Se queda parapléjica, con un bebé desahuciado, enviuda... y descubre que Dios «la lleva en brazos»
"Han sido hechos que yo necesitaba que ocurrieran en mi vida para descubrir a Dios, porque si no mi corazón no se hubiera enterado de lo importante".
Carlota Ruiz de Dulanto sufrió un accidente grave que la dejó parapléjica con apenas 25 años. Estaba trabajando en Michigan (EEUU) y durante un tornado le cayó un árbol en la espalda y le rompió la columna vertebral a nivel de las lumbares.
El 15 de agosto del año 2000, nació prematuramente su tercera hija, Paloma, con más de tres meses de antelación que pesó 6oo gramos y los médicos le dijeron que no era viable, que probablemente moriría. Y en el año 2006 su esposo Javier moría de forma repentina pese a no estar enfermo.
"El Señor me mantiene"
Tener que afrontar estas tres difíciles situaciones en su vida no ha convertido a Carlota Ruiz en una heroína. Ella asegura que “no hago ningún esfuerzo extra. Hago lo que buenamente puedo. Yo tengo la suerte de que el Señor me mantiene. Tengo al Padre del Cielo que me quiere, me cuida, me ayuda y en los momentos duros me lleva en sus brazos. Es lo único que puedo decir”.
El sacerdote y periodista Javier Alonso la entrevista en su programa “Más que noticias” de 13 TV.
Carlota nació en la década de los sesenta “en una familia maravillosa. Soy la mayor de 3 hermanos y la única chica. La enseñanza primaria la hice parte en París, donde estaba destinado mi padre, y la secundaria en Madrid, en el colegio Montealto. Estudié la carrera de Derecho en la Autónoma de Madrid”.
De bailona y esquiadora a una silla de ruedas
Al tener el grave accidente en los Estados Unidos escuchó en la sala de urgencias del hospital un pronóstico taxativo: "You will never walk again" (nunca volverás a andar). “En cuestión de segundos pasé de ser una bailona, esquiadora y deportista a sentarme en una silla de ruedas para toda la vida. Luego he conseguido desplazarme también con muletas. A partir de ahí, me cambiaron los planes de vida, olvidé la carrera diplomática y entré a trabajar en IBM. Javier, mi marido, que entonces era mi novio, no se fue de mi lado, caso bastante inhabitual en estas circunstancias tan difíciles. Pasaron unos años, nos casamos y hemos formado una familia”.
Descubrir a Dios en los momentos difíciles
Cuando valora las contrariedades y momentos difíciles, Carlota asegura que “han sido hechos que yo necesitaba que ocurrieran en mi vida para descubrir a Dios, porque si no mi corazón que es bastante duro no se hubiera enterado de las cosas importantes. Si a mí no me hubiera pasado nada, pero no hubiera descubierto el tesoro de Dios, me hubiera perdido lo más trascendente. Por eso estoy tremendamente agradecida al Señor. Dios es amoroso. El problema es que nosotros somos tan duros de corazón, tan egoístas, que o nos zarandean o no nos enteramos. Entonces, no es que el Señor nos ponga una carrera de obstáculos en la vida, es que nos está abriendo las puertas del paraíso poquito a poco. El proceso consiste en cambiar el chip: yo no soy el centro de mi vida y en cambio Dios es el centro de mi vida. Cuando consigues eso, entonces todo se ve de otra manera”.
Los médicos no ven viable que el bebé pueda vivir
Carlota Ruiz recuerda el nacimiento prematuro de su hija pequeña, Paloma, que ahora tiene doce años, como un momento durísimo y a la vez como una vivencia que la hizo caer rendida de fe a los pies de la Virgen María.“Los médicos te dan el pésame y te dicen que no hay nada que hacer. Pero yo me doy cuenta que ha nacido a las 23:50 h. del 15 de agosto, la Asunción de la Virgen María. Estaba ingresada en San Sebastián en la Maternidad de Nuestra Sra. De Aránzazu. Me explicaron que si la niña sobrevivía iría en silla de ruedas. ¿Mi hija en silla de ruedas? Seríamos un tándem en silla de ruedas. Yo eso no lo había visto nunca. Al darme cuenta de que había nacido en 15 de agosto le pedía a la Virgen una niña sana y viva. Mi marido pensaba que me había vuelto loca porque el pronóstico era nefasto”.
La Virgen respondió a la petición...
Y la oración fue escuchada.“Paloma es una niña sana, fuerte, resolutiva, vital y alegre. Es una superviviente que nos recuerda cada día que para Dios no hay nada imposible”.
Actualmente sus otras dos hijas Mencía y Mariana tienen 17 y 16 años. Carlota asegura que “el único miedo que tengo es ser infiel a Dios, porque me daría mucha rabia después de haber sentido todo su Amor, llegar un día y ser una desagradecida”.
La muerte de su marido
En 2006 la familia vivió otro momento difícil, la muerte del padre y esposo, Javier. Carlota cuenta “que ha sido el momento más duro de mi vida, tener que explicar a mis hijas que su padre había muerto sin que tuviera ninguna enfermedad que lo hiciera presagiar. Las niñas adoraban a su padre. Al darles la noticia, la mayor que tenía 11 años me dijo: ‘el Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. Bendito sea el nombre del Señor’. Que una niña de 11 años te diga eso en un momento así te hace dar cuenta que Dios estaba hablando por su boca, que Él estaba ahí. Realmente ha sido así. No me he sentido sola en ningún momento”.
Un regalo de Dios
Actualmente Carlota se ha vuelto a casar: “Dios me a regalado un segundo marido diez”. Ella ora de tú a tú ante el Señor y“me hincho a decirle que le quiero, que le quiero y que le quiero, porque realmente es lo que siento. Le pido mucho y mis amigos me dicen que a veces pido cosas que no son importantes, pero yo le pido todo. A mí nadie me ha dicho que Dios tenga un límite para pedirle”.
Fuente: www.religionenlibertad.com
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