2.- La mujer que aborta, se aborta. Con esta frase se explica el hecho de que un alto porcentaje de mujeres que han abortado padezcan graves confusiones respecto de su identidad femenina. Esto es así porque lo más femenino de la mujer es la maternidad y el haber despreciado la oportunidad de ejercer este privilegio, es un atentado directo a su personalidad.
3.- También se aborta el amor, cuando se acaba con la vida de un bebé en útero. La mayoría de las mujeres que se embarazan, lo hacen de su pareja en turno, trátese del amigo, del novio, del amante, el concubino o el esposo. En el momento en el que la mujer aborta, ella misma comienza a desconfiar de su capacidad de amar. Esto es en sí mismo un asunto grave, pero lo más grave es que el hombre pierde la confianza en la mujer y normalmente, la relación termina. Está probado que esto sucede aun y cuando el mismo hombre haya promovido y patrocinado el aborto.
4.- La despenalización del aborto no evita la clandestinidad. La mujer que aborta no quiere que la gente se entere de que ha abortado. Está probado que este acto suele hacerse a escondidas, con el mayor ocultamiento posible. La mujer teme poner en evidencia una relación sexual ilícita, y peor aun, un acto homicida en contra de un ser humano que se hospeda en su vientre. Por eso, la clandestinidad será una práctica constante y sonante independiente de los marcos jurídicos que avalen el aborto.
5.- Las leyes educan o maleducan. Las leyes de despenalización del aborto en México o en cualquier parte del mundo, lo que hacen es ofender al ser humano y declarar abiertamente que la vida no tiene sentido ni vale la pena descubrirlo. Cuando se despenaliza el aborto, se sabe que hacen falta reglamentos e instituciones para instrumentar el hecho; se sabe también que esos reglamentos y leyes tardan en consumarse y, sin embargo, se sabe que el mensaje ya ocupa un lugar en la mente humana. Si la vida no tiene sentido, como dicta implícitamente la despenalización del aborto, las consecuencias son evidentes: más abortos, más asesinatos, más secuestros, más violencia, más depresión, más desempleo, más abandono de bebés, ancianos y mujeres, se piensa que la vida no vale nada y como no vale, en ella todo se vale.
6.- La despenalización de aborto ofende a las personas pobres, a las familias numerosas y a las personas con discapacidad. Cuando las personas en situaciones especiales, como lo son la discapacidad y la pobreza extrema, escuchan que se despenaliza el aborto cuando se trata de un bebé con malformaciones, de una familia pobre o numerosa, es inevitable que se sientan altamente menospreciados y con enojo hacia quienes justifican el aborto en caso de que los bebés sean personas, como ellos: discapacitados o pobres. Esto es una agresión psicológica a millones de niños, jóvenes y adultos con discapacidad y en situación de pobreza extrema en nuestro país.
7.- Cuando una nación despenaliza el aborto, pierde autoridad moral sobre sus pobladores. Ante la despenalización del aborto, la población asume que el gobierno no está dispuesto ha hacer algo para sanar la pobreza, evitar la violencia en contra de la mujer, generar empleo y promover el desarrollo integral de sus habitantes. En lugar de eso, se piensa, el gobierno buscará instrumentar mecanismos para evitar el mayor número de nacimientos. En conclusión, se piensa que el gobierno es un gobierno incapaz, este pierde autoridad, se le pierde el respeto y comienza la anarquía.
8.- Sólo una de cada mil mujeres violadas se embaraza. Todo mundo sabe, y en todo el mundo, que sólo una de cada mil mujeres violadas se embaraza. Por eso, está claro que la violación sexual no es suficiente argumento para despenalizar el aborto y trasladarlo a toda circunstancia. Además, pretender apagar el fuego con gasolina es de lo más absurdo que puede cometer un órgano legislativo, de manera que, la despenalización del aborto en caso de violación sexual o en cualquiera otro caso, es incongruente, in sustentable e inconsistente jurídicamente. No puede despenalizarse el aborto si no se despenalizan, a su vez, la violación sexual y el asesinato, con los mismos argumentos en defensa de la problemática psicológica de asesinos y violadores, como de las mujeres que abortan. Paradójico ¿no?
9.- El que no sabe sufrir no sabe vivir. Sería necio pensar que somos habitantes de la tierra, en lugar de peregrinos y que, ante los cambios propios de la naturaleza, siempre mutable, hemos de ser plenamente felices. Aquí en la tierra, lo normal es sufrir, aunque también, a ratos y a veces, se goce. Por eso, el argumento de que “aquí sólo se viene a sufrir” y que “por eso, no vale la pena que nazcan más bebés” es un argumento chantajista y manipulador, ya que aunque todo ser humano sufra, también todo ser humano, sano de la mente, hace todo por vivir. El ser humano está hecho lo mismo para la vida que para la verdad, por eso hasta los que dicen que se quieren morir, lo que en verdad dicen desde el fondo de su corazón, es que quieren vivir, pero vivir felices. Y ni los más ricos ni los más sanos hallan en la tierra la felicidad plena. De ahí que, para ser exactos, aquí se viene a desear la vida eterna, para gozar en grande después de un largo peregrinar. Los huéspedes en útero que nacen, crecen, viven, trabajan, gozan y sufren tienen derecho a conocer y amar en calidad de peregrinos, para luego gozar la meta y el final de un día que no acabará.
tienen razon en su reporte que isieron porke es l averdada sobre lo ke hablan que ahique saber valorare la vida
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