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martes, 21 de febrero de 2012

►Instrucción sobre la disciplina según Marcelino Champagnat


Fuente: maristas.com.ar 

Consejos, lecciones, máximas y enseñanzas de San Marcelino Champagnat para apreciar la disciplina, su dignidad e importancia y del cómo adquirir la autoridad con los alumnos.


Consejos, lecciones, máximas y enseñanzas de San Marcelino Champagnat para apreciar la disciplina, su dignidad e importancia y del cómo adquirir la autoridad con los alumnos.

CAPÍTULO XXXIX 

INSTRUCCIÓN SOBRE LA DISCIPLINA

Un jueves salimos de excursión por los montes del Pilat. Tras haber habla. do de muy distintos temas, los hermanos más formales se pusieron a discutir sobre los medios de atraer a los niños a la escuela y aficionarlos al estudio.

Lo que mejor resultado me da afirmó uno son las recompensas. Con un punto bueno, una estampa, una remisión, consigo lo que quiero de los niños y me comprometería a llevarlos al cabo del mundo.
Pues a mí continuó otro la emulación me parece el medio más adecuado: en cuanto se logra establecerla, ya no les cuesta nada el trabajo a los niños, el estudio les resulta ameno y se entregan gustosos a él.

Yo opino añadió el tercero que las dotes del profesor y su abnegación valen más que todo eso.
Pues yo creo hubo quien replicó que para atraer a los niños a la escuela, no hay nada tan bueno como las hermosas muestras de caligrafía y los diseños lindamente perfilados.

Entonces, el venerado padre, que había estado escuchando la discusión, nos dijo:
Todos esos recursos son buenos, pero no bastan, ni aun empleándolos todos a la vez, si no están sostenidos y reforzados por una disciplina a la vez recia y paternal.

Algunos de vosotros no tenéis el debido aprecio de la disciplina, ni comprendéis bien su dignidad e importancia. Es más, hay quien se imagina que aleja de la escuela a los niños, cuando es lo contrario: la experiencia está demostrando cada día que un centro escolar en el que reina un orden perfecto, gusta a los niños y se gana el aprecio de los padres. Es natural: el orden agrada a todo el mundo, y a nadie agrada el desorden. Los niños están contentos y se hallan a gusto en una escuela donde hay disciplina, mientras sufren y aborrecen el estudio en una clase desordenada. En las aulas, la carencia de disciplina es igual que la pasión dominante en las personas: origen de todos los males, causa directa o indirecta de todas las faltas que se cometen. La falta de disciplina compromete o, más bien, desbarata todos los demás medios de conquistar a los niños para Dios y atraerlos a la escuela.

La disciplina, en mi opinión, es tan necesaria que, sin ella, no hay instrucción ni educación posibles. Por eso Platón, aun siendo pagano, llegó a decir que toda la fuerza y el éxito de la educación estriban en una disciplina bien ordenada.

Expongamos ahora brevemente los felices resultados de la disciplina:

1. Es gloria y prez de un centro de educación y le atrae alumnos. La gente se deja cautivar fácilmente por las cosas exteriores, y juzga de la educación de una escuela por la disciplina que en ella observa. Una disciplina vigorosa llama la atención y gusta a todo el mundo, gana la estima y confianza del público, y basta a menudo ella sola para dar fama a la escuela y atraerle alumnos.

2. Es prenda de instrucción sólida y adelanto, pues guarda las buenas costumbres de los niños y mantiene el orden y silencio en el aula; es acicate de la pereza por medio de la emulación que establece y el cuidado que pone en no permitir a ningún alumno el eludir los deberes comunes, y en asegurar el buen empleo del tiempo. La clase disciplinada y fiel al horario establecido es siempre una clase diligente, un plantel de alumnos ejemplares

3. Fomenta la piedad de los alumnos. Con tal fin vela por el cumplimiento de los deberes religiosos, exige que los niños estén con reverencia y recato durante la oración, que contesten clara y devotamente; destierra cualquier palabra o acto que pueda ofender a la fe, debilitar el respeto debido a la religión y la fidelidad a las prácticas de devoción cristiana.

4. Conserva la honestidad de los alumnos y, por ende, su salud corporal; al ejercer sobre ellos vigilancia continua y no dejarlos nunca solos, los preserva de las malas compañías, de la pereza, y los mantiene siempre ocupados.

5. Inspira a los niños buen espíritu, porque les hace reverenciar a los educadores, luchar contra los defectos y pasiones, y les infunde docilidad, confianza, amor recíproco y todas las virtudes que acompañan al espíritu de familia.

6. Previene las faltas de los alumnos y ahorra castigos. Cuanta más disciplina hay en un aula, menos penitencias hay que imponer a los niños. Los maestros más flojos de carácter y los que no quieren molestarse en mantener el orden mediante la vigilancia, la asiduidad y exacto cumplimiento de las normas reglamentarias, son los que maltratan a los niños.

7. Da temple a la voluntad del niño, y fuerza para resistir al mal y luchar contra las inclinaciones torcidas; le dispone para la práctica de la virtud, logra que adquiera el hábito de cumplir con el deber y le infunde docilidad a las inspiraciones de la gracia. ¿Cuál es la causa de que, hoy día, la mayor parte de los hombres sean volubles, sensuales, no sepan negarse nada ni puedan tolerar nada que contraríe a la naturaleza? Es que les han educado sin disciplina, no les han enseñado a obedecer, a gobernarse, a imponerse algo de violencia y combatir las malas inclinaciones. Mantener al niño bajo una disciplina a la vez vigorosa y paternal, acostumbrarle a obedecer, es prestarle el mejor servicio.

8. Protege la salud del maestro. En un aula disciplinada, los alumnos escuchan con atención y el maestro ahorra el tener que repetir muchas veces las mismas explicaciones y esforzar la voz, saliendo así muy favorecidos los pulmones. En una clase debidamente disciplinada, el orden, la calma, la paz y el buen espíritu que allí reinan, aseguran al maestro una serenidad ideal, preservándole de enfados y distintas penas morales que le agotan las fuerzas y la salud. En una palabra, en la clase disciplinada, los enojos son cien veces menores, y los consuelos cien veces mayores que en la clase desordenada. No es difícil, pues, comprender que la disciplina ahorra fuerzas al maestro y le protege la salud.
Vengamos ahora a los medios para alcanzar esa disciplina vigorosa y paternal que da resultados tan felices.

La disciplina paternal y religiosa sin la cual no pueden darse la educación de la voluntad ni el desarrollo de las facultades del niño es fruto de la autoridad moral.

Hay dos clases de autoridad: la autoridad de derecho y la moral.

La primera es la que el cargo confiere. No se precisa más para obtener disciplina y formar cuadros militares, pero es incapaz de formar cristianos. Son tres las atribuciones de esta autoridad: dar órdenes, castigar y premiar. Ahora bien, en una escuela no se trata de dominar a los niños por la fuerza, sino de formarlos en la virtud y someterlos al deber mediante el sentimiento religioso y el freno de la conciencia. Aquí, la autoridad de derecho con sus tres atribuciones de mandato, castigo y premio, no es más que un medio muy secundario de conseguir disciplina. Y si se hace uso indebido de dicha autoridad, es decir, si uno se sirve de ella sin reflexión, de modo imprudente y con rigor excesivo, irrita a los alumnos, les infunde mal espíritu e introduce en el aula malestar y desorden.

La autoridad moral, la que de veras educa al niño, es la influencia que el maestro ejerce sobre los alumnos por su virtud, capacitación, conducta ejemplar y gobierno prudente. Esta autoridad se atrae el respeto, estima, confianza, amor, agradecimiento, sumisión, temor de disgustar y deseo de complacer al maestro.

¿Cómo se adquiere?

1. Con virtud y conducta ejemplar.

2. Con la aptitud profesional y la entrega a la instrucción de los niños. Ciro el Joven preguntó a su abuelo Artajerjes, de qué medios podría valerse para someter a los pueblos y ganarse su estima y cariño. «Demuéstrales siempre le contestó que eres el hombre más virtuoso e idóneo: entonces los pueblos se te han de someter sin dificultad».

3. Actuando con la razón, el buen criterio y el sentido práctico. Virtud, razón e idoneidad empuñan el cetro del mundo y señorean en todas partes; nadie se niega a someterse a su imperio; por eso dijo un autor antiguo: «Siempre es el hombre más virtuoso y razonable el que gobierna; impone la ley sin pretenderlo; todos aceptan su opinión y se rinden a su autoridad sin darse cuenta».

4. Mediante la seriedad, la modestia, la moderación y el recato en las relaciones con los alumnos, y el empeño en respetarlos y hacerse respetar de ellos.

5. Velando por que no asomen los propios defectos, faltas, imperfecciones e incapacidad.

6. Con el uso muy moderado de castigos y premios, y el esmero en evitar cualquier acto de rudeza o de severidad excesiva.

7. Con un modo de obrar tan prudente y atinado, que jamás dé pie a los niños para criticar con razón al maestro.

Así es como se adquiere autoridad moral. Solamente ella educa, sólo ella puede lograr que los niños lleguen a ser caballeros cristianos.

No hay suficiente autoridad moral cuando el maestro no consigue el respeto, la docilidad y el cariño de los alumnos. Es indudablemente floja, cuando los alumnos no tienen la convicción de que el maestro es hombre virtuoso, idóneo y razonable, y de que les quiere con amor de padre.

Otra señal de autoridad muy floja es la falta de respeto para con los monitores o sustitutos ocasionales del maestro, la carencia de disciplina cuando falta el maestro. Si veis que, en cuanto éste se ausenta, se altera el orden, es que no tiene autoridad moral sobre los alumnos y los domina únicamente por la fuerza material. En un aula semejante no hay educación posible. El maestro desempeña en ella el papel de un guardia civil.




►El sistema preventivo en la educación de la juventud





Práctica y teoría educativa de Don Bosco.



El sistema preventivo en la educación de la juventud



Separata de: El amor supera al reglamento: práctica y teoría educativa de Don Bosco.

Fuente: www.dbosco.net/bibliografia.htm 

Sin duda alguna, el autor es el mismo Don Bosco. No se conserva el autógrafo de Don Bosco; pero sí copias escritas a mano, algunas de ellas con anotaciones de don Berto y del propio Don Bosco.
La Crónica de don Barberis, del 21 de abril de 1877, dice: Este trabajo le costó varios días seguidos; lo hizo y rehizo tres veces y se lamentaba de sí mismo por no encontrar ya sus escritos a su gusto. En otro tiempo escribía al correr de la pluma y era suficiente; ahora, después de hecho, lo rehago varias veces y no me gusta todavía e incluso lo rehago la tercera vez y más.

En esa misma Crónica, al día siguiente, 22 de abril. Barberis dice que Don Bosco comentaba: Casi me lamentaba conmigo mismo al no encontrar a mi gusto estos escritos. Una y otra vez arrojaba a la papelera hojas enteras sin volver a cogerlas; efectivamente, escribía, corregía, volvía a escribir, pasaba a limpio, tomaba a hacerla todo por cuarta o quinta vez, y ni aún así me satisfacía el trabajo.

Ocasión

La ocasión fue la inauguración del Patronato de San Pedro en Niza (Francia) el 12 de marzo de 1877. El texto que recuerda dicha inauguración en su conjunto tiene tres secciones: crónica de la fiesta de la inauguración, exposición o discurso de Don Bosco y páginas sobre el sistema preventivo. Don Bosco tuvo la conferencia y habló en francés y en italiano.

El opúsculo fue pensado para los internados que se habían ido abriendo. Estos internados tenían una situación especial: un director, dependiente directamente de Don Bosco, y un grupo de colaboradores, asistentes, todos muy jóvenes, que requerían orientación. En esta perspectiva situacional hay que interpretar el documento.

El texto apareció por primera vez en 1877, como opúsculo de propaganda para los franceses. En cuatro meses Don Bosco cuida tres ediciones (bilingüe, italiana y francesa), y es incluido en la pri-mera edición impresa del Reglamento para las casas de la Sociedad de San Francisco de Sales (1877). En 1880 se publicó en el Boletín Salesiano (italiano y francés); en 1887 se publicó en castellano en Argentina y en 1889 en España; en alemán en 1899. Luego ha teni¬do otras muchas ediciones en numerosas lenguas.

Fuentes

Graduándolas de menos a más, tres son los grupos de influencias.

En primer lugar, la propia experiencia: «La Generala» (casa de educación correccional), confiada en Turín a la Congregación francesa de San Pietro in Víncoli; los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que regentaban en Turín las escuelas elementales municipales de Santa Pelagia; algunas obras pedagógicas escritas. Pero, según los entendidos, todo esto es problemático.

En segundo lugar, como influencia mediata, puede señalarse el libro De l´éducation, de Félix Dupanloup (1802-1878), obispo de Orleans (Francia), en la versión italiana de don Clemente de Ángelis, Parma, Fiaccadori, 1868-1869. Esta traducción italiana era conocida en Valdocco. Son notables las convergencias de contenido; son muy cercanas las fórmulas relativas a la distinción entre sistema preventivo y represivo.

En tercer lugar, la influencia inmediata es ejercida por el folleto Avvertimenti per gli educaron ecclesiastici della gioventu (Avisos a los educadores eclesiásticos de la juventud), de Alejandro María Teppa, Roma, Tip. e Lib. Poliglotta/Torino, Marietti, 1868. Don Bosco conocía y recomendaba este librito. En él aparece la antítesis entre sistema represivo y preventivo, considerada como oposición entre autoridad material y autoridad moral. Habla de hacerse estimar, respetar y amar. Quien desee hacerse amar por sus alumnos, debe amarlos primero con afecto de padre y de amigo. Cita la amorevolezza (amor o cariño). Coincide en el modo de emplear los castigos: El mejor castigo es abstenerse de los signos de benevolencia que solía darle antes. Pegar, tirar de los pelos, de las orejas, deben ser totalmente desterrados. Apela fundamentalmente a la caridad según san Pablo. Por tanto, estos Avvertimenti son la fuente literaria más cercana de las páginas de Don Bosco sobre el sistema preventivo.

Contenido

Es el documento educativo más conocido de Don Bosco. Es muy breve. De hecho, es una síntesis o esquema, una especie de índice de una obra más amplia, que Don Bosco promete pero no realiza.
Su contenido esencial está resumido en estas palabras de Don Bosco: Este sistema descansa por entero en la razón, en la religión y en el amor. Por consiguiente, excluye todo castigo violento y procura alejar aún los suaves. Supone experiencias e ideas lentamente maduradas. En su actuación y en sus escritos anteriores hay frases y pasajes en que aparecen los tres componentes de razón, religión y amor; por ejemplo: sueño de los nueve años, diálogo con Bartolomé Garelli, biografías juveniles, recuerdos confidenciales a los directores.

El sistema de Don Bosco fue práctica antes que teoría. Don Bosco acierta a tematizar una serie de convicciones pedagógico-educativas válidas. He aquí algunas:

1. El fundamento último de su sistema es sobrenatural: la caridad descrita por san Pablo (1 Cor 13). Humanamente, todo el sistema se basa en este trinomio: razón. religión y amor.

2. Ofrece una educación integral: moral, intelectual y civil.

3. El director y los asistentes deben ser padres y hermanos amorosos. El educador debe hacerse amar si quiere hacerse temer; debe ganarse el corazón de los alumnos.

4. Los criterios sobre los castigos son excelentes: a ser posible, no se castigue nunca; es castigo todo lo que se hace pasar por tal, el castigo debe ser siempre razonado; no se castigue nunca en público ni violentamente.

Texto

En el Archivo de la Casa Generaliza Salesiana de Roma (ACS), el llamado Documento R es el texto del sistema preventivo publicado hacia finales de 1877, conjuntamente con el Reglamento para las casas de la Sociedad de San Francisco de Sales. Su edición crítica ha sido realizada por Pedro Braido. Nuestro texto es la traducción directa desde el italiano de esa edición crítica. Es el siguiente:

Muchas veces se me ha pedido que, de palabra o por escrito exponga algunos pensamientos sobre el así llamado sistema preventivo que se suele usar en nuestras casas3. Por falta de tiempo, no he podido satisfacer este deseo hasta ahora. Deseando en la actualidad imprimir el reglamento que hasta el presente se ha usado por tradición casi siempre, creo oportuno ofrecer aquí un bosquejo, que será como el índice de una obrita que estoy preparando, si Dios me concede un poco de vida para poder terminada, y esto únicamente para ayudar. en el difícil arte de la educación de los jóvenes. Por tanto, diré: en qué consiste el sistema preventivo y por qué debe preferirse, su aplicación práctica y sus ventajas.

I. En qué consiste el sistema preventivo y por qué debe preferirse´

Dos son los sistemas usados en todo tiempo en la educación de la juventud: preventivo y represivo. El sistema represivo consiste en dar a conocer las leyes a los súbditos, después vigilar para conocer a sus transgresores y aplicar el castigo merecido, cuando sea necesario. Según este sistema, las palabras y la mirada del superior deben ser siempre severas, y más bien amenazadoras, y él mismo debe evitar toda familiaridad con los subordinados.

Para añadir valor a su autoridad, el director deberá encontrarse raramente entre sus subordinados y, por lo general, solo cuando se trata de castigar o de amenazar. Este sistema es fácil, poco trabajoso, y ayuda especialmente en el ejército y, en general, entre las personas adultas y juiciosas, que deben estar en grado de saber y recordar por sí mismas lo que es conforme a las leyes y a las otras prescripciones.

Diverso y, diría, opuesto, es el sistema preventivo. Consiste en dar a conocer las prescripciones y los reglamentos de un Instituto y después vigilar de tal manera que los alumnos tengan siempre sobre ellos el ojo vigilante del director o de los asistentes, los cuales, como padres amorosos, hablen, sirvan de guía en toda circunstancia, den consejos y corrijan amablemente, lo que equivale a decir: poner a los alumnos en la imposibilidad de cometer faltas.

Este sistema se apoya por entero en la razón, en la religión y en la amabilidad; por tanto, excluye todo castigo violento y procura alejar los mismos castigos suaves. Parece que es preferible por las siguientes razones:

1. El alumno avisado preventivamente no queda avergonzado por las faltas cometidas, como sucede cuando éstas son referidas al superior. Y nunca se enfada por la corrección recibida o por el castigo amenazado o impuesto, porque en él hay siempre un aviso amistoso y preventivo que lo hace razonable y, por lo general, logra ganar el corazón, de modo que el alumno comprende la necesidad del castigo y casi lo desea.

2. La razón más esencial es la ligereza juvenil, que en un momento olvida las reglas disciplinarias y los castigos con que éstas amenazan. Por eso, con frecuencia un joven se hace culpable y merecedor de una pena, a la que nunca ha prestado atención, que no recordaba nada en el momento de cometer la falta y que ciertamente habría evitado si una voz amiga le hubiese advertido.

3. El sistema represivo puede impedir un desorden, pero difícilmente hará mejores a los que delinquen. Se ha observado que los jóvenes no olvidan los castigos sufridos y, por lo general, conservan rencor con deseo de sacudir el yugo y hasta de tomar venganza. Tal vez parece que no prestan atención, pero quien sigue sus pasos sabe que son terribles las reminiscencias de la juventud y que olvidan fácilmente los castigos de los padres, pero muy difícilmente los de los educadores. Se conocen casos de algunos que en la vejez vengaron brutalmente ciertos castigos sufridos justamente en el tiempo de su educación. Por el contrario, el sistema preventivo hace amigo al alumno, que vislumbra en el asistente a un bienhechor que le avisa, quiere hacerle bueno, librarle de los sinsabores, de los castigos, del deshonor.

4. El sistema preventivo persuade al alumno de tal manera que el educador podrá siempre hablarle con el lenguaje del corazón, tanto en el periodo de su educación como después de ella. Ganado el corazón de su protegido, el educador podrá ejercer sobre él una gran influencia, avisarle, aconsejarle e incluso corregirle cuando ya se encuentre colocado en empleos, en cargos civiles y en el comercio. Por estas y otras muchas razones parece que el sistema preventivo es preferible al represivo.

II. Aplicación del sistema preventivo

La práctica de este sistema está apoyada por entero en las palabras de san Pablo, que dice: Charitas benigna est, patiens est; omnia suffert, omnia sperat, omnia sustinet (La caridad es benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y soporta cualquier disturbio [cf. 1 Cor 13, 4.7].) Por esto, sólo el cristiano puede aplicar el sistema preventivo con éxito. Razón y religión son los instrumentos que debe usar constantemente el educador, enseñarlos, practicados él mismo, si quiere ser obedecido y conseguir su fin.

1. En consecuencia, el director debe estar consagrado por completo a sus educandos, y no asumir responsabilidades que lo alejen de su cargo; más aún, debe encontrarse siempre con sus alumnos en todas las ocasiones en que no estén obligatoriamente ligados por alguna ocupación, excepto si están debidamente asistidos por otros4.

2. Los maestros, los jefes de taller, los asistentes deben ser de probada moralidad. Traten de evitar como la peste cualquier clase de apego o amistades particulares con los alumnos, y recuerden que el desliz de uno solo puede comprometer a un Instituto educativo. Procúrese que los alumnos no estén nunca solos. En cuanto sea posible, los asistentes deben precederles en el sitio donde deben reunirse; entreténganse con ellos hasta que estén asistidos por otros; no les dejen nunca desocupados.

3. Debe darse amplia libertad de saltar, correr, gritar a su gusto. La gimnasia, la música, la declamación, el teatro, las excursiones, son medios eficacísimos para obtener la disciplina y favorecer la moralidad y la salud. Procúrese únicamente que la materia de entretenimiento, las personas que intervienen, las conversaciones que se tienen, no sean vituperables. Haced lo que queráis, decía el gran amigo de la juventud san Felipe Neri; me basta con que no cometáis pecados5.

4. La confesión y la comunión frecuente y la misa diaria son las columnas que deben sostener un edificio educativo del que se quiera tener alejadas la amenaza y el palo. No obligar nunca a los jovencitos a frecuentar los santos sacramentos, sino sólo animarlos y ofrecerles facilidad para que se aprovechen de ellos. Luego, con ocasión de ejercicios espirituales, triduos, novenas, predicaciones, catequesis, póngase de relieve la belleza, la grandeza, la santidad de una religión que propone medios tan fáciles y tan útiles para la sociedad civil, para la tranquilidad del corazón, para la salvación del alma, como son precisamente los santos sacramentos. De esta manera los jóvenes quedan prendados espontáneamente de estas prácticas de piedad y se acercarán a ellas voluntariamente con gusto y con fruto.

(Nota del original.) No hace mucho tiempo que un ministro de la Reina de Inglaterra, visitando un Instituto de Turín, fue llevado a una sala espaciosa donde estudiaban cerca de quinientos jovencitos. Se maravilló no poco al contemplar tal multitud de muchachos en perfecto silencio y sin asistentes. Creció más su admiración cuando supo que en todo el año no había habido que lamentar una palabra de disturbio ni un motivo para infligir o amenazar con un castigo. 
Preguntó: -¿Cómo es posible obtener tanto silencio y tanta disciplina? Dígamelo. Y usted -añadió a su secretario-, tome nota de cuanto diga. -Señor -respondió el director del centro-, el medio que usamos nosotros no pueden usado ustedes. -¿Por qué? -Porque son arcanos desvelados sólo a los católicos. -¿Cuáles? -La frecuente confesión y comunión y la misa diaria bien oída. -Tiene toda la razón; nosotros carecemos de estos poderosos medios de educación. ¿No se pueden suplir con otros medios? -Si no se emplean estos elementos religiosos, hay que recurrir a las amenazas y al palo. -Tiene razón; tiene razón. O religión o palo. Quiero contado en Londres. (Hasta aquí la nota del original.)6

5. Vigílese con el mayor cuidado para impedir que entren en el Instituto compañeros, libros o personas que tengan malas conversaciones. La elección de un buen portero es un tesoro para una casa de educación.

6. Cada noche, después de las oraciones ordinarias y antes de que los alumnos vayan a descansar, el director, o quien haga sus veces, dirija unas palabras afectuosas en público, dando algún aviso o consejo sobre cosas que hay que hacer o evitar, y procure sacar las máximas de hechos sucedidos en ese día en el Instituto o fuera. Pero sus palabras no deben sobrepasar nunca los dos o tres minutos. Esta es la clave de la moralidad, del buen funcionamiento y del éxito de la educación7.

7. Aléjese como la peste la opinión de alguno que quisiera retrasar la primera comunión hasta una edad demasiado avanzada, cuando por lo general el demonio ha tomado posesión del corazón de un jovencito, con daño incalculable de su inocencia. Según la disciplina de la Iglesia primitiva, se solían dar a los niños las Hostias consagradas que sobraban en la comunión pascual. Esto sirve para damos a conocer cuánto desea la Iglesia que los niños sean admitidos pronto a la santa comunión. Cuando un jovencito sabe distinguir entre Pan y pan y muestra suficiente instrucción, no se mire la edad y venga el Soberano Celestial a reinar en aquella bendita alma.

8. Los catecismos recomiendan la frecuente comunión8. San Felipe Neri la aconsejaba cada ocho días, e incluso con mayor frecuencia9. El Concilio de Trento dice claramente que desea sumamente que todo fiel cristiano, cuando va a oír la santa misa, haga también la comunión. Pero que esta comunión no sea sólo espiritual, sino también sacramental, para que se obtenga el mayor fruto de este augusto y divino sacrifico (Concilio Tridentino, sesión 22, c. 6)10.

III. Utilidad del sistema preventivo

Alguno dirá que este sistema es difícil en la práctica. Advierto que para los alumnos resulta mucho más fácil, más satisfactorio, más ventajoso. Para los educadores, en cambio, encierra algunas dificultades, pero que disminuyen si el educador se entrega con celo a su misión. El educador es una persona consagrada al bien de sus alumnos; por eso, debe estar dispuesto a afrontar cualquier molestia, cualquier fatiga, con tal de conseguir su fin, que es la educación civil, moral, intelectual de sus alumnos11.

Además de las ventajas indicadas arriba, se añade aquí que:

1. El alumno tendrá siempre un gran respeto hacia el educador y recordará siempre complacido la dirección recibida, considerando en todo tiempo a sus maestros y a los demás superiores como padres y hermanos. Dondequiera que van estos alumnos, por lo general son el consuelo de la familia, útiles ciudadanos y buenos cristianos.

2. Cualquiera que sea el carácter, la índole, el estado moral de un alumno en el momento de su aceptación, los padres pueden vivir seguros de que su hijo no podrá empeorar y se puede tener por cierto que se obtendrá siempre alguna mejora. Más aún, ciertos jóvenes que fueron por mucho tiempo el tormento de los padres y hasta expulsados de las casas correccionales, tratados según estos principios, cambiaron de índole, de carácter, se entregaron a una vida morigerada y en la actualidad ocupan honrados puestos en la sociedad, siendo así en el apoyo de la familia y decoro del lugar donde viven.

3. Los alumnos que por casualidad entren en un Instituto con malas costumbres, no pueden dañar a sus compañeros. Ni los jóvenes buenos podrán ser perjudicados por ellos, porque no hay ni tiempo ni lugar ni oportunidad, pues el asistente, al que ¡suponemos presente!, pondría en seguida remedio a ello.

Una palabra sobre los castigos

¿Qué regla seguir al imponer castigos?12 Si es posible, no se empleen nunca castigos. Pero, si la necesidad exigiese castigo, téngase en cuenta cuanto sigue:

1. El educador procure hacerse amar por los alumnos, si quiere hacerse temer. En este caso, la sustracción de benevolencia es un castigo, pero un castigo que despierta la emulación, anima y nunca deprime.

2. Para los jóvenes es castigo lo que se hace pasar por castigo. Se ha observado que una mirada no cariñosa produce en algunos mayor efecto del que haría una bofetada. La alabanza cuando una cosa está bien hecha, la reprensión cuando hay descuido, es ya un premio o un castigo.

3. Exceptuados rarísimos casos, las correcciones, los castigos no deben darse nunca en público, sino en privado, lejos de los compañeros, y debe usarse máxima prudencia y paciencia, para lograr que el alumno comprenda su fallo, por medio de la razón y de la religión.

4. Pegar, de cualquier modo que sea, poner de rodillas en posición dolorosa, tirar de las orejas y otros castigos semejantes, deben evitarse de manera absoluta, porque están prohibidos por las leyes civiles, irritan mucho a los jóvenes y rebajan al educador.

5. El director dé a conocer bien las reglas, los premios y los castigos establecidos por las leyes disciplinarias, para que el alumno, no pueda excusarse diciendo: No sabía que esto estaba mandado o prohibido.13

Si se pone en práctica este sistema en nuestras casas, creo que podremos obtener buenos resultados sin acudir ni al palo ni a castigos violentos. Hace cerca de cuarenta años que trato juventud y no recuerdo haber impuesto castigos de ninguna clase y, con la ayuda de Dios, he obtenido siempre no sólo cuanto era obligatorio, sino también lo que sencillamente yo deseaba, y esto de aquellos mismos alumnos sobre quienes parecía perdida esperanza de buen resultado.

Sacerdote JUAN BOSCO.


Notas

1.Son las de Domingo Savio (1859), Miguel Magone (1861) y Francisco Besucco (1864). Las tres pueden consultarse en esta misma edición.

2. Fueron redactados por Don Bosco para don Miguel Rua. cuando éste marchó como director a Mirabello en 1863. Luego fueron retocados y ampliados por el mismo Don Bosco.

3 El sistema preventivo es experiencia en un primer- momento. Las ideas van madurando a través de los años. Luego, en varios días seguidos, Don Bosco realiza esta redacción, que posee naturalidad y espontaneidad aparentes. De experiencia, el sistema preventivo pasa a reflexión, que Don Bosco promete hacer con mayor profundidad. pero que no realizó.

4 La traducción tradicional decía: las muchas ocupaciones del director podían impedirle estar con los alumnos. El texto crítico, en cambio, habla de los alumnos ocupados en sus deberes. Es decir, cuando los alumnos no están ocupados obligatoriamente (clases, talleres...), el director debe estar con ellos, excepto si están asistidos debidamente. Si es¬tán en clase, etc., se supone que están debidamente asistidos por los maestros.

5 Su paciencia con los jóvenes era indecible. Soportaba que hicieran cualquier ruido junto a su habitación. Algunos de la casa se le quejaron. El Santo respondió: Dejadles hablar; gritad también vosotros y estad alegres, porque no deseo otra cosa de vosotros sino que no cometáis pecados. Don Bosco repetirá en 1858: Estad alegres; no quiero escrúpulos ni melancolía; me basta con que no cometáis pecados

6 . Esta anécdota está ya presente en la primera edición de 1877; también en la traducción francesa. ¿Qué hay de verdad? La tradición identificó a este ministro con Henry John Temple Palsmerston (1784-1865) Así lo cuenta Don Bosco mismo (MBe 13, 779-780). Pero es problemático, pues el relativo crecimiento del Oratorio/Hospicio coincide con los últimos años de vida y de actividad del gran estadista inglés. Tal vez podría admitirse la visita de algún ministro que estuviera en Turín. Entre ellos, por ejemplo, James Hudson (1810-1885), que era conocido notoriamente como «más italiano que los italianos», y que estuvo al frente de la legación inglesa en Turín desde febrero de 1852 hasta su retiro en 1863. No se olvide que, en el Proceso Informativo, Pedro Enría refiere el hecho a 1875; en cambio, en la Crónica escrita que dejó, no se señala fecha al episodio. Las Memorias Biográficas lo atribuyen a 1863 (MBe 7, 474-475).

7 Estas son las tradicionales <> salesianas. Como ha desaparecido la casi totalidad de los internados, la tradición se conserva con los <>. Suponemos que las "clave de la moralidad y el éxito de la educación» de Don Bosco no estará en la corta duración de la platiquita, sino en su contenido, en su orientación y en su estilo.

8 Así lo hacía el Breve catecismo para los niños que se preparan a la confesión y a la primera comunión (Turín, 1846): deja la frecuencia a juicio del confesor. El Catecismo para uso de los jóvenes ya admitidos a la primera comunión y de los adultos (Turín, 1875), aconseja la comunión al menos todos los domingos y fiestas de precepto.

9 Dice su biografía que deseaba que no sólo los sacerdotes, sino también los laicos frecuentasen este sacramento. Por eso, algunos de sus penitentes comulgaban cada ocho días; muchos, cada fiesta; otros, tres veces a la semana, y algunos, aunque pocos, cada día..Don Bosco siguió esta actuación práctica.

10 El Vaticano II (1962-1965) desarrolla esta orientación pastoral tridentina en la Sacrosanctum Concilium (n. 55-56). El Catecismo de la Iglesia Católica (1992) afirma que Palabra y Eucaristía constituyen juntas un solo acto de culto (n. 1346 y 1355). Aconseja la comunión siempre que se participa en la Eucaristía (n. 1388). La encarece los domingos y días de fiesta e incluso todos los días (n. 1389).

11 En la edición en lengua francesa de este mismo año (1877) se dice: educación completa. Este es el sentido de los tres adjetivos que aplica Don Bosco a la educación, ofrecida. Actualmente se usa la expresión educación integral.

12 Merece la pena notar lo siguiente. En el prólogo Don Bosco anuncia que va a tratar tres cosas: preferencia del sistema preventivo. su aplicación y sus ventajas. Es decir. no alude a los castigos, que resultan una especie de apéndice del tratadillo. Pero estas líneas son una maravilla de síntesis. En pocas palabras enumera: principios, castigos permisibles y modos de aplicados.

13 En el llamado Manuscrito L, de don Berto. se añaden aquí dos números. con la advertencia: para una segunda edición. Son los siguientes: <>.

►Rasgos Principales De la Pedagogía de Monseñor Escrivá De Balaguer





Una pedagogía profundamente evangelica.


Rasgos Principales De la Pedagogía de Monseñor Escrivá De Balaguer


Una visión somera del conjunto de su labor educativa personal permite señalar la constancia de un buen número de rasgos y características:

Carácter vital

En ningún momento nuestro Gran Canciller se propuso escribir a modo de tratados científicos o libros de texto en los que se desarrollase una determinada materia en forma sistematizada. Sus escritos tienen siempre un tono muy vitalmente espiritual, rezuman viva y profunda ciencia teológica, van a la inteligencia y al corazón; el amor a Dios y a las almas palpita en cada frase; una misma idea puede reiterarse desde distintas perspectivas.

Sus enseñanzas no adoptan la forma de la especulación abstracta, sino que se insertan plenamente en la vida. Como comentaba D. Álvaro del Portillo respecto de las Homilías, «En ningún momento se colocan en un terreno desencarnado, abstracto; hay siempre teoría, pero en continuo ensamblaje con la vida» (20).

Sencillez

Su lenguaje, en su predicación o en sus escritos, es «...directo, sencillo, de una amenidad inconfundible. Se nota siempre una delicada atención a la corrección gramatical y literaria, pero el autor no supedita el contenido a la forma. La fuerza y el nervio de lo que se dice dan lugar a un estilo sereno y claro, sin recurrir a efectos fácilmente emotivos. Tampoco intenta deslumbrar; quiere sólo ser el vehículo imprescindible, para que cada alma se coloque cara a Dios y saque consecuencias y propósitos concretos para su vida diaria» (21).

Relación personal

Aunque se dirigiese a grupos de personas, a veces numerosos, como era frecuente, sus consejos, sus consideraciones, tenían un carácter íntimo y personal. Al escucharle, se establecía una relación muy inmediata: no hablaba para un conjunto, mucho menos para una masa despersonalizada, sino para cada uno de los oyentes. Su palabra no quedaba en tierra de nadie o como flotando en el aire. sino que penetraba muy derechamente en el corazón. Y esto mismo sucedía aun cuando le escuchasen multitudes: en los muchos millares de personas que han participado en esas grandes tertulias queda la huella de una conversación personal. Eran reuniones que conservaban asombrosamente el carácter familiar, personal, íntimo, vivo. El Fundador del Opus Dei jamás pronunciaba en ellas algo parecido a un discurso o conferencia; ni tampoco una charla prolongada; solía iniciarlas con unas breves palabras de saludo y afecto, abriendo su corazón con algún comentario de su propia experiencia, como una confidencia personal; el ambiente adquiría inmediatamente confianza e intimidad y, en seguida, invitaba a todos a que le preguntaran cuanto quisieran. Y cada pregunta iniciaba un breve diálogo, una conversación espontánea, sencilla, familiar, como si sólo estuvieran presentes quien preguntaba y quien respondía. Las preguntas y respuestas se sucedían en un diálogo natural, siempre llenas de interés, sobre temas reales, tremendamente vivos, con consejos prácticos, claros, sencillos, luminosos. Había cuestiones hondamente emotivas, que provocaban silencios conmovedores; en otros momentos, estallaban las risas u otras manifestaciones de alegría.

Su catequesis

Este sucederse de tertulias más o menos numerosas por diversos lugares del mundo fue designado por Monseñor Escrivá de Balaguer con relativa frecuencia con el nombre de catequesis.

Son muy ilustrativas las palabras con que se refirió una vez, en 197?, a este tipo de actividad pastoral, el propio Fundador del Opus Dei: Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que, después de la Resurrección, el Señor reunía a .sus discípulos y se entretenían in multis argumentis. Hablaban de muchas cosas, de todo lo que le preguntaban: tenían una tertulia... El Señor hacía lo que quiere hacer el Opus Dei en todo el mundo: una gran catequesis. Les ponía ejemplos, las parábolas. Sin parábolas no hablaba el Señor, que era un gran catequista.
¿Os acordáis, si habéis ido a una catequesis de niños, qué hacía el párroco o el sacerdote que dirigía la catequesis? ¡Lo que hago yo! Os dejo hablar, os contesto con la luz de Dios, y nos quedamos tan satisfechos... Nosotros somos hijos de Dios, nos queremos y tratamos de ayudarnos a servir al Señor y a ser felices, en la tierra también. Ésta es una gran catequesis con preguntas y respuestas...

Claridad y fortaleza

Su hablar era claro, sin ambigüedades, sin circunloquios. No dejaba lugar para la confusión. Muchas veces enérgico, lleno de firmeza en defensa de la doctrina cierta; y en otras ocasiones, con una ternura inefable, con infinita comprensión.

Al proclamar la verdad -y las consecuencias que de ella se derivan- lo hacía sin ningún género de vacilación ni miramiento, con gran fortaleza. Nadie podría acusarle de que se dejara llevar de los respetos humanos. En más de una ocasión atribuyó este modo de hablar suyo a su origen aragonés. Al propio tiempo, mostraba siempre un enorme respeto a la libertad de cada uno, defendía en todo momento la libertad de las conciencias, repudiaba cualquier género de violencia. Para acercar a una persona a la fe, su consejo era no violentarla; rezar y ofrecer sacrificios por ella, portarse con respeto, con lealtad; luego, poco a poco, mostrar el camino; y así hasta que el Señor quiera darle la fe.

Imágenes y anécdotas

En toda su predicación, Monseñor Escriva de Balaguer utilizaba con abundancia las imágenes, las anécdotas y, muy especialmente, los hechos de la vida del Señor y de los Apóstoles. El evangelio «...no es nunca un texto para la erudición, ni un lugar común para la cita. Cada versículo ha sido meditado muchas veces y, en esa contemplación, se han descubierto luces nuevas, aspectos que durante siglos habían permanecido velados. La familiaridad con Nuestro Señor, con su Madre, Santa María, con San José, ... es algo vivo, consecuencia y resultado de un ininterrumpido conversar, de ese meterse en las escenas del Santo Evangelio para ser un personaje más» (22).

Gustaba mucho de ilustrar las ideas con riqueza de imágenes, lo que ayudaba a que se quedasen más firmemente grabadas. Imágenes siempre asequibles, muy expresivas, bellas, tomadas de la vida misma, de la naturaleza, de las costumbres campesinas o urbanas. También surgían de esa vida corriente las anécdotas, de las que obtenía muchas enseñanzas prácticas. A veces -comentaba alguna vez- vale más una buena anécdota que cien discursos.

Fundada en la experiencia

La fuerza, la penetración y el atractivo de las enseñanzas de Monseñor Escrivá de Balaguer, se deben en buena parte a que guardan una relación muy inmediata y directa con la vida; brotan, al igual que las anécdotas, de una experiencia muy real, muy vivida, tanto de su vida interior personal, como de su muy extensa labor sacerdotal con tantas almas, o de las mil incidencias del quehacer cotidiano. Para recoger esa riquísima experiencia, solía hacer anotaciones breves, que le permitieran recordar más tarde aquellas observaciones o sugerencias provocadas por determinados hechos o situaciones.

Don de lenguas

Otra característica del modo de enseñar de Monseñor Escrivá de Balaguer es que se hacía entender por todo el mundo. Hablaba o escribía siempre para toda clase de personas, de muy diferente preparación cultural, procedentes de los más diversos ambientes sociales, y a todos resultaba asequible.
Muchas veces ha pedido a Dios para todos sus hijos lo que gustaba llamar don de lenguas: esa capacidad para acomodarse a la mentalidad de los oyentes, de modo que la doctrina se haga para cada uno comprensible, conforme a sus circunstancias personales. Y no hay duda de que el Señor había concedido en alto grado al Fundador del Opus Dei ese don de lenguas.

Paciencia, reiteración

No le importaba reiterar las mismas cosas una y otra vez. Al contrario, lo hacía ex profeso, con gran frecuencia. Insistir sin miedo: -escribía Monseñor Escrivá de Balaguer en 1940 tengo la experiencia de que hay que repetir las cosas. Hay cosas muy claras, muy claras, que la gente no entiende porque algunas veces nosotros tenemos malas explicaderas; pero en otras ocasiones, son ellos los que tienen malas entendederas, y se da el caso de que coincidan las dos cosas: malas explicaderas y malas entendederas. De este insistir en las mismas cosas, de distintas maneras -y, muchas veces, aun con las mismas palabras- nos dio el Fundador de la Universidad muy elocuente ejemplo. Solía decir que ese sistema de enseñar era la pedagogía del anuncio.

La reiteración era muestra, además, de su gran paciencia como educador. Sabía bien que la formación es un proceso que requiere tiempo, que no se puede precipitar; y, aún más, cuando se trata de formación espiritual. Las almas, como el buen vino -solía repetir muchas vecesse mejoran con el tiempo. Su paciencia se manifestaba también en corregir una misma cosa cuantas veces fuese necesario, siempre con afán formativo y con entrañable comprensión.

Tono positivo

En todas las circunstancias, su enseñanza tenía un tono positivo, alentador, reconfortante. Hablaba poco de los vicios, porque prefería ensalzar las virtudes, hacerlas amables, atractivas. Movía a la confianza, a la alegría, a luchar con espíritu deportivo. Su visión de las cosas estaba llena de esperanza y optimismo, con fundamento en la fe. No seas pesimista. -¿No sabes que todo cuanto sucede o puede suceder es para bien? -Tu optimismo será necesaria consecuencia de tu fe (23). La razón del optimismo es saberse hijo de Dios y estar entregado a su voluntad: Cuando te «entregues» a Dios no habrá dificultad que pueda remover tu optimismo (24). EL omnia in bonum era un lema constante en su vida, en su predicación, en el trato con toda clase de personas.

Entraña Evangélica De Su Pedagogía

Muchas veces he tenido la suerte de ser testigo directo de las enseñanzas del Fundador del Opus Dei. Y he podido apreciar al igual que tantos otros- la fuerza penetrante de sus palabras, que arraigaban hondamente en el alma. Su corazón era un volcán de amor a Dios y a todos los hombres, que se transparentaba en sus ojos, en el gesto, en la palabra. 5u presencia inundaba de paz, serenidad y ternura; y hacía brotar grandes anhelos de mejora personal. Captaba con aguda intuición las necesidades y estado de ánimo de quienes le rodeaban y preguntaban, y sus respuestas eran sencillas, profundas, muy esclarecedoras. No se ter, 3a sensación de que pasara el tiempo, siempre se hacía corío. Su mirada expresaba oración y cariño, e invitaba a ia generosidad. Estar con Monseñor Escrivá de Balaguer era estar con un hombre de Dios, que hacía resonar en el alma aquel grito del Señor que él tanto repetía:

He venido a poner fuego a la tierra, ¿y qué quiero sino que arda? (Luc., 12, 49).
No necesito muchas palabras -escribió nuestro Fundador en 1945- para evocaros el detalle con que Jesús desmenuzaba a los Doce el sentido más profundo de sus parábolas..., el cuidado con que rectificaba la reacción demasiado humana con que acogían las primicias de la siembra apostólica..., la constancia con que repetía las mismas enseñanzas..., la fortaleza con que corregía sus ambiciones y su visión chata del Reino de Dios..., la delicadeza con que para animarlessolicitaba su pequeña colaboración a la hora de realizar los grandes milagros..., o la ternura con que se preocupaba de su descanso... Y bastantes años antes, ya en 1933, hacía ver cómo Jesús... para todos tiene una palabra...; y les enseña, les adoctrina, les lleva nuevas de alegría y de esperanza... Unas veces les habla desde la barca, mientras están sentados en la orilla; otras en el monte, para que toda la muchedumbre oiga bien; otras veces, entre el ruido de un banquete, en la quietud del hogar, caminando entre los sembrados, sentados bajo los olivos. Se dirige a cada uno, según lo que cada uno puede entender: y pone ejemplos de redes y de peces, para la gente marinera; de semillas y de viñas, para los que trabajan la tierra; al ama de casa, le hablará de la dracma perdida; a la samaritana, tomando ocasión del agua que la mujer va a buscar al pozo de Jacob. Jesús acoge a todos, acepta las invitaciones que le hacen y -cuando no le invitan-- a veces es El quien se convida: ... Zaqueo, baja deprisa, porque conviene que hoy me hospede en tu casa.

Al releer estas palabras de Monseñor Escrivá de Balaguer, se aprecia hasta qué punto su propio modo de enseñar es parecido al empleado por Jesucristo, ofrece inconfundibles resonancias evangélicas. No puede dudarse de que por su habitual contemplación había hecho de la vida del Señor su propia vida.


Autor: Francisco Ponz | Fuente: interrogantes 
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CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

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"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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