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¿Qué hiciste hoy para conciencitizar sobre la defensa de la vida?

Hola, te invito a que pienses que puedes hacer, desde tu lugar, para ayudar a la defensa de la vida. Por ejemplo puedes proponer reunion...

miércoles, 28 de diciembre de 2011

►LA MATANZA DE LOS INOCENTES según Ana Catalina Emmerich



... Cuando Jesús tenía alrededor de un año y medio de edad, se le apareció un ángel a la Santísima Virgen, en Heliópolis y le hizo saber de la matanza de los niños por Herodes. José y Ella se afligieron mucho, y el Niño Jesús lloró durante todo el día. He aquí lo que yo vi en aquella ocasión.
No habiendo vuelto a Jerusalén los tres Reyes, los temores de Herodes, que en aquel momento estaba resolviendo varios asuntos de familia, se calmaron un poco; pero recrudecieron nuevamente cuando, después del retorno de la Sagrada Familia a Nazaret, llegaron hasta él mil rumores relacionados con las predicciones hechas por Simeón y por Ana durante la presentación de Jesús en el Templo. Con diversos pretextos, mandó soldados a diferentes lugares de los alrededores de Jerusalén, a Gilgal, a Belén, y hasta a Hebrón, e hizo hacer un censo de los niños. Los soldados ocuparon aquellos sitios durante nueve meses. Herodes, mientras tanto, se hallaba en Roma, y sólo después de su vuelta, fueron degollados los niños. Juan tenía en aquella época dos años, y había estado escondido en casa de sus padres desde algún tiempo antes de que Herodes hubiera dado a las madres la orden de presentar ante las autoridades a sus hijos de edad de dos años o menos. Santa Isabel, advertida por un ángel, huyó nuevamente al desierto con el pequeño San Juan. Jesús tenía en aquel momento cerca de un año y medio y ya podía correr.
Los niños fueron degollados en siete lugares diferentes. Se había prometido a las madres buenas recompensas a su fecundidad, y ellas llevaron sus hijitos a las casas donde estaban las autoridades, vestidos con sus más lindos trajes. Los hombres fueron despedidos, y las madres separadas de los niños, que fueron degollados por los soldados en patios cerrados, amontonados y enterrados en fosos.
Hoy al mediodía, vi a las madres con sus niños de dos años, y de menos, venir a Jerusalén, de Hebrón, de Belén, y de otro lugar donde Herodes había enviado a sus soldados y dado órdenes a sus funcionarios.
Se dirigían a la ciudad en diferentes grupos, y varias llevaban a dos niños, e iban montando asnos. Todas fueron conducidas a un gran edificio, y los hombres que las acompañaban fueron despedidos. Ellas entraron alegremente, pues creían que. iban a recibir gratificaciones por su fecundidad.
El edificio estaba un poco aislado y bastante cerca del que fué más tarde la casa de Pilatos. Se hallaba rodeado de muros, de manera que desde afuera no se podía saber fácilmente lo que sucedía en el interior. Aquello debía de ser como un tribunal, pues en el patio vi unos pilares y unos bloques de piedra con cadenas colgando; había allí también unos árboles, que se encorvaban y ligaban juntos, mientras se ataba en ellos a los hombres. Al soltarlos luego, se enderezaban rápidamente, deshaciendo a aquellos desgraciados. Era un edificio macizo y sombrío. El patio era casi tan grande como el cementerio que hay a un lado de la iglesia principal de Dulmen. Una puerta que se abría entre dos muros, llevaba a ese patio, rodeado de construcciones por tres lados. Los edificios de la derecha y de la izquierda tenían un piso solamente; el del centro parecía una antigua sinagoga abandonada. Esas construcciones tenían puertas que daban sobre el patio.
Las madres fueron llevadas, a través del patio, a los dos edificios laterales, y allí se las encerró. Me hicieron el efecto de hallarse en una especie de hospital, o de posada. Cuando se vieron privadas de libertad, tuvieron miedo y empezaron a llorar y a lamentarse. Pasaron así toda la noche.
Hoy después de mediodía vi un cuadro horroroso. En la casa de justicia asistí a la matanza de los inocentes. El gran edificio posterior que cerraba el patio tenía dos pisos. El inferior estaba formado por una sala grande y desnuda, parecida a una prisión o a un gran cuerpo de guardia; encima, había una pieza cuyas ventanas daban sobre el patio. Vi allí a varios personajes reunidos como en un tribunal; delante de ellos tenían unos rollos colocados sobre una mesa. Creo que Herodes estaba presente, pues vi a un hombre con manto rojo, adornado de piel blanca ; esta piel tenía unas pequeñas colas negras. Lo vi, rodeado por los demás, mirando por la ventana de la sala.
Las madres, con sus niños, eran llamadas una a una, para ser conducidas de los edificios laterales a la sala inferior grande del cuerpo de edificio que estaba detrás. A la entrada, los soldados les quitaban sus niños y los llevaban al patio, donde una veintena de ellos los mataban, atravesándoles la garganta y el corazón con espadas y picas. Había allí niños fajados, a quienes sus madres aun amamantaban, y otros un poco mayores ya con vestiditos. No los desnudaban; los degollaban, y tomándolos de un bracito o por el pie, los arrojaban al montón. Era un espectáculo horrible.
Las madres fueron amontonadas en la sala grande; y cuando vieron lo que hacían con sus niños, lanzaron gritos desgarradores, arrancándose los cabellos y echándose unas en brazos de otras. Al final estaban tan apretadas, que apenas podían moverse. Creo que la matanza duró hasta la noche.
Los niños fueron echados más tarde, todos juntos, en una fosa abierta en el patio. Me fué mostrado el número, pero ya no me acuerdo bien. Creo que había setecientos, más una cifra en la que se hallaba un siete o diez y siete.
Ante esta visión quedé aterrorizada; no sabía donde tenía lugar esto; creía que era aquí. Sólo cuando desperté me repuse poco a poco. A la noche siguiente vi a las madres sujetadas con ligaduras y llevadas a sus casas por los soldados. El lugar de la matanza de los niños en Jerusalén fué en el antiguo patio de las ejecuciones, situado a poca distancia del tribunal de Pilatos ; pero en la época de éste sufrió varios cambios. En momentos de la muerte de Jesús vi abrirse la fosa donde habían sido echados los niños degollados; sus almas aparecieron, y salieron de allí.

Son los Santos Inocentes del siglo XXI. Miles de niños son asesinados en las clínicas abortistas, en las que empieza a actuarse ante algunos casos. Si la sociedad no pone freno a esta lacra -y los políticos parecen poco proclives-, estará escribiendo la crónica de su propio suicidio: la vida, desde la concepción hasta la muerte, ya no valdrá nada

Hoy, 28 de diciembre, la Iglesia recuerda a los Santos Inocentes. Son los miles de Santos Inocentes que nuestra sociedad habrá matado amparada en una ley que se ha convertido en un coladero, a través del llamado tercer supuesto, en el que se admite que una madre aborte hasta el final del embarazo, si su vida corre riesgo físico o psicológico -el 96,68% de las madres alega este supuesto-. En las últimas semanas, el debate del aborto ha vuelto a la escena pública, tanto por el debate político, como por la aparición en prensa de dantescas escenas de niños asesinados ante las que nadie debería mirar hacia otro lado, porque la gravedad del problema va más allá de la vida de estos santos inocentes. Supone un verdadero suicidio social porque es la aceptación incondicional de la cultura de la muerte. Prueba de ello es que la mayoría de la gente no se plantea la retirada de la ley del aborto, sino cómo limitarla, ni se queja porque se aborte a niños de tres meses de gestación, sino porque se aborta a niños de seis o siete que ya serían viables fuera del seno materno. Y es que la raíz de todo se encuentra en que se ha aceptado el aborto como algo normal.

Accedí a la info desde los enlaces externos de: 





martes, 27 de diciembre de 2011

►Juan Pablo II envía mensaje de esperanza a mujeres embarazadas, 26 Marzo de 2001


"A todas les digo: un niño concebido es siempre una invitación a vivir y a esperar". Juan Pablo II se dirigió así a las mujeres embarazadas que atraviesan momentos difíciles justo en la fecha en que varios países de América Latina celebran el Día del Niño por Nacer.
Recordando que tradicionalmente el 25 de marzo la Iglesia celebra la Fiesta de la Anunciación -que este año por ser domingo de Cuaresma es celebrada litúrgicamente el lunes 26-, el Papa hizo un enérgico llamado a favor de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. "¡Que la humanidad pueda experimentar una nueva primavera de la vida en el respeto y en la acogida de todo ser humano, en cuyo rostro brilla la imagen de Cristo!", afirmó el Papa en el Angelus. El Papa pidió que "ante la cultura de la muerte y ante los ataques que por desgracia se están multiplicando contra la vida del hombre, que nunca desfallezca el compromiso de defenderla en cada una de sus fases, desde el primer instante de su concepción hasta su ocaso". El Santo Padre también recordó que el año pasado vivió la fiesta de la Anunciación en Tierra Santa. Refiriéndose a este misterio, el Pontífice dijo que desde el momento en que María dijo "sí" al mensajero divino, los creyentes pueden comprender mejor la grandeza de toda vida humana "y servir fielmente al 'Evangelio de la vida' que él nos confía".


sábado, 24 de diciembre de 2011

►Virgen de Belén


(En mi canal de youtube pueden encontrar la letra de la oración al pie del video)

En el mi libro de cabecera: "1000 Reflexiones a favor de la Vida" Gram Editora, se sugiere que  la "Virgen de Belén" puede ser invocada como protectora de las campañas antiabortistas, que pretenden proteger y favorecer el nacimiento de tantas criaturas que vienen por el camino de la vida y que causas injustificables y denigrantes, tapaderas de conciencias egoistas y materialistas no les dejan arribar a puerto.
Les propongo difundamos la advocación para que cada vez mas personas podamos contar mediante su invocación, con la protección de la Virgen de Belén.
Espero les guste el video que he preparado para tal fin.

En nuestro país, la Virgen de Belén se arraigó preferentemente en la ciudad catamarqueña del mismo nombre en cuyo cerro fue erigida una magnífica imagen que domina el valle. En la provincia de Córdoba es patrona de las ermitas y en Jujuy, la protectora de Susques, pintoresca localidad de la Puna, próxima a la Sierra del Cobre. 

El calendario mariano celebra la fiesta de la "Virgen de Belén" el mismo día de la Natividad de Nuestro Señor.


La obra pertenece al escultor marplatense Hidelberg Ferrino.

Felíz Navidad






►Corazón Amoroso


Entre los distintos pasajes donde brilla el corazón amoroso de María destaca la narración del nacimiento de Jesús (Lc 2,1-7), como una oportunidad magnífica para descubrir, agradecer y asimilar los altos quilates del amor de nuestra Madre.

Podemos definir inicialmente así el verbo “amar”: aceptar que otro entre en la intimidad de mi persona, llegando a determinar lo que yo pienso y soy. (Cf. Instrumento de trabajo del Sínodo de los obispos de Europa de 1991). Cuando ese “Otro” se escribe con mayúscula y es Dios mismo, se produce en el alma y en la vida de la persona una serie de acontecimientos del todo particulares e irrepetibles. Esto ocurre así sobre todo si ese “Otro” viene, como en el caso de María, para encarnarse y, sin dejar de ser Dios, nacer como Hombre para redimir a la humanidad. 

Y también como donación y entrega constantes. En el caso del corazón de María, este amor irrumpe en dos direcciones: amor a Dios y amor a los demás. Estas dos direcciones confluyen en el pasaje del nacimiento.

La anterior donación de María a Dios, sintetizada en: “Aquí está la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38) tiene aquí muchos matices que le aportan grandeza, hondura, universalidad, fecundidad. No olvidemos que nos encontramos ante el mejor y más amoroso de los corazones maternos, según lo intuyó y expresó el santo Cura de Ars en el siguiente texto:

Un corazón de madre, el corazón de cualquiera de ellas es un abismo de bondad: ¿Qué tendrá que ser, pues, el corazón de María? "El corazón de María es tan tierno para con nosotros, que los de todas las madres reunidas no son sino un pedazo de hielo al lado del suyo". 

Es un amor sencillo, el propio de una criatura consciente de la grandeza infinita de Dios y de la propia pobreza. Este amor no cavila, no pide explicaciones ni excepciones, no atribuye a una mala suerte o a una fatalidad la orden de empadronamiento de Augusto, no exige nada al Señor y acepta lúcida y serena los caminos que la Providencia va disponiendo con todo lo que entrañan.

Es un amor humilde: acepta el rechazo y la humillación que supone el no haber para ellos lugar en el mesón como parte del proyecto divino. María no retira su amor cuando se ve relegada y obligada a dar a luz al Rey del universo en una cueva, empleando como cuna un pesebre. Acepta con fe la humillación del silencio y del anonimato en que ocurre el suceso más importante de la historia de la humanidad.

Es un amor paciente: acata la lejana orden de un poder político extranjero en unas circunstancias personales penosas e incómodas, viaja así los más de cien kilómetros que separan Nazaret de Belén, no pide al Señor que el Niño nazca como quien es en realidad - el Hijo del Altísimo, cuyo reino no tendrá fin-, carece de las posibilidades que tenía previstas en Nazaret para el nacimiento de su Hijo. Y Dios no actúa como humanamente cabría esperar: manifestando su poder infinito.

Es un amor realista: no achaca a mala suerte las circunstancias del nacimiento de su Hijo, no añora comodidades que podría tener si se encontrara en su casa de Nazaret o en el mesón de Belén. Acepta el designio de Dios con todas las circunstancias, tan duras para un corazón materno, delicado y fino. Capta que la voluntad del Padre no siempre coincide con nuestros proyectos, gustos, aspiraciones; ni con nuestro sentido práctico.

Este realismo lleva a María y a José a manifestar su amor como pueden, ofreciendo todo lo poco, lo mejor, lo único que tienen a ese Hijo que es también su Dios: un pesebre y unos pañales que su corazón previsor y amoroso había llevado consigo para el cercano nacimiento de Jesús. 

En este realismo entra también el buscar soluciones al problema de la carencia de un sitio digno para el nacimiento de Jesús. Un amor que es auténtico no se cruza de brazos ni se deshace en actitudes quejumbrosas: se las ingenia para buscar, encontrar y aplicar las mejores soluciones del momento.

Es, también, un amor confiado: ella no planeó ningún detalle de los que están ocurriendo en ese momento, el más importante de su vida y de toda la historia. Hay Otro que lo ha dispuesto todo en este día en que ha llegado “la plenitud de los tiempos” (Ga 4, 4), cuando Jesús está iniciando la aventura divina y humana de la redención, ese proyecto que “hace nuevas todas las cosas” (Is 43, 19). Si el Señor de la vida y de la historia lo ha dispuesto todo precisamente así, a María le corresponde colaborar, confiadamente abandonada a los designios amorosos de Dios. Tiene ella oportunidad de vivir en carne propia aquel versículo del salmo 23: “Aunque camine por valles oscuros nada temo, porque tú estás conmigo”.

Es, además, un amor puntual a la cita con el Señor. “Sucedió que, mientras estaban ellos allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito”. El amor es un encuentro entre dos personas preparado por ambas. Y María está allí. Más allá de sus previsiones humanas, Dios tenía una cita con ella en Belén para cumplir la profecía según la cual el Mesías nacería en esa ciudad (cf. Mt 2,6). Para llegar con puntualidad a las citas con el Señor hay que salir del propio territorio como Abrahán, desembarazarse de impedimentos como Elías que deja su manto a Eliseo, caminar en la dirección correcta, aligerar el paso, no pensar en las propias limitaciones, llegar hasta el punto de encuentro. Para María era Belén y allí está para el nacimiento de Jesús a la hora prevista por Dios. Y aceptada y vivida a conciencia por ella.

Es un amor que tiene detalles: el amor se construye y se mima con gestos concretos, diarios, que agradan al amado. Estos gestos son los detalles que indican las preferencias del corazón, su delicadeza, su ternura. Son los que manifiestan que el amante se ha quitado del centro de su existencia y ha colocado allí al amado para pensar en él antes que en sí mismo, para atenderlo a él en primer lugar. Seguramente María habría querido manifestar su amor y su cariño a su Hijo recién nacido de muchos modos, y seguramente en su casa lo habría logrado mejor. En Belén manifiesta estos detalles del único modo que puede, expresado sobriamente así en el relato evangélico: “lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre”.

Este amor abre los ojos del alma para admirar las maravillas y paradojas encerradas en el Nacimiento del Señor. San Agustín resumió así algunas de estas paradojas o verdades desconcertantes que la Madre empezaría a ver entonces:

“Se hizo Hombre el autor del hombre para que el Pan tuviera hambre; para que la Fuente tuviera sed; para que la Luz durmiera; para que el Camino se fatigara al caminar; para que la Verdad fuera acusada por falsos testigos; para (...) que la Ley fuese azotada; para que la Rosa fuera coronada de espinas; (...) para que la Fuerza fuese debilitada, la Salud herida y la Vida muerta.”(S. AGUSTÍN, Sermones 8, 1 PL 38, 1009)

Este amor suaviza, dulcifica, serena el propio mundo interior, las relaciones humanas en que se encuentra, el ambiente que lo rodea. Todo lo que hace y sufre María en el nacimiento y el espíritu con que lo afronta es un bálsamo para su alma y a la vez para el alma de José, de los pastores y de los magos que van a venir a adorar al Niño recién nacido.

Este amor no desfallece y persevera hasta el final de la prueba concreta por la que el Señor la lleva en este pasaje del nacimiento de su Hijo. Y es ésta también la actitud que mantendrá hasta el final de su vida. Dios, que está con ella según se lo dijo el ángel en la Anunciación, es quien la fortalece para mantenerse en pie espiritualmente.

El corazón de María, con Jesús recién nacido entre sus brazos, nos invita a amarlo, a tratarlo con el mismo cariño que ella le tiene. Así, parece decir a cada uno de nosotros lo que escribe un autor religioso de nuestra época:

María se nos aparece envuelta en su manto azul de pureza virginal para ofrecernos el fruto de sus entrañas. "Cógelo", nos suplica. "Te pesará un poquito, como suelen pesar los niños, pero descubrirás que su peso es ligero y su carga suave. Cógelo y, a cambio, tus tristezas desaparecerán. Tú, que estás cansado y agobiado, carga con su yugo y verás que es mucho más liviano que la losa de tu pecado. Cógelo entre tus brazos, dale tu amor, aunque éste sea muy pequeño, y comprobarás que quedas enriquecido, millonario de una alegría que no se compra ni en las más lujosas tiendas."(MARTÍN, S., Católicos del siglo XXI, 18 de diciembre del 2000, p. 4).

Es, así, un amor que construye el Reino. Su aceptación del plan de Dios sobre su vida que llega a su culmen en el nacimiento de Jesús es su aportación a la obra de la redención. El edificio del Reino de los cielos encuentra en María una piedra preciosa que sirve de fundamento cercano y sólido a la Iglesia que Cristo iniciará en su vida pública. El plan de salvación oculto desde antiguo, Dios decide manifestarlo de un modo nuevo e inigualable con el nacimiento de su Hijo. Y María es esa piedra elegida que, con su amor, contribuye a la construcción de la nueva Jerusalén.


Autor: Fernando Tamayo, L.C. | Fuente: Gama


►María, primer Sagrario -Jesed-

 María, concibió y dio a luz virginalmente al Hijo de Dios, María en cuyo Corazón virginal floreció y sigue floreciendo nuestra vida de hijos de Dios ...
Gracias Madre mia.




lunes, 19 de diciembre de 2011

►Virgen de la Esperanza

No tuve tiempo de compartírselo mas temprano, sin embargo no podía dejar de subirlo al blog.
Para quien guste verlo y conocer mas sobre la Virgen de la Esperanza 


Fiesta: 18 de Diciembre

La imágen de la Virgen que ven en el video es la que veneramos en Argentina.

Nuestra Señora de la O, o de la Virgen de la Esperanza o de la Expectación del Parto, es una festividad genuinamente española, habiendo sido instituida por los Padres del X Concilio de Toledo en el año 656, fijándola ocho días antes de la Natividad de Jesús, el 18 de diciembre. Este nombre, de Nuestra Señora de la O, le viene a María porque las siete estrofas de Vísperas, que preceden a la Navidad, empiezan por "OH", signo de expectativa y esperanza del pueblo de Israel, y especialmente de María, en la llegada de un salvador. Por lo que Virgen de la O es sinónimo de Virgen de la Esperanza.

El nombre de Nuestra Señora de la O, ha sido interpretado más popularmente como aludiendo al estado avanzado de gravidez de la Santísima Virgen, cuyo purísimo vientre se muestra ya redondo como esa vocal a pocos días del alumbramiento del Hijo de Dios.

La esperanza es una virtud que acompaña al pueblo de Israel a lo largo de toda su historia. El pueblo de Dios tenía clara conciencia de su pecado y de que Dios remediaría su situación. El pueblo de Israel, alentado por las enseñanzas de los Patriarcas y Profetas, fue creciendo en la esperanza de que Dios le libraría de todos sus males y pecados enviándoles un salvador. Pero entre todos los hijos de Israel la que más intensamente vivió la esperanza y ansió el cumplimiento de las promesas fue María. Los Santos Padres nos la presentan en oración, absorta en Dios, cuando recibe la visita del arcángel San Gabriel, pidiendo al Altísimo la pronta llegada del Mesías Salvador.
Pero María, por ser madre del Redentor y por voluntad del Padre, se convierte en fuente de esperanza para el nuevo pueblo de Israel. Ella es, pues, la esperanza de nuestra salvación en medio de las dificultades de la vida. Y así, el Vaticano II no duda en proclamarla "Signo de Esperanza", que precede con su luz al pueblo de Dios peregrinante en esta tierra, hasta que llegue el día de Señor.
La Virgen de la Esperanza es por excelencia la patrona de las mujeres embarazadas. Ofrezcamos este día, de modo particular, a todas aquellas mujeres que se hallan embarazadas, para que la Virgen las asista y las proteja y para que sepan cumplir cabalmente con su misión maternal.


miércoles, 14 de diciembre de 2011

►Matrimonio, divina vocación de amor


Esperando pueda servir de ayuda y para la reflexión les comparto este rico escrito que también he realizado en video para su mejor difusión.
Gracias por su visita.
Dios los bendiga
Laura


Un misterio llamado matrimonio

El matrimonio necesita de nuestro constante compromiso. Es decir, del amor. Amor diario, esforzado, alegre. Ante las dificultades objetivas nuestra actitud de entrega, de pureza y de generosidad serán el ejemplo y el impulso cristiano que necesita el mundo. 

Un hombre y una mujer se enamoran, encuentran su unidad, su destino en común. Insisto: un hombre y una mujer. Así ha sido desde el principio de los tiempos, desde que el hombre es hombre y no esta especie de casuística amorfa, de dirección única, en el que algunos lo quieren convertir. El enamoramiento comienza en la mirada, y transforma todo nuestro existir en un acto infinito. Ya nada es lo mismo. El corazón late desbocado. Queremos al otro en cada detalle de su voluntad, en cada gesto, por nimio que sea. Para siempre. No podemos pasar sin él, sin ella. Nos basta con su presencia, con su perfil, con la gracia de su figura, con la elegancia de su nombre. Desde luego que ya nada es lo mismo. Hemos nacido de nuevo. A un amor limpio, que nos impulsa a ser mejores, a entregar nuestra vida. Es un “camino de perfección” que nos devuelve a la alegría, quizá perdida hace tiempo en el laberinto del yo y sus pasiones alucinógenas. Y poco a poco nos vamos desnudando de nuestro capricho y acariciamos la entraña de la felicidad.

El matrimonio es un conocimiento y un convencimiento, una clara vocación por la espeleología del alma, un sacramento que brota del perfume de los cuerpos. Es una ternura inviolable por la que no pasan los años, ni la unción de las arrugas. Es un noviazgo constante, un compromiso que va mucho más allá de la rutina y del cansancio. Nada que ver con la burocracia, el padrón o las fotocopias del libro de familia. Es un ofrecimiento responsable, un milagro que engendra vida. A pesar de los disgustos y de las lágrimas. Hombre y mujer se entregan al sentido del sacrificio, sin exhibicionismos sospechosos, sin amaneramientos extraños. Y sin vacilaciones. Juntos, sin miedo al camino. La condición masculina se complementa con la femenina (y viceversa), en un misterio solemne e inmemorial. Se funden los labios, se consuman las palabras, en un abrazo tan prodigioso como necesario. 

Nuestras sociedades necesitan hoy más que nunca del matrimonio -raíz de la familia- si quieren seguir subsistiendo como tales. Si quieren conservar un ápice de cordura, de esperanza para el futuro. Precisamente ahora es cuando virtudes como la fidelidad, el pudor o la sinceridad son más necesarias, adquieren un sentido más poderoso. A pesar del desuso, de las costumbres viciadas, de la tiranía que ejerce a nuestro alrededor la anomalía. El amor cabal de un hombre y de una mujer se basa en la abnegación, y es la fuente desde donde mana la más urgente solidaridad que necesita el mundo. Esto, y no otra cosa, es el matrimonio.


                                                                         Autor: Guillermo Urbizu | Fuente: Catholic.net 


lunes, 12 de diciembre de 2011

►Libro recomendado: "La voz del hijo que jamás vi"



Es un libro que invita a reflexionar sobre el sufrimiento causado por las secuelas del aborto y la pérdida de un hijo.


La voz del hijo que jamás vi

Lágrimas de Silencio

Han pasado ocho años... y aún no puedo olvidarlo. 
¡Yo le abandoné! Su recuerdo, todavía presente en mis entrañas me atormenta con ese profundo vacío que causa su ausencia. Continuamente lo extraño, lo quiero… y lloro en soledad.

A veces me digo: ¡No puedo más! Y en mi desesperanza sólo preguntas... Hijo mío, si muerto estás ¿por qué reapareces dentro de mí? ¿Dónde te encuentras, hijo perdido de mis entrañas? Te presiento y luego recuerdo: Todo fue a causa de mis temores, te obligué a partir mientras no podía verte… y cometí un error de infinita injusticia cuando ya te sentía… ¡viviendo en mí! 

Si no podrán conocerte ya mis ojos ¿porqué mi corazón dice que aún no me abandonas? Hijo mío, ¿dónde estás? Quisiera verte, sentirte, hablarte, y si me aceptas… entregarte mi amor.

Introducción

Un hijo es la más grandiosa experiencia que toda madre tiene en su vida. Desde la concepción, en la intimidad del primer instante se inicia un profundo cambio físico y psicológico que ciertamente la transforma despertando su espíritu maternal. 

Como una poderosa fuerza invisible, cada vida nueva es acompañada de intensos sentimientos de ternura. Son los sensibles efectos del nuevo amor que se está creando: el más puro y a veces, el más incomprendido.

Una fuente de vida y amor llena del vigor inicial, que en ocasiones se ve truncada por causas naturales pero también, por circunstancias donde la madre desencadena un drama eterno. Sin darse cuenta, ella junto a quienes más quiere, son arrastrados hacia insospechados y desconocidos tormentos que pueden prolongarse por el resto de su existencia.

Y la madre que toda mujer lleva dentro de sí, continuamente se pregunta: ¡Ay! Si pudiera hablarte, ¡cuántas cosas te diría! ¿Y tú, qué me dirías? ¿Me reprocharías? ¿Cómo poder reparar lo hecho? Hijo mío… perdóname.

Y su hijo le responde: No llores, mamá


No llores, mamá. ¡No llores por mí, que yo vivo por ti!

Verte sufrir no quiero, pese a que esas lágrimas son también mi consuelo, porque ellas me muestran tus profundos sentimientos; los más auténticos y valiosos para mí.

Te quiero tanto, mamá... ¡Cómo no podrás imaginar! 

Igual que tú, quisiera estar contigo plenamente, tenernos el uno al otro y darte todo lo que tengo. Pero ahora no se puede, porque lo hecho… hecho está. Regresar al pasado no podemos, sin embargo, en tu presente dispones de la forma de cambiarlo todo y de construir… nuestro futuro. 

¡Mamá! ¡Estoy vivo! ¡Y tú también lo estás! Ambos tenemos ese maravilloso regalo de la vida. ¡Soy tu hijo! Gracias a ti existo, y a mi padre… y también gracias a nuestro Padre común quien jamás nos abandona.

Te quiero demasiado, y tal como eres. Mamá, preocuparte por mí no debes… mi amor por ti jamás morirá. 

No llores mamá…

Aquí puedo sentirte

¿Crees acaso que estamos separados ya que no me ves? En cada instante puedo sentirte, quererte y abrazarte, porque aquí todo existe para el amor, que en este lugar no tiene límites. Cuando quiero sentirte y abrazarte, lo hago y lo disfruto intensamente. Recuerda, somos uno: Yo tengo tu amor y tú el mío. Y ambos tenemos el amor de nuestro Padre común, quién nos protege y regala su amorosa alegría… La que hoy alimenta cada instante de mi vida. 

¡Sí! Cada vez que aceptamos el amor en nuestro corazón, éste existe, y nada puede limitar su fuerza. Mientras que en el mundo donde tú estás lo debes buscar, aquí se lleva dentro de cada uno: es uno mismo. 

Te tengo y encuentro dentro de mí. Te abrazo, quiero y adoro dentro de mí.

Aunque no lo creas, hay momentos en que siento tanta felicidad que puedes percibirla ya que tú estás en mí. Sí, tú puedes compartir mi felicidad, mi alegría y mi presencia. Pero, te pones triste porque te hago recordar y piensas que ya no puedes tenerme junto a ti. Y de la pena que te causa mi ausencia brota tu soledad, acompañada de esos sombríos pensamientos y emociones de angustia silenciosa que suelen ponerte tan melancólica.

Te ruego que tengas en cuenta que esos sentimientos son buenos. Muy buenos. Tus sufrimientos sanan tus heridas aún abiertas y, paso a paso, te permiten liberarte de las cargas del pasado. Gracias a tus tristes recuerdos, lloras por dentro, y fruto de tus lágrimas te limpias de esas pesadas cargas que hoy obstruyen tu felicidad. Por eso, considéralos mi regalo. Ellos te dan la oportunidad de crecer y avanzar nuevamente en la vida. Descontaminan tu mundo interior colmándote de vida nueva y fresca, para que hoy y mañana puedas actuar como nuestro Padre común lo desea: siendo realmente feliz. A través de ese camino comprenderás mejor el maravilloso y verdadero valor de darte a los otros. Y ese camino nos llevará a estar juntos nuevamente. 

No te preocupes. Ten paciencia. La espera es insignificante comparada a lo que juntos compartiremos. El tiempo que nos separa es breve frente a la infinita alegría que nos promete la esperanza de poder estar unidos nuevamente.

¿Quieres saber?

¿Te gustaría saber cómo estoy? Imagina un sueño verdadero y maravilloso, el cual nadie puede soñar jamás. Aquí todo es tan simple y sencillo, que resulta difícil de creer y comprender para quienes aún permanecen en tu mundo. 

¿Estás sorprendida de hablar conmigo? ¿Esperabas que tu bebé lo hiciera? Yo soy tu bebé, una persona completa y madura. Ya no tengo el cuerpo de un bebé, sino uno diferente al que reconocerás de inmediato cuando llegue tu momento. 

Por favor, escúchame mamá: ¿sabías que toda la vida fue creada por Dios para el amor? O sea, para compartir la máxima felicidad. ¿Es simple, no? Pero recuerda que nuestro Padre es también el Padre de la Verdad, y por lo tanto, desea que todo lo creado por Él junto a nosotros exista en libertad. De esta forma, sin condiciones, Él todo lo da. 

El amor y la felicidad son consecuencias: del amor del Padre y de la voluntad individual expresada libremente por cada persona en cada una de sus acciones. Por ello todo lo que Él ha creado es justo y compartido, aunque con frecuencia allá les cueste darse cuenta; la capacidad de crear vida, de dar amor y felicidad. Todo es compartido. Todo depende de uno y todo depende de todos.

¿Recuerdas el momento en que me creaste? ¿A mi padre? No olvides que al llamar a la vida ustedes dos llamaron al amor. Y el Amor se hizo presente gracias a ustedes dos y con Su presencia me lo dio todo, guardándolo muy dentro de mí, en mi alma. 

Ustedes tres me dieron la vida. ¡Tres amores! Amor del Padre; amor de madre; y amor de padre… A él también lo recuerdo tanto, ¿se dará cuenta de cuánto lo quiero? 

Y así se inició mi vida, esa que viene directamente de Dios. La verdadera vida recibe a la que tú conoces y la integra a la vida del espíritu, la definitiva… y la del amor pleno. Mamá, ahora no me ves, pero sí puedes sentirme y escuchar mi voz en tu interior.

Nuestro Padre común, Dios, desea que nos desarrollemos paso a paso, por todo esto que ya te he dicho. Él sabe que es un delicado proceso, similar al de un niño que crece en la vida como si lentamente despertara de un largo sueño, hasta que por fin llega a ser una persona que se ha formado de manera plena: libre según su voluntad, madura y responsable, es decir, consciente del valor de su existencia y de sus actos. Así, todos podemos llegar a ser cada vez mejores, más completos y únicos, porque cada uno desarrolla una vida única... ¡Te estoy aburriendo! Es que si no te explico esto, difícilmente comprenderás lo que me ocurrió. Y tú lo quieres saber, ¿verdad? 

Entonces sigo...

Regalos incomprendidos 

Mamá, la libertad es un regalo maravilloso pero la mayoría de las personas, o mejor dicho, casi todas en tu mundo, con frecuencia no la utilizan para lo que fue creada persiguiendo lo contrario a lo que da felicidad. Si yo hubiera vivido más en tu mundo, de seguro me habría ocurrido lo mismo. En consecuencia, allá muchas veces las personas crecen con grandes daños que producen tanto sufrimiento. 

Pero tú no debes lamentarte. Aprende a ver al sufrimiento como un llamado del amor; de ese amor que llevas en tu interior, quien te invita y dispone a entregarte al servicio del prójimo, incluso en la adversidad. Los sufrimientos podrán tener variadas causas, pero cualesquiera estas sean, su efecto siempre despertará e invitará al amor, solicitando su presencia que sana y transforma. Piensa, si no existiera el sufrimiento sería realmente trágico, ya que nadie tendría la oportunidad de limpiar su interior de tantas acciones que se realizan contra sí mismo. No podrían arrepentirse, ni reparar los daños que frecuentemente hacen a quienes les rodean. 

Mamá, porque me fui tan temprano, yo no alcancé a realizar actos voluntarios que dañaran mi alma. Entonces nuestro Padre me recibió con todo Su amor. Mamá, quiero decirte que el valor de lo que tú realizas allá representa una oportunidad que no tiene tiempo ni medida. A pesar de que con frecuencia tú crees que no la tienes porque te ciegas en la desesperanza y la soledad. Por eso no la aprecias como debieras. Es una oportunidad única; la que no pude tener y de la que tú no volverás a disponer. Por favor, aprovéchala por mí.

Si me has comprendido bien, acepta tus sufrimientos con alegría, y trata siempre de encontrar motivos valiosos para darles un sentido de vida. De esta forma, lograrás crecer y llegar a ser cada día más feliz, al ayudar a otras personas a ser más felices. Vivirás más tranquila y obtendrás la alegría de vivir.

Tu tiempo… es también mi tiempo 

Arriésgate a vivir de verdad, aprovecha cada instante y sin lamentar lo que no pudiste lograr. No sabes cuánta felicidad es posible crear allá, y tan sólo dando un poco de aprecio y afecto a quien lo necesita. No aceptes el desaliento, porque siempre has tenido, y tendrás, a nuestro Padre con Su Verdad dentro de ti. ¡No estás sola! Él sí puede asegurarte todo para conducirte a la felicidad. Pero sin su ayuda, es muy posible equivocarse y terminar menos feliz que al principio.

Mamá, yo no estoy solo. Estoy con Él, y con tantas personas más que no te podría contar. Aquí hay tantos que me quieren, los que también esperan por ti; no te imaginas la cantidad de personas que te quieren y esperan. Pero así como acá nosotros te esperamos, allá tú también debes esperar. Tu tiempo debe ser cumplido, y lo mejor posible para que nos podamos encontrar nuevamente, y para siempre. Porque en este lugar todo es justo y lo creado, creado está; Ya existe, así como nadie puede regresar a su pasado. También abunda la comprensión, la misericordia y el perdón, pero el camino no es fácil, te tienes que esforzar. Tienes aún mucha vida para aprovechar y cada vez que lo haces, me ayudas también a mí, a todos los que te esperamos aquí como a todos los que te quieren en tu mundo. No te imaginas las consecuencias de cada acción de amor realizada allá donde tú estás mamá. Ellas se sienten en todo el universo, su maravilloso efecto se contagia como una gran ola que nos llega, directa o indirectamente, a todos. Mamá, ¿sabías que todos estamos juntos y unidos por nuestra realidad y origen común? Te ruego ahora que me escuches, porque sé que a veces te cuesta apreciar lo que tienes: Tu poder para crear acciones de amor en cada instante de tu vida es verdaderamente infinito. ¡Créeme! Eres una persona muy importante; tú eres alguien muy querida, apreciada y valiosa miembro de una comunidad enorme a la que afectas con tu vida, tu presencia y tus acciones.

Muy pronto… nos veremos


¡Te quiero! ¡Te adoro! Y siempre te esperaré. 

Mi mayor anhelo es que seas feliz. Tan feliz, como yo lo soy. Nunca olvides que somos como una sola persona cuando nos unimos en nuestro amor. Cada vez que te acuerdas de mí y cada vez que lloras o te alegras por mí, es porque sientes que estoy contigo, dentro de ti. Y eso es bueno, porque así como yo te necesito, tú también me necesitas a mí; y cuando estamos juntos, me permites actuar dentro de ti para ayudarte a aprovechar mejor esa maravillosa oportunidad de vivir aún en un mundo lleno de necesidades insatisfechas, tareas pendientes y sufrimientos que consolar: un mundo hambriento, de dar y recibir amor.

Querida mamá, ¿sabías que las carencias de quienes te rodean son las necesidades de Dios que tú puedes ayudar a cubrir? ¿Y que esas tareas pendientes, incluso aquellas pequeñas o anónimas, o esas que nadie desea hacer, son las más apreciadas por nuestro Padre? ¿Sabías que esos padecimientos que son tantos y de tantas personas cercanas a ti, son los sufrimientos de nuestro Padre que tú puedes consolar compartiendo tu amor? Con el amor que Él mismo te regaló sin pedir nada a cambio y que sólo tú puedes entregar, porque ahora te pertenece. 

Mamá, nada sobra en la creación; todo es perfecto y por eso tu amor es infinitamente necesario —el que tienes y puedes dar—. Tú dispones de un lugar especial reservado aquí para ti. Tu amor tiene un espacio infinito que ocupar, porque el amor que Dios te ha dado siempre ha sido infinito. 

Mamá, te suplico que me escuches… para que aprendas a ser feliz: Hoy tienes tu gran oportunidad, y ahora, por intermedio tuyo, también es mi gran oportunidad. Eres mi mayor esperanza y sé que no me vas a defraudar, porque es cierto que soy inmensamente feliz pero también lo es que juntos seremos todavía más. Y todo lo que hayas hecho allá por nuestro Padre, ayudando a otras personas, significará nuestra mayor felicidad. Una felicidad que deseo como no te imaginas, ya que con ella podremos agradecer en alguna medida, por pequeña que sea, el amor que Él nos ha dado. 

Mamá, estoy seguro de que nos veremos… y entonces, nada nos separará jamás.

Ahora ya sabes dónde me puedes encontrar, y que juntos estamos en una sola vida, la tuya. Más feliz, ahora me puedo despedir, porque ambos sabemos que no es una despedida. Y no olvides que siempre te he querido… Te quiero tanto. Acéptame por favor y quédate junto a mí, que estoy dentro de ti. 

Tu hijo.

Eduardo Armstrong, autor católico, se fundamenta en el pensamiento cristiano para mostrar la nueva oportunidad de reconstruir una vida, porque: “Si el amor nunca muere, un hijo no puede morir”.

Fuente: Catholic.net 


►Patrona de los no nacidos



La Virgen de Guadalupe, Patrona de México, Emperatriz de las américas y patrona de los niños no nacidos.
Fiesta: 12 de diciembre.

"Confiamos a Santa María de Guadalupe, Patrona de México y de todo el continente, el destino de los pueblos americanos y de su nueva evangelización."

Juan Pablo II, enero 1999.

Comenzamos invocándole con plena confianza para que interceda a favor del don de la vida.

Oración a la Santísima Virgen de Guadalupe por
los bebés que están por nacer


Otra oración por las víctimas del aborto a nuestra Señora de Guadalupe





La Virgen Santísima se apareció en el Tepeyac al Beato Juan Diego en 1531. Como prueba de su visita la Virgen milagrosamente hizo que en aquel lugar aparecieran preciosas rosas de Castilla y que su imagen se quedara permanentemente en la tilma de su siervo. Ya en España existía la advocación a la Virgen de Guadalupe en Cáceres y en La Gomera.

La milagrosa imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en México (y en todo el mundo) con grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen bajo esta advocación son tan extraordinarios que no se puede menos que exclamar: "El poder divino está aquí." Dios Todopoderoso se complace en derramar sus dones por medio de aquella a quien El escogió para ser su madre.


Historia.

Nunca han faltado, aun entre los católicos, los que rechazan la historicidad de las apariciones de la Virgen. Pero estos ataques se convierten en oportunidades para nuevos estudios. Así ocurrió con los exhaustivos estudios dirigidos por Fidel González mccj en preparación para la canonización de Juan Diego y recogidos por la agencia Zenit:

Quizá uno de los trabajos más originales del padre González, quien ha sido asistido en esta labor por otros miembros de la comisión, Eduardo Chávez Sánchez y José Luis Guerrero Rosado (cf. «El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego», Editorial Porrúa, México 1999, 564 pp.) es la presentación de 27 documentos o testimonios indígenas guadalupanos y 8 de procedencia mixta indo-española. Entre todos ellos, destaca el «El Nican Mopohua» y el llamado Códice «Escalada». 

Los antiaparicionistas, sin embargo, no pueden explicar con elementos históricos algunos aspectos decisivos de la historia de México sin tener en cuenta el milagro de Guadalupe. Como, por ejemplo, el que, después una conquista dramática y tras dolorosas divisiones y contraposiciones en el seno del mundo político nahuatl, en un lugar significativo para el mundo indígena, en el cerro del Tepeyac, se levantara en seguida una ermita dedicada a la Virgen María bajo el nombre de Guadalupe, que con la Guadalupe de España coincide sólo en el nombre.

No explican tampoco cómo Guadalupe se convirtió en señal de una nueva historia religiosa y de encuentro entre dos mundos hasta ese momento en dramática contraposición.

... Existen otras muchas pruebas históricas sobre la existencia de Juan Diego, como, por ejemplo, la tradición oral, fuente decisiva al estudiar a los pueblos mexicanos, cuya cultura era principalmente oral. Esta tradición, en esos casos suele obedecer a cánones bien precisos y, en el caso de Guadalupe, siempre confirma la figura histórica y espiritual de Juan Diego. Quien quiera profundizar en el aspecto histórico del vidente de Guadalupe, puede leer a continuación el artículo inédito escrito por una de las personalidades más competentes en la materia, Fidel González, presidente de la Comisión histórica sobre Juan Diego constituida por la Santa Sede.


La siguiente historia es tomada del escrito del indio Nican Mophua del XVI. 

Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a clase de catecismo y a la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó que le llamaban de arriba del cerro diciendo: "Juanito, Juan Dieguito."

Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: "Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los demás amadores míos que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y manifiéstale que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo. Ten seguro que te agradeceré bien y te lo pagaré. Vas a merecer que yo te recompense el trabajo y fatiga con que procuras hacer lo que te encomiendo".

Él se arrodilló y le dijo: "Señora mía, voy corriendo a cumplir lo que me has mandado. Yo soy tu humilde siervo." Y se fue de prisa a la ciudad y camino al Palacio del Obispo, que era Fray Juan de Zumárraga, religioso franciscano.

Cuando el Obispo oyó lo que le decía el indiecito Juan Diego, no le creyó. Solamente le dijo: "Otro día vendrás y te oiré despacio."

Juan Diego se volvió muy triste porque no había logrado que se realizara su mensaje. Se fue derecho a la cumbre del cerro y encontró allí a la Señora del Cielo que le estaba aguardando. Al verla se arrodilló delante de Ella y le dijo: "Señora, la más pequeña de mis hijas, niña mía, expuse tu mensaje al Obispo, pero no me creyó. Comprendí, por la respuesta que me dio, que pensó, quizás que es una invención mía que tú quieres que te hagan aquí un templo. Por lo cual te ruego que le encargues a alguno de los principales que le lleve tu mensaje para que le crean, porque yo soy un pobre hombrecillo, el último de todos. Perdóname que te cause esta gran pesadumbre, Señora y Dueña Mía."

Ella le respondió: "Oye, hijo mío, el más pequeñito, es preciso que tú mismo solicites y ayudes a que se cumpla mi voluntad. Mucho te ruego, hijo mío, y aún te mando, que otra vez vayas mañana a ver al Obispo. Dile que yo, en persona, la siempre Virgen María, Madre de Dios, te envía, para hacerle saber mi voluntad: que deben hacer aquí el templo que les pido."

Pero al día siguiente el obispo tampoco le creyó a Juan Diego y le dijo que era necesaria alguna señal maravillosa para creer que era cierto que lo enviaba la misma Señora del Cielo. Y lo despidió.

El lunes, Juan Diego no volvió al sitio donde se le aparecía nuestra Señora porque su tío Bernardino se puso muy grave y le rogó que fuera a la capital y le llevara un sacerdote para confesarse. Él dio la vuelta por otro lado del Tepeyac para que no lo detuviera la Señora del Cielo, y así poder llegar más pronto a la capital. Mas Ella le salió al encuentro en el camino por donde iba y le dijo: "Ten entendido hijo mío, el más pequeño, que no es tan importante lo que te asusta y aflige. No se entristezca tu corazón ni te llenes de angustia. ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿Acaso no soy tu ayuda y protección? No te aflijas por la enfermedad de tu tío, que en este momento ha quedado sano. Sube ahora a la cumbre del cerro y hallarás distintas flores. Córtalas y tráelas."

Juan Diego subió a la cumbre del cerro y se asombró muchísimo al ver tantas y exquisitas rosas de Castilla, siendo aquel un tiempo de mucho hielo en el que no aparece rosa alguna por allí, y menos en esos pedregales. Llenó su poncho o larga ruana blanca con todas aquellas bellísimas rosas y se presentó a la Señora del Cielo.

Ella le dijo: "Hijo mío, esta es la prueba que llevarás de parte mía al Obispo. Te considero mi embajador, muy digno de confianza. Ahora te ordeno que sólo delante del Obispo despliegues tu manta y descubras lo que llevas. Contarás todo lo que viste y admiraste para que logres que el prelado construya el templo que he pedido."

Juan Diego se puso en camino, ya contento y seguro de salir bien. Al llegar a la presencia del Obispo le dijo: "Señor, hice lo que me mandaste hacer: Pedí a la Señora del Cielo una señal. Ella aceptó. Me despachó a la cumbre del cerro, y me mandó cortar allá unas rosas y me dijo que te las trajera. Así lo hago, para que en ellas veas la señal que pides, y cumplas su voluntad. Helas aquí."

Desenvolvió luego su blanca manta, y así que se esparcieron por el suelo todas las diferentes rosas de Castilla, se dibujó en ella y apareció de repente la preciosa imagen de la Virgen María, Madre de Dios, tal cual se venera hoy en el templo de Guadalupe en Tepeyac. Luego que la vieron, el Obispo y todos los que allí estaban, se arrodillaron llenos de admiración. El prelado desató del cuello de Juan Diego la manta en que se dibujó y apareció la Señora del Cielo y la llevó con gran devoción al altar de su capilla. Con lágrimas de tristeza oró y pidió perdón por no haber aceptado antes el mandato de la Virgen.

La ciudad entera se conmovió, y venían a ver y admirar la devota imagen y a hacerle oración; y le pusieron por nombre la Virgen de Guadalupe, según el deseo de Nuestra Señora. Juan Diego pidió permiso para ir a ver a su tío Bernardino, que estaba muy grave. El Obispo le envió un grupo de personas para acompañarlo. Al llegar vieron a su tío estaba muy contento y que nada le dolía. Y vinieron a saber que había quedado instantáneamente curado en el momento en que la Santísima Virgen dijo a Juan Diego: "No te aflijas por la enfermedad de tu tío, que en este momento ha quedado sano."

El Obispo trasladó a la Iglesia Mayor la santa imagen de la amada Señora del Cielo. La ciudad entera desfilaba para admirar y venerar la Sagrada Imagen, maravillados todos de que hubiera aparecido por milagro divino; porque ninguna persona de este mundo pintó su preciosa imagen. 

(Hasta aquí el relato indio del siglo XVI.)


La maravillosa visita de la Virgen ocurrió el martes 12 de diciembre de 1531, apenas diez años después de la conquista de México. La madre de Dios viene para dar a conocer el evangelio a los pobres indios vencidos y para "mostrar y dar" todo su "amor y compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre." El obispo de México era Fray Juan De Zumárraga, franciscano

Durante cuatro días la Virgen se había comunicado con Juan Diego hablándole en su propia lengua, el náhualtl. Al identificarse, María usó la palabra "coatlallope"; un sustantivo compuesto formado por "coatl" o sea, serpiente, la preposición "a" y "llope", aplastar; es decir, se definió como "la que aplasta la serpiente." Otros reconstruyen el nombre como "Tlecuauhtlapcupeuh" que significa: "La que precede de la región de la luz como el Aguila de fuego." De todas formas el vocablo náhualtl sonó a los oídos de los frailes españoles como el extremeño "Guadalupe." relacionando el prodigio del Tepeyac con la muy querida advocación que los conquistadores conocían y veneraban en la Basílica construida por Alfonso XI en 1340. ¡La Virgen se comunicó de manera que la entendiesen tanto los indios como los españoles!

La Virgen de Guadalupe dio al indio Juan Diego un delicado trato de nobleza elevando proféticamente la condición de todo su pueblo. El Señor "derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes." Al mismo tiempo, La Virgen trajo reconciliación y no división entre los nativos y los españoles. Les ayudó a ambos a comprender que la fe cristiana no es propiedad de nadie sino un don de amor para todos.

Cuatrocientos años debieron pasar para que la cultura occidental reconociera admirada que la imagen impresa sobre el ayate indígena era un verdadero códice mexicano, un mensaje del cielo cargado de símbolos. Helen Behrens, una antropóloga norteamericana descubrió en 1945 lo que los ojos de los indios habían "leído" en la pintura de la "Madre del verdadero Dios por quien se vive" aquel diciembre de 1531.


Descripción de la Imagen.

La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe quedó impresa en un tosco tejido hecho con fibras de maguey. Se trata del ayate, usado por los indios para acarrear cosas y no de una tilma, que usualmente era de tejido más fino de algodón. La trama del ayate es tan burda y sencilla, que se puede ver claramente a través de ella, y la fibra del maguey es un material tan inadecuado que ningún pintor lo hubiera escogido para pintar sobre él.

La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es una maravillosa síntesis cultural, una obra maestra que presentó la nueva fe de manera tal que pudo ser entendida y aceptada inmediatamente por los indios mexicanos. Es imposible de describir aquí la rica y complicada simbología que contiene este cuadro-códice porque cada detalle de color y de forma es portador de un mensaje teológico.

El rostro impreso en el ayate es el de una joven mestiza; una anticipación, pues en aquel momento todavía no habían mestizos de esa edad en México.

María asume así el dolor de miles de niños, los primeros de una nueva raza, rechazados entonces tanto por los indios como por los conquistadores. El cuadro que se conserva en la moderna Basílica del Tepeyac mide aproximadamente 66 x 41 pulgadas y la imagen de la Virgen ocupa unas 56 pulgadas del mismo. La Virgen está de pié y su rostro se inclina delicadamente recordando un poco las tradicionales "Inmaculadas." 

Esta oportuna inclinación evita que el empate que une las dos piezas del tejido caiga dentro de la faz de la Virgen. El manto azul salpicado de estrellas es la "Tilma de Turquesa" con que se revestían los grandes señores, e indica la nobleza y la importancia del portador. Los rayos del sol circundan totalmente a la Guadalupana como para indicar que ella es su aurora. Esta joven doncella mexicana está embarazada de pocos meses, así lo indican el lazo negro que ajusta su cintura, el ligero abultamiento debajo de este y la intensidad de los resplandores solares que aumenta a la altura del vientre. Su pie esta apoyado sobre una luna negra, (símbolo del mal para los mexicanos) y el ángel que la sostiene con gesto severo, lleva abiertas sus alas de águila. 

La Virgen de Guadalupe se presentó ante sus hijos como la Madre del Creador y conservador de todo el universo; que viene a su pueblo porque quiere acogerlos a todos, indios y españoles, con un mismo amor de Madre. 

Con la prodigiosa impresión en el ayate comenzaba un nuevo mundo, la aurora del sexto sol que esperaban los mexicanos. El cuadro de la Virgen de Guadalupe estuvo 116 años expuesto a las inclemencias del ambiente, sin protección alguna contra el polvo, la humedad, el calor, el humo de las velas y el continuo roce de miles y miles de objetos que fueron tocados a la venerada imagen, además del constante contacto de manos y besos de innumerables peregrinos. Se ha comprobado que el tejido de maguey es de muy fácil descomposición; cualquier tejido de esta fibra vegetal no puede conservarse más allá de veinte años y sin embargo el ayate de Juan Diego ha resistido mucho mas de cuatro siglos en perfecto estado de conservación. 


Los Papas y la Virgen de Guadalupe.

Pío X proclamó a Nuestra Señora de Guadalupe "Patrona de toda la América Latina"; Pío XI, de "todas las Américas"; Pío XII la llamó "Emperatriz de las Américas"; y Juan XXIII, "La misionera celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas". En esta gran basílica Juan Pablo II beatificó al indio Juan Diego el 6 de mayo de 1990. 

En sus cuatro visitas a México, Juan Pablo II ha visitado el Tepeyac y honrado con profundo amor filial a la Virgen de Guadalupe a quien ha encomendado el continente Americano y su nueva evangelización. 


La Virgen de Guadalupe, defensora de la vida.

El Papa Juan Pablo II nos enseña que, ante la actual cultura de la muerte, encontramos esperanza en la Virgen de Guadalupe, la gran abogada y defensora de la vida humana. Ella apareció embarazada. Los indios comprendieron que les visitaba la Madre de Dios. Tras la conversión, los indios cesaron de ofrecer sacrificios humanos que hasta entonces eran comunes. Por eso la Iglesia pide hoy día su intercesión para defender la vida contra el genocidio del aborto y otras amenazas contra los inocentes. 

En su cuarta visita a México, del 22 al 26 de enero de 1999, Juan Pablo II puso a los pies de la Virgen el documento del sínodo de las Américas que en aquella ocasión entregó a la Iglesia como fundamento para la Nueva Evangelización que solo es posible por la obra del Espíritu Santo. La Virgen es la que propicia la obra divina con su fiat. Así es corredentora con su Hijo Jesucristo. La cuarta visita del Papa a México coincidió con el 26 aniversario de la legalización del aborto en USA, poniéndose así de relieve la gran batalla mundial por la dignidad de la vida humana. 


Amor del pueblo Mexicano y de todo el mundo.

Cada año, 20 millones de fieles se acercan al venerado cuadro para expresar a la Madre del Cielo el testimonio de su cariño y veneración. El día de la fiesta, doce de diciembre, se calcula que casi tres millones de personas acuden al santuario del Tepeyac, cuya forma redonda simboliza la tienda que albergaba el Arca de la Alianza en su marcha por el desierto; las lámparas interiores que cuelgan del techo recuerdan la nube que guiaba al pueblo de Dios día a día y la refulgente pared de oro que sostiene el cuadro, representa la columna de fuego y luz que indicaba el camino durante la noche.

El cuadro ha sufrido serios atentados y ha salido incólume de ácidos corrosivos y hasta de una bomba de gran tamaño que, en 1921, un desconocido escondió entre flores que malvadamente le ofrecía. Al explotar la bomba, causó gran destrucción. El crucifijo de metal que estaba cerca de la Virgen quedó retorcido y sin embargo la imagen de la Virgen quedó intacta. El cristal del marco de su imagen no se rompió. 

En la actualidad la imagen milagrosa está en la nueva basílica construida junto a la antigua que se ha hundido notablemente. Los fieles pueden contemplar el cuadro desde una estera móvil que a sus pies se desliza para movilizar a los fieles y dar cabida a las multitudes que desean venerarla. Como en todo santuario mariano, la basílica de Guadalupe cuenta con una capilla del Santísimo donde los fieles constantemente adoran al Señor. 


Estudios Científicos sobre la Imagen de la Virgen de Guadalupe.

Los asombrosos descubrimientos en torno al cuadro de la Virgen de Guadalupe tienen a los científicos en gran asombro. Se ha formado una comisión de científicos para investigar los fenómenos inexplicables de esta tela que era la ruana o poncho del indio Juan Diego.


La Fenómeno de la Tela.

Lo primero que llama la atención de los expertos en textiles es que esta manta se haya podido conservar durante siglos, expuesta al polvo, al calor y a la humedad, sin que se haya deshilachado ni desteñido su bella policromía. Siempre estuvo así expuesta a todo, y sólo desde hace unos años la cubrieron con un vidrio.

La tela está hecha en una fibra de ayate mexicano que, por su naturaleza, se descompone por putrefacción dentro de veinte años. Así ha sucedido con varias reproducciones de la imagen que se han fabricado con este mismo tejido. Sin embargo este lienzo lleva cuatrocientos cincuenta años, desde el tiempo de Hernán Cortés, sin desgarrarse ni descomponerse. Por causas ininteligibles a los expertos, es refractaria a la humedad y al polvo.


El Fenómeno de la Imagen.

La pintura que cubre la tela es otro misterio. El sabio alemán Kuhn, premio Nobel en Química, ha estudiado esta pintura, y su respuesta dejó atónitos a los oyentes: "Estos colorantes no son ni minerales, ni vegetales, ni animales". No han podido explicar el origen de los pigmentos que dan color a la imagen, ni la forma en que esta fue pintado. 

Se podría pensar que la tela ha resistido tanto porque la habrían encolado y preparado de manera especial como a otras pinturas famosas, para que tuviera gran resistencia. Pero el Señor Callaga, del instituto espacial NASA, de Estados Unidos, la ha estudiado con aparatos de rayos infrarrojos y ha descubierto que la tela no tiene ningún engomado ni preservativos, y que no se puede explicar cómo esa imagen ha resistido cuatro siglos en un lienzo tan ordinario. Con estos rayos infrarrojos se ha descubierto que la imagen no tiene esbozos previos -como se ve en los cuadros de Rubens y Tiziano-, sino que fue plasmada directamente, tal cual se la ve, sin tanteos ni rectificaciones.

La imagen no tiene pinceladas. La técnica empleada es desconocida en la historia de la pintura. Es incomprensible e irrepetible.


El Fenómeno de las Pupilas.

Un famoso oculista, Lauvvoignet, examinó con un poderoso lente la pupila de la Virgen, y observó, maravillado, que en el iris se ve reflejada la imagen de un hombre. Esto fue al principio de una investigación que condujo a los más inesperados descubrimientos.

Por medio de la digitalización se observa en la pupila de una fotografía todo lo que la persona estaba mirando en el momento de tomarse la foto. El Dr. Tosnman, especializado en digitalización, le ha tomado fotografías a la pupila de la Virgen de Guadalupe. Después de ampliarlas miles de veces, logró captar detalles imposibles de ser captados a simple vista. ¡Ha descubierto lo que la Virgen miraba en el momento de formarse la imagen en la tilma de Juan Diego!

Los detalles que aparecen en las fotografías de la pupila de la Virgen de Guadalupe son: un indio en el acto de desplegar su ruana ante un religioso; un franciscano en cuyo rostro se ve deslizarse una lágrima; un hombre con la mano sobre la barba en señal de admiración; otro indio en actitud de rezar; unos niños y varios religiosos franciscanos más. O sea, todas las personas que según la historia de la Virgen de Guadalupe, escrita hace varios siglos, estaban presentes en el momento en que apareció la sagrada imagen.

Lo que es radicalmente imposible es que en un espacio tan pequeño, como la córnea de un ojo situado en una imagen de tamaño natural, aún el más experto miniaturista lograra pintar todas esas imágenes que ha sido necesario ampliar dos mil veces para poderlas advertir.

La ciencia moderna se queda sin explicaciones ante las maravillas de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Es una realidad irrepetible. Sobrepasa todas las posibilidades naturales, por lo que se puede decir que estamos ante un hecho sobrenatural. 

Una tilma que no se corrompe. Unos colores que no fueron pintados. Una pupila que contiene toda la escena y todas las personas del momento del milagro. Estamos ante una imagen que ni el tiempo ni los atentados de hombres llenos de odio han podido vencer.

La Virgen no se impone, no reta, no humilla a sus enemigos. El milagro de su presencia en el Tepeyac es real pero muy sutil. Es un milagro que no aparece como tal a primera vista. Quiere ser mas bien confirmación de la verdad para ayudar a los corazones que se han endurecido pero que aun buscan. 

Para los sencillos de corazón los milagros no son necesarios para tener fe. Ellos captan por la gracia del Espíritu el amor solícito de la Madre del Cielo que viene por ellos. 

Los enemigos de la Virgen son muchas veces personas muy poderosas, pero pasan y se hacen polvo. La Virgen permanece como testigo del amor de Dios que es eterno. Ella ha querido ser un faro plantado en el corazón del continente Americano para atraer a todos a Cristo, Salvador y Vida Eterna, única esperanza ante la ruina en que se encuentra la humanidad. Ella ha querido darnos un milagro para ayudar a las generaciones incrédulas. Ha querido demostrar con su característica humildad, que la ciencia tiene su función pero también sus límites. Ella nos recuerda las palabras del ángel: "Para Dios nada es imposible."


Virgen de Guadalupe, ruega por nosotros.

Oración a Nuestra Señora de Guadalupe
Patrona de México y Emperatriz de las américas.

"Madre Santísima de Guadalupe. Madre de Jesús,
condúcenos hacia tu Divino Hijo por el camino del Evangelio,
para que nuestra vida sea el cumplimiento generoso de la voluntad de Dios. Condúcenos a Jesús, que se nos manifiesta y se nos da en la Palabra revelada y en el Pan de la Eucaristía
Danos una fe firme, una esperanza sobrenatural una caridad ardiente y una fidelidad viva
a nuestra vocación de bautizados. Ayúdanos a ser agradecidos a Dios, exigentes con nosotros mismos y llenos de amor para con nuestros hermanos. Amén."


Los ojos de la Virgen de Guadalupe.

La aparición de la Virgen de Guadalupe es una maravillosa obra de evangelización de la Madre de Dios, hecha en los primeros años del desembarco de los españoles en América. María se mezcló tempranamente con la llegada de los europeos a México para impulsar el conocimiento de Su Hijo entre indios y futuros habitantes de las Américas.

Muchos milagros se descubren hoy en día en conexión con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Pero recordemos primero, en forma resumida, lo que ocurrió allí: 

La aparición se inició el 9 de diciembre de 1531 en las cercanías de la Ciudad de México, entonces ciudad capital del imperio Azteca: la Virgen se aparece al indio Juan Diego, y le pide que transmita al obispo del lugar su voluntad de que se construya un templo dedicado a Ella en el cerro Tepeyac. El obispo, al escuchar el relato del indio, le pide una prueba de la Presencia de la Madre de Dios allí. María hace crecer entonces un jardín de rosas en un cerro inhóspito y semidesértico, y se las hace recoger en su tilma (especie de poncho o manta) a Juan Diego. Luego le pide se las presente como prueba de Su Presencia al obispo. Cuando el indio abre su tilma frente al obispo, caen las flores al piso y aparece milagrosamente retratada la imagen de la Virgen María en la rústica tela. El templo dedicado a la Virgen de Guadalupe fue construido en el cerro Tepeyac, lugar de las apariciones, donde se exhibe la tilma original de Juan Diego, impresa con la mundialmente conocida imagen de la Virgen de Guadalupe.

El milagro de Guadalupe perdura hoy en día en la tilma de Juan Diego, la que conserva el testimonio vivo de lo ocurrido: la imagen que María quiso retratar en ella está expuesta actualmente en la iglesia que se construyó en el cerro Tepeyac. Enorme cantidad de milagros se pueden testimoniar al estudiar la tilma con métodos científicos: 

En los ojos de María se han descubierto imágenes humanas de tamaño diminuto, que ningún artista podría pintar. Trece figuras humanas se han identificado en un espacio de 8 milímetros de diámetro. Existen dos escenas: la primera contiene al obispo Zumárraga sorprendido frente al indio Juan Diego, que abre su tilma y descubre la imagen de María. Otros testigos complementan la escena del milagro, como el traductor de lengua Náhuatl al español, una mujer de raza negra, etc. La segunda escena, mucho mas pequeña que la anterior, se ubica en el centro de los ojos y contiene una imagen familiar típica de indígenas americanos: un matrimonio con varios hijos alrededor. Las dos escenas se repiten en ambos ojos con una precisión sorprendente, incluida la diferencia de tamaño producida por la mayor cercanía de un ojo respecto del otro, frente a los objetos retratados. Científicos de la NASA (entre otros) han utilizado tecnología digital similar a la usada en las imágenes que se reciben desde los satélites, para analizar las figuras impresas en los ojos de María. 

La imagen del obispo Zumárraga (retrato minúsculo hallado en los ojos de María) fue agrandada a su vez mediante tecnología digital, hasta poder observar qué se refleja en su mirada, en los ojos del obispo retratados en los ojos de María. Allí se halló la imagen del indio Juan Diego, abriendo su tilma frente al obispo. ¿El tamaño de ésta imagen?. Una cuarta parte de un millonésimo de milímetro. 

Estudios oftalmológicos realizados a los ojos de María han detectado que al acercarles luz, la retina se contrae, y al retirar la luz, se vuelve a dilatar, tal cual como ocurre en un ojo vivo. ¡Los ojos de María están vivos en la tilma!. También se descubre que los ojos poseen los tres efectos de refracción de la imagen que un ojo humano normalmente posee. Lograr estos efectos a pincel es absolutamente imposible, aún en la actualidad. 

Al tomarse la temperatura de la fibra de maguey con que está construida la tilma, se descubre que milagrosamente la misma mantiene una temperatura constante de 36.6 grados, la misma que el cuerpo de una persona viva. 

Uno de los médicos que analizó la tilma colocó su estetoscopio debajo de la cinta que María posee (señal de que está encinta) y encontró latidos que rítmicamente se repiten a 115 pulsaciones por minuto, igual que un bebé que está en el vientre materno. Es el Niño Jesús que está en el Santo Vientre de la Madre de Dios. 

La fibra de maguey que constituye la tela de la imagen, no puede en condiciones normales perdurar mas que 20 o 30 años. De hecho, hace varios siglos se pintó una réplica de la imagen en una tela de fibra de maguey similar, y la misma se desintegró después de varias décadas. Mientras tanto, a casi quinientos años del milagro, la imagen de María sigue tan firme como el primer día. Se han hecho estudios científicos a este hecho, sin poder descubrirse el origen de la incorruptibilidad de la tela. 

No se ha descubierto ningún rastro de pintura en la tela. De hecho, al acercarse uno a menos de 10 centímetros de la imagen, sólo se ve la tela de maguey en crudo. Los colores desaparecen. Estudios científicos de diverso tipo no logran descubrir el origen de la coloración que forma la imagen, ni la forma en que la misma fue pintada. No se detectan rastros de pinceladas ni de otra técnica de pintura conocida. Los científicos de la NASA afirmaron que el material que origina los colores no es ninguno de los elementos conocidos en la tierra. 

Se ha hecho pasar un rayo láser en forma lateral sobre la tela, detectándose que la coloración de la misma no está ni en el anverso ni en el reverso, sino que los colores flotan a una distancia de tres décimas de milímetro sobre el tejido, sin tocarlo. Los colores flotan en el aire, sobre la superficie de la tilma. 

Varias veces, a lo largo de los siglos, los hombres han pintado agregados a la tela. Milagrosamente estos agregados han desaparecido, quedando nuevamente el diseño original, con sus colores vivos. 

En el año 1791 se vuelca accidentalmente ácido muriático en el lado superior derecho de la tela. En un lapso de 30 días, sin tratamiento alguno, se reconstituye milagrosamente el tejido dañado. Actualmente apenas se advierte este hecho como una breve decoloración en ese lugar, que testimonia lo ocurrido. 

Las estrellas visibles en el Manto de María responden a la exacta configuración y posición que el cielo de México presentaba en el día en que se produjo el milagro, según revelan estudios astronómicos realizados sobre la imagen. 

A inicios del siglo XX, un hombre colocó un arreglo floral a los pies de la tilma, que contenía una bomba de alto poder. La explosión destruyó todo alrededor, menos la tilma, que permaneció en perfecto estado de conservación. Una Cruz de pesado metal que se encontraba en las proximidades fue totalmente doblada por la explosión, y se guarda como testimonio en el templo. 

María parece ser la misma niña que a los tres años de edad fue entregada por sus padres Joaquín y Ana a los Sacerdotes del templo, consagrándola así a Dios. Ella nos sorprende con todos estos milagros realizados hoy en día frente a nuestros ojos.

Madre amorosa, Niña Perfecta, nos convocas insistentemente con Tus manifestaciones. Si nuestro pobre entendimiento no puede ver que todos estos portentos Celestiales no son más que un llamado Tuyo a nuestra dormida fe, ¿pues qué tienes que hacer para que nos despertemos y te sigamos?

Por más científicos que pongamos para tratar de ver si es verdad o no, si es un milagro grande, mediano o chico, la verdad es que no tenemos otra escapatoria que creer en Jesús y María vivos hoy, a nuestro alrededor. 

Y si no tenemos más remedio que creer, ante las abrumadoras pruebas: 

¿Qué hacemos viviendo una vida alejada de Dios, sólo preocupados por las cosas del mundo?

Tú tienes en este instante un llamado a despertar tu fe, frente a ti. ¿No lo oyes?. ¿Qué más tiene Dios que hacer?

El 31 de julio de 2002 Juan Pablo II canoniza al indio Juan Diego. Ahora es San Juan Diego. La vida del indio fue de una enorme santidad, después del milagro. Como una joya que brilla y reluce en el alhajero de María, San Juan Diego es presentado al Trono de Dios con el orgullo de la Madre que le devuelve al Padre, a uno de sus predilectos. 

¡Gracias San Juan Diego, ora por nosotros, ora por nuestra conversión! 

Fuente: corazones.org



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♥Consagración a la Virgen María

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CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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