Si esta es la primera vez que tu amiga te ha confesado lo de su aborto, ella podría temer que la vas a rechazar o que se lo contarás a otras personas. Ella necesita saber que eso no sucederá. Ella deberá encontrar en ti compasión, y saber que no vas a juzgarla mal por un aborto en el pasado que no se puede deshacer. Ella necesita saber que vas a guardar el secreto de lo que ella te confía. Sólo entonces ella podrá sentirse segura de que puede tener confianza en ti, y contarte sus más profundas penas y temores.
Ruégale a Dios que llene tu corazón y el de ella con amor y comprensión.
- ¿alguien que la escuche?
- ¿un hombro para reclinarse?
- ¿la referencia de un sacerdote o consejero profesional?
- ¿o hasta una intervención en una crisis?
Empieza escuchando a tu amiga. Escucha sin interrupción. No tienes que entender cada detalle en la secuencia de los hechos. Lo que importa es que ella no se sienta sola en su desespero, que ella pueda sentir alivio por la carga terrible que ha estado llevando al compartirla contigo.
Deja que ella te cuente los detalles confusos de su alma atormentada.
Ella te podría contar sobre:
- lo que sucedió en la clínica
- su rabia y rencor hacia: el novio que la abandonó, los padres que querían su bienestar, pero que la presionaron, personal de la clínica que le mintieron, Dios que dejó que sucediera, su bebé que llegó en el momento "inoportuno", ella misma por no haber manejado las cosas mejor
- culpa, remordimiento, depresión, pesadillas obsesivas, hasta pensar en el suicidio
- sus muchas confesiones sin sentir que es perdonada
- ahogándose en un mar de dolor que ella no entiende
- sintiendo que nadie la quiere y que no puede ser perdonada por Dios... ni por ella misma.
Aunque quisieras hacer desaparecer su sufrimiento diciéndole las palabras correctas, su pena, pérdida y auto-condenación no pueden ser resueltas en una conversación. Asegúrale que eres su amiga. Dile que "estarás presente" durante su jornada hacia la curación y la salud espiritual y emocional.
Recuérdale que Dios es su Padre.... un Padre misericordioso. En la parábola del hijo pródigo, Jesús describió el deseo de Dios de derramar su amor y gracia sobre un hijo arrepentido, y llevarlo a los brazos de la familia. Si vamos a Dios con nuestro corazón, É nos abrirá los brazos para recibirnos.
Pregunta a tu amiga si ella conoce a alguna persona que pueda ayudar a los que luchan después de un aborto.
Hay consejeros, sacerdotes, diáconos, grupos de apoyo y retiros que quieren ayudar. Hay lugares seguros donde gente preparada puede ayudarla a sobreponerse a la pena y a la pérdida, y devolverle la esperanza. Si es católica, puede ir a confesarse y recibir la absolución del pecado del aborto. Ofrécele el nombre y teléfono del proyecto local Raquel u otro ministerio similar. Si no hay número en la parte atrás de este folleto, llama a la cancillería diocesana (puedes obtener el número de la guía telefónica). La página digital de la Oficina Nacional de la Reconciliación y Curación Post-Aborto --www.marquette.edu/rachel--enumera todas las oficinas del Proyecto Raquel en E.U. La linea gratis de referencia nacional es 800-5WE-CARE.
Puedes decirle que algunas mujeres sacan gran provecho de los siguientes:
- oración diaria, hablando y escuchando a Dios que las ama leyendo la
- Escritura, especialmente los Salmos y los Evangelios
- asistiendo a la misa
- diaria confesión regular
- pidiendo a María, Madre de todos, que la ayude a conocer a Jesús personalmente.
Anímala a hacer una llamada al Proyecto Raquel en busca de ayuda. Recuérdale la profundidad y la anchura del amor y de la misericordia de Dios.
Asegúrale nuevamente que la quieres. Prométele estar con ella. No solamente hoy, pero en el futuro. Agradécela porque ha dado este salto de fe y ha hablado contigo. Se necesita valentía para hacerlo. Ha empezado el camino de su sanación.
Terminé la reconciliación postaborto ofrecida por el Proyecto Raquel hace dos meses.No puedo encontrar palabras para describir cuán maravillosa fue esa experiencia. Me ayudaron a deshacerme de toda la negación, el enojo, las mentiras, testarudez, y lágrimas que estaban en mí corazón·. Por estas atenciones las murallas se derrumbaron y en su lugar llegaron la compasión, el perdón, la gracia, la fe y el amor.
La Iglesia sabe cuántos condicionamientos pueden haber influido en vuestra decisión, (de buscar un aborto) y no duda de que en muchos casos se ha tratado de una decisión dolorosa e incluso dramática. Probablemente la herida aún no ha cicatrizado en vuestro interior. Es verdad que lo sucedido fue y sigue siendo profundamente injusto. Sin embargo, no os dejéis vencer por el desánimo y no abandonéis la esperanza... abríos con humildad y confianza al arrepentimiento: el Padre de toda misericordia os espera para ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la Reconciliación. Os daréis cuenta de que nada está perdido y podréis pedir perdón también a vuestro hijo que ahora vive en el Señor.
Papa Juan Pablo II,
By Ellen Curro, M.Ed., PA-C. and staff of the NCCB Secretariat for Pro-Life Activities.
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