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miércoles, 25 de julio de 2012

►DECÁLOGO DE LOS ESPOSOS



El mantener una relación viva requiere de dos cosas elementales por parte de cada uno de los integrantes; esfuerzo y amor. Sin estos dos ingredientes sería bien difícil llevar adelante un matrimonio. El padre Eliécer Sálesman nos habla de 10 puntos importantes. Revisemos en pareja cuales puntos nos faltan en nuestra relación.

1. Dios ocupará siempre el primer lugar en nuestra vida.
2. Jesús será nuestro invitado permanente.
3. A María le confiaremos nuestro hogar.
4. Cuidaremos con amor a nuestros hijos.
5. Nos comunicaremos en el dialogo y en la ternura.
6. Sabremos reconciliarnos y pedir perdón.
7. Viviremos con fidelidad el sacramento del amor.
8. Celebraremos nuestras fiestas con sobriedad y sencillez.
9. Acogeremos con alegría a los que buscan bondad.
10. Nunca nos olvidaremos de los más pobres.

lunes, 11 de junio de 2012

►EDUCAMOS CON EL EJEMPLO





1) Para saber

Hay un enemigo en casa que es preciso descubrir: El orgullo. No es fácil, pues adopta muy diferentes disfraces. Pero si lo buscamos sinceramente dentro de nosotros, lo hallaremos por todas partes. 
El escritor Alfonso Aguiló escribió un artículo al respecto donde hace valiosas apreciaciones en que se basa el presente escrito.
En él afirma que el orgullo afecta en todos nuestros ámbitos, y perjudica especialmente en nuestra propia casa. Si nos revisamos, veremos que el orgullo empobrece nuestro ambiente.
A veces queremos erradicar el mal en los demás, sin pensar que hay que empezar por uno mismo. En la medida en que erradiquemos el orgullo de nuestra vida, desaparecerá también de nuestra familia.



2) Para pensar

Pongamos algunos ejemplos:
-El marido que interrumpe a su esposa –o viceversa– y no escucha lo que le dice, como si sus propias opiniones fueran las únicas que merecen ser tenidas en cuenta. Desprecia la opinión contraria.
-La madre que no quiere corregir a su hijo por temor a perder el afecto del niño.
-El marido que llega tarde a cenar y no avisa porque es él quien manda.
-El hijo consentido que casi nunca ayuda en nada y se queja constantemente de todo.
Más ejemplos en la vida diaria fuera del hogar:
-Cuando manejando otro conductor se equivoca y uno se pone a insultarlo, aunque sea internamente.
-Cuando en la oficina le entregas a tu secretaria el trabajo bruscamente y le das órdenes de forma desconsiderada y altiva, sin dar las gracias ni mostrarte amable.
-O si eres médico o abogado, y un cliente acude a ti con un problema, y resulta ser un poco lento. Te impacientas con él y le apabullas con palabras técnicas médicas o jurídicas.
-O cuando estás en la cola, a la espera de hacer una compra, y a una anciana que tienes delante le resulta difícil contar el dinero; te mueves con impaciencia y suspiras sonoramente con exasperación.
-Cuando criticamos al cónyuge por ser distinto a uno.
-Cuando tratamos a un camarero o mesero como si fueran esclavos, agredimos la dignidad de alguien que la merece toda.



3) Para vivir

Cuando los demás, o los hijos son espectadores, entonces van formando sus criterios de conducta. No se trata de cuidar solo los modales. Pensemos en cuál es nuestra forma de pensar acerca de nosotros mismos y de los demás, pues encontraremos un aire de superioridad que nos hace menospreciar a todos.
Cuando parece que la persona disfruta diciendo que no, porque así se da aires de mucho mando, degrada a las personas, pero también se degrada a sí misma. También una persona peleonera y chismosa en el trabajo, intolerante con el marido o la mujer, excesivamente duro con los hijos, despectivo con la suegra, o áspera con el portero y los vecinos, entonces está demostrando un egocentrismo, que los demás y, sobretodo los hijos lo ven, y lo asumen casi sin darse cuenta.
Uno a uno, cada uno de estos ejemplos no significan gran cosa. Pero cuando el orgullo se hace fuerte en esos detalles que empiezan a acumularse, puede convertirte en un gran deseducador en la familia.
No nos desalentemos cuando descubramos ese mal orgullo y pongamos freno a esas actitudes rectificando nuestro modo de pensar sobre los demás, tratando de valorarlas y darles el lugar que merecen.


martes, 20 de marzo de 2012

►El amor por su esposo le hizo valorar la cruel realidad del aborto







Liz Millican y cómo pasó de la indiferencia a considerar que el aborto tiene que ser ilegal


Liz Millican siempre se había considerado una «persona normal». No obstante, pensó que con 27 años debería dar pasos que le ayudasen a mejorar su vida. Lo primero, encontrar el amor de su vida. Fue Jared quien llenó ese deseo de su corazón y, tras un tiempo de noviazgo, se casaron. Y aunque formaban un hermoso hogar, había un aspecto que no dejaba tranquila la conciencia de Liz: el tema del aborto.

En realidad, «nunca había pensado mucho sobre el tema», según sus propias palabras; incluso se mostraba indiferente. Pero tras recuperar su vida de fe, algo perdida durante la adolescencia, poco a poco se preguntaba cuál sería la postura de Dios en relación a este argumento. Lo que en un principio parecía una mera curiosidad, pronto se convirtió en una bomba que movió los cimientos de su estilo de vida. 

Su razonamiento era muy simple: «Dios necesariamente tiene que oponerse al aborto» como el asesinato de un ser inocente. Y si esto era así, cualquier cosa a la que Dios se opusiese «tendría que tener un impacto negativo en la totalidad de la persona». Así que decidió buscar cómo afectaba el aborto a las mujeres. 

Entró en Google y tecleó “I regret my abortion” (me arrepiento de mi aborto) y lo que apareció en su monitor la dejó atónita: «había muchísimos resultados sobre el tema… ¡Me abrió los ojos!». 

En efecto, Liz encontró testimonios del tristemente famoso "trauma post-aborto" en aquellas mujeres que, valientemente, decidían contar su experiencia: «me quedé petrificada con el efecto que el aborto tiene en las mujeres». Y su sorpresa aumentó cuando constató que la mayoría de las mujeres elegían el aborto por miedo o por abandono: «Me di cuenta que tenemos que crear una sociedad que busque ayudar a las mujeres en todas las circunstancias en vez de hacerles creer que su única opción abortar».

Durante su reflexión, Liz recibió una gran influencia de su marido. Nacido de un embarazo no deseado, Jared había sido dado en adopción por su madre biológica cuando, en realidad, tuvo la oportunidad de abortarlo. Y fue precisamente el amor tan profundo que tenía por su esposo lo que le llevó a valorar en toda su profundidad la crueldad del aborto. Sólo pensar que su marido podría haber sido abortado le producía escalofríos… ¡No habría sido la misma persona sin su marido! «Nos complementamos tan bien que no creo que me haya podido casar si él no hubiese nacido». 

Todo esto le llevó, por ello, a llevar su reflexión a sus últimas consecuencias. Fue a un centro de atención para las embarazadas y preguntó cuál era el motivo por el que las mujeres no dan sus hijos en adopción. La respuesta la heló el alma: la mayor parte de las mujeres creen que el aborto es socialmente más aceptable que la adopción. 

Furiosa ante esta respuesta, Liz tuvo clara la conclusión: «el aborto es algo que tiene que ser ilegal». ¿Por qué? Porque las mujeres con mentalidad abortista no pueden valorar positivamente la opción de dar a su hijo en adopción: «piensan que la adopción es sinónimo de abandonar a sus hijos. El argumento pro-abortista del “¿quién va a cuidar de tus hijos?” no tiene ningún sentido. Sobre todo sabiendo la cantidad enorme de familias que están esperando para dar amor a un niño en su hogar». ¿Un botón de muestra? Sus suegros: «se sienten profundamente bendecidos con Jared». Y es la presencia amorosa de su esposo la que le hace a Liz admirar «la difícil decisión de muchas madres de dar su bebé a alguien más». 

Hoy, Liz le hace un lugar en el sofá de la casa a Jared mientras ven televisión. Y siente, emocionada, la mano de su marido en su vientre, que acaricia el nuevo miembro de la familia que llegará en agosto de este año. Y el amor que experimenta hoy le hace sentir una profunda gratitud hacia aquella mujer que decidió dar en adopción a su actual marido. Sin su valentía, hoy no sería la mujer más feliz del mundo. 

Autor: Juan Antonio Ruiz J., LC

martes, 21 de febrero de 2012

►CASTI CONNUBII ENCÍCLICA. SOBRE EL MATRIMONIO CRISTIANO

Clic en la imágen para acceder a la Carta Encíclica


CASTI CONNUBII
ENCÍCLICA. SOBRE EL MATRIMONIO CRISTIANO 
Pío XI, 31 de diciembre de 1930

En la encíclica Ubi arcano (23-XII-1922), Pío XI había ya enseñado que «la sociedad es un reflejo de la familia» y que el laicismo había penetrado «hasta las mismas raíces de la sociedad, es decir, hasta el santuario de la Familia». En Casti connubii el papa declara que, «como enseña la historia, la salud del Estado y la prosperidad de la sociedad», no están seguras donde no lo está su fundamento, es decir, el recto orden moral del matrimonio y la familia. La familia tiene un lugar irreemplazable en la recristianización de la sociedad.

La finalidad de la Casti connubii es «presentar a los hombres de hoy la verdadera doctrina sobre el matrimonio» ante las enseñanzas contrarias. En concreto, la encíclica se propone hablar «sobre la naturaleza del matrimonio cristiano, de su dignidad, de las ventajas y beneficios que de él dimanan para la familia y para la sociedad humana, sobre los errores contrarios a este importantísimo capítulo de la doctrina evangélica, de los vicios opuestos a esa vida conyugal y, finalmente, sobre los principales remedios que deben aplicarse» (n.4). De ahí las tres partes de la encíclica.

El contexto histórico estuvo marcado por dos sucesos: el matrimonio de la princesa de Saboya con el rey de Bulgaria, celebrado de manera irregular; y la conferencia de Lambeth (1930), en la que los prelados anglicanos declararon lícito el uso de medios anticonceptivos. 

BIBLIOGRAFÍA

ASSOCIATION DU MARIAGE CHRÉTIEN, Le mariage d’après l’encyclique «Casti connubii» (Paris 1932); GOMÁ, Card., El matrimonio (Barcelona 1943); STARCK, J., Le 25.º anniversaire de l’encyclique «Casti connubii», en Etudes 287 (1955), 289-302; VER-MEERSCH, A., l’encyclique «Casti connubii» (Bruges-Paris 1934); VILLAIN-DE-LESTA-PIS, L'encyclique «Casti connubii» (Paris 1955).

domingo, 23 de octubre de 2011

►Dios y el matrimonio


Cristo centro de la vida del cristiano en todas sus circunstancias.

Existen muchas parejas que en lo que menos piensan es en Cristo, aún cuando están a punto de casarse. Este tipo de actitud va a dificultar, el que una vez casados, tengan presente a Cristo. Lo que les va a acarrear dificultades, al tener que luchar contra muchos obstáculos.

El tener a Dios en primer lugar en una familia, no se logra de la noche a la mañana, hay que empezar desde el noviazgo.

¿Cómo podremos lograrlo en la vida matrimonial y en la futura familia?

Para aprender a amar y formar una familia, debe estar presente Dios en el centro de la pareja, pues sólo Él nos da las bases sólidas para que la relación esté bien cimentada.

Vivir a Cristo en el matrimonio significa:

Fe en Cristo presente, amado y respetado en la pareja.
Fe en Cristo que derrama su Espíritu de amor en nuestros corazones.
Transformando nuestro amor, en su amor.
Fe en Cristo que nos ayuda a superar nuestras dificultades.
Fe en Cristo a quien juntos imploramos: porque juntos rezamos, a quien juntos recibimos en la Eucaristía.



Tenemos que esforzarnos por llevar nuestra relación de cara a Dios y luchar por que sea una relación constructiva para los dos, es decir, que nos ayude a crecer, a ser más de nosotros mismos, a descubrir y a desarrollar las propias potencialidades, a luchar por tener una relación basada en la verdad con amor: Tratando al otro con cariño y con prudencia, siendo sinceros en el momento oportuno y siempre evitando herir. También tener una relación seria y constante, una relación fiel, viviendo de igual manera: la castidad donde el trato en la pareja sea limpio, sano, amoroso y respetuoso, y no olvidando tener como fundamento primordial a Cristo, en la Fe, en el Señor.

No olvidemos que Dios nos llama a la vida matrimonial, y que este es nuestro camino para la santificación. 

En la sociedad actual, vemos como muchas parejas tienen una visión del matrimonio puramente egoísta, dónde los hijos no tienen cabida y se hace lo imposible por no tenerlos.

Este tipo de pareja sólo piensa en satisfacerse mutuamente. No piensan que cada hijo es una bendición que nos da Dios.

La maternidad y la paternidad es un Don de Dios, no es un derecho de la pareja. Por el hecho de estar casado, no quiere decir que se va a procrear un hijo.

No cometamos el error de tantos matrimonios, en el momento en que estamos por iniciar el nuestro. ¡Pongamos a Dios como centro de nuestra vida!

Aplicaciones en la vida diaria

Vivamos a Dios en nuestro corazón, y hagamos de nuestra relación un modelo de hijos de Dios, transmitiendo ese amor a los demás. 

Revisar qué debe de cambiar en nuestra relación.

sábado, 22 de octubre de 2011

La oración de los esposos

Dedicada especialmente a todos aquellos matrimonios que han podido hacer frente a las adversidades apoyados en la fe y amor a Cristo.
 'El hombre... se unirá a su mujer' tan íntimamente que 'los dos serán una sola carne', nos induce siempre a dirigirnos a lo que el texto bíblico expresa con anterioridad respecto a la unión en la humanidad, que une a la mujer y al varón en el misterio mismo de la creación.


Señor, nuestro Dios
te bendecimos por tomar
en tus manos nuestro amor.
Ayúdanos a cumplir
nuestra misión.
Ven a compartir nuestra vida.
Ayúdanos a formar a
nuestros hijos, a ser
testigos de tu amor
en nuestra familia
y en la comunidad.
Danos fuerza en los desalientos.
 Comparte nuestras alegrías. 
Señor, bendice nuestro amor. 
Amén.


lunes, 12 de septiembre de 2011

El amor humano


1. ¿Se puede decir que Dios creó al hombre para el amor?

Sí. Dios creó al hombre por amor y para el amor. El amor por tanto es la vocación fundamental y original de todo hombre.

2. ¿El amor radica sólo en el cuerpo?

No. El amor humano también abarca al alma, porque el hombre está llamado al amor en su totalidad: en el cuerpo y en el alma.

3. ¿Cómo puede el hombre realizar su vocación al amor?

El hombre puede realizar su vocación al amor fundamentalmente de dos modos: por el matrimonio y por la virginidad o el celibato asumido por amor a Dios y servicio a los demás.

4. ¿Cuál de los dos modos es más perfecto?

Cada hombre debe seguir su propia vocación y esa será la mejor para él. Pero,. la virginidad o el celibato por amor a Dios y servicio a los demás, es más elevado porque está dirigido directa y exclusivamente a Dios.

5. ¿Qué es lo esencial en el amor humano?

El amor humano es una donación exclusiva y permanente de los esposos, con los actos propios y exclusivos de ellos. Ese amor también alcanza al núcleo íntimo, espiritual de la persona, y no constituye simplemente una manifestación biológica como sería el caso de los animales.

6. La donación total del hombre y la mujer ¿sólo es auténtica en el matrimonio?

La donación total de un hombre y una mujer sólo es verdadero amor humano en el matrimonio. Allí se dan las condiciones de estabilidad necesarias para la procreación y educación de los hijos y para el crecimiento y despliegue del amor de los esposos.

7. ¿El amor humano es exclusivo del matrimonio?

La plenitud del amor humano es el amor conyugal, que sólo se puede realizar en la unión estable y permanente del hombre y la mujer. Pero caben otras formas de amor humano, como la fraternidad, la amistad, la ayuda- solidaria hacia los necesitados, etc.

8. ¿Puede darse el amor auténtico, entre un hombre y tina mujer, fuera del matrimonio?

Cuando hablamos de "amor auténtico" entre un hombre y una mujer, nos referimos sólo a aquel amor que se da de manera exclusiva, fiel, fecunda y para siempre en el matrimonio, Fuera del matrimonio sólo hay falsificaciones del verdadero amor, porque al carecer de sus elementos esenciales -que son la estabilidad, el verdadero compromiso y la fecundidad- el amor deja de ser total y por tanto falso.

9. ¿No limita la libertad de los esposos excluir otros posibles amores extramatrimoniales?
No, porque la verdadera libertad consiste en cumplir la voluntad de Dios y elegir el bien: elegir la fidelidad a la palabra dada y a los compromisos adquiridos ante Dios y ante el otro cónyuge. La exclusividad del amor entre un hombre y una mujer defiende a los hombres de los peligros del subjetivismo y del relativismo respecto a un asunto tan importante como es la familia y el matrimonio
Catecismo de la Familia y del Matrimonio



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♥Consagración a la Virgen María

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CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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