Les comparto a continuación un cortometraje realizado por un grupo de jóvenes, para contribuir a la toma de conciencia. Hasta hoy no conozco caso alguno con arrepentmiento por haber tenido a su hijo, sin embargo cada vez mas son quienes manifiestan su angustia y arrepentimiento por haber decidido lo contrario. ¿Y cómo no? Es la naturaleza! ir contra ella es nadar contra corriente !
"En el más remoto confín de la china vive un Mandarín inmensamente rico, al que nunca hemos visto y del cual ni siquiera hemos oído hablar. Si pudiéramos heredar su fortuna, y para hacerle morir bastara con apretar un botón sin que nadie lo supiese…, ¿quién de nosotros no apretaría ese botón?"
J. J. Rousseau
Y total... nadie los ha visto
Quizá la respuesta sea la que da el Dr. Nathanson:
"En realidad -escribe en un libro estremecedor- los médicos sabíamos muy poco sobre el feto y nunca lo habíamos visto excepto como carne picada y desmembrada"…
Y, al narrar el aborto de su propio hijo, que él practicó con sus manos, expresa la misma idea: todo fue frío y aséptico. El niño nunca fue visto como niño, sino como tejido fetal triturado por la más gélida tecnología.
Sí, es eso. Se trata de niños nunca vistos, de "Mandarines lejanos" como los de Rousseau, de seres invisibles a los que nadie, ni sus propios padres ni los que les dan muerte, han mirado a los ojos. Si lo hicieran, no podrían continuar la matanza.
Provocar un aborto es matar apretando un botón, a ciegas; ejecutar a un intruso con una firma. No hay olor a sangre, ni ataúdes, ni cementerios. Degollar en un acto quirúrgico, con música de Mozart, anestesiados el cuerpo y la conciencia, entre vuelos silenciosos de batas verdes.