La sexualidad: dimensión fundamental de la personalidad humana (III)
La sexualidad en si misma encierra un valor incalculable por el hecho de pertenecer a la intimidad de lo humano y abre la expresión al verdadero amor.
F. Argumento que explica la relación entre sexualidad y cultura
Como ya se ha explicado en el Principio de identidad, el ser humano es el único que puede elegir sus propios fines, es decir es un ser libre e inteligente. Su conducta no está condicionada de forma instintiva, ni obligatoria como sucede en el mundo animal. Lo natural es que el comportamiento de un hombre o de una mujer, se ajuste a la sexualidad masculina o femenina, que viene dada por los factores genéticos, hormonales, gonádicos, morfológicos, psíquicos, etc. de los que ya se ha hablado. Puede elegir entre en el ejercicio de actos sexuales, pero no puede elegir acerca de su identidad sexual.
El ser humano en un ser cultural. La creación de cultura corresponde a su forma de ser. Es normal que haya influencias culturales que afecten en el proceso de identificación con la propia sexualidad que viven el niño y el adolescente. Pero el constatar que haya una cierta influencia no supone que el sujeto quede determinado por ella. Además esta influencia se da en un ser que ya está definido como hombre o mujer.(8)
La sexualidad humana sí es “plástica” o moldeable por las elecciones libres que el individuo puede tomar y por los procesos culturales que forman la afectividad, aunque esta plasticidad tiene dos rasgos que se destacan siempre: la sexualidad biológica y la tendencia hacia la complementariedad sexual.(9)
En resumen, se puede decir que, en la identificación sexual y la vivencia de la propia sexualidad, intervienen como en un puzzle, cinco piezas importantes:
1. Unas tendencias instintivas de origen biológico que hay que respetar.
2. Una afectividad.
3. Unos factores socioculturales.
4. La realidad de la fundamentación ética natural del ser humano.
5. La libertad de cada sujeto.
Aunque los cuatro elementos son importantes para tener la visión completa de esta realidad, la fundamentación ética natural, la afectividad y el elemento biológico habrán de ser definitivos para que la elección humana sea de realización.
G. Argumento desde la comparación de varias antropologías
El concepto de ser humano varía según el concepto de sexualidad que se tiene. Cambia por entero la definición antropológica y la concepción ética, lo que demuestra que no es un dato accidental, sino que se enclava en el corazón de la identidad del ser humano.
Como uno entiende la sexualidad humana, así entiende al ser humano. Algunos ejemplos de esta afirmación:
1. Freud consideró que la sexualidad humana era la explicación de todo comportamiento humano, siendo su única motivación. Describió unas clasificaciones fijas donde encajaría toda experiencia humana: la libido, el ego, el superego y el complejo de Edipo.
Para Freud, el ser humano se reduce a sus actos sexuales. Cualquier ser humano es igual a cualquier otro. Descontó la experiencia de felicidad fuera de sus categorías (por ejemplo, en su breve diagnosis de San Francisco de Asís, Freud dice que éste había “subvertido” su instinto sexual a un amor debilitado hacia sus hermanos).
Su antropología explica al ser humano polarizado por el elemento sexual, como única explicación de sus actos. Su “ética” no podría explicar actos desinteresados como la piedad, la ayuda al desvalido, el cuidado de un enfermo, etc.
2. Reich, partiendo de la teoría freudiana y del marxismo, predicó que al liberalizar la sexualidad de las normas de la sociedad, se alcanzaría también la liberación de la persona. La liberación implicaría que el ser humano pudiese actuar según sus instintos sexuales incontrolables.
Para Reich, el ser humano es una máquina que responde a ciertas estimulaciones. Marcuse siguió esta línea, y dijo que la libertad humana se alcanzaba cuando la plasticidad de la sexualidad se hacía total. Sus experimentos con niños en edad de kinder dejaron tristemente a muchas personas con serios problemas de adaptación social y esquizofrenias incurables.
3. M. Foucault en su Historia de la Sexualidad I habla de la sexualidad como una fuerza de poder. Interpreta la historia moderna como un intento del Estado de gobernar la sexualidad, pero este intento ha ido enfatizando y “creando” la sociedad. Según él, el ser humano no tiene identidad. Como la sexualidad es algo “plástico”(cambiante), también el ser humano lo es.
H. Argumentos desde la perspectiva psicológica.
1. El rechazo de la sexualidad es también rechazo del cuerpo. La no-identificación con su sexualidad es también búsqueda de no-identificarse con la sociedad. Por ejemplo, las personas que sufren tendencias homosexuales suelen dañarse a sí mismos con mucha más frecuencia que las personas que no sufren las mismas tendencias.(10) La homosexualidad suele iniciar en un rechazo de otra persona-modelo o rechazo de un grupo social, que afecta a la persona que sufre la tendencia a la homosexualidad y le lleva al rechazo de su propio ser.
2. Uno de los abusos más serios que puede sufrir un ser humano es la violencia sexual o el uso de su cuerpo como si fuera un objeto. Por ejemplo, está demostrado que la mayoría de las prostitutas [98%] sufren un trastorno psicológico originado por su “profesión”.
3. La sexualidad, vivida desde el amor, ayuda a la integración de la persona. Maslow, fundador de la escuela de Psicología personalista, considera la sexualidad como un aspecto intrínseco de la maduración. Maslow descubre que el amor en las personas que él llama “autorrealizadas” (maduras) es un acto de donación al otro, un abandono al compañero sin reservas y sin intereses personales. El fenómeno comporta la esfera genital, aunque sin agotarse en ella, puesto que entre dos individuos puede existir una intimidad aunque sólo sea psicológica. Quienes se realizan, manifiestan la inclinación a amar y ser amados y lo hacen en su manera de vivir su sexualidad. Pueden vivir como célibes, cuya sexualidad se canaliza hacia un amor sin la unión sexual o pueden poner su sexualidad al servicio de amor de otro de sexo complementario. En tal caso, experimentan mayor gozo en el sexo, que postula una profunda estima del otro, el deseo de que alcance su plenitud y una aceptación de su personalidad. Según él, “el placer sexual de las personas que se autorrealizan puede ser muy intenso o pueden prescindir de él.”(11)
4. Un estudio hecho en la Universidad John Hopkins demuestra que no es la cultura, ni la forma externa que uno tiene lo que determina la sexualidad, e incluso que es dañino “cambiar el sexo” (o cambiar las características biológicas de un sexo para hacer la persona aparecer como otro) pues provoca falta de identificación en el sujeto.(12)
I. Otros argumentos varios desde el sentido común:
1. Un río se define como un torrente de agua que fluye dentro de un cauce. Se necesitan dos orillas, para que el río exista. Esto es como la sexualidad: una fuerza tremenda, pero que corre dentro de unos cauces: el amor libre e inteligente y la apertura a la vida.
2. No se entiende lo que es un hombre sin conocer qué es una mujer. Para poder decir “yo” uno tiene la necesidad de tomar en cuenta al otro de sexo complementario. La diferencia es para la unidad, no para la separación.
3. Un acto de violencia sexual es mucho más grave que un acto de violencia de otro tipo, y las secuelas psicológicas que deja son más serias, porque se ha dañado algo esencial de la persona humana, no sólo una parte de su cuerpo.
4. El cuerpo revela el ser humano y le revela siempre como hombre o como mujer.
Conclusiones
1. Definición de sexualidad: La sexualidad humana es el conjunto de características que abarcan y expresan a todo el ser humano, en la unidad de su cuerpo y de su espíritu, y que le configuran como hombre o como mujer. No existe el ser humano “neutro”, sólo se es ser humano, como hombre o como mujer, es decir como un ser sexuado El ser humano se define como la unidad personal sexuada de espíritu y cuerpo. La sexualidad humana es una dimensión fundamental del ser humano porque es necesaria para identificar al ser humano como tal. La sexualidad es una dimensión fundamental de toda la personalidad humana y por ello está íntimamente relacionada con la afectividad, la capacidad de amar y la aptitud para relacionarse con los demás.
2. El ser humano es, pues, un ser sexuado y tal sexualidad no es unívoca en su expresión, sino tiene dos nombres: masculina o femenina. La sexualidad “diferencia” a seres humanos con igual dignidad (valor), que experimenten la vida humana de modos diferentes. Tal diferencia no es sólo material, sino que toda la experiencia y la autoconciencia del sujeto pasan a través de la realidad de ser hombre o de ser mujer. La sexualidad es pues la capacidad de vivir según el propio sexo.
3. Los actos así llamados “sexuales” son algunas expresiones, particularmente significativas, de la sexualidad pero la sexualidad humana no se puede reducir a la mera “actividad sexual”: es una dimensión que abarca a todo el ser humano, íntimamente ligada a su libertad y a su capacidad de amar.
4. La voluntad humana no puede “recrear” la sexualidad humana, porque tendría que recrear al ser humano. Por ejemplo: las operaciones de cambios de sexo no cambian la sexualidad de esa persona, solamente se opera un cambio en el nivel gonádico, pero cada una de las células de su cuerpo sigue teniendo otra información genética diferente. La libertad humana no es absoluta, porque no “puede” decidir sobre aquello que nos viene dado, es decir que nos hace precisamente ser lo que somos: seres humanos sexuados.
5. La sexualidad es una realidad de por si valiosa por el hecho de pertenecer a la intimidad de lo humano. Evidentemente no tiene solamente valor por cumplir la finalidad biológica reproductiva, sino que vale por sí misma, como es expresión del amor humano, es por sí misma buena. Esa integración de las diferentes dimensiones es característica de todo lo propiamente humano. Ocurre también así, por ejemplo, con la sonrisa. Definir la sonrisa como podrían hacerlo la fisiología o la psicología (una determinada contracción de los músculos de la cara, o un tipo de respuesta a determinados estímulos positivos) es claramente verdadero, pero insuficiente. Sonreír también es afirmación, alegría, acogida, amistad hacia alguien; en definitiva, es un gesto que expresa y realiza sentimientos y algunos actos propios del amor.
6. Como unidad personal sexuada de espíritu y cuerpo, la vivencia humana de la sexualidad también ha de conducirse por las facultades superiores que dignifican al ser humano; es decir aunque contamos con un sustrato biológico natural, no son sólo los instintos quienes nos guían, sino una libertad inteligente que es capaz de elegir el bien, y actuar por amor. La sexualidad, aislada de la inteligencia, se independiza de ella, por ser uno de los impulsos más fuertes del hombre. En ese caso se deshumaniza, y deshumaniza al hombre mismo, atándolo a unos deseos que no tienen nada de libre en cuanto que le arrastran determinísticamente. En cambio, armonizada con las restantes dimensiones del espíritu, contribuye a la armonía del ser humano y encuentra su sentido humano: la donación recíproca del hombre y la mujer.
7. La diferenciación sexual (sexualidad) es un modo de ser como ser humano, de estar y de comportarse. Pretender igualar en este aspecto a hombres y mujeres es fruto de un idealismo carente de sentido común que niega la realidad. El isomorfismo no es real. Es además un acto de injusticia, porque es la diferencia sexual la que configura a la humanidad.
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(8) POLAINO-LLORENTE, Aquilino, Sexo y Cultura, 3ª Ed., RIALP, Madrid, 1999, pp 173-174: “En síntesis, naturaleza y cultura no sólo coexisten y se hacen corresponsables de la conducta sexual humana, sino que, una y otra, son entre sí interdependientes, hasta el punto de que los efectos causados por una reobran en la otra y viceversa. Y a la inversa, algo muy parecido a lo anterior puede acontecer cuando por efecto de los cambios operados en la naturaleza se modifica su significación cultural.”
(9)La complementariedad sexual es un rasgo innato a la sexualidad porque nuestra sexualidad tiene como fin natural la unión con el otro sexo complementario, aunque por la libertad personal y por otros factores socio-culturales que tocan a la afectividad, es posible moldear cómo uno ve quién es complementario. Por ejemplo, personas con tendencias homosexuales frecuentemente las han desarrollado por el rechazo de otros de su mismo sexo, identificándose con el otro sexo (más en el caso de los hombres) o por el rechazo del sexo complementario, por experiencias con estos que han sido penosas (más en el caso de las mujeres). Cfr, teoría “EBE”, BEM, D., Exotic Becomes Erotic: A Developmental Theory of Sexual Orientation, Psychological Review 1996. Vol. 103, No. 2, 320-335. Por el rechazo de lo natural, consciente o inconscientemente, vuelven a su mismo sexo para encontrar al amor verdadero, donde todavía buscan una “complementariedad" sexual, simulada por el vestir, los gestos más masculinos o femeninos y los papeles que toman en una relación más estable. Cfr. J. Michael Bailey, Peggy Y. Kim, Alex Hills, Joan A. W. Linsenmeier, Butch, Femme, or Straight Acting? Partner Preferences of Gay Men and Lesbians, Journal of Personality and Social Psychology, November 1997 Vol. 73, No. 5, 960-973.
(10) Entre otros, nos referimos a: Dunedin Multidisciplinary Health and Development Study, Keren Skegg, Shyamala Nada-Raja, parte de un estudio de 946 jóvenes que nacieron entre 1972 y 1973 en Dunedin, Nueva Zelanda. Aunque la sociedad neo-zelandesa acepta el comportamiento homosexual, según este estudio, hombres que sienten tendencias homosexuales tienen cinco veces mayor probabilidad de dañarse a sí mismos que hombres sin las mismas tendencias. Y mujeres con tendencias homosexuales tienen más del doble de probabilidad de hacerse daño.
(11) MASLOW, Motivation and Personality, Harper and Row, New York, 1970, pp. 187–188. Nota: en este libro, Maslow hace una distinción artificial entre el amor y la sexualidad, para distinguir con claridad entre los actos sexuales (que él llama la sexualidad) y lo que realiza al ser humano (el amor).
(12) Reporte de John Hopkins University Children´s Center Studies de internet.
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Fuente: Mujer Nueva
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