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miércoles, 9 de junio de 2010

La secuela del aborto


Desde 1973 han ocurrido más de 36 millones de abortos en los Estados Unidos. Aunque algunas de esas mujeres describen que han sufrido traumas menores después de un aborto, para muchas, la experiencia es devastadora y deja severas traumas emocionales, psicológicas y espirituales que duran por mucho tiempo.



La evidencia del trauma postaborto la confirman los sicólogos, consejeros y aquellos que participan en el ministerio postaborto. Sabemos, por ejemplo, que las mujeres que sufren a consecuencia de un aborto pueden sufrir a consecuencia de algunos o de muchos de estos síntomas:



Baja auto-estima

Angustia (de ligera a profunda)

Depresión (algunas veces hasta el punto de desear el suicidio)

Alejamiento de la familia y las amistades

Sentimientos de un "letargo" que impide el disfrute de actividades que antes eran placenteras

Aislamiento de otras personas para evitar conversaciones sobre su experiencia con el aborto

Culpabilidad y vergüenza

Dificultad en concentrarse

Ira consigo misma, con el padre del bebé o con otros que fueron parte de la decisión de abortar

Problemas de insomnio

Pesadillas relacionadas al aborto, recuerdos de escenas pasadas y hasta escuchar el llanto de un bebé

Problemas con alcohol y narcóticos para mitigar la pena

Deseo de un bebé "substituto"

Reacciones de angustia o depresión en el aniversario del aborto o de la fecha en que el bebé hubiera nacido

Problemas de relación con sus otros hijos (demasiado protectora pero emocionalmente distante)

Temor de que Dios la castigará, o la está castigando





Algunas, especialmente muchachas jóvenes, sienten los síntomas muy pronto después del aborto. Los consejeros nos dicen, sin embargo, que más comúnmente, los síntomas ocurren en el transcurso de ocho a doce años después del aborto antes de que la mujer busque ayuda.



Las secuelas del aborto son ignoradas por el público en general. Los grupos organizados para proteger el acceso al aborto pretenden que no es diferente de cualquier otro procedimiento quirúrgico y que los grupos pro-vida se han inventado la existencia del sufrimiento postaborto. Por lo tanto, muchas mujeres piensan que sus reacciones de angustia son anormales y creen que no hay nadie que pueda ayudarlas.



Muchas mujeres que han caminado una senda de angustia y desconsuelo después de un aborto, generalmente solas, eventualmente empiezan a entender que tienen una herida espiritual. Desafortunadamente, también están inclinadas a creer que han cometido un "pecado imperdonable" y temen la ira de Dios.



Las mujeres que han tenido un aborto con frecuencia tienen muchas preguntas, cuyas respuestas son indispensable para empezar el camino hacia la sanación. ¿Me perdonará Dios? ¿Me perdonará mi bebé? ¿Me podré perdonar a mí misma? ¿Me aceptará la Iglesia cuando confiese mi pecado? ¿Desaparecerá alguna vez este dolor? ¿Tendré algún día la sanación?



Por supuesto, la respuesta a todas estas preguntas es: SÍ!

viernes, 4 de junio de 2010

35 Actos de bondad


 El Corazón vivo del Redentor resucitado y glorificado está "lleno de bondad y de amor": infinita y sobreabundantemente lleno. El rebosar del corazón humano alcanza en Cristo la medida divina.

 
Así fue este Corazón ya durante los días de la vida terrena. Lo testimonia cuanto está narrado en el Evangelio. La plenitud del amor se manifiesta a través de la bondad: a través de la bondad irradiaba y se difundía sobre todos, en primer lugar sobre los que sufren y los pobres. Sobre todos según sus necesidades y expectativas más verdaderas.

 
Así es el Corazón humano del Hijo de Dios, incluso después de la experiencia de la cruz y del sacrificio. Mejor dicho, todavía más: rebosante de amor y de bondad.

 
En el momento de la anunciación comenzó el coloquio del Corazón de la Madre con el Corazón del Hijo.




 
La capacidad para la bondad existe en cada una de nosotras sin excepción alguna. No importa el tipo de dolor que te haya tocado vivir en tu vida, esa capacidad nunca es destruida.

 
Por Sheila Morataya-Fleishman


 
En los días de intenso movimiento y vertigo que nos toca vivir, muchas veces y sin darnos cuenta vamos cayendo en una rutina con los nuestros, los vecinos, compañeros de trabajo y personas en general sin darnos cuenta. Es la rutina del olvidarse de ser amable, atenta, y bondadosa pues estas constantemente compitiendo y trabajando por objetivos. Hay que alcanzar las metas que tiene la compañía para sobrevivir en la jungla del mercadeo.

 
Sin embargo, tu corazón experimenta sentimientos de Honda ternura cuando un día como otro cualquiera te topas repentinamente con un acto de bondad de alguien a quien no conoces. Como le pasó a unos amigos míos al pasar por la ventanilla de peaje en una congestionada carretera de la ciudad de Chicago. Al extender su mano para pagar los 50 centavos de dólar el guardián de la misma les dijo: ” sigan su camino amigos pues la persona que iba adelante pago por ustedes y les deseo un feliz día”. ¿Qué bonito no? Actos de bondad en apariencia insignificantes pero que tocan el corazón de una forma especial y te hacen pensar en la bondad que hay en cada corazón humano. Es bueno tener detalles con personas que muchas veces no conoces y que te hacen crecer como mujer . No sabemos como uno de estos actos puede alegrar el día de esa persona como le paso a mis amigos.

 
A continuación te doy algunas ideas para que tu también te animes a implementarlos en tu vida.

 
1- Da los Buenos días con una gran sonrisa a la persona que va a subirse contigo en el elevador.

2- Paga el peaje a la persona que pasará después de ti.

3- Tómate un minutos para orientar a una persona que este pérdida incluso aunque tengas prisa.

4- Escríbele una carta a ese hijo que necesita un poco más de tu atención.

5- Ofrécete para irle a hacer las compras al Mercado a una persona mayor.

6- Dale a un vagabundo tu almuerzo de ese día.

7- Dile “te amo” a alguien que tu ames.

8- Si te compraste dos nuevos trajes, procura regalar uno.

9- Envía flores a una amiga que tienes tiempo de no ver.

10- Llévale el café a tu asistente.

11- Cuando digas gracias y por favor trata de decirlo directamente desde tu corazón.

12- Escucha con todos tus sentidos.

13- No interrumpas cuando alguien esta dando su punto de vista.

14- Aunque la persona no tenga la razón pásalo por alto para promover la armonía.

15- Deja que un conductor agresivo te quite el paso sin encolerizarte.

16- Sonríele a la cajera del supermercado especialmente si ella no te da una sonrisa.

17- Pon tu carrito de supermercado de nuevo en su sitio.

18- Escríbele a una maestra que haya sido importante en tu vida.

19- Lleva una caja de repostería fina para compartirla en la oficina. ¡Sorpréndelos!

20- Olvida la deuda que una amiga te debe y nunca más lo recuerdes.

21- Escríbele una nota al jefe de una persona que ha colaborado mucho contigo y explícale el maravilloso trabajo que esa persona esta haciendo.

22- Simplemente di “lo siento” cuando te has equivocado.

23- Cuando vayas al cine, a un picnic o de visita a un parque recoge la basura.

24- Manifiesta simpatía a alguien que es arrogante.

25- Contesta el teléfono amablemente aunque no estés de humor.

26- Deja una propina generosa para el que te ha servido en el restaurante.

27- Enseña a manejar a alguien.

28- Enseña a leer a un niño.

29- Enseña a utilizar los cubiertos con mucha paciencia a tus hijos.

30- Aunque te mueras por criticar a alguien no lo hagas.

31- Llévale rosas a tu mama sin motivo alguna.

32- Abraza a tu papá y dile cuanto lo quieres.

33- Solo por este día no discutas con tu pareja.

34- Solo por este día comprende a tu hija adolescente.

35- Solo por este día haz un acto de bondad y siente tu corazón vivo.

35 Actos de Auto-estima

San Máximo el Confesor + 662, mártir de la Iglesia Católica; es, bajo varios aspectos, el complemento y la plena madurez del pensamiento griego, místico, teológico y filosófico.


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En verdad María nunca dijo «fiat» porque no hablaba latín, ni siquiera griego. Lo que con toda probabilidad salió de sus labios es una palabra que todos conocemos y repetimos frecuentemente. Dijo «¡Amen!». Esta era la palabra con la que un hebreo expresaba su asentimiento a Dios, la plena adhesión a su plan.

No pierdas tu tiempo pensando si eres lo suficientemente buena para esta o aquella tarea. Haz lo mejor que puedas hacer y siéntete satisfecha


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“¿Para qué coges la lámpara para mirarte? ¿No ves que el viento la apaga? ¿Quién sabrá que no te has pintado los ojos, si son más negros que la tempestad? ¿Para qué coges la lámpara para mirarte?”. Rabindranath Tagore




Por Sheila Morataya-Fleishman

 

¿Has tenido alguna vez la oportunidad amiga de maltratarte tu sola frente al espejo…?

¿Cuántas veces antes de salir a una fiesta te has mirado y repetido: “ si tan solo tuviera las piernas más finas… si mi cabello fuera más lacio, si no fuera tan crespo… Si mis manos no fueran tan huesudas… Si mi pecho más grande… Si mi derriere más firme, si mi nariz no tan grande…¡Que fea me miro! Y así, sintiéndote disgustada has salido a la calle envuelta en una seguridad que es falsa, que por dentro más bien esta frustrada porque desea ser mejor de lo que es y se pelea constantemente con ella misma. “Hay tantas mujeres mucho más bonitas que yo allá fuera y con una personalidad mucho más interesante…..”



He conocido muchas jóvenes así, mujeres que llegan a los 50 y siguen peleándose con el color de su cabello, con las formas de sus cuerpos, con sus piernas, con su pecho, con su nariz, con sus ojos, con su propio temperamento, “si tan solo luciera y fuera diferente” - suspiran-. ¿Sabes que es lo peor que puede sucederle a una mujer que no se gusta, acepta y ama ella misma? Que vive cada día de su vida queriendo ser otra aunque su misma no sea consciente de ello.



Por supuesto que no todas las mujeres tenemos problemas de auto-estima y en lo personal admiro muchísimo a aquellas que siempre han estado contentas con su apariencia y sus talentos. Sobre todo, admiro la auto-estima de aquellas que se sienten muy hijas de Dios y caminan con una seguridad que no tiene nada de artificial y postizo pues nace de la conciencia absoluta de saberse amada y creada por amor ,para vivirse a sí misma como una mujer única, inteligente e irrepetible .



Sin embargo, hay muchas que necesitamos un re-encuentro con el amor y los sentimientos de ternura hacia la propia y personal belleza –temperamento, por eso quiero compartir contigo estos 35 actos de auto-estima para que te ejercites en la conquista de la misma y vivas contenta de ser como eres diciéndole adiós a los miedos y complejos.



1- Mírate todos los días como un verdadero milagro



2- Recuerda que eres Hermosa, aunque muchas veces tengas que ahogar una voz interior que te dice: no, no lo eres. Recuerda que eres hija del Amor de Dios



3- Ama profundamente tu identidad única y conoce que lo que haces nunca podrá reproducirse.



4- Tú verdadera belleza saldrá a la luz cuando ames con sinceridad a la mujer en ti y contribuyas con tu vida a la sanación del mundo



5- Debes confiar en que sí puedes tomar decisiones por ti misma.



6- No le tengas miedo a fracasar o fallar. Recuerda que si nunca fracasas no tendrás la oportunidad de descubrir la fortaleza y el valor que residen en ti.



7- Cuando las cosas no vayan como tu las tenías planeada permítete sentirte defraudada pero nunca inferior o ridiculizada.



8- Procura no ponerte a la defensiva cuando seas criticada o se te llame la atención por algo que esta mal.



9- No pierdas tu tiempo pensando si eres lo suficientemente buena para esta o aquella tarea. Haz lo mejor que puedas hacer y siéntete satisfecha..



10- Ese pensamiento que te hace pensar que no puedes pasar una materia, aprender un instrumento o conquistar un paso de baile, ¡Elimínalo!



11- Nunca pienses que tu valor radica en tu belleza o títulos. Si has perdido tu trabajo no permitas que te haga sentir que eres una fracasada. Trabaja en recuperarte emocionalmente cuanto antes y sigue adelante.



12- Si en tu lugar de trabajo te hacen la vida de cuadritos por algún motivo, no dejes que nazca la maleza de la inseguridad.



13- Si aspiras a un puesto mejor dentro de tu organización y no aplicas porque no sientes que puedes ser elegida, date cuenta que tu misma te bloqueas. Actúa sin temor.



14- Si fuiste a una entrevista de empleo y no lo conseguiste no pienses que es el fin del mundo. Recrea en tu mente el proceso y descubre a donde pudiste haber fallado.



15- Si las modelos que ves en la revistas te inquietan, no las mires más.



16- Si tuviste alguna experiencia traumática de niña que te dejo con la seguridad de ser fea, gorda, o poco inteligente, identifica eso que te molesta y trabaja diligentemente para sanar tu trauma.



17- Si has identificado que te inhibes o retraes en situaciones sociales diversas, rétate a ti misma a comportarte de la manera opuesta.



18- No temas a los cambios, confía que estos siempre serán para beneficio del desarrollo de tu personalidad.



19- Si te comparas constantemente con alguien, empieza a observar un poco más tus propios logros.



20- Si piensas que la suerte no está de tu lado porque tuviste una niñez dolorosa, es hora de que lo superes. La fuerza del espíritu humano puede todo.



21- Pensar bien sobre ti misma quiere decir aceptar el regalo de la vida que Dios Padre te dio al crearte. Agradécelo.



22- Cuando hagas algo mal no te insultes a ti misma con expresiones como tonta o inútil. El inconsciente tiene una capacidad enorme para creérselo. Corrígete.



23- Si el chico que te gusta no se fija en ti no pienses que es porque no eres suficientemente atractiva. Algo mejor te espera. Sé paciente.



24- ¿No te ríes de tus propios errores? Aprende a hacerlo y verás que libertad sientes.



25- Es bueno estar rodeada de gente que te aprecie y respete, pero si alguna vez no lo hacen no pienses que eso disminuye tu valor.



26- Tu cuerpo es el instrumento para la acción. Respétalo y cuídalo.



27- Maya Angelo la escritora afroamericana, tuvo la más cruel de las infancias. Lo superó escribiendo. Sus libros son muy populares.



28- Hay un tipo de hambre más fuerte que la de pan. Es el hambre por amor, solía decir la Madre Teresa. Ama quien eres para poder darlo a cantaradas y sin complejos.



29- La primera responsabilidad del ser humano, expresaba Henry Winkler es darse la mano el mismo. Hazlo.



30- Si eres madre, tu hija aprenderá a relacionarse de acuerdo a lo que vea en tu propio desarrollo.



31- La auto-estima es una de las fundaciones humanas más importantes. Es amor incondicional. Que tus hijos sean testigo de ello.



32- Disciplina a tus hijos, pero a sí mismo elógialos cuando hagan las cosas bien.



33- Los primeros 3 años para un niño sirven para asegurar la seguridad de ser amado, acogido y respetado. Descansa bien por la noche para que estés viva el siguiente día para ellos.



34- Si tu hijo no va bien en el colegio, antes de sentirte defraudada, indaga las causas de su rendimiento y entonces actúa.



35- Enseña a tus hijos que esta bien que fracasen. Si ellos no podrías saber que es el triunfo.



Amiga, cada alma viviente ha tenido o tendrá que tener alguna experiencia dolorosa en su pasado o futuro, pero es a través de ellas como vas desarrollando tu personalidad y conquistando un corazón grande para amar. Recuerda siempre que tu dignidad y valor no proceden de todo lo material que te rodea, la belleza que tengas, lo popular que seas o lo alto que hayas llegado en tu carrera. Su fuente es divina, eterna, hinchada de amor, eres una Hija de Dios y por eso como ninguna otra obra de la creación. ¡TU VALES!



Agradezco a: 2003-11-05 – www.encuentra.com



El Síndrome Post-Aborto, una dura realidad

El testimonio de Cristina publicado en La Gaceta revela, una vez más, las terribles consecuencias de un aborto.





LAGACETA.ES.- Cristina, una madre que sufre actualmente el Síndrome Post-Aborto, relata como paciente de la Asociación de Víctimas del Aborto, las presiones que recibió del entorno familiar y social para que abortase a su hijo diagnosticado con trisomía 20. Ella asegura que en el hospital no le dieron explicaciones sobre la condición de su bebé y sólo la orientaron para abortar "de acuerdo al protocolo".



"No me dieron tiempo para pensármelo", señaló la madre y recordó que le administraron un fármaco abortivo. "Dos horas más tarde, fue entonces cuando noté que mi bebé empezaba a dar patadas con sus piernecitas y sus bracitos. No fue un segundo, sino un buen rato. Ningún médico me informó de lo que iba a sentir. Me sentí una asesina, pero yo en el fondo no quería estar ahí; nadie me ayudó, nadie me informó de las consecuencias", indicó.



Cristina cuenta que ahora sufre las consecuencias de haberse practicado un aborto. Cuando se enteró que su hijo tenía trisomía 20, nadie en el hospital Alcorcón supo darle una explicación al diagnóstico.



"Nosotros investigamos y vimos que tenía las orejas más bajas, la nariz más ancha, pero no conocíamos la trascendencia de la enfermedad; sorprendentemente los médicos tampoco", recordó.



Escuche la entrevista en la cadena Cope a Cristina:





Cristina afirma que se arrepiente y lamenta que nadie le ofreciera ninguna otra alternativa. Tras el hecho, cayó en una depresión profunda, pues habría preferido tener a su hijo aunque viviera poco o estuviera enfermo.



El 'protocolo' para abortar



"Pensé que no debía ser la única que me encontraba en esa situación; así que me metí en Internet y contacte con la Asociación de Víctimas del Aborto que me ofreció apoyo psicológico que todavía necesito", señaló, y lamentó que nadie la pusiera "en contacto con un psicólogo" ni le advirtiera de las consecuencias de la práctica.



A día de hoy, sigue teniendo "pesadillas y muchos más síntomas" que ha ido descubriendo como consecuencia de aquel aborto. "Tú te preguntas, ¿y esto por qué será?". Son Síntomas Post-Aborto.



"Existe protocolo para abortar, pero no existe ningún protocolo para el post aborto, como si no pasara nada", lamentó.



Sin embargo, su drama no terminó aquí. Después de la penosa experiencia, Cristina se quedó embarazada por segunda vez y según su historia médica, en el hospital la sometieron a una prueba de diagnóstico prenatal, que supuestamente no tenía riesgos, pero perdió al bebé.



Ahora, el mensaje que Cristina comparte es claro: Si alguien se plantea abortar a su hijo con malformaciones, "que se lo piense muy bien, que se informe de las consecuencias y que valore también la posibilidad de tenerlo".



Confiesa que "en el siglo que vivimos es un tabú hablar del aborto". Ella lo experimentó al volver a su casa. Denuncia que es injusto, no poder tener el derecho a un duelo, un entierro o un sitio donde llevar flores. Cristina cree cuando uno aborta, sea de manera natural o provocado, "se debería tener derecho a ese cuerpo; en Francia, sí lo tienen. Echo mucho de menos tener un sitio donde poder ir a verlos".


Joven arrepentida de haber abortado pide revaluar esta práctica en España




Barcelona, España (Cristianos.com).- Montserrat, una mujer que abortó el mes pasado en el centro de abortos Les Corts de esta ciudad, pidió a los diputados que ven la reforma en la ley del aborto en España que piensen bien su decisión pues ella, que decidió abortar al que sería su tercer hijo, es una prueba de que estas practicas sólo destrozan la vida de miles de mujeres.



En este testimonio, recogido por la Asociación de Víctimas del Aborto (AVA), Monserrat relata que temía por este embarazo, pues con su segundo hijo su pareja la había abandonado. Cuando fue a consultar sobre su caso en Salud y Familia de la Generalitat de Cataluña, le dieron como única alternativa el aborto. Con la subvención de esa institución llegó al centro de abortos Les Corts el 23 de octubre.



“Al llegar a la clínica Les Corts con mi hermana y una amiga yo estaba muy nerviosa porque yo realmente no quería abortar. Había un impulso en mí que me decía que lo hiciera y otro que me decía que no. No sabía realmente que hacer”, explica.



Montserrat indicó que “pese a que le mencioné a la psicóloga de la clínica que había tenido tratamiento psiquiátrico durante cinco años, ella me dijo que la mejor opción en mi caso era el aborto ya que ya tenía suficiente carga con dos hijos. Además me mencionó que era joven y que después podría tener más”.



La joven mujer relató también que le dieron un tranquilizante que rápidamente le hizo efecto y ya no pudo echarse para atrás porque la llamaron para que ingresara al quirófano.



“No te explican realmente que después de un aborto provocado sufres depresiones. Ellos solo lo hacen por negocio. La intervención solo duro cinco minutos. Llegué llorando y salí llorando. A mí no me han llamado más. Eché de menos que me dijeran que me lo pensara o que viniera otro día, no saben cuánto me pesa”, cuenta.



Monserrat indicó que durante todo el proceso se sintió presionada por todos: “la clínica, las enfermeras, la psicóloga, todos. Cuando llegué a mi casa me preguntaba: ¿Que había hecho? Sabía que no me lo iba a devolver nadie. Desde ese día no como, no duermo bien, estoy con tranquilizantes para dormir, estoy mal”, relata.



Luego de precisar que si Salud y Familia de la Generalitat no hubiera subvencionado el aborto, no se hubiera sometido a esta práctica infanticida. “Nos dan facilidad para abortar pero no para sacar adelante a nuestros hijos. Yo no me he sacado un problema, me he puesto un problema más grande encima de mi espalda con la muerte de mi hijo”, concluye.



Fuente: ACI Prensa

martes, 6 de abril de 2010

Las consecuencias del aborto

Autor: P. LLucià Pou Sabaté
Las consecuencias del aborto. Jornada mundial en favor de la vida
"Veréis, son las siete menos cuarto de la mañana del 25 de diciembre del 2000, otra noche más en blanco. Hace cuatro días, a pesar de todo, dormía. Ahora el sueño es una utopía. Tengo 31 años y he matado deliberadamente a mi hijo"...

Recientemente, “pro-vida” difundió la carta de una mujer que pedía su publicación, y me parece interesante comentar algunos puntos breves de la misma: "Veréis, son las siete menos cuarto de la mañana del 25 de diciembre del 2000, otra noche más en blanco. Hace cuatro días, a pesar de todo, dormía. Ahora el sueño es una utopía. Tengo 31 años y he matado deliberadamente a mi hijo". Como se decía en la película “una historia verdadera”, también esta chica cuando supo que estaba embarazada decidió no contárselo a nadie, ni siquiera a su novio, con quien estaba pasando un tiempo en Estados Unidos. "Pasé un mes y medio de angustia controlada, fingiendo que todo iba bien, pero estaba embarazada y angustiada. Todas mis preguntas eran: ¿Qué voy a hacer? ¿engordaré? ¿se me notará? ¿que voy a hacer yo con un niño?"



Sumisa en pensamientos negativos sobre su vida, que le parecía “absurda”, seguía diciendo: “volví a España tan pronto como pude, calculando el tiempo que tenía para llevar a cabo mis planes: librarme de aquello que me incordiaba". Es la huida hacia delante, quitar el problema de la manera más rápida, sin saber que muchas veces la recta no es el camino más certero para llegar a los sitios. Fue a abortar acompañada de una amiga, hablando de cosas intrascendentes, como el que va “al dentista”, pero por dentro estaba confusa. Me recuerda el espléndido guión de la película “Solas”, en la que mientras que por un lado no desea el niño, y pasan por su cabeza los intentos de fuga (de la vida, o de la situación de maternidad a través del aborto) por otro lado la ayuda de los que le rodean le hace desear la vida: es la amistad de un “abuelete”, el cariño de la madre que está siempre presente aun cuando no está físicamente con ella porque se fue de casa...


Cuando falta este apoyo, puede pasar de todo, y luego suele venir el remordimiento... “¡Dios santo, que imbécil soy! Ahora, cada minuto pienso en mi niño, pienso que soy egoísta, fría, criminal... no puedo dejar de pensar en ello". Es tremenda la soledad de quien no tiene presente que no hay que actuar en los momentos bajos sino esperar, porque es posible salir adelante "como tantas y tantas mujeres", sigue diciendo la carta, que aunque se hagan tonterías siempre “se puede ir adelante”. Entonces vienen pensamientos negativos: “Y ahora ¿quién me perdonará esto? Mi niño ya no está, yo estoy vacía, completamente vacía".


"Quiero que Dios me perdone, pero creo que lo que he hecho es tan duro, tan cruel, tan bestial, que ni siquiera Dios puede perdonarme. Ni mi niño, que no ha tenido la oportunidad de ver el sol, ni el mar, ni de respirar... de nada". Aunque es comprensible este movimiento interior de amargura, y con la ayuda de una acogida de afecto por parte de quienes pueden ayudarles, ese dolor dará paso así a esperanza... Juan Pablo II, en un precioso texto de la Encíclica sobre la vida apunta que nunca es tarde para transformar el remordimiento en arrepentimiento, y anima a esas madres a que dirijan la energía que sienten por reparar hacia obras de apertura a los demás, y pidan perdón a sus hijos que están en el Señor (hay una comunicación aún con los que ya no están entre nosotros, por la oración).


"He sido su juez y le he condenado a muerte sólo por el hecho de ser, de estar dentro de mí, ¡¡¡pobrecito mío!!!! mi niño, por el que ahora estoy llorando, y del que no tenía conciencia antes", agrega la angustiada misiva. "Ahora le pido perdón, con todo el dolor de mi alma y me sigo sintiendo mal, cada vez peor. No sé por que no salí adelante, con mi tripita, tan contenta".


"Ahora le pongo carita, lo veo en cualquier sitio, el pobre, mi niño, estaba ahí, sin hacer nada, tan solo estando, sin saber nada, sin pedir nada, estaba por que sí, pero estaba, ahora ya no está, no se donde está, no se lo que siente... sólo quiero que este bien, a salvo de mí". Quien piensa estas conmovedoras palabras ya no está dentro de la “cultura de la muerte” sino que se está abriendo a la vida, aunque la herida quede abierta, a modo de hacer así penitencia: "no creo que esté neurótica, sólo pienso que he liquidado textualmente a mi propio hijo y me siento sola, vacía e insensible. Incluso pienso que no sé si alguna vez sabré ser madre. Necesitaré ayuda por muchos años, y creo que no lo olvidaré jamás".


Se hace nuevas preguntas: "¿Por qué no me hice cargo? ¿por qué no le dejé vivir? ¿por qué he sido tan calculadora?... ¿Sólo hay un ‘por qué’ con respuesta: ¿por qué me siento tan mal? Es sencillo, porque lo he matado, sin pensarlo apenas, sin el más mínimo remordimiento inicial, pero ahora me gustaría tenerlo dentro de mí, creciendo, esperando su momento para llegar al mundo, y esperar el momento de tenerlo entre mis brazos, de besar esa piel tan suave que tienen los bebés, de decirle que es mi hijo y que le quiero, que le cuidare ¡ya no puedo! mi niño o mi niña no está, lo maté, y yo sigo caminando, y el mundo se sigue moviendo sin el, sin ella, y yo ya no soy la misma, ahora no me quiero, me desprecio profundamente, ahora cuando ya no tiene solución me arrepiento... ya ves que estúpida, que inútil, ahora lo quiero sentir, como antes".


El final de la carta es de petición de perdón: "Pero ya, no puede ser... espero mi niño, que algún día me puedas perdonar… yo no me lo perdonaré mientras viva". Quizá el perdón más profundo, el que aún no ha conseguido la autora de este relato, sea el perdón de sí mismo. Quizá sea el mal más fuerte del mundo de hoy, el no perdonarse a sí mismo y de ahí viene el resentimiento...

Para las mujeres víctimas del aborto

 
 
La actitud ante la pena y el dolor

Tú, como otras muchas mujeres has descubierto que después de practicarte el aborto has quedado más o menos incapacitada psicológicamente. Sufres y a veces no sabes por qué. Te duele el alma. Te vienen pesadillas, o tu autoestima está por los suelos Te sientes deprimida, o con ira, o intranquila, o temerosa. Tal vez estás preocupada cuando llega el aniversario en que hubiese nacido el bebé; o anhelas tener otro bebé , un bebé de "expiación", y sufres porque ya no puedes. O bien, te dejas llevar por una conducta autodestructiva, abusando de las drogas o del alcohol. Te vienen ideas de suicidio o has perdido el apetito.

Cualquiera que sea el dolor que estés experimentando, no eres la única. Muchos hombres y mujeres están sufriendo como tú; algunos se han abierto paso a través de su dolor. Por ello, queremos ayudarte con nuestra experiencia y darte a conocer un tema sobre el que se ha escrito poco y del que se conoce poco, expecto por nosotras, las víctimas sobrevivientes del aborto.

No permitas que nadie trivialice o menosprecie tu pena

Tu pena es un signo saludable, una señal de que estás haciendo frente a una realidad, en vez de tratar inútilmente de olvidarla, o de intentar sepultarla dentro de ti misma. Las lágrimas purifican. El primer paso para ser curado de las heridas emocionales es admitir su existencia y reconocer su causa.

Tienes el derecho a sentir pena y dolor. Si perdieras un niño muy pequeño por enfermedad o accidente, la sociedad comprendería la razón de tu pena. El aborto espontáneo de un hijo deseado también es una razón legítima para afligirse. Sin embargo, muchas mujeres y hombres se sorprenden de encontrarse apenadas por la pérdida de su(s) hijo(s) porque el aborto era -más o menos- un acto voluntario. La voluntariedad del acto no elimina la pena, sino al contrario. A la pérdida se le añade la responsabilidad -o culpabilidad- de haber desechado el hijo que Dios había puesto en entrañas, lo la cual intensifica la pena.

Puedes ser inducida a creer, apoyada por cualquier persona -profesionales, asesores, otras mujeres, amigas, miembros de la familia, cónyuges o parejas- que tu pena es ilegítima, que no hay razón para tener la conciencia atormentada o para cargar con ese dolor. Esto frecuentemente lleva a las mujeres y a los hombres a sentirse ridículos o culpables por su propia pena, aumenta su confusión y les hace sentir como si estuvieran "perdiendo los estribos".

Tu pena no sólo es justificable, es normal, pues en el mismo momento de iniciar un embarazo comienzan todos los cambios hormonales del organismo, cuyo fin es transformar a la mujer en madre. La maquinaria del cuerpo se prepara para traer al mundo una criatura; y al mismo tiempo que el cuerpo se prepara para la maternidad se prepara también la mente. Cualquier impedimento a este proceso natural como el aborto, destruye la ecología del cuerpo y deja cicatrices en la psíquis de la que iba a ser madre. Por este motivo, después de un aborto, lo que anormal es la ausencia de la sensación de pérdida, de vacío, de pena o de aflicción. Reconoce que estás respondiendo normalmente a una trágica experiencia de la vida. El hecho de que cooperaste en causarte esa tragedia no niega tu pena, sino más bien la intensifica.

No seas demasiado dura contigo misma

Cierto doctor ha dicho que el fenómeno de las dudas que siente la mujer sobre la aceptación o rechazo de tener al hijo al principio del embarazo es tan universal, que en sí constituye un síntoma de embarazo. Se te pidió que tomaras una importante decisión cuando tu estado de ánimo no estaba equilibrado, influenciado en parte por los cambios hormonales que estaban ocurriendo en tu interior al principio del embarazo, cuando tu capacidad para tomar decisiones no estaba en su mejor momento.Por otro lado, es probable que no tomaste sola tu decisión.

Quizás el padre del bebé no quiso o no pudo apayarte para no aceptar la responsabilidad de tener un hijo. Puede que te haya sugerido el aborto -quizás incluso haya usado su influencia emocional y/o económica para persuadirte, presionarte o coaccionarte para que abortaras.

Frecuentemente los padres, en el deseo de evitarte pasar verguenza, dolor, o ver interrumpidos tus planes (de educación, de trabajo, etc.); incitan al aborto como una "solución" del "problema", del embarazo "problemático" o inoportuno.

Si una mujer o un hombre están solteros, pueden sentir que, porque su conducta sexual ha sido bastante irresponsable, han renunciado a su derecho a tomar una decisión de tener al niño, en contra de los deseos expresos de sus padres. Sienten que no tienen derecho a avergonzarlos aún más, ni a "turbar" o aplazar los planes que habían trazado para para su futuro. En un sincero deseo de ahorrarles el dolor, muchas mujeres y hombres consideran equivocadamente el aborto como una manera de resolver una situación que está haciendo sufrir a los que más aman.

Tus familiares, tu mejor amiga, todos ellos pueden haberte sugerido que el aborto es realmente la solución más viable para una situación difícil.

O puede ser que los consejeros del centro de planificación familiar no te dieron toda la información necesaria para ayudarte a tomar una decisión informada y libre. Negaron la humanidad a tu hijo aún no nacido. Le llamaron un "puñado de células", "un pedazo de tejido" o "el producto de la concepción". No te informaron de las secuelas físicas y psicológicas del aborto. Apenas te informaron del tipo de procedimiento "seguro y sencillo" con el que "matarían" al niño. Y no te dijeron nada del dolor que tú y tu hijo sufriríais. Es por ello probable que no tomaste tu decisión basándote en una información adecuada y completa.

Finalmente, quizás equiparaste lo que es legal con lo que es correcto. Después de todo, el Tribunal Supremo de los EE.UU. declaró que el aborto es un "derecho" y ¿van a estar equivocadas el millón y seiscientas mil mujeres que abortan cada año en este país? Normalmente confías en la ley como una pauta para dirigir tu vida. No es tu culpa que no te dieses cuenta de la tragedia que ha supuesto la aplicación errónea de la justicia. Es un fracaso de la sociedad, no sólo tuyo.

Las cuestión puede ser muy clara ahora, de vida o muerte. Eso no quiere decir que fuera tan clara entonces. Fue una decisión trágica, pero no fue totalmente "incomprensible".

Perdona a los personas que colaboraron en tu aborto

Es natural que te sientas enfadada con las personas cercanas a ti, las que debieran haberte apoyado en ese momento difícil de tu vida, pero que te fallaron tan miserablemente. Pero no permitas que la ira y la rabia sigan anidando en tu corazón, pues te destruirán, acabando en amargura y enfermedad.

Tienes que darte cuenta de que a lo mejor el padre de la criatura puede haberse sentido entre la "espada y la pared". Quizás renegó de todos los compromisos verbales o no que te hizo. Si has sido generosa contigo misma, ahora sé generosa con él. El aborto frecuentemente acaba con la relación que produjo el embarazo. Si esto te ha sucedido, que así sea. Pero perdónale. Perdona a tus padres, y amigos. Estaban equivocados, aunque buscaban lo mejor para ti. Sus juicios fueron errados pero solo Dios podrá juzgarlos.

Perdona a los profesionales sanitarios que te atendieron y quizás te mintieron, sin darte la información pertinente que podía haber cambiado tu decisión. Se dejaron llevar de una actitud paternalista, pensando que una decisión no informada es menos dolorosa. Aunque nosotras ahora ya sabemos que lo contrario es lo menos doloroso a la larga.

Busca la curación en Dios

Muchas mujeres y hombres nos han expresado que se sienten indignas del perdón de Dios: que, en efecto, están esperando, o sienten que están bajo el juicio de Dios. Pero lee lo que Dios dice: "Porque Dios amó tanto al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3:16). "El que crea" incluye a cualquiera que haya pecado y Romanos 3:23 dice: "Porque todos han pecado". El aborto no sólo es un acto mal aconsejado, un llevar a cabo una decisión desgraciada, es un pecado. Confiésalo a Dios como pecado y sentirás que "Él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y para purificarnos de toda iniquidad"(I Carta de San Juan 1:9). Esto puedes hacerlo, si eres católica, acudiendo al Sacramento de la Confesión o Reconciliación.

No permitas que el enemigo de tu alma te diga que tu pecado fue demasiado grande, o demasiado premeditado, o demasiado egoísta o demasiado destructivo para que Dios te pueda perdonar. ¡No hay ningún pecado demasiado grande, premeditado, egoísta o destructivo que Dios no esté deseoso de perdonar con tal que se lo pidan!

Nota: Tomado del folleto "Surviving abortión" de la organización WEBA (Women Exploited by abortion - Mujeres explotadas por el aborto). Dirección: WEBA; Route 1, Box 821; Venus, Texas 76084. Teléf.:(214) 366-3600
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♥Consagración a la Virgen María

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CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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