teresa de Jesús, impecable conocedora de la psicología femenina decía que era de "corazón recio" y así quería a sus hijas "nada mujeres" dando a entender que no le gustaban las quejas y los comentarios que se achacan a menudo al mundo femenino.


Cuando somos mujeres orantes, comprometidas apasionadamente a tener ese "nudo" espiritual con Jesucristo nos convertimos en mujeres fuertes, con una fortaleza que va más allá de lo natural porque se apoya en la gracia y el poder de Dios. Esto nos capacitará para educar mejor a nuestras hijas, especialmente en el espíritu de sacrificio, espíritu del cual la sociedad moderna lucha por apartarnos mostrándonos que ser sacrificadas es estar alineadas o ausentes de personalidad. Cuando es todo lo contrario, si les enseñamos a nuestras hijas a sufrir con calma y abandono serán mujeres emocionalmente más fuertes y capaces. Es importante que les enseñemos con prontitud y convencimiento, que el sufrimiento es parte del proceso de la vida, es uno de los protagonistas de nuestro guión biográfico y que ofrecido a Dios por su reino nos ayuda a alcanzar la propia Santidad personal.




Si Dios te da hijas…


Si Dios te confía formar y preparar hijas para preservar nuestra raza humana, anímate, amiga, a darles una educación que las lleve a tener el valor de ir contra la corriente. Fomenta en las mujeres del mundo el querer amar con un Amor grande y radical; que sean valientes y fuertes a la hora del dolor; que imiten a las más grandes santas; que sean sencillas y celosas de su intimidad; que tengan un corazón abierto y generoso.


Pidámosle a Santa María, la Madre por Excelencia, que nos ayude a enseñarle a nuestras hijas a dárselo todo a Dios, y que nos lo enseñe a ti y a mí.




►LA FAMILIA, EDUCADORA EN LOS VALORES HUMANOS Y CRISTIANOS


VI ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS
Cd. de México, 14 a 18 de enero de 2009
Congreso Teológico-Pastoral

Cardenal Marc Ouellet 
15 enero 2009


VALORES QUE HAY QUE DESCUBRIR Y QUE REDESCUBRIR


Introducción: un trastorno de los valores a las proporciones vastas

 El matrimonio y la familia se han convertido en nuestra época en un campo de batalla cultural dentro de las sociedades secularizadas donde una visión del mundo sin Dios intenta suplantar la herencia judeocristiana. Desde algunas décadas, los valores del matrimonio y de la familia sufrieron asaltos repetidos que causaron daños graves en el plano humano, social y religioso. A la fragilidad creciente de las parejas se añadieron los problemas graves y educativos ligados a la pérdida de los modelos paternos y a la influencia de corrientes de pensamiento que rechazan los mismos fundamentos de la institución familiar. El trastorno de los valores alcanza la identidad misma del ser humano, más allá de su fidelidad a un orden moral. Reina en lo sucesivo una confusión antropológica sutilmente mantenida por un lenguaje ambiguo que impone al pensamiento cristiano un trabajo de desciframiento y de discernimiento [1]. La crisis que atraviesa la humanidad actual se revela siendo de orden antropológica y no solamente de orden moral o espiritual.

En Occidente, por ejemplo, las filosofías del constructivismo y del género [2] (gender theory) desnaturalizan la realidad del matrimonio y de la familia refundiendo la noción de la pareja humana a partir de los deseos subjetivos del individuo, haciendo prácticamente insignificante la diferencia sexual, hasta el punto de tratar de forma equivalente la unión heterosexual y las relaciones homosexuales. Según esta teoría, la diferencia sexual inscrita en la realidad biológica del hombre y de la mujer no influye de modo significante en la identidad sexual de los individuos porque ésta es el resultado de una orientación subjetiva y de una construcción social [3]. La identidad sexual de los individuos no sería un dato objetivo inscrito en el hecho de nacer hombre o mujer sino más bien un dato psico-social construido sobre las influencias culturales sufridas o escogidas por los individuos.

Bajo la presión de estas ideologías a veces abiertamente anticristianas, ciertos Estados proceden a legislaciones que vuelven a definir el sentido del matrimonio, de la procreación, de la filiación y de la familia, sin consideración para las realidades antropológicas fundamentales que estructuran las relaciones humanas [4]. Varias organizaciones internacionales participan en este movimiento de destrucción del matrimonio y de la familia en provecho de ciertos grupos de presión bien organizados que persiguen sus propios intereses en detrimento del bien común. Total, un trastorno de los valores de vastas proporciones toca el amor humano, la vida, la familia y el puesto de la religión en la sociedad.

La Iglesia católica critica fuertemente estas corrientes culturales que obtienen demasiado fácilmente el apoyo de los medios modernos de comunicación. Gracias a la clarividencia de los papas contemporáneos, la Iglesia reafirma los valores tradicionales del matrimonio y de la familia en la línea novadora del Concilio Vaticano II. Siguiendo el sínodo romano de 1980 sobre la familia, la Exhortación apostólica Familiaris Consortio propone una gran carta de la familia fundada sobre la creación del hombre a la imagen de Dios y sobre el sacramento del matrimonio. Esta gran carta pastoral culmina por un llamamiento del papa Juan Pablo II: “¡Familia, sé lo que eres! “: una comunidad de vida y de amor, una escuela de comunión, una Iglesia doméstica.

Este llamamiento queda más que nunca actual 29 años más tarde, y nos pone de nuevo frente a la misión esencial de la familia: “la esencia de la familia y sus deberes son definidos por el amor, escribe el papa. Es por eso que la familia recibe la misión de guardar, de revelar y de comunicar el amor, reflejo vivo y participación real del amor de Dios hacia la humanidad y del amor de Cristo Señor hacia la Iglesia su Esposa “ (FC 17). Esta declaración solemne de Juan Pablo II introduce la tercera parte de este documento que prolonga la línea renovadora de la Constitución pastoral Gaudium y Spes. Ésta define el matrimonio como una unión personal en la cual los esposos se dan y se reciben recíprocamente (GS 48). Definiendo la esencia de la familia y su misión por el amor y no primero por la procreación, el papa no hace una concesión dudosa a la mentalidad contemporánea. Pretende alcanzar “las raíces mismas de la realidad” (FC 17), afirma la continuidad interna entre el amor personal de los esposos y la transmisión de la vida. Su postura marca una etapa importante hacia una refundición personalista de la doctrina cristiana del matrimonio y de la familia. Coloca los tres valores tradicionales del matrimonio, la procreación, el amor fiel y el significado sacramental, en el eje del amor conyugal fecundo y ya no en el de la procreación como finalidad distinta [5]. Me parece importante prolongar este desarrollo doctrinal ahondando más en la dimensión cristológica y sacramental del matrimonio con el fin de volver a lanzar la misión educativa de la familia cristiana a partir de los valores del sacramento todavía por descubrir y de los valores del amor conyugal establecidos desde el origen de la creación pero que están por redescubrir a la luz del Cristo y frente al gran desafío contemporáneo [6].

Valores que hay que descubrir

Digamos en primer lugar, de modo general que las circunstancias actuales evocadas más alto incitan a la familia cristiana a una toma de conciencia fundamental: sólo el encuentro personal y auténtico de Cristo Redentor puede permitirle aceptar el desafío de la educación a la vida cristiana y a los valores humanos que se relacionan con ella. Al principio del tercer milenio, el Papa Juan Pablo II exhortó la Iglesia a partir de nuevo de Cristo, La cabeza y El esposo de la Iglesia [7]. Partir de nuevo de Cristo como el fundamento de un arranque renovado hacia la santidad para todos, en cada estado de vida. Este llamamiento concierne en primer lugar a los esposos que procuran responder a su vocación de bautizados casados [8] en el seno de una familia. Necesitan para alcanzarlo, una espiritualidad personal y eclesial apropiada que va más allá de la presentación tradicional de los valores del matrimonio y de la familia, con predominio moral y jurídico.

Partir de nuevo de Cristo significa concretamente profundizar en el sacramento que es el bien supremo del matrimonio según santo Agustín. El obispo de Hipona resumió la doctrina del matrimonio definiendo tres bienes esenciales del matrimonio, la fidelidad (fides), la procreación (proles) y la indisolubilidad (sacramentum). Mientras que la fidelidad y la procreación echan raíces en la dimensión natural del matrimonio, el sacramento pertenece más explícitamente a su dimensión sobrenatural. Ésta ofrece un buen punto de partida para una espiritualidad del matrimonio y de la familia que sea significante para sus miembros y al mismo tiempo fecunda para la Iglesia y la sociedad. Veamos sus fundamentos a partir 1) del horizonte cristocéntrico global, 2) del acto de consagración matrimonial y 3) de la gracia que emana de ella para los esposos y para la Iglesia. 4) los valores educativos serán identificados a partir de estos fundamentos.


El sacramento del matrimonio como encuentro con Cristo

Un primer valor que hay que descubrir es el lugar de la fe en el pacto de alianza de los esposos y el impacto que tiene o debería tener en su vida. Cuando la fe de los esposos es vivida como un encuentro personal con Cristo, confiere a su amor una dimensión teologal que bonifica toda su vida matrimonial. Porque el matrimonio no es una realidad puramente natural, completa y suficiente en él misma, a la cual Cristo sólo aportaría una ayuda extrínseca para que alcance mejor su propia finalidad. El matrimonio existe desde los orígenes de la creación con vistas a Cristo y con vistas a su gracia redentora que instaura una plenitud de sentido para el amor conyugal y familiar.

La Constitución pastoral Gaudium y Spes del Concilio Vaticano II optó por una refundición de la doctrina del matrimonio en esta perspectiva cristocéntrica. Mientras que la teología moderna, tributaria de una visión extrínseca de la relación entre la naturaleza y la gracia, presentaba el sacramento del matrimonio como una elevación de la naturaleza, el Concilio lo presenta como un encuentro con Cristo y una amistad con él. “Así como Dios antiguamente se adelantó a unirse a su pueblo por una alianza de amor y de fidelidad, así ahora el Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia sale al encuentro de los esposos cristianos por medio del sacramento del matrimonio. Además, permanece con ellos para que los esposos, con su mutua entrega, se amen con perpetua fidelidad, como El mismo amó a la Iglesia y se entregó por ella”(GS 48).

De donde la importancia de la celebración sacramental del matrimonio que simboliza este encuentro de los esposos con Cristo y que inaugura toda una vida de amistad con él en el corazón mismo de la vida conyugal y familiar. Esta celebración inaugura al mismo tiempo la misión eclesial de la pareja y de la familia, la misión de servicio con respecto a la sociedad por la procreación y la educación, pero primero y ante todo una misión de servicio con respecto al amor de Cristo para la Iglesia que asume la realidad humana del matrimonio entre los sacramentos de su Reino.

Esta perspectiva cristocéntrica y eclesial se inscribe en el giro iniciado por Henri de Lubac en nuestra época para restaurar una comprensión a la vez más tradicional y más unificada de la relación entre la naturaleza y la gracia. Según él, el hombre tiene sólo una sola finalidad, sobrenatural, que es incapaz de alcanzar por el mismo. Allí está su paradoja y su nobleza que hace decir a santo Tomás de Aquino que el hombre es un ser que, por su naturaleza racional, aspira a la visión de Dios (Desiderium naturale visionis) [9]. Abierto al infinito a causa de su dimensión espiritual, el hombre aspira naturalmente a la visión de Dios. Es, como imagen de Dios, una libertad finita en busca de la Libertad infinita. Vaticano II expresó esta verdad paradójica diciendo que “En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (GS 22). El hombre y la mujer casados, como “comunidad de vida y de amor”, aspiran a esta plenitud de sentido que le es prometida y que el sacramento ya les hace entrever y experimentar en la Iglesia.


El matrimonio como consagración y misión eclesial

Avancemos un paso más para descubrir la dinámica profunda del sacramento a partir del acto de fe que lo funda. Cuando dos bautizados se casan en la Iglesia, el don del sacramento está hecho simultáneamente a la pareja y a la Iglesia, porque en todos sus dones sacramentales, Cristo ama la Iglesia y hace de sus hijos, con ella y por ella, testigos de la salvación. Por el don del sacramento del matrimonio, Cristo confiere a los esposos una gracia que los une, que los cura y los santifica en su vida de amor. Pero hay más. Por el don del sacramento, Cristo los consagra como testigos de su propio amor para la Iglesia. Tal vocación sacramental supone evidentemente la fe, el acto de fe que funda el sacramento. “El matrimonio cristiano debe ser interpretado desde el principio a partir de lo alto, escribe Hans Urs von Balthasar, es decir a partir del acto cristiano que le funda. Este acto es el de la fe cristiana, que cuando está vivo incluye siempre el amor y la esperanza, y es el fundamento sobre el cual reposa el don mutuo de los cónyuges. Es un acto que va directamente e inmediatamente a Dios, un voto de fidelidad a Dios porque Dios se manifestó primero por sus promesas y sus revelaciones como el eterno Fiel, en quien se debe creer, en el que se debe confiar y a quien se debe amar. El voto de fidelidad al esposo es pronunciado dentro de este voto de fidelidad a Dios” [10].

Según el gran teólogo de Basilea, el intercambio de los consentimientos entre los esposos cristianos tiene pues una dimensión intrínsecamente teologal que resuena en todas las dimensiones de su unión. Balthasar persigue: “Es el acto de fe de ambos cónyuges del matrimonio que se encuentra en Dios y que a partir de Dios, fundamento de su unidad, testigo de su lazo y garantía de su fecundidad, se vuelve conformado, asumido y restituido. Es Dios quien, en el acto de fe, da los esposos uno a otro dentro del acto cristiano fundamental de ofrenda de sí. Es a Él a quien ambos se ofrecen juntos, es de Él que se reciben de nuevo en un don de gracia, de confianza y de exigencia cristiana” [11].

Este texto de extrema densidad propone un giro teológico radical en la comprensión del sacramento del matrimonio, que puede fundar una espiritualidad renovada para este estado de vida. A la perspectiva acostumbrada antropocéntrica donde los esposos aparecen como los primeros protagonistas de su consentimiento mutuo, vemos más profundamente aquí que el acto subyacente de fe de su don incluye su intercambio en el acto fundamental de entrega de sí a Dios. Porque se casan como bautizados, en Cristo, depositan su amor en las manos de Cristo, que los devuelve el uno al otro, los bendice y los gratifica con una efusión especial de su Espíritu (FC 21). Desde ahora en adelante se querrán con toda la fuerza de sus sentimientos personales, pero también en la fuerza del Espíritu que los inviste de una misión de amor de naturaleza eclesial.

La dimensión teologal de este sacramento, vista a partir de su acto constitutivo, es llamada a desarrollarse y a penetrar todos los aspectos de la vida conyugal y familiar. Da valor al socio divino que está comprometido en la unión de los esposos y que quiere fecundar de todas las maneras su comunidad de vida y de amor. ¿Cómo ayudar a las parejas a prepararse para un tal acto de consagración de su unión y a vivir sin interrupción el acto de fe que se los da a Dios dándose el uno al otro? ¿Cómo educar a los esposos y los futuros esposos para que su encuentro del Cristo los lleve a vivir su unión como una misión recibida de él en la Iglesia y no sólo como una búsqueda personal de felicidad? Estas cuestiones invitan a desarrollar más precisamente los efectos eclesiales del sacramento y a explorar las potencialidades educativas.

El significado doble, eclesiástico y antropológico, del don sacramental

El sacramento del matrimonio añade una participación a dos, como pareja, a la vida divina que es dada en todo sacramento, “hasta tal punto que el efecto primero e inmediato del matrimonio (res y sacramentum) no es la gracia sobrenatural misma, sino el lazo conyugal cristiano, una comunión típicamente cristiana porque representa el misterio de encarnación de Cristo y su misterio de alianza “ (FC 13).

Según este pasaje de Familiaris Consortio que recoge la doctrina común de la Iglesia, el primer efecto del sacramento sella de modo indisoluble la pertenencia de los esposos uno a otro, por un don mutuo que trasciende sus fluctuaciones emocionales. Este sello sacramental une a ambas personas indisolublemente en virtud del amor de Cristo que se compromete con ellos y los requiere para representar su propio misterio de alianza. El lazo conyugal constituye la base de la dimensión eclesial del sacramento. Por este lazo los esposos forman una nueva unidad, una pareja sacramental, que constituye la célula de base de la sociedad y de la Iglesia.

Este lazo sacramental significa que el amor divino se desposa con el amor conyugal y lo compromete al servicio de su misterio de Alianza con la humanidad. Esto significa, antropológicamente, que en el momento en el que los esposos se consagran su amor, simultáneamente son bendecidos y como desapropiados. Su vida común, habitada por el Espíritu Santo, será un signo de la fidelidad de Dios hacia su pueblo, una fuente de la fecundidad espiritual y humana de la Iglesia, Esposa del Cristo. “Por el sacramento, toda pareja se casa con el Cristo “ escrito Paul Evdokimov. El compromiso de los esposos, uno con el otro, siendo primero y ante todo un compromiso con respecto a Cristo, Éste sale fiador, a cambio, con los socorros necesarios para superar sus debilidades, para curar sus heridas y perfeccionar su amor en todas sus manifestaciones humanas y espirituales. “Desempeñando su misión conyugal y familiar con la fuerza de este sacramento, penetrados por el espíritu de Cristo que impregna toda su vida de fe, de esperanza y de caridad, alcanzan cada vez más su perfección personal y su santificación mutua: así es como juntos contribuyen a la glorificación de Dios “ (GS 48).

En el corazón del sacramento del matrimonio, Cristo ejerce pues una verdadera mediación nupcial, simbolizada por su presencia en Caná [12] que despliega el horizonte trinitario de la espiritualidad conyugal y familiar. Como lo expresa audazmente el Concilio, “el amor auténtico y conyugal es asumido en el amor divino” (GS 48) y es integrado por la gracia redentora de Cristo en las relaciones de Alianza de la Trinidad Santa con mundo. Porque, en virtud de la unión hipostática de Cristo que funda la alianza sacramental de los esposos, su amor mutuo es asumido en el intercambio entre las Personas divinas y se hace función de este intercambio. El Padre y el Hijo se glorifican mutuamente en al amor de los esposos y de la familia a la que bendicen y santifican por el don de su Espíritu. De donde un ensanchamiento infinito de su horizonte espiritual y de su resplandor sacramental. El amor fecundo de los esposos cristianos y las relaciones familiares que proceden de allí se hacen el santuario del Amor trinitario, el signo sagrado de un Amor divino encarnado que se ofrece al mundo humildemente por su comunidad de vida y de amor vivida segun la imagen de la Sagrada Familia de Nazareth.



La Iglesia domestica, escuela de evangelio y de valores humanos

En esta perspectiva trinitaria y cristocéntrica, la dimensión eclesial del matrimonio pasa al primer plano y se vuelve englobante mientras que permanecía antes limitada y marginal. De hecho, por la gracia del sacramento del matrimonio, los esposos cristianos están constituidos miembros de la primera célula de la Iglesia, llamada con razón en el Concilio “iglesia doméstica” [13]. Desarrollada abundantemente por la Exhortación apostólica Familiaris Consortio esta perspectiva adquiere entonces oficialmente derecho de ciudad sin no obstante que este documento establezca plenamente la eclesialidad de la familia. Porque, según los términos del FC, la familia, comunidad “salvada” se hace una comunidad “que salva” (FC 49) pero su “participación a la vida y a la misión de la Iglesia” (FC 49-64) es todavía pensada de modo un poco extrínseco en referencia a las actividades específicas de evangelización y de culto. Mientras que es todo el ser de la pareja en todas sus dimensiones quien es eclesial, ya que Cristo asume el amor humano en su amor divino para hacer de él un sacramento de su relación nupcial con la Iglesia (GS 48).

Por el matrimonio sacramental, los esposos son solamente una imagen de la Iglesia, son verdaderamente constituidos “una iglesia en miniatura” dotada de propiedades de la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Encontramos allí en efecto la comunidad de vida, el sacerdocio bautismal, la caridad, la evangelización y el culto. Estas dimensiones constitutivas confieren a la pareja una realidad eclesial auténtica y esencialmente misionera, a ejemplo de la gran Iglesia cuya célula de base es.

En esta luz, percibimos mejor la belleza y la importancia de la misión educativa de los esposos. Por la gracia de Cristo, son una fuente de vida, de crecimiento, de educación y de servicio; su unión se hace en un sentido amplio un sacramento de la paternidad divina y de la filiación divina en la fecundidad del Espíritu Santo. Santo Tomás pudo comparar la sublimidad del ministerio educativo de los padres cristianos al ministerio de los sacerdotes: “Algunos propagan y mantienen la vida espiritual por un ministerio únicamente espiritual, y esto le toca al sacramento del orden; otros lo hacen para la vida a la vez corporal y espiritual, y esto se realiza por el sacramento del matrimonio, en el cual el hombre y la mujer se unen para engendrar a los niños y enseñarles el culto de Dios” [14].

“¡ Familia sé lo que tú eres! “ repetía con fuerza Juan Pablo II, el Papa de la familia. sé lo que tú eres: una célula de la Iglesia, un santuario del Amor, una escuela de evangelio y de valores humanos, la esposa de Cristo. Es solamente en la conciencia de esta luz que viene del encuentro con Cristo que la familia puede hoy cumplir su misión de educadora de los valores humanos y cristianos. Sé lo que tú eres: “haz de tu casa una Iglesia” repetía a sus fieles san Juan Crisóstomo.

En corolario de estas consideraciones teológicas, ciertos valores educativos que hay que promover vuelven a salir al primer plano. En primer lugar, una educación a la vida teologal de fe, esperanza y caridad, que debe preparar a los esposos a su matrimonio para que su unión conyugal y familiar sea fundada sobre la roca de la palabra de Dios y no sólo sobre la arena movediza de sus sentimientos, tan sinceros sean. Una vida profunda y teologal implica la conciencia viva esposos de lo que significa el bautismo como la pertenencia a Cristo y a la Iglesia; implica también una vida intensa de oración, alimentada de la Eucaristía y periódicamente renovada por el sacramento de penitencia. La vitalidad de la familia, Iglesia domestica, depende de su coherencia sacramental que le asegura su apertura a Dios y su apertura apostólica. Esta vitalidad crece o decae según la fidelidad de la pareja y de la familia a su pertenencia eclesiástica.

De donde la importancia de ciertos encuentros familiares y eclesiales que alimentan la espiritualidad de la Iglesia doméstica. A los grandes encuentros familiares de Navidad y de Pascua, se añade muy naturalmente la misa dominical en familia, preparada posiblemente por una catequesis y seguida por la comida semanal festiva. Ciertos grupos religiosos contemporáneos restauran estas bellas tradiciones como un signo profético que una nueva primavera de la Iglesia comienza en las familias. Estos tiempos fuertes de vida común refuerzan la unidad de la familia y el sentido de pertenencia a la comunidad, contra las tendencias culturales dominantes al individualismo y a la dispersión. Cualesquiera que sean las limitaciones de la vida moderna, una familia cristiana debe escoger conscientemente y fuertemente no abandonar el valor inestimable del domingo como día de descanso, de oración y de vida familiar. Una familia que respeta y honra el día del Señor por la escucha de la Palabra de Dios en el seno de la Asamblea dominical lleva un mensaje profético al mundo de hoy. Agradeciéndole a Dios por su pertenencia a la familia de Dios, testimonia en Iglesia de su Alianza con Cristo para la edificación de una civilización del amor.

La familia cristiana cumple también su misión de educadora por su apertura a la sociedad y al apostolado. La acogida, la hospitalidad, el reparto y la ayuda mutua son rasgos característicos de la espiritualidad familiar que manifiestan el Espíritu de amor que lo anima. La apertura a Dios que demuestran los esposos por la santidad de su vida se prolonga por la apertura misionera a la sociedad. Aunque la misión de la Iglesia doméstica comienza en primer lugar con el ser de la familia, con la comunión de las personas, el don de la vida y la educación de los niños, se prolonga sin embargo muy naturalmente por el apostolado cerca de otras familias o en otro brillo(influencia) sobre la sociedad que es compatible con su primera misión. Su apertura apostólica testimonia el Amor trinitario que le habita y le arrastra (se le lleva) en compartir la buena noticia del Amor que se hace carne.

NOTAS:

[1] Cf. Conseil Pontifical pour la Famille, Lexique des termes ambigus et controversés sur la famille, la vie et les questions éthiques, Pierre Téqui éditeur, 2005.

[2] Cf. Théry I., La distinction de sexe une nouvelle approche de l’égalité, Paris, Odile Jacob, 2007; Delorme W.Quatrième génération, Paris, Grasset, 2007; Godelier, M., Au fondement des sociétés humaines, Paris, Albin Michel, 2007; Judith Butler, Trouble dans le genre pour un féminisme de subversion, La découverte , Paris, 2005;

[3] Cf. La tentation de Capoue. Anthropologie du mariage et de la filiation, Sous la direction de Tony Anatrella, Ed. Cujas, 2008. Pour la critique de ces théories, voir en particulier «Hors conjugal et parental : des enjeux psychologiques et sociaux, p. 25-97, et autres œuvres de Tony Anatrella, dont Le règne de Narcisse. Les enjeux du déni de la différence sexuelle, La Renaissance, Paris, 2005.

[4] Cf. Iacub M. et Maniglier P., L’anti-manuel d’éducation sexuelle, Bréal, Paris, 2005.

[5] Cf. W. Kasper, Teologia del matrimonio cristiano, Queriniana, 1985, 2e éd., 18. Je renvoie à mes deux volumes qui développent amplement ces perspectives : Divina somiglianza. Antropologia trinitaria della famiglia, Lateran University Press, Rome, 2004 ; Mistero e Sacramento dell’amore. Teologia del matrimonio et della famiglia per la nuova evangelizzazione, Cantagalli, 2007.

[6] Cf. Alfonso Lopez Trujillo, La grande sfida. Famiglia, dignità della persona e umanizzazione, Città Nuova, 2004 ; voir aussi Jorge Alberto Serrano, ,Valores familiares y modernidad, In : Familia et Vita, Anno IX, No. 1-2, 2004, 138-151.

[7] Jean Paul II, Exhortation apostolique Novo Millenio Inneunte, 6 janvier 2001, à l’aube du nouveau millénaire.

[8] Cf. M. Ouellet, La vocazione cristiana al matrimonio e alla famiglia nella missione della chiesa, L.U.P. Roma 2005.

[9] Saint Thomas d’Aquin, Contra Gentes, 3, 25; 3, 50; S. Th. I IIae q 5 a 5 ad 2. Voir Henri de Lubac,Surnaturel, 1946, 483-494; Hans Urs von Balthasar, La Dramatique divine. II. Les personnes du drame 1. L’homme en Dieu, 177ss.

[10] Balthasar, H.U. von, Christlicher Stand , Johannes, Einsiedeln, 1977, 198.

[11] Id.

[12] Cf. De la Potterie, I. Le Nozze messianiche e il matrimonio cristiano, in: Lo Sposo, la Sposa (Parola Spirito e Vita n. 13), Bologna 1986, 87-104; Tettamanzi, D. La famiglia, via della Chiesa, chap. II, Come a Cana di Galilea: Cristo incontra gli sposi, 31-51.

[13] Lumen Gentium 11; Apostolicam actuositatem 11.

[14] S. Thomas d’Aquin, Summa contra Gentiles, IV, 58 (FC 38).

Via: encuentra.com

viernes, 20 de enero de 2012

► Se retira pedido de aborto en Entre Ríos


Entre Ríos: RETIRARON EL PEDIDO DE ABORTO



La familia de la joven madre de 11 años que quedó embarazada de otro menor en General Campos (Entre Ríos), retiró el pedido de aborto que había presentado ante la Justicia.
Recordemos que al tomar conocimiento de que la menor estaba embarazada sus familiares pidieron que se autorice la práctica de un aborto por un posible riesgo para la salud de la madre.

La justicia hizo llegar un oficio al hospital Delicia Masvernat para recabar datos sobre el estado de salud de la menor y su bebé. En su respuesta, los profesionales de la salud intervinientes, al igual que el Ministro de Salud de la Provincia de Entre Ríos, Dr. Hugo Cettour, afirmaron que no había “ninguna causa para la interrupción del embarazo” y que el bebé, de tres meses de gestación, estaba bien. No obstante, el INADI, ejerció una vez más una deplorable presión procurando a través de su interventor, Pedro Mouratián, la más injusta de las discriminaciones, el asesinato del inocente niño por nacer.

Por su parte, la Red de Familias Entrerrianas, delegación local de la Red Federal de Familias, que bregó desde el inicio por la mejor solución para “la salud y la vida de los dos menores involucrados en el caso” –la madre y el hijo-, celebró la “generosa y valiente” decisión de “la familia y de la joven mamá embarazada” y ofreció “como ha venido haciendo hasta el momento, toda la ayuda material, médica, psicológica y de contención afectiva que necesiten para sostener su decisión”.  

A continuación el texto completo del Comunicado de la Red de Familias Entrerrianas:

La Red de Familias Entrerrianas felicita y celebra la decisión de la familia y de la joven mamá embarazada de General Campos de acoger con generosidad y valentía la vida que se está gestando en su seno, y les ofrece, como ha venido haciendo hasta el momento, toda la ayuda material, médica, psicológica y de contención afectiva que necesiten para sostener su decisión.

Nos gratifica la seriedad y solvencia con que obró la justicia entrerriana, acorde con la gravedad del caso.

La Red también felicita al Ministro de Salud de la Provincia de Entre Ríos, Dr. Hugo Cettour, por su fidelidad a su vocación médica de proteger y cuidar la vida y la salud, en especial de los más vulnerables, que en este caso son la niña de 11 años y su hijo por nacer.

Asimismo felicitamos y nos alegramos por el excelente trabajo del equipo interdisciplinario del Hospital Delicia Concepción Masvernat, que con gran profesionalismo ha intervenido en el caso.

A todos nuestras felicitaciones y agradecimiento por obrar en conciencia, privilegiando la salud y la vida de los dos menores involucrados en el caso.

Los argentinos amamos la paz y queremos vivir en paz, en una sociedad sin violencia ni muerte, y sin discriminados por su edad, condición social o económica ni cualquier otro tipo de discriminación arbitraria. Y todos los argentinos estamos dispuestos a “poner el hombro” y el corazón para que esto sea una realidad.

_________________________________________

NOTIVIDA, Año XII, Nº 803, 19 de enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012

►Pablo VI y su invaluable legado a la Vida humana

Padres, docentes, alumnos, por favor instrúyanse, lean, enriquezcan su mente y su alma!
No se nos haga tan fácil mirar para el costado y buscar culpables a la hora de ver que está pasando con nuestros jóvenes. No podemos aceptar con tanta liviandad la destrucción de la vida y la familia!
No podemos tolerar que haya docentes en los colegios impartiendo educación religiosa y no conocen la Humanae Vitae... no podemos aceptar haya docentes en las escuelas manifestando abiertamente su apoyo al aborto y al matrimonio igualitario (que no es matrimonio). Vivamos el Santo Evangelio con pasión, irradiemos a Cristo, expandamos la llama de Amor y Verdad a todos los corazones que la vida nos presente ! No nos quedemos en letras, propaguen, difundan, armen grupos provida en escuelas, parroquias...

Primero les comparto un mensaje del P. Frank Pavone y luego su Carta Encíclica Humanae Vitae
¡¡Por favor, ayuden a difundir!!
Dios los bendiga
Laura


                          Carta encíclica humanae Vitae 25 de julio de 1968   
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►Rosario de Santa Luisa de Marillac



                                                                             

Fundadora, con San Vicente de Paúl,
de la Hijas de la Caridad.


Rosario de Santa Luisa de Marillac(Clic en el título de arriba para ver a tamaño mayor)


lunes, 16 de enero de 2012

►Evidencias científicas del dolor que sufre el feto al ser deliberadamente abortado

¿Podemos quedarnos indiferentes ante tanta maldad? La crueldad a la que sometemos a los niños por nacer y que serán abortados es total, hablamos de aliviar las cargas de las señoras o señoritas que no quieren tener a los niños, pero ¿qué pasa con éstos niños? ¿somos conscientes de la tortura a la que serán sometidos? ¿porqué no nos importa? la mujer por instinto deberia de proteger al mas débil, al necesitado... ella es cuna de VIDA es AMOR. 
El niño tras un aborto será torturado y atormentado hasta su muerte... en ocasiones ofrecen hacer abortos mas humanos, mas agradables para aliviar la conciencia de la madre, de la sociedad... es macabro, es engañoso, no entra en lo humano matar deliberadamente a un ser humano, si pensamos lo contrario no merecemos la vida, porque le quitamos a otros su primer derecho sin derecho.
Laura



Por los doctores Vincent J. Collins y

Steven R.Zielinski y el abogado
Thomas J. Marzen, Esq.



La foto es de un bebé prematuro. Ahora, los médicos habitualmente proporcionan alivio del dolor a los bebés prematuros nacidos de la misma edad que los abortados.

Introducción

Este artículo es la traducción de una parte del informe titulado "Fetal Pain and Abortion: The Medical Evidence", publicado por AUL Studies in Law & Medicine, No.18, Copyright 1984, Americans United for Life, 343 S. Dearborn Street, Suite 1804, Chicago, IL 60604. Se reproduce con la autorización de los autores.


El 30 de enero de 1984, el Presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, en un discurso ante los participantes de la convención de medios de comunicación religiosos en Washington, DC, habló de muchas cosas; pero, un comentario suyo llamó la atención de la prensa inmediatamente: "Cuando las vidas de los niños no nacidos son destruidas, a menudo ellos sienten dolor; un dolor que es prolongado y desesperado".

Las afirmaciones del señor Reagan no eran casuales ni improvisadas. Seis semanas después, el 6 de marzo de 1984, usando un lenguaje levemente distinto; pero igualmente fuerte, volvió a abordar la misma idea terrible en los siguientes términos: "Cuando se producen los abortos, los niños no nacidos que están siendo destruidos frecuentemente sienten un dolor intolerable".

Como era de esperar los pro-abortistas no podían dejar sin respuesta dichas afirmaciones. No podían darse el lujo de que la cuestión del dolor del feto entrara al acalorado debate entre la postura provida y la postura anti-natalista; pues, si se le permitiera al público conocer lo que realmente sucede, este tema de por sí cambiaría totalmente la situación. Por lo menos dejaría al descubierto a los anti-natalistas, quitándoles el manto de "compasión" con que se visten. Se necesitaba una acción rápida.

Al día siguiente de los primeros comentarios del presidente, se le dio a la prensa una respuesta "oficial". Su autor fue el Dr. Ervin Nichols, portavoz del American College of Obstetricians and Gynecology (Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecológos). La respuesta decía: "Nosotros no tenemos conocimiento de ningun tipo de evidencia que pueda sustentar la afirmación de que el feto siente dolor" (The New York Times, 31 de enero de 1985). Sin embargo; más tarde, el Dr. Nichols sintió la necesidad de retractarse parcialmente, calificando su propia afirmación original y afirmando, según el Washington Times, en su edición del 10 de febrero de 1984, que "la forma en que se informó sobre sus opiniones era ‘parcialmente correcta'". Y agregó que él emitió su opinión en el contexto del desarrollo de un niño no nacido durante el primer trimestre del embarazo y probablemente el mes y medio siguientes. El Dr. Nichols también procedió a aclarar que él no era cirujano fetal y que por lo tanto carecía de experiencia y de conocimiento directo en ese campo.

Mientras tanto, 26 especialistas en el campo de la fetología, incluyendo dos ex-presidentes del mismo colegio profesional, enviaron una carta a Washington, DC, diciendo: "Señor Presidente, al llamar la atención sobre la capacidad del feto humano para sentir dolor, usted está respaldado por bases firmemente establecidas". La carta continuó con una denuncia vigorosa de la respuesta original del Dr. Nichols, que después de todo, llevaba implícita la pregunta: ¿Está consciente el niño no nacido --no el investigador-- del dolor?)

Otro médico, el Dr. William Hogan, miembro del Colegio, expresó su consternación ante la afirmación del Dr. Nichols y citó numerosas obras reconocidas de fetología, algunas de más de veinte años de publicadas, que apoyan las afirmaciones acerca de la existencia del dolor del feto (The New York Times, 26 de febrero de 1984).

Lo que todo esto podría significar para el debate sobre el aborto se subraya en el artículo "Fetal Pain and Abortion: The Medical Evidence" ("dolor del fetol y del aborto: La evidencia médica"), de Vincent J. Collins, Steven R. Zielinski y Thomas J. Marzen; quienes afirman que "la existencia del dolor en el feto, como resultado del aborto, trasciende las abstracciones filosóficas y las nomenclaturas científicas, para llegar directamente al corazón". Y luego continúan diciendo: "...La importancia de esto radica en que mucha gente hace juicios éticos y políticos basados en impulsos de simpatía, que tienen poco que ver con la razón o las nociones de justicia. El aborto es tolerado o aprobado debido, principalmente, a sentimientos de simpatía para con la mujer embarazada; que parecieran entrar en conflicto y anular toda evaluación del contenido moral de su conducta. Pero, al entender el dolor del feto y reconocer su realidad, este se contrapone al reclamo emocional de la mujer. Es cierto que la mujer podría resultar "herida" en algún sentido si no pudiera abortar; pero, su niño no nacido seguramente experimentará un dolor mortal al ser abortado. Implícita en esta línea de pensamiento hay una identificación con el feto, posición anteriormente reservada para la mujer".

¿Cómo sabemos que el feto siente dolor?

Antes de estudiar la evidencia sobre la existencia o ausencia del dolor en el feto, podemos preguntarnos: ¿cómo sabemos que verdaderamente se siente dolor? En el contexto de la vida real, esta pregunta parece no tener impacto. Sabemos que el dolor existe porque lo hemos experimentado. Sin embargo, ¿cómo sabemos que alguien está sintiendo dolor? Usualmente, la persona que sufre dolor lo expresa. Pero hay personas o seres que no pueden hacer esto; pues no poseen un lenguaje conceptual. Tal es el caso de los no nacidos, los infantes y los animales. Entonces, ¿cómo podemos saber lo que están sufriendo cuando experimentan dolor? Algo que podemos hacer es observar cómo reaccionan y tratar de descubrir la causa por la cual actúan de esa manera. Muchas veces, esto es todo lo que necesitamos para descubrir lo que se nos quiere trasmitir de manera directa y clara.

Los niños emplean una táctica muy efectiva cuando les duele algo: el llanto. Todo aquel el que se encuentra cerca de un niño que se queja llorando puede escuchar su lamento. No todos los llantos tienen la misma vibración o sonido, pero aún los que han sido padres por primera vez aprenden muy pronto a diferenciar las distintas intencidades de los lamentos que provienen del recién nacido. ¿Fue ese un llanto de dolor, de hambre o simplemente busca un poco de atención? Puesto que los recién nacidos tienen tanta necesidad de protección permanente, la naturaleza ha dotado a los padres de una percepción especial para detectar el peligro. Estos instintos paternales son tan sensibles a cualquier daño que pueda sufrir el niño que, normalmente, papá y mamá fácilmente se identifican con sus hijos. Por eso es que los padres no tienen inconvenientes en interpretar el mensaje del llanto. En un sentido real, algo intrínsico en ellos comunica su debida participión en la situación perturbadora en la que se encuntran sus niños.

La situación en los animales se presenta algo distinta. Es cierto que cuando los animales están alterados también gimen, tiemblan y algunas veces "lloran" de una forma casi humana. A pesar de estamos conscientes de que no son de nuestra carne y sangre, de hecho no son siquiera de nuestra misma especie, rápidamente nos conmovemos con un animal que sufre e inmediatamente hacemos a un lado nuestras diferencias específicas para hacer frente al dolor. En otras palabras, cuando aparece alguna indicación de dolor, no tenemos problemas en reconocer que los animales merecen nuestra simpatía. Vemos un caballo cojo lamiéndose su pata lesionada y entendemos por qué lo hace. Observamos los brincos de un conejo, al liberar su pata quebrada de una trampa de hierro, y podemos asegurar que el tembloroso animal está sufriendo dolor.

Nuestra simpatía por los animales nos mueve más lejos. No es necesario contemplar al animal sufriendo para saber que si fuéramos víctimas del mismo daño, definitivamente estaríamos adoloridos. La pobre ballena arponeada que hala un barco de 300 toneladas, sus pobres ballenatos aterrorizados y abandonados a morir en el hielo son evidencia de la existencia del dolor. El hecho de que estos animales están atormentados es indudable.

¿Cómo podemos darnos cuenta de que el feto siente dolor?

Ahora estamos listos para considerar nuestra pregunta original: ¿Cómo podemos darnos cuenta de que el niño o la niña que está dentro del vientre materno siente dolor?

Al igual que los recién nacidos y los animales, los no nacidos carecen de palabras para explicarnos lo que les ocurre. Sin embargo, tienen un lenguaje claro que es difícil de mal interpretar. Sus acciones son elocuentes para cualquiera dispuesto a verlas.

Pero, ¿no es ese precisamente el problema? El vientre materno es opaco y no se puede ver al niño en su interior. Bueno, esa era la situación antes; pues la tecnología moderna ha enriquecido la ciencia de la fetología con unos instrumentos de investigación maravillosos como la fibra óptica, el ultrasonido, los EKG fetales (Electrocardiogramas), los EEG fetales (Electroencefalogramas) y otros sofisticados instrumentos de investigación, que permiten obtener observaciones muy exactas y claras del medio y del comportamiento del feto. Como dijera un científico: "Hoy tenemos una ventana al vientre materno".

¿Cuál es el resultado de esta observación a través de la ventana al vientre materno? Sólo señalaremos algunos ejemplos para indicar las distintas observaciones realizadas. Cada día que pasa aprendemos algo nuevo.

1. Antes de finalizar el segundo mes del embarazo, hay una clara respuesta del feto a los estímulos. Las ondas del EEG revelan que el cerebro del niño no nacido está funcionando.

2. Entre la octava y la décima semana, ya se puede detectar la actividad del tálamo, donde se encuentra el centro del dolor. Los receptores sensoriales nerviosos están en la piel antes de la novena semana de gestación.

3. Hacia el día 77 de vida en el vientre materno, el niño ya puede tragar (a una velocidad que varía según el nivel de dulce de la sustancia que esté tragando).

El Dr. Thomas Verny, autor del libro The Secret Life of the Unborn Child ("La vida secreta del niño no nacido"), afirma que si a la mitad del período del embarazo, (hacia la mitad del quinto mes) se coloca una luz muy luminosa sobre el abdomen de la madre, el resplandor inducirá al niño o la niña a mover sus manos para protegerse los ojos. La música a alto volumen inducirá una respuesta similar de las manos hacia las orejas. A partir de las 19 semanas de gestación, se ha registrado el movimiento rápido de los ojos (REM por sus siglas en inglés) con el que los investigadores miden los estados de alerta, de dormir y los sueños. (¿De manera que los niños en el vientre materno sueñan?)

Todo esto nos indica que, mientras más aprenden los investigadorres sobre la vida prenatal, más se impresionan con las conductas de vida independiente y búsqueda de preservación que se dan en el habitante del vientre materno. Inclusive las sensaciones desagradables leves no son bien toleradas. El valeroso pequeño responde con movimientos defensivos y correctores asombrosos.

Si este ser exquisitamente sensible es atacado por el aborto, ¿cómo podemos saber lo que le está a punto de suceder?

Ya no tenemos que adivinar. En 1984 durante la Convención del Comité Nacional Pro-Vida en Kansas City, Estado de Missouri, Estados Unidos, el Dr. Bernard Nathanson, un ex-abortista que ahora dicta conferencias a favor del derecho a la vida, mostró una película extraordinaria, un sonograma (película de ultrasonido) de un aborto por succión. Lo que sigue es el relato de una de las delegadas, la Sra. Sandy Ressel:

"El doctor decía: ‘La pequeña niña tiene diez semanas de vida y es muy activa'. Podíamos verla en sus juegos moviéndose, volviéndose, y chupándose el dedo pulgar. Podíamos ver su pulso normal de 120 pulsaciones por minuto. Cuando el primer instrumento tocó la pared uterina, la niña se replegó inmediatamente y su pulso aumentó considerablemente. El cuerpo de la niña no había sido tocado por ningún instrumento, pero ya ella sabía que algo estaba tratando de invadir su santuario.

"Nosotros vimos con horror como, literalmente, maltrataban y descuartizaban a este pequeño ser humano inocente. Primero la espina dorsal, luego la pierna, pieza por pieza, mientras la niña tenía violentas convulsiones. Vivió casi todo este trágico proceso tratando de esquivar el intrumento cortante. Con mis propios ojos le vi echar su cabeza hacia atrás y abrir su boca en lo que el Dr. Nathanson llamó ‘un grito silencioso'. En una parte de estas escenas sus pulsaciones habían llegado a más de 200 por minuto, porque tenía miedo. Por último, fuimos testigos de la macabra silueta del forceps que buscaba la cabeza para destrozarla y retirarla, ya que era muy grande para pasar por el tubo de succión. Este proceso homicida tomó de unos 12 a 15 minutos. El abortista que practicó esto lo había filmado por curiosidad. Cuando vió la película dejó la clínica de abortos y nunca más volvió."

El aborto por succión apenas descrito es uno de los métodos explicados en los manuales del aborto. Otro método es el del aborto por dilatación y evacuación, que se practica en embarazos de más de 12 semanas. El procedimiento produce una innumerable cantidad de heridas de cuchilla, hasta que se produzce la muerte del bebito no nacido, y dura aproximadamente unos 10 minutos.

Para los abortos tardíos de bebitos no nacidos de más de 14 semanas de gestación, existe un tercer método que consiste en inyectar una solución salina hipertónica de alta concentración dentro del saco amniótico. Un manual de obstetricia lo describe así: "Esta solución altera la placenta, logrando la expulsión fetal 48 horas después de la inyección de la solución".

Las siguientes declaraciones forenses explican con más detalle el método de aborto por solución salina: "La acción corrosiva de la solución salina quema las capas superiores de la piel del feto. Cuando el feto es expulsado hay edema extensivo y degeneración de las submembranas. Al dañar de esta forma la superficie del feto, la salinidad excita los receptores del dolor y estimula los conductos neurales del sistema nervioso central en funcionamiento durante el curso del aborto y hasta el momento de la muerte del feto."

Finalmente, toda duda sobre la existencia de dolor intenso producido por el método de aborto por solución salina desaparece cuando vemos cómo en los manuales sobre el aborto se advierte a los médicos no dejar que ni siquiera unas gotas de la solución salina entren en contacto con los tejidos maternos, porque le producirían un "intenso y severo dolor". Esta es la misma solución en la cual el bebé nada y la cual traga durante dos horas hasta que se produce la muerte.

Otro procedimiento que se utiliza para practicar abortos tardíos es la inyección de prostaglandinas. Estas son unas potentes sustancias químicas que comprimen los vasos sanguíneos e impiden el funcionamiento normal del corazón. ¿Sentirá dolor el feto durante este procedimiento? No tenemos forma directa de saberlo. Sin embargo, podemos preguntarle a un paciente con angina de pecho. Este tipo de pacientes sufre espasmos agudos en el pecho porque algunos de sus vasos sanguíneos están comprimidos. Parece razonable suponer que igualmente doloroso es la contracción de los diminutos vasos sanguíneos del bebé no nacido. También podríamos hacer estas preguntas a alguien que haya sobrevivido a un ataque cardiáco: ¿Cómo se siente? ¿Duele? (Nota de Vida Humana Internacional: Los médicos pro-vida usan, sin intenciones abortivas, las prostaglandinas para la inducción de trabajo de parto en casos en los que hay necesidad de hacerlo, y no se reportan muertes fetales por esa causa, siendo considerado un método adecuado para esos fines. Todo consiste en vigilar la actividad uterina y mantenerla en límites normales.)

Otro efecto intencional de este químico es inducir el parto de un bebé que nace muerto. Con este método, el infante muere muy lentamente, quizás al cabo de dos días, a causa de complicaciones cardiovasculares. Aunque se supone que la muerte debe ocurrir dentro del vientre materno y usualmente así ocurre, algunas veces el niño nace con vida. Probablemente su vida será muy corta, porque lo que no pudo la violencia dentro del vientre materno, la no tan benevolente negligencia externa lo logrará: el pequeño no contará con la asistencia o ayuda del personal médico entrenado que está presente en la sala.

Escuchando el "grito silencioso"

Este punto nos trae a nuestra consideración final. No olvidemos las palabras del académico John Noonan, en su libro New Perpectives on Human Abortion ("Nuevas perspectivas sobre el aborto en los seres humanos"), Aletheia Books, University Publications of America, Inc., donde se nos recuerda el trauma que ocurre en todos los abortos:

En esa obra, Noonan dice: "Independientemente del método que se utilice, los niños están sufriendo el peor de los males corporales, el final de sus vidas. Están pasando por la agonía mortal. A pesar de su precaria existencia, de sus limitadas capacidades cognitivas y de sus rudimentarias sensaciones, están experimentando la desintegración de su ser y la terminación de sus capacidades vitales. Esta experiencia en sí es dolorosa".

Y continúa diciendo: "No hay leyes que regulen el sufrimiento de los abortados, aunque sí las hay para mitigar el dolor de los animales... Es un signo, no de error o debilidad, sino de compasión cristiana el amar a los animales. ¿Podrán aquellos que se sienten conmovidos por la ballena arponeada, sentir compasión por el niño impregnado de solución salina...? Todo nuestro conocimiento del dolor ajeno es por simpatía, pues no sentimos el dolor de otros. Es por eso que el dolor ajeno es tan tolerable para nosotros. Pero si nos identificamos con los que sufren, ¿podremos sentir algo de lo intolerable".

El señor Adrian Lee, columnista del diario Philadelphia Daily News, concuerda con el profesor Noonan: "El debate sobre el aborto ya no volverá a ser el mismo.... Las distinciones entre la vida y la vida potencial tienden a ser abstractas... pero, al hablar del dolor surge la imagen del niño indefenso, rodeado de cuchillas quirúrgicas tormentosas y soluciones (salinas) en el lugar donde se supone que esté más seguro: el vientre materno. Al abortista inyectar la solución que quema la piel del niño, realmente despelleja al feto en vida, ¿quién no reacciona?" (Philadelphia Daily News, 6 de marzo de 1984).

Existe la aterradora posibilidad de que el profesor Noonan y el señor Lee sean muy optimistas. Con tristeza nos percatamos que podría haber gente que no reacciona a nada de esto. ¿Por qué? Porque irónicamente es demasiado "doloroso" para ellos pensar en estos asuntos. Por eso miran hacia otro lado, pretendiendo que estos horrores no están sucediendo en nuestro mundo.

Nos viene a la mente una comparación. En 1966, el Dr. Fredric Wetham escribió un libro titulado A Sign for Cain ("Una señal para Caín"), que fue publicado originalmente en inglés por Ligouri Publications (Box 060, Ligouri, Missouri, 63057, USA), y que documenta el programa de eutanasia realizado por médicos alemanes desde 1939 hasta 1945. Aunque actualmente este libro está agotado, algunas secciones de los capítulos 8 y 9 están disponibles en The German Euthanasia Program: Excerpts from A Sign for Cain ("El programa alemán de eutanasia: Fragmentos de ‘Una señal para Caín'"), Cincinnati: Hayes Publishing Company, 1978. (Para obtener esta publicación, diríjase a Hayes Publishing Company, 6304 Hamilton Avenue, Cincinnati, OH45224.) En el capítulo 8 del libro original, que se encuentra parcialmente en esta publicación apenas mencionada, se encuentra el siguiente párrafo:

"Tenemos una propensión a pensar en los campos de concentración como sitios cerrados, con unos cuantos edificios rodeados por cercas de alambre de púas y ubicados en sitios aislados. En realidad eran barracas, muchos edificios, grandes instalaciones industriales, fábricas, estaciones ferroviarias....Todos estos agregados cubrían extensos territorios e involucraban extensas redes de comunicació. Estas ramificaciones por sí solas demuestran lo absurdo que es afirmar y creer que la población no sabía nada sobre ellos. Estos campos eran centro del interés público. Miles de personas en los campos y en la población en general tenían contactos laborales con ellos" (página 10).

¿Cuántos miles de personas están involucradas en el negocio multimillonario de la industria del aborto? ¿Podemos pretender que no sabemos lo que sucede en nuestro país? ¿Quién no ha escuchado los debates en el Congreso, las cortes y las cámaras estatales? Cuando diariamente camino al trabajo, paso frente a lindos y aseados edificios que eufemísticamente se llaman "Centro de Salud Femenina" o "Clínica de Reproducción Familiar", pero que en realidad son clínicas de abortos. ¿Podemos fingir ignorar lo que realmente se está haciendo en ellos?

Una cosa es cierta, el aborto es un baño de sangre acompañado de dolor, y continuará mientras sigamos ignorando esta realidad. Si desviamos nuestra mirada a lo que ocurre en este océano de sufrimiento, si rehusamos reconocer la atrocidad que se cometen con las 1,5 millones de pequeñas víctimas del aborto quirúrgico cada año (un aborto cada 21 segundos en Estados Unidos), si tapamos nuestros oídos a todos esos "gritos silenciosos"que emanan del vientre de la madre, ¿sería entonces posible podremos afirmar que somos seres humanos con compasión por los demás? Si sabemos todo esto y no hacemos nada para evitarlo, ¿cómo podemos llamarnos civilizados? Pero, en el fondo, lo que digamos de nosotros mismos no tiene mucha importancia; más bien lo importante es: ¿Qué excusa daremos ante el Tribunal de Dios?

Fuente: vidahumana.org

Les remito al siguiente post con dos videos para complementar por si no lo han visto:

domingo, 15 de enero de 2012

►Dolor fetal

Les dejo estos videos y en el próximo post lean las argumentaciones y por favor ¡¡ayuden a difundir!!



►El aborto y la Divina Misericordia


Santa Faustina escribe: 
(Diario, 1276) "Hoy deseaba ardientemente hacer la Hora Santa delante del Santísimo Sacramento, sin embargo la voluntad de Dios fue otra: a las ocho experimente unos dolores tan violentos que tuve que acostarme enseguida, he estado contorsionándome por estos dolores durante tres horas, es decir hasta las once de la noche. Ninguna medicina me alivió, lo que tomaba lo vomitaba, hubo momentos en que los dolores me dejaban sin conocimiento. Jesús me hizo saber que de esta manera he tomado parte en su agonía en el Huerto y que Él mismo había permitido estos sufrimientos en reparación a Dios por las almas asesinadas en el seno de las malas madres. `[...] Ahora sí, entiendo de que dolores se trata, porque el Señor me lo hizo saber... Sin embargo, al pensar que quizá un día vuelva a sufrir así, me da escalofríos, pero no sé si en el futuro sufriré otra vez de modo similar, lo dejo a Dios, lo que a Dios le agrade enviarme, lo recibiré todo con sumisión y amor. Ojalá pueda con estos sufrimientos salvar del homicidio al menos un alma..."



►Salmo 8 -La gloria de Dios y la dignidad del hombre


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♥Consagración a la Virgen María

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CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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