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martes, 18 de diciembre de 2012

►Discapacidad y derechos -Testimonio



Testimonio de Jane Campbell- Comisionada de los "Derechos de los discapacitados" (DRC)  en el Reino Unido

Fuente: www.condignidad.org


Este blog y canal cuentan con la aprobación y

certificación de Catholic.net






jueves, 26 de enero de 2012

►Respetar la dignidad del moribundo




Academia Pontificia para la vida


Consideraciones éticas sobre la eutanasia  

A partir de la década de 1970, comenzando en los países más desarrollados del mundo, se ha ido difundiendo una insistente campaña en favor de la eutanasia, entendida como acción u omisión que por su naturaleza y en sus intenciones provoca la interrupción de la vida del enfermo grave o también del niño recién nacido mal formado. El motivo que se aduce por lo general es que de esa manera se quiere ahorrar al paciente mismo sufrimientos definidos inútiles.

Con ese objetivo, se han llevado a cabo campañas y estrategias, que han contado con el apoyo de asociaciones pro-eutanasia a nivel internacional, con manifiestos públicos firmados por intelectuales y científicos, con publicaciones favorables a esas propuestas -algunas acompañadas incluso de instrucciones para enseñar a los enfermos, y a los no enfermos, los diversos modos de poner fin a la vida, cuando esta se considere insoportable-, con encuestas que recogen opiniones de médicos o personajes famosos, favorables a la práctica de la eutanasia y, por último, con propuestas de leyes presentadas en los Parlamentos, además de los intentos de provocar sentencias de los tribunales que podrían permitir de hecho la práctica de la eutanasia o, al menos, que quede impune.

El reciente caso de Holanda, donde ya existía desde hacía algunos años una especie de reglamentación que eximía de castigo al médico que practicara la eutanasia a petición del paciente, plantea un caso de auténtica legalización de la eutanasia solicitada, aunque limitada a casos de enfermedad grave e irreversible, acompañada de sufrimientos y a condición de que esa situación sea sometida a una verificación médica que se presenta como rigurosa.

El perno de la justificación que se quiere utilizar y presentar a la opinión pública está constituido sustancialmente por dos ideas fundamentales: el principio de autonomía del sujeto, que tendría derecho a disponer, de manera absoluta, de su propia vida; y la convicción, más o menos explicitada, de la insoportabilidad e inutilidad del dolor que puede a veces acompañar a la muerte.

La Iglesia ha seguido con aprensión ese desarrollo de pensamiento, reconociendo en él una de las manifestaciones del debilitamiento espiritual y moral con respecto a la dignidad de la persona moribunda y una senda "utilitarista" de desinterés frente a las verdaderas necesidades del paciente.

En sus reflexiones, ha mantenido un contacto constante con los agentes y especialistas de la medicina, tratando de ser fiel a los principios y a los valores de la humanidad compartidos por la mayor parte de los hombres, a la luz de la razón iluminada por la fe, y produciendo documentos que han merecido el aprecio de profesionales y de gran parte de la opinión pública. Queremos recordar la Declaración sobre la eutanasia (1980), publicada hace veinte años por la Congregación para la doctrina de la fe, el documento del Consejo pontificio "Cor unum" Cuestiones éticas relativas a los enfermos graves y a los moribundos (1981), la encíclica Evangelium vitae (1995) del Papa Juan Pablo II (en particular los números 64-67) y la Carta de los agentes sanitarios, elaborada por el Consejo pontificio para la pastoral de la salud (1995).

Estos documentos del Magisterio no se limitan a definir la eutanasia como moralmente inaceptable, "en cuanto eliminación deliberada de una persona humana" inocente (cf. Evangelium vitae, 65. El pensamiento de la encíclica se precisa en el número 57, permitiendo así una correcta interpretación del texto del número 65, que acabamos de citar), o como "oprobio" (cf. Gaudium et spes, 27), sino que también ofrecen un itinerario de asistencia al enfermo grave y al moribundo, que se inspire, tanto bajo el aspecto de la ética médica como bajo el espiritual y pastoral, en el respeto a la dignidad de la persona, en el respeto a la vida y a los valores de la fraternidad y la solidaridad, impulsando a las personas y a las instituciones a responder con testimonios concretos a los desafíos actuales de una cultura de la muerte que se difunde cada vez más.

Recientemente, esta Academia pontificia para la vida ha dedicado una de sus asambleas generales (después de un trabajo de preparación que duró varios meses) a ese mismo tema, y publicó luego las Actas conclusivas en el libro titulado "The Dignity of the Dying Person" (2000).

Vale la pena recordar aquí, aun remitiendo a los documentos que acabamos de citar, que el dolor de los pacientes, del que se habla y sobre el que se quiere fundamentar una especie de justificación o casi obligatoriedad de la eutanasia y del suicidio asistido, es hoy más que nunca un dolor "curable" con los medios adecuados de la analgesia y de los cuidados paliativos proporcionados al dolor mismo; el paciente, si se le presta una adecuada asistencia humana y espiritual, puede recibir alivio y consuelo en un clima de apoyo psicológico y afectivo.

Las posibles peticiones de muerte por parte de personas que sufren gravemente, como demuestran las encuestas realizadas entre los pacientes y los testimonios de clínicos cercanos a las situaciones de los moribundos, casi siempre constituyen la manifestación extrema de una apremiante solicitud del paciente que quiere recibir más atención y cercanía humana, además de cuidados adecuados, ambos elementos que actualmente a veces faltan en los hospitales. Resulta hoy más verdadera que nunca la consideración ya propuesta por la Carta de los agentes sanitarios: "El enfermo que se siente rodeado por la presencia amorosa, humana y cristiana, no cae en la depresión y en la angustia de quien, por el contrario, se siente abandonado a su destino de sufrimiento y muerte y pide que acaben con su vida. Por eso la eutanasia es una derrota de quien la teoriza, la decide y la practica" (n. 149).

A este respecto, podemos preguntarnos si, bajo la justificación de que el dolor del paciente es insoportable, no se esconde más bien la incapacidad de los "sanos" de acompañar al moribundo en la prueba de su sufrimiento, de dar sentido al dolor humano -que, por lo demás, nunca se puede eliminar totalmente de la experiencia de la vida humana- y una especie de rechazo de la idea misma de sufrimiento, cada vez más difundido en nuestra sociedad donde domina el bienestar y el hedonismo.

Tampoco se ha de excluir que detrás de algunas campañas en favor de la eutanasia se ocultan razones de gasto público, considerado insostenible e inútil frente a la prolongación de ciertas enfermedades.

Declarando curable, en el sentido médico, el dolor y proponiendo, como compromiso de solidaridad, la asistencia a los que sufren es como se llega a afirmar el verdadero humanismo: el dolor humano exige amor y participación solidaria, no la expeditiva violencia de la muerte anticipada.

Por lo demás, el citado principio de autonomía, con el que a veces se quiere exasperar el concepto de libertad individual, impulsándolo más allá de sus confines racionales, ciertamente no puede justificar la supresión de la vida propia o ajena. En efecto, la autonomía personal tiene como primer presupuesto el hecho de estar vivos y exige la responsabilidad del individuo, que es libre para hacer el bien según la verdad; sólo llegará a afirmarse a sí mismo, sin contradicciones, reconociendo (también en una perspectiva puramente racional) que ha recibido como don su vida, de la que, por consiguiente, no es "amo absoluto"; en definitiva, suprimir la vida significa destruir las raíces mismas de la libertad y de la autonomía de la persona.

Además, cuando la sociedad llega a legitimar la supresión del individuo -sin importar en qué estadio de vida se encuentre, o cuál sea el grado de debilitamiento de su salud- reniega de su finalidad y del fundamento mismo de su existencia, abriendo el camino a iniquidades cada vez más graves.

Por último, en la legitimación de la eutanasia se induce una complicidad perversa del médico, el cual, por su identidad profesional y en virtud de las inderogables exigencias deontológicas a ella vinculadas, está llamado siempre a sostener la vida y a curar el dolor, y jamás a dar muerte "ni siquiera movido por las apremiantes solicitudes de cualquiera" (Juramento de Hipócrates). Esa convicción ética y deontológica se ha mantenido intacta, en su sustancia, a lo largo de los siglos, como lo confirma, por ejemplo, la Declaración sobre la eutanasia de la Asociación médica mundial (39ª asamblea, Madrid 1987): "La eutanasia, es decir, el acto de poner fin deliberadamente a la vida de un paciente, tanto a petición del paciente mismo como por solicitud de sus familiares, es inmoral. Esto no impide al médico respetar el deseo de un paciente de permitir que el proceso natural de la muerte siga su curso en la fase final de la enfermedad".

La condena de la eutanasia que se hace en la encíclica Evangelium vitae por ser "una grave violación de la ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana" (n. 65) entraña el peso de la razón ética universal (se funda en la ley natural) y la instancia elemental de la fe en Dios creador y custodio de toda persona humana.

Así pues, la línea de comportamiento con el enfermo grave y el moribundo deberá inspirarse en el respeto a la vida y a la dignidad de la persona; deberá perseguir como finalidad hacer disponibles las terapias proporcionadas, sin utilizar ninguna forma de "ensañamiento terapéutico"; deberá acatar la voluntad del paciente cuando se trate de terapias extraordinarias o peligrosas -que no se tiene obligación moral de utilizar-; deberá asegurar siempre los cuidados ordinarios (que incluyen la alimentación y la hidratación, aunque sea artificiales) y comprometerse en los cuidados paliativos, sobre todo en la adecuada terapia del dolor, favoreciendo siempre el diálogo y la información del paciente mismo.

Ante la cercanía de una muerte que resulta inevitable e inminente "es lícito en conciencia tomar la decisión de renunciar a tratamientos que sólo producirían una prolongación precaria y penosa de la vida (cf. Declaración sobre la eutanasia, parte IV), dado que existe gran diferencia ética entre "provocar la muerte" y "permitir la muerte": la primera actitud rechaza y niega la vida; la segunda, en cambio, acepta su fin natural.

Las formas de asistencia a domicilio -hoy cada vez más desarrolladas, sobre todo para los enfermos de cáncer-, el apoyo psicológico y espiritual de los familiares, de los profesionales y de los voluntarios, pueden y deben transmitir la convicción de que cada momento de la vida y cada sufrimiento se pueden vivir con amor y son muy valiosos ante los hombres y ante Dios. El clima de solidaridad fraterna disipa y vence al clima de soledad y a la tentación de desesperación.

Especialmente la asistencia religiosa -que es un derecho y una ayuda valiosa para todo paciente y no sólo en la fase final de la vida-, si es acogida, transfigura el dolor mismo en un acto de amor redentor y la muerte en apertura hacia la vida en Dios.

Las breves consideraciones que hemos ofrecido aquí se suman a la constante enseñanza de la Iglesia, la cual, tratando de ser fiel a su mandato de "actualizar" en la historia la mirada de amor de Dios al hombre, sobre todo cuando es débil y sufre, sigue anunciando con fuerza el evangelio de la vida, con la certeza de que puede hallar eco y ser acogido en el corazón de toda persona de buena voluntad. En efecto, todos estamos invitados a formar parte del "pueblo de la vida y para la vida" (cf. Evangelium vitae, 101).

Ciudad del Vaticano, 9 de diciembre de 2000

Prof. Juan de Dios VIAL CORREA
Presidente

Mons. Elio SGRECCIA
Vicepresidente

viernes, 19 de agosto de 2011

Datos sobre las muertes por el aborto legal




La guerra no es la asesina No 1.
Lo que más personas mata no es la guerra.
El aborto es el asesino No 1.
Lo que más personas mata es el aborto. 

Durante las nueve guerras ocurridas en los años desde 1775 hasta el presente, murieron 667,286 americanos en los campos de batalla. Solamente en 1972, 600,000 bebés americanos murieron por el aborto. Esto es más de un asesinato cada minuto durante cada uno de los 525,600 minutos que tiene un año. 

En ese año, más bebitos murieron "legalmente" por medio del aborto en California que el total de los soldados americanos que murieron en las guerras de Vietnam, Corea, Hispanoamérica, México (1812) y la Guerra de Independencia Norteamericana, todas juntas. 

En la guerra el cuerpo médico salva vidas. Cuando se trata del aborto , la profesión médica mata. Los bebés abortados no son condecorados con medallas ni se conmemora un día de duelo nacional por ellos. 

Mediantes las técnicas que se utilizan practicar los abortos, a los bebés se les desmiembra cortándolos en pedazos, o se les quema vivos en una solución salina; no se les da anestesia. ¡Sufren una muerte horriblemente dolorosa! 



Nota: Estos datos fueron publicados en un volante que distribuyó el Comité de los Diez Millones -Committee of Ten Million- en California. 

Número de abortos al año

De los 1.6 millones de abortos quirúrgicos que se practican al año en los Estados Unidos, sólo un 1% se llevan a cabo por violación o incesto y sólo un 7% se atribuye a peligros para la salud física o psicológica de la madre. El 92% restante se realiza por razones sociales, económicas o personales, todas ellas amparadas por la definición de "salud" del Tribunal Supremo. (Es importante aclarar que el aborto directo no es moralmente lícito en ningún caso, ya que se trata de la destrucción de un ser humano inocente.) 

FUENTE: Rachel Benson Gold, Abortion and Women´s Health, New York and Washington, D.C.: The Alan Guttmacher Institute, 1990, pp.11, 20. (El Alan Guttmacher Institute es una institución que está a favor del aborto, véase más abajo.) 



Número de abortos en el segundo y tercer trimestre

Alrededor del 10% de los abortos quirúrgicos en los Estados Unidos se llevan a cabo en el segundo y tercer trimestre del embarazo, incluyendo del 1% al 2% en el tercer trimestre, o sea, de 15,000 a 30,000 abortos quirúrgicos todos los años en esa última etapa de la gestación. 

FUENTE: The Miami Herald, 11 de noviembre de 1995, 34A. 


La mayoría de la mujeres que abortan NO son pobres
Los estudios del Instituto Guttmacher muestran que las familias de más de la mitad de las mujeres que abortan ganan más de $30,000 al año, refutando así el mito de que en los Estados Unidos la mayoría de las mujeres abortan porque son pobres. El Instituto Guttmacher está relacionado con la Planned Parenthood Federation of America o PPFA (Paternidad Planificada) La PPFA es miembro de la Federación Internacional de Planificación de la FamiliaRegión del Hemisferio Occidental (IPPFRHO). La IPPF es la organización que más promueve la antincepción y el aborto en todo el mundo

FUENTES: The Lancet, 17 de agosto de 1996; IPPF, Declaración de la Misión. Visión Año 2000. Plan Estratégico, 1992. 


El aborto:

Tal vez no hay ningún otro asunto entre las normas públicas, que genere tanta información errónea ni tantas medias verdades como el aborto. Los datos verdaderos se ignoran o se pasan por alto. Muchos datos sobre el aborto reciben poca atención en los debates públicos porque ellos revelan cosas que la nación prefiere no ver.

Pero cuando esos datos se conocen y nos damos cuenta del alcance mundial de este asunto, es evidente que los que proponen el derecho a elegir el aborto promueven que se elija algo que no es natural, ni para el individuo, ni para la sociedad. 

Aquí presentamos estos datos sobre la magnitud del aborto: 

Cada año hay 1,600,000 abortos en los EE.UU 1,2 
Un 7% (122,000) se atribuye a peligros para la salud física o psicológica de la madre. 
En un 1% de los casos ha habido violación o incesto. 
El 92%, aproximadamente 470,000 abortos, se practican alegando razones sociales, económicas o personales.
Tres de cada cuatro mujeres que abortan dicen que un hijo interferiría con el trabajo, la escuela u otras responsabilidades. 3 
El número de abortos en la nación es más de un tercio del número total de nacimientos4; cerca de la cuarta parte de todos los embarazos terminan en abortos inducidos.5 
Los Estados Unidos sobrepasan a todas las naciones de Occidente en el número de abortos por cada 1000 mujeres en edad de procrear. 6 
Jóvenes adolescentes entre 11 y 19 son responsables por el 26% de todos los abortos. Las jóvenes de 18-19 años tienen un porcentaje más alto de abortos: 63 por cada 1000.7 
Un 45% de las jóvenes menores de edad que se practican abortos lo hacen sin el consentimiento de sus padres. 8 
Abortos Múltiples: (Porcentaje de abortos entre mujeres que se han practicado uno, dos o más abortos) 33% en 1980 y 43% en 1988. 9 

El aborto y sus alternativas 

Cerca de 3,000 centros de servicios funcionan en la nación para ayudar a mujeres que buscan una alternativa al aborto. Estos centros prestan una variedad de servicios incluyendo cuidado prenatal, asistencia médica para la madre y el recién nacido, servicios de referencia, consejería profesional y para la adopción.10 



Más de 400 de esos centros ahora proporcionan consejería profesional para ayudar a las mujeres que sufren del síndrome postaborto.11 

Hay una gran demanda de niños para adoptar. Hay por lo menos cuatro familias. (y algunos calculan que tal vez sean 20), esperando para adoptar cada niño que está disponible.12 

Cada año solo hay 50,000 niños disponibles para adoptar aunque hay cientos de miles de estadounidenses que quieren adoptar.13 

Las adopciones de niños extranjeros por parte de los ciudadanos de Estados Unidos ha ido en aumento constantemente hasta llegar a más de 10,000 en 1987. (los últimos datos disponibles).14 

El número de abortos por cada 1000 nacimientos es 50 veces mayor que el número de adopciones. El número anual de 1,600,000 niños abortados en los Estados Unidos reduce substancialmente el número de niños disponibles para las adopciones.15 

Perspectivas Sobre El Aborto

Número de abortos legales (GRAPH) 16 

En 1973, 745,000. 

En 1988, 1,600,000, un 115% de aumento. 

En los Estados Unidos se han practicado más de 25 millones de abortos desde el 1973, 17 año en que el tribunal Supremo legalizó los abortos en los 50 estados. Esta cifra es 20 veces mayor que el número de estadounidenses que murieron en la Guerra Civil, las dos Guerras Mundiales y la de Vietnam, combinadas. 

Entre los países desarrollados, los Estados Unidos tiene uno de los promedios más altos de abortos. El número de abortos en este país es cinco veces mayor que el de Holanda.18 

Los Estados Unidos tienen una de las leyes más liberales de aborto en todo el mundo; sólo la China comunista se compara a los Estados Unidos en su apoyo legal de llevar a cabo abortos en cualquier momento del embarazo y por casi cualquier motivo.19 


El Aborto y El Inicio de la Vida Humana

Hasta la década de 1970 cuando grupos con intereses particulares hicieron del "derecho" al aborto por demanda parte de sus agendas políticas, médicos, grupos en pro de los derechos humanos y agencias a favor del control de la natalidad, tradicionalmente aceptaban que la vida humana empieza en el momento de la concepción. 






El juramento griego Hipocrático ha sido por miles de años la norma de la ética médica de Occidente y lo juraban los doctores cuando se graduaban de médicos. Dice así: "No daré a nadie una droga nociva si me la pide, ni daré sugerencia alguna sobre esto. De igual manera no daré a ninguna mujer un remedio abortivo." Esta última oración ha sido removida de las ceremonias en la mayoría de las escuelas de medicina. 


La Asociación Médica Americana (AMA)

Durante 125 años, la Asociación Médica Americana sostuvo una posición contra el aborto, declarando en 1859 que "el aborto es una destrucción innecesaria de la vida humana." En 1871, la AMA denunció a doctores que hacían abortos como "traidores a sus profesiones, traidores a sus principios, traidores a su honor, traidores a la humanidad, traidores a Dios."20 Pero en 1989, la AMA llamó al aborto un "derecho fundamental" que debe decidirse "libre de la interferencia del estado" en ausencia de una justificación convincente. 21 La Asociación Médica Mundial. 

Para responder en parte, a las revelaciones de crímenes de guerra en los juicios de los Nazis en Nuremberg, la Asociación Médica Mundial adoptó en 1948 un nuevo código médico, la Declaración de Ginebra que establece: "Mantendré el mayor respeto por la vida humana, desde el momento de la concepción."22 Esta Declaración fue reafirmada en la Declaración de Oslo en 1970. 


Las Naciones Unidas

La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General en 1959, establece que un niño "necesita protección y cuidados especiales, incluyendo protección legal apropiada antes y después de nacer." Esto fue reafirmado en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño en 1990. 


Paternidad Planificada

En 1963, Paternidad Planificada (Planned Parenthood) insistió en que la campaña de dicha organización para el control de la natalidad no apoyaba el aborto, diciendo: "Un aborto destruye la vida de un bebé después que ésta ha empezado." 23 


La Asociación Médica de California

La Asociación Médica de California en 1970 declaró que el aborto es una "matanza" y se refirió al "hecho científico, que todo el mundo conoce, que la vida humana empieza con la concepción y continúa, ya sea dentro o fuera del vientre, hasta la muerte."24 


La comunidad científica

La ciencia ha determinado que el momento de la concepción es el inicio de un nuevo individuo con su propio código genético que ha determinado el sexo, las huellas digitales, el color de los ojos y del pelo, las características faciales, etc.25 


El aborto y la opinión pública de los EE.UU

Las encuestas muestran constantemente que la gran mayoría de los estadounidenses rechazan la ley establecida por el tribunal Supremo en el caso Roe v. Wade y en subsecuentes decisiones, que legalizan el aborto en cualquier momento del embarazo y por casi cualquier motivo.26 

Las encuestas muestran constantemente que la gran mayoría de los estadounidenses limitaría el acceso legal al aborto a los llamados "casos difíciles" --violación, incesto o para proteger la vida de la madre. Esta posición suprimiría, en efecto, la sanción legal de casi el 98% de los abortos que se realizan ahora. 27 

Según una encuesta nacional en los Estados Unidos los abortos se realizan con mucha más frecuencia y por razones menos graves de lo que la mayoría de los estadounidenses conocen. Casi la mitad de los estadounidenses cree que hay menos de 500,000 abortos por año en los Estados Unidos; pero en realidad el total es más de 3 veces eso: 1,6 millones anuales o sea, cerca de 4,400 abortos diarios.28 

La mayoría de los estadounidenses sobreestiman el número total de abortos realizados en "casos difíciles." Por lo general, ellos estiman que 20 de 100 abortos se hacen por causa de una violación o incesto pero la verdad es que es uno de cada 100. Los estadounidenses también creen que aproximadamente el 17 de cada 100 abortos se practican porque peligra la vida de la madre; pero la realidad es que menos de uno por cada 100 abortos se lleva a cabo porque peligra la vida de la madre y no más de 7 por cada 100 por la categoría más amplia de "problemas de salud" (que incluye peligro a la vida).29 

El 60% de los que fueron entrevistados consideran que estas declaraciones son muy convincentes: "Toda vida humana, incluyendo la de los que no han nacido, debe ser protegida", y "cada niño por nacer tiene el derecho básico a la vida"

Tome unos minutos para pensar sobre estos datos. Cuando la elección es entre la vida o la muerte, hay algo más de por medio que "el derecho a decidir." 

Fuentes: 1. Rachel Benson Gold, Abortion and Women´s Health, New York and Washington, D.C.: The Alan Guttmacher Institue, 1990, p.11. 2. Ibid., p.20. 3. Ibid., p.19. 4. El Centro para el Control de las Enfermedades de los EE.UU. reporta que el promedio de abortos para el 1987 fue de 356 abortos por cada 1000 nacimientos Abortion Surveillance Summaries, junio, 1990, p.23, últimos datos disponibles. 5. Gold, p.11, reporta un total de 6,355,000 embarazos y 1,600,000 abortos. 6. Christopher Tietze y Stanley K. Henshaw, Induced Abortion: A World Review, 6th ed. (New York: Alan Guttmacher Institute, 1986. 7. Stanley K. Henshaw y Jennifer Van Vort, Teenage Abortion, Birth and Pregnancy Statistics: An Update, Family Planning Perspectives, Vol. 20, Nº4, marzo/abril 1989, the Alan Guttmacher Institute, pp. 85-6. 8. Alan Guttmacher Institute, Facts in Brief (1989). 9. Stanly K. Henshaw and Jane Silverman, "The Characteristics and Prior Contraceptive Use of U.S. Abortion Patients," Family Planning Perspectives, Vo.20, Nº4, julio/agosto 1988, The Alan Guttmacher Institute, p.159. 10. Ibid. 11. National Committe for Adoption, Adoption Factbook: United States Data: Issues, Regulations and Resources (Washington, D.C.) p.6; The New York Times, diciembre. 11, 1990, p.B10. 12. Ibid., pp.6,159. 13. Ibid., p.5. 14. Ibid., pp.4,12. 15. Gold, pp.20-22. 16. Guttmacher Institute, Facts, y conversaciones con el director de información del Guttmacher Institute, 5 de diciembre de 1990. 17. Guttmacher, Facts. 18. Profesora de leyes en la Universidad de Harvard Mary Ann Glendon, Abortion and Divorce in Western Law (Cambridge: Harvard University Press, 1987), p.24. 19. Stephen Krason, Abortion: Politics, Morality and the Constitution (Maryland: University Press of America, 1984), p.80; Marvin Olasky, The Press and Abortion, 1838-1988 (New Jersey: Lawrence Erlbaum Associates, 1988), p.29. 20. Amicus Brief of the American Medical Association, et al., en Webster v. Reproductive Health Services (Nº88-605, United States Supreme Court), p.1. 21. World Health Association Bulletin, Vol.1, 1949, pp.109-11. 22. "Plan Your Children for Health and Happiness," folleto de Planned Parenthood-World Population (New York, 1963). 23. California Medical Association, California Medicine, 113:67, 1970. 24. Shettles and Rorvik, Rites of Life: The Scientific Evidence for Life Before Birth (Zondervan, 1983), pp.36-40; L. Arcy, Developmental Anatomy, 7th ed. (Philadelphia: W.B. Saunders, 1974), pp.55; The New Encyclopedia Britannica, Macropoedia vol.26, (University of Chicago, 1989), p.710. 25. Everett Carl Ladd, "Trouble for Both Parties," Public Opinion, mayo/junio, 1989, pp.4, 35-39. 26. Ethan Bronner, "Most in U.S. favor ban on majority of abortions, poll finds, "The Boston Globe, marzo 31, 1989, p.Al. 27. U.S. Catholic Conference, nota de prensa, "Americans Unaware of Abortion Numbers, Reasons, Survey Shows," 2 de noviembre de 1990 (comentando una enquesta del Wirthlin Group en agosto de 1990). 28. Ibid., cuando Medicaid financiaba abortos por elección en el 1980, recibió 42,969 reclamos de pago en un período de ocho meses. Cuando el financiamiento se restringió a casos donde existía peligro a la vida, los reclamos bajaron más de un 99% y hubieron sólo 48 en año fiscal de 1989. Fuente: Health Care Financing Administration. 29. U.S. Catholic Conference, nota de prensa, 2 de noviembre de 1990. 

Publicado por el NCCB - Secretariado para Actividades pro vida de la Conferencia Católica, 3211 Fourth Street NE., Washington, DC. 20017-1194. Teléfono: (202) 541-3070, Fax: (202) 541-3054. Reproducido con autorización de los autores. 

Nota: Para obtener más información (en inglés) sobre el número de abortos que se practican anualmente en EE.UU., diríjase al siguiente sitio en Internet:


http://www.abortiontv.com/AbortionStatistics.htm

jueves, 28 de abril de 2011

Declaración de los Derechos Humanos del Concebido


Un centenar de especialistas en derecho, bioética, medicina, educadores y otros actores sociales se estuvieron reuniendo a raíz de que el pasado 6 de junio, a título personal como químico y sacerdote, como ciudadano mexicano y católico, monseñor. Pedro Agustín Rivera Díaz presentara ante los medios de comunicación social una propuesta de «Declaración de los Derechos Humanos del Concebido».

En la definición de términos se señala cómo a partir de la evidencia científica se puede determinar con exactitud el momento del inicio del embarazo, que coincide con el inicio de la vida. La promoción de tan importante documento fue asumida por la Asociación Derechos del Concebido (Comunicación con Criterio A.C.).

Monseñor Pedro Agustín Rivera Díaz en la presentación de la Declaración reconoce que «anteriormente no se planteaba el deber de reconocer los derechos del concebido, dado que, en términos generales, éste no corría más riesgo que el derivado de su viabilidad biológica dentro del seno materno, es decir, de su capacidad innata, así como de las condiciones prenatales».

«Las circunstancias han cambiado y ahora parecen existir derechos a la salud y a la vida de los concebidos que no coinciden con los correspondientes derechos de sus madres --añade--. Es necesario que los derechos del concebido prevalezcan sobre otros intereses, sobre todo si entran en conflicto con ellos».




Declaración de los derechos humanos del concebido


Principio 1.-

Todo Concebido, varón o mujer, discapacitado o no, disfrutará de los derechos enunciados en esta Declaración.

Principio 2.-

 Todo Concebido tiene derecho a que se le reconozca como un individuo de la especie humana y, por lo mismo, cuenta con todos los derechos humanos reconocidos por la ONU, por los organismos internacionales y por las constituciones de los Estados.

Principio 3.- 

Todo Concebido tiene derecho a que se le reconozca su individualidad, en tanto que su código genético propio es único e irrepetible y, por lo mismo, diferente al de sus progenitores.

Principio 4.-

Todo Concebido tiene derecho a que se reconozca y respete en él, el valor supremo de la vida, desde el momento de la concepción hasta su muerte natural y, por lo mismo, deberá ser respetado y cuidado este derecho a lo largo de todo su proceso de vida en el seno materno y, una vez nacido, fuera de él.

Principio 5.- 

El valor supremo de la vida del Concebido debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de velar por su desarrollo integral. Dicha responsabilidad recae, en primer término, en su padres, y de manera subsidiaria en sus demás familiares, en la sociedad y en el Estado.

Principio 6.-

 Todo Concebido deberá ser protegido de cualquier tipo de discriminación por motivo de raza, etnia, condición genética, sexo, origen social, situación económica, de él o de sus progenitores.

Principio 7.-

 El Concebido es un individuo en desarrollo, con sus derechos específicos, que no puede reclamarlos ni exigirlos por razones propias de esta etapa de su vida, por lo que se impone a sus padres, a la sociedad y al Estado la obligación irrenunciable de velar por su respeto.

Principio 8.-

 Todo Concebido, para el pleno y armonioso desarrollo de su individualidad, deberá hacerlo bajo el amparo y responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en un ambiente de afecto y de seguridad. La mujer embarazada deberá contar con los cuidados propios y atenciones especiales de este periodo.

Principio 9.-

 Todo Concebido dispondrá de las oportunidades y servicios dispensados por la ley y por otros medios, en condiciones de libertad y dignidad, para que pueda desarrollarse física, mental, espiritual y socialmente, en forma integral; con este fin deberán proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados especiales.

Principio 10.-

Todo Concebido tiene derecho a una nacionalidad, y el Estado deberá reconocer y proteger todos sus derechos.



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♥Consagración a la Virgen María

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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