El 22 de enero de 1973, el Tribunal Supremo de Estados Unidos reconoció el derecho al aborto de Jane Roe, nombre ficticio para proteger a Norma McCorvey, una veinteañera de Dallas, soltera, pobre, maltratada y con adicción a las drogas. Texas estaba entre los estados que entonces condenaban con hasta cinco años de prisión a la mujer que abortara. La sentencia Roe contra Wade llegó demasiado tarde para que la joven interrumpiera su embarazo, pero su caso extendió el derecho al aborto a todo el país.
Treinta años después, Norma McCorvey, que ahora tiene 55 reniega de todo su pasado y ha fundado un grupo antiaborto llamado Roe no more (Roe nunca más).
¿Por qué motivo abandonó la causa que defendió durante 20 años?
-Norma McCovery. Simplemente entendí que no se puede tomar la vida de un niño y matarlo.
¿Se arrepiente de todo lo que hizo en su vida anterior?
-Norma McCovery. Por suerte, yo no llegué a abortar. Ahora aconsejo a mujeres desesperadas. Mi misión en la vida es ayudarlas y evitar que aborten.
¿No admite el derecho al aborto en absoluto, ni siquiera en casos de violación o peligro para la vida de la mujer?
-Norma McCovery.No, no hay ninguna diferencia. De cualquier forma, sigue siendo un asesinato.
Norma McCorvey no es la única que ha cambiado. Aunque, según las encuestas, la mayoría de los americanos no quiere que haya marcha atrás, los portavoces de las asociaciones abortistas dicen estar perdiendo la batalla. Una sentencia que invalide el derecho al aborto a escala nacional puede estar cada vez más cerca.
Durante 17 años, McCorvey permaneció en el anonimato. Dio a su hijo en adopción e intentó seguir adelante. Para los grupos pro-aborto, ella era una heroína; para el frente antiaborto, el símbolo de la degradación del país.
Sólo en los 80 desveló el misterio de quién era Jane Roe. Entonces escribió un libro y se volcó activamente en la defensa del derecho que ella había conseguido para todas las americanas. Incluso, trabajó en clínicas abortivas como consejera.
En ese tiempo, según cuenta ahora, intentó varias veces el suicidio y se dio a las drogas por el cargo de conciencia de haber sido la causa de «la pérdida de tantas vidas».
En 1995, Norma dio un giro radical a su vida y sorprendió a los activistas de las dos partes. Se se unió a un grupo llamado Operación Rescate. Norma entró en contacto con ellos cuando la asociación abrió una delegación justo al lado de la clínica donde trabajaba, y ella decidió abjurar de todo lo que había sido en las últimas cuatro décadas.
Las encuestas sobre la aceptación popular del derecho al aborto varían entre el más del 60%, según NARAL, grupo abortista, y el 46% que The Economist publica esta semana en su radiografía de las actitudes americanas.
El "National Right to Life Committee", la principal organización antiabortista –tiene más de 3.000 delegaciones abiertas a lo largo y ancho del país– confía en que queden pocos aniversarios por delante. Raimundo Rojas, portavoz del grupo, asegura que «en un par de años, la situación puede cambiar; la gente y los políticos están con nosotros, la tecnología ha permitido que veamos la fotografía del feto... nos lo ha acercado como ser humano».
CRONICA. El Mundo (Panamá), 19.I.03