Instituto Elliot, 1 de julio de 2009 - Una nueva revisión de los estudios que analizan los distintos tipos de pérdida prenatal y los efectos posteriores sobre la crianza de los hijos ha llegado a la conclusión de que el aborto puede ser "especialmente perjudicial para el proceso de la crianza de los hijos" y que tiene más influencia en la relación parental que otras formas de embarazos malogrados, según un nuevo estudio.
El artículo, publicado en Current Women's Health Reviews (Reseñas sobre la salud de la mujer) , analiza los estudios ya publicados sobre el aborto involuntario, el aborto inducido y la adopción. La autora, Priscilla Coleman de la Bowling Green State University, se ha centrado en las reacciones psicológicas a estos diferentes tipos de pérdida y ha analizado cómo podrían afectar a la relación de una madre con los niños nacidos después del embarazo malogrado (1).
Ahora se sabe que las mujeres suelen comenzar a sentir el apego materno en las primeras etapas del embarazo. El documento señala que a pesar de las mayores responsabilidades y el estrés que puede producir la crianza de los hijos, "numerosos estudios han documentado características psicológicas positivas asociadas a la maternidad, entre ellas el aumento de la satisfacción en la vida, la autoestima, la empatía, la moderación, la flexibilidad y recursos para hacer frente a las dificultades, y la asertividad." Perder un hijo antes o durante el parto, por cualquier razón, sin embargo, "puede ser una fuente de profundo sufrimiento".
Si bien todas las formas de pérdida del embarazo pueden causar angustia emocional que puede tener un impacto en la futura crianza de los hijos, las investigaciones disponibles indican que las respuestas emocionales después de un aborto inducido quedan sin resolver con más probabilidad y persisten durante un período de tiempo más largo.
Mientras que "la sociedad entiende que las mujeres que sufren un aborto no intencionado o dan un niño en adopción pueden experimentar tristeza y dolor, el dolor tras un aborto provocado es sancionado socialmente, porque el aborto no es reconocido por nuestra cultura como una experiencia humana de muerte", y normalmente no se ofrece ayuda para hacer frente a la experiencia.
"En muchos casos, las mujeres pueden reprimir los pensamientos y las emociones relacionadas con un aborto, porque no han sido capaces de procesar y/o expresar abiertamente las emociones negativas", afirma Coleman, agregando que la falta de reconocimiento y apoyo después de un aborto transmite el "mensaje encubierto de que otros prefieren no escuchar lo que tenemos que decir, y esto hace difícil incluso identificar nuestras reacciones ante la pérdida".
La búsqueda de ayuda y el apoyo tras un aborto se ve obstaculizada, además, por la creencia de que, a diferencia de otras formas de pérdida del embarazo, el aborto es opcional y por lo tanto, las mujeres experimentan menos angustia después. Sin embargo, tener un aborto es "a veces, bastante incompatible con los verdaderos deseos de la mujer" (una encuesta encontró que el 64 por ciento de las mujeres que habían abortado se sintieron presionadas a abortar), y muchas mujeres, especialmente aquellas que se sienten en conflicto o que no querían abortar, verdaderamente sienten angustia emocional después.
"La mejor evidencia acerca de los efectos negativos del aborto indica que un 20-30 por ciento experimentarán graves problemas psicológicos", según Coleman. "Con 1,3 millones de abortos que se practican anualmente en EEUU, cada año aparecen un mínimo de 130.000 nuevos casos de problemas de salud mental relacionados con el aborto." Mientras los defensores del aborto con frecuencia argumentan que el aborto es mejor que un embarazo no planeado llevado a término, la evidencia indica lo contrario.
Estudios de mujeres con embarazos no deseados muestran que las mujeres que han abortado tienen un mayor riesgo de depresión, consumo de drogas y ansiedad, y que las adolescentes que han abortado un embarazo no deseado son más propensas a experimentar resultados negativos de salud mental que sus compañeras que llevaron el embarazo a término. Además, un reciente estudio de Nueva Zelanda dirigido por un investigador abortista no ha encontrado pruebas de que el aborto proporcione beneficio alguno a la salud mental a las mujeres incluso en los casos de embarazo no planeado.
Cómo puede afectar el aborto a la crianza de otros hijos
El documento describe una serie de formas en las que un aborto anterior puede afectar a la relación de una mujer con sus hijos vivos:
- Aumento de la depresión y la ansiedad. El aborto se ha relacionado con tasas más elevadas de depresión y ansiedad materna antes y después del parto, que puede afectar la relación de la mujer con sus otros hijos. Además, la depresión es un predictor común de maltrato infantil.
- Trastornos y perturbaciones del sueño. Las mujeres que han tenido un aborto tienen más probabilidades de sufrir trastornos del sueño en comparación con las mujeres que llevan el embarazo a término, y una encuesta reveló que muchas mujeres atribuyen los trastornos del sueño a un aborto anterior. Estos trastornos del sueño "pueden hacer más complicada la alta demanda de energía requerida por la crianza de los hijos."
- Consumo de drogas. Varios estudios concluyen que las mujeres que han abortado tienen más probabilidades de comenzar a consumir drogas, y también son más propensas a fumar o consumir drogas o alcohol durante el embarazo. Las madres que abusan de las drogas o el alcohol tienen más posibilidades de "llevar a cabo una crianza autoritaria y prácticas punitivas," y el consumo de drogas por los padres aumenta el riesgo de que los niños sufran maltrato o negligencia.
- Maltrato de niños. El aborto se ha asociado con un menor apoyo emocional a los hijos y con un mayor riesgo de maltrato y abandono infantil. Entre otros estudios, el Dr. Philip Ney, psiquiatra infantil de la Universidad de British Columbia, descubrió que el aborto aumenta el maltrato a los otros hijos. De hecho, en Estados Unidos el maltrato infantil ha aumentado un 1000 por cien desde que se legalizó el aborto. (Ver datos de España en 2011)
El aborto también se ha relacionado con mayores tasas de suicidio y con una amplia gama de trastornos de la salud mental. Coleman también es la autora principal de un estudio publicado en la revista “The Journal of Child Psychology and Psychiatry” (Revista de Psicología y Psiquiatría Infantil), que concluye que los hijos de mujeres que han tenido abortos tienen entornos domésticos con menos apoyo y más problemas de comportamiento que los niños de las mujeres sin historial de abortos (2).
Mientras que el estudio observa que no todas las mujeres experimentan problemas psicológicos después de un aborto que afecten a sus relaciones personales, "algunas mujeres sufrirán secuelas en cuanto a la crianza de los hijos". El documento señala la necesidad de una mejor revisión y toma de conciencia sobre los posibles problemas psicológicos después de un aborto involuntario, adopción o aborto intencionado, y sobre la necesidad de más estudios para examinar los efectos del aborto.
Via: No mas silencio