11. Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza[20]: llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor.
Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano. ( F.C.)
Cada uno está llamado a “hacer la verdad” en su vida ordinaria y este es el reto para todos. Llevar la Verdad, anunciarla, transmitirla.
El conocimiento de la verdad presupone libertad, un hecho, que surge de que la razón es llamada por el contenido de verdad y movida por el deber.
Tener claro que existe una verdad. El ser humano no puede proceder caprichosamente en dicho conocer, sino que está en relación de obediencia respecto a la identidad de esencia.
Si una declaración es verdadera, su contradictoria no puede serlo. Y que entonces rechazar su contradictoria no es sólo mi derecho, sino también mi deber. Hay que superar la subjetividad.
La vida existe desde la concepción, un aborto mata una vida por nacer.
"“Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído” (Hech. 4, 20)."
El matrimonio tiene su origen en Dios, quien al crear al hombre lo hizo una persona que necesita abrirse a los demás, con una necesidad de comunicarse y que necesita de compañía. No está bien que el hombre esté solo, hagámosle una compañera semejante a él.(Gen. 2,18)
Dios creó al hombre a imagen de Dios, lo creó varón y mujer, y los bendijo diciéndoles: procread y multiplicaos y llenad la tierna . (Gen. 1, 27-28)
El matrimonio es una institución natural, lo exige la propia naturaleza humana. Por lo que es una institución que no puede ser cambiada en sus fines y en sus características, ya que el hacerlo iría contra la naturaleza del hombre.
El matrimonio no es por tanto, efecto de la casualidad o consecuencia de instintos naturales inconscientes. El matrimonio es una sabia institución del Creador para realizar su designio de amor en la humanidad. Por medio de él, los esposos se perfeccionan, y crecen mutuamente. Colaborando con Dios en la procreación de nuevas vidas.
Jesucristo explica a sus discípulos este origen divino del matrimonio: No habéis leído, como Él que creó al hombre al principio, lo hizo varón y mujer? Y dijo: por ello el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos serán una misma carne . (Mt. 19, 4-6)
El matrimonio es una llamada de Dios, es una vocación divina.
El matrimonio es una comunidad de amor, camino de salvación personal y del otro. Las parejas están llamadas al amor, entre más amen, más cerca estarán de Dios, pues Él es AMOR. Siempre hay que dar, buscar la felicidad del otro, no la propia.
Jesucristo eleva la institución natural del matrimonio a la dignidad de sacramento, debido a su importancia. No se conoce el momento preciso, pero conocemos como se refería a él en varias citas bíblicas.
El matrimonio no es un contrato, sino una alianza, es decir, es una acuerdo entre dos personas libres y conscientes. Unidad de hombre y mujer. Es para toda la vida, corriendo la misma suerte los dos. Con una vida en común, llamada a amarse.
Propiedades del matrimonio: Unidad: Dios instituyó el matrimonio desde un principio, como una unión exclusiva de uno con uno. Es un amor fiel hasta la muerte. Por ello, no se permiten varias esposas o esposos. Indisoluble: nada puede separar al hombre y a la mujer, sólo la muerte. Cuando por razones que no están en nuestras manos, hay una separación, hay que seguir viviendo como si se estuviese casado. El divorcio no se permite entre bautizados. Fines del matrimonio: El bien de los esposos: tiene que existir un verdadero amor de entrega, de donación. Hay que crecer en el amor y en la fidelidad. Generación y educación de los hijos: Este amor debe de traer como consecuencia los hijos, pero no basta con tenerlos, también hay que educarlos. Efectos del matrimonio: El vínculo conyugal: es el que une a los esposos para toda la vida. La gracia sacramental: que en este sacramento, es la santificación de los esposos y el fortalecimiento para cumplir con nuestros deberes de casados. Todas las dificultades se pueden vencer, si lo deseamos, acudiendo a la gracia de Dios. Para ello es necesario quitar nuestro egoísmo. Signo La materia es el sí , en cuanto a entrega al otro, manifestados con signos o palabras. La forma: es el sí, en cuanto la aceptación del otro, manifestado con palabras. Ministro y Sujeto Ministros: los que se casan. El sacerdote es un testigo imprescindible e imparte la bendición. Sujetos: el hombre y la mujer bautizados que cumplan los requisitos y que no tengan ningún impedimento. Requisitos para el matrimonio: Estar bautizados el hombre y la mujer. Estar capacitados para dar el consentimiento libremente. Haber hecho la Confirmación Tener la edad necesaria. Presentar la fe de Bautismo actualizada ante el párroco y el acta de Confirmación. Asistir a las pláticas de preparación. No haber estado casado antes por la Iglesia. No tener parentesco cercano. Conocer y aceptar libremente los fines y propiedades del matrimonio. Presentarse ante el párroco para que autorice la ceremonia.
Agustín hoy se puede expresar de este modo, con un simple mensaje y un conjunto de imágenes que hablan por si mismas. Cuando fue concebido, desde la primer ecografía hasta la última se evidenciaba un grave problema para el niño y la mamá. A través de los rutinarios estudios prenatales, se vislumbrava un hematoma en la placenta, con aparatología mas avanzada luego pudo acertadamente saberse que estábamos hablando de un fibroma y del cual el niño estaba "prendido". De este modo la irrigación sanguínea que alimentaría y oxigenaría al pequeño sería irregular, por tanto sus trastornos, sus secuelas podrían haber sido traumáticas, graves e irreversibles. La alternativa posible para los médicos era el aborto, una posibilidad que para sus padres nunca existió ni fue valorada. A luchar a contramarcha, sin esperanzas médicas, pero con mucha fe.
El niño se gestó sanito y hasta la ante-última ecografía el fibroma llegó a crecer algo más de 10 cm. la última cita con el ecógrafo fue desconcertante, el fibroma en cuestión de "días" había desaprecido. Se realizó una cesárea programada y el nacimiento fue óptimo para el bebé y la mamá. No había señales que hubiera existido fibroma alguna vez en el útero de mamá. Agustín no presentó durante ni después del parto síntoma alguno de malestar, ni deficiencias ni nada, y con casi 9 añitos el hace lo que todo niño a su edad... alegra a sus padres, es felíz, juega con sus hermanos, se las tira de científico, y es re buenazo... con un corazón que toca el cielo . ¿A cuántos Agustín habremos evitado venir al mundo a darnos felicidad, este mundo tan tirano que elige quien va a vivir y quien no... que aplaude exitosos empresarios y agacha el rostro ante una silla de ruedas? Agustín, queremos que sepas, que aún si hubieras enfermado te habríamos esperado y amado.
Necesitamos corazones ardientes de amor a Cristo, ladrones de sonrisas, de esos acusados de amar y ser maravillosa y valientemente amados.
Dale tu Sí a la Vida
Mamá
Este video fue realizado completamente por él... asi siente su corazoncito.
CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM
CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM