La maternidad no planificada, de acuerdo con algunos estudios, representa una amenaza grave para las mujeres modernas (…). Esto se debe a que muchas mujeres jóvenes de hoy día han desarrollado una identidad que simplemente no contempla el ser madre. Su proyecto de vida puede incluir ir a la Universidad, sacar un título, obtener un buen trabajo, incluso casarse algún día, pero perciben la repentina intrusión de la maternidad como la pérdida total del control sobre su propia vida presente y futura. (…)
La disyuntiva
Al considerar la decisión de abortar, no lo hacen, como pueden pensar los pro-vida, entre la disyuntiva “llevar a término un embarazo no deseado” o “destruir la vida de un niño inocente”.
Ellas sienten así la alternativa: “mi vida se acaba” o “la vida de este nuevo niño tiene que acabar”. Desde esta triste perspectiva, la elección del aborto se convierte en un modo de defenderse ante lo imprevisto.
Los sentimientos de la elección.
El resumen del informe indica que las mujeres creen que de un embarazo no planificado nada bueno puede resultar, por lo que la salida más intuitiva que se les representa les hace dudar entre lo que consideran tres “males”: la maternidad, la adopción o el aborto, como las tres únicas salidas.
La adopción, desafortunadamente, es la “peor” de las tres opciones, pues se percibe como una doble “muerte”. Primero la “muerte propia”, ya que la mujer tendrá que llevar el embarazo hasta su término, convirtiéndose además en una mala madre, capaz de entregar su hijo a extraños. La segunda “muerte” es la del hijo “abandonado”: la mujer vivirá atormentada por el futuro de su hijo vivo sin saber qué es de su vida (…). Sólo mujeres de gran madurez interior y que ven con claridad que el aborto es la muerte real de su hijo, podrían acceder a la adopción como salida.
Aunque desearíamos que la mujer aceptara el slogan “adopción sí, aborto no”, este estudio concluye que ante la alternativa adopción / aborto, la adopción será la perdedora. La actitud de estas mujeres hacia el aborto es bastante sorprendente. Primero, reconocían que el aborto mata. Segundo, las mujeres creen que no hubo intención de quedarse embarazada y ante semejante trance no existía otra opción, puesto que su vida estaba en juego.
(…) En resumen, el aborto será el menor de los tres “males” para la mujer porque ofrece la mayor garantía de esperanza de preservar su yo, su propia vida.
Hay que destacar que la principal preocupación en cualquiera de las tres opciones gira exclusivamente alrededor de la mujer y no del no nacido. La elección de cualquiera de las tres concede a la embarazada en crisis cierta sensación de control sobre su futuro, y permite a quienes rechazan el aborto personalmente, incluidos los profesionales sanitarios, sentir compasión hacia las que recurren a él.
Ayudando a encontrar más caminos
Consideremos un típico slogan pro vida: “El aborto detiene el latido de un corazón”. Aunque esta frase pueda resultar eficaz en algunos momentos, su efecto entre mujeres jóvenes en crisis probablemente sería: 1) provocar rabia contra el mensajero; 2) confirmarlas en la opinión de que no entienden su situación; 3) las hundiría aún más en la actitud negativa y desesperanzada. Debemos preguntarnos si este mensaje, no será francamente contraproducente.
(…) La pregunta, quizás subconsciente pero clave, que se hace la mujer es: “¿Cómo podré conservar el control de mi vida?”. Por este lado debe girar la ayuda durante la entrevista clínica: ayudando a la paciente a conservar el control de su vida abriendo caminos que, objetivamente, puedan ser beneficiosos a corto y largo plazo.
Se puede favorecer un clima en el que la mujer pueda abrir su espacio mental a consideraciones que le permitan sentirse más segura en su situación:
; No hay que olvidar que en muchos casos existe una presión ambiental condicionadora, que hay que desenmascarar como una forma de violencia contra la mujer con embarazo imprevisto, por la soledad e indefensión que condiciona, y por su carácter modulador sobre la consideración de la IVE como única salida.
; Es importante conocer los apoyos de amistades y familiares que puedan contribuir a que la mujer, en estado de crisis, se encuentre respaldada emocionalmente, favoreciendo la seguridad que necesita. Aconsejar que acuda con ellos a la consulta.
; Descubrir si existe admiración hacia mujeres que, en su situación, han sido capaces de salir adelante con distintas soluciones, con estabilidad emocional, dominando el sentimiento presente de que su vida se acaba, bajo un prisma positivo y apoyándose en los recursos sociales disponibles. Apostar por la vida ofrece esperanza y un sentido positivo a la propia personalidad, que la mujer puede considerar.
La mujer debe saber que el profesional no tiene todas las respuestas a sus miedos futuros, pero puede ayudar a dar seguridad mostrando los apoyos sociales concretos y reales en su caso concreto.
El aborto no siempre juega a favor de la mujer por lo que deben darse a conocer los riesgos de la IVE, según muestra la evidencia científica disponible.
Estimular la apertura de un tiempo de reflexión, donde se maduren las nuevas conside
La experiencia va demostrando que, en la medida en que se favorezca un ambiente de seguridad y apoyos externos, (en cuanto a personas cercanas y recursos disponibles), la mujer en crisis va sintiéndose más dueña de la situación, contribuyendo con ello a su propio bienestar físico y emocional.
(Adaptado de Paul Swope).