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viernes, 7 de septiembre de 2012

►EL ABORTO COMO IMPOSICIÓN




Es imposición silenciar a los defensores de la vida para permitir la muerte de los hijos antes de nacer.

Una mentira no se convierte en verdad, aunque sea repetida mil veces.

Decir que ir contra el aborto es imponer una idea religiosa a toda la sociedad es una de esas mentiras que corre como moneda falsa por aquí y por allá.

Porque ir contra el aborto es defender el derecho a la vida. Y defender el derecho a la vida no es algo reservado a los creyentes, a las personas que tienen una religión, sino a cualquier ser humano que trabaja por construir un mundo más justo y más inclusivo.

La verdadera imposición consiste en declarar que el aborto sería un “derecho”, un asunto sobre el que la mujer decide libremente, sin interferencias de nadie.

Porque es imposición decidir la muerte de un ser humano inocente, de un hijo que no puede defenderse por sí mismo.

Porque es imposición obligar al personal sanitario a practicar abortos que van contra la justicia, contra la ética médica y contra la propia conciencia.

Porque es imposición decir que la mujer hace con su cuerpo lo que quiere, cuando con esta frase se quita el derecho del embrión o del feto a conservar la integridad de su cuerpo pequeño y frágil. ¿Es que el embrión no tiene también un cuerpo?

Porque es imposición querer silenciar a los defensores de la vida con mentiras y con calumnias que reflejan el deseo prepotente de los defensores del aborto, con el que buscan eliminar a los más indefensos y desvalidos.

Frente a la imposición abortista necesitamos dar un sí decidido y generoso a la vida, a la salud, a la solidaridad, a la justicia, a la sociedad abierta e inclusiva, porque no excluye al ser humano más cercano y más débil: el hijo antes de nacer.

Sólo cuando decimos un “no” decidido al aborto damos un importante paso para garantizar a todas las mujeres (sin exclusiones) el respeto a la propia integridad física, también cuando son un embrión de pocas semanas. Porque ese “no”, para ser coherente y completo, deberá estar acompañado con ayudas concretas y eficaces para las mujeres que inician un embarazo en situaciones de dificultad.

Evitaremos así imposiciones arbitrarias e injustas, y permitiremos que nazcan tantos miles de seres humanos que merecen ser respetados en sus derechos fundamentales, entre ellos el derecho básico a vivir, respirar y ser acogidos en un mundo a la medida de todos, sin exclusiones.

viernes, 18 de mayo de 2012

►Análisis: Fuerte advertencia sobre la salud reproductiva y la planificación familiar



Luego de leer el siguiente informe que les presento mas abajo, me dirán si no les queda la sensación de ser tratados (las personas) como animales que no pueden controlarse, que no tienen disciplina, que no hacen uso de razón, y por ello deben recurrir a la barbarie del aborto porque en el descontrolado uso de la sexualidad hacen hijos y luego no queda otra que recurrir al feticidio...?
Dobles discursos, para confundir, para que tomemos la actitud de transigir  quedando asi debates inacabados, producto de la manipulación hacia una población que manifesta desinterés e intolerancia hacia temas que consideran tan personales. No terminan mas que convirtiendo el mundo en un puñado de aves de rapiña donde el mas fuerte se come al mas débil.
Mediten sobre lo expuesto, infórmense, muestren en las escuelas esta realidad para que no nos soprendamos un dia en la cama de un hospital con médicos a nuestro lado pensando como es mejor matarnos en vez de estarnos ayudando a vivir... porque es nuestro derecho, y tenemos obligación de ayudar a crear conciencia, tenemos obligación de defenderlo, por Cristo Jesús, pos nuestros hijos, por la dignidad del ser humano.
Vamos por una cultura de vida.
Saludos a todos
Laura


Por Austin Ruse y Stefano Gennarini, J.D.

NUEVA YORK, 18 de mayo (First Things/C-FAM) 

En dos artículos recientes, Meghan Grizzle, de la World Youth Alliance, sostiene que las frases «salud reproductiva» y «planificación familiar» son perfectamente aceptables y que los provida deberían luchar por ellas. Argumenta que el aborto no forma parte de la salud reproductiva en el derecho internacional y que los anticonceptivos no son parte de la planificación familiar.
Grizzle tiene razón, en cierta medida. No existe un tratado internacional vinculante que defina la salud reproductiva como inclusiva del aborto. De hecho, este no se menciona en ningún tratado en absoluto. En uno se nombra la salud reproductiva: en la convención sobre discapacidad; cuando fue aprobada, 15 naciones insistieron en que no incluyera el aborto. Y es cierto que, a pesar de que la planificación familiar se menciona en tres tratados vinculantes, no se la define como inclusiva de la anticoncepción.

¿Se desprende de ello que no hay nada que temer con estas frases y que de hecho deberíamos adoptarlas? Sugerimos que Grizzle es demasiado positiva respecto de estos términos y de su amenaza. Se equivoca en una importante definición y es excesivamente optimista para pensar que estas frases puedan ser recogidas para usos buenos.

El derecho internacional se forma a través de tratados vinculantes y mediante el reconocimiento del derecho internacional consuetudinario que tiene lugar por medio de la práctica estatal universal con el conocimiento de la obligación legal.

Los tratados vinculantes no se pronuncian respecto del aborto. Incluso cuando se menciona la salud reproductiva en la convención sobre discapacidad, solo se la define como categoría de no discriminación. Pero hay más que temer en los tratados que las simples palabras. Cada uno de ellos viene con un órgano de supervisión. En los últimos años, estos órganos han asumido funciones cuasijudiciales y, básicamente, han reescrito los acuerdos.

El comité que supervisa la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (conocida como CEDAW, por sus siglas en inglés), ahora interpreta que el tratado incluye la salud reproductiva y el derecho al aborto. Hasta la fecha, han ordenado a más de 90 países que modifiquen sus leyes de aborto. Algunos tribunales nacionales han comenzado a hacerle caso, como lo hizo recientemente Argentina, que liberalizó su legislación en la materia basándose en esta reinterpretación. Grizzle tiene razón en señalar que estos comités actúan excediéndose en sus mandatos. Pero lo hacen, y con consecuencias patentes.

La otra manera por la que se compone el derecho internacional es mediante la costumbre. Los abogados proabortistas afirman falsamente que el uso reiterativo de la frase «salud reproductiva» en documentos de la ONU que no forman parte de tratados ha dado lugar a un derecho consuetudinario al aborto. En la mayoría de los casos apuntan al Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (El Cairo, 1994).

Grizzle insiste en que el documento de El Cairo no puede ser utilizado de ese modo porque, a pesar de usar la frase «salud reproductiva», no incluye el aborto. Grizzle está, simplemente, equivocada. El texto dice: «La atención de la salud reproductiva en el contexto de la atención primaria de la salud debería abarcar ... [la] interrupción del embarazo de conformidad con lo indicado en el párrafo 8.25». Ese párrafo dice que el aborto no debe promoverse como método de planificación familiar. Sostiene que cualquier cambio que se introduzca en la legislación sobre el aborto sólo puede ser decidido a nivel nacional, estatal o local, y en los lugares donde el aborto es legal, también debería ser seguro. El aborto, de cualquier modo, está presente en gran medida en el documento.  

Hay aun más problemas con la aceptación de estas frases. Son peligrosamente imprecisas. El documento de El Cairo, al cual Grizzle califica de no polémico, define a la salud reproductiva como «un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos.  En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia.» Grizzle dice que este tipo de galimatías legal es aceptable e incluso loable.

No hay forma de escapar del hecho de que estos términos son controvertidos. Cada vez que aparecen en el borrador de un documento de las Naciones Unidas causan revuelo entre las delegaciones. En la sesión de este año de la Comisión de la ONU sobre la Condición de la Mujer, algunas delegaciones fueron tan enérgicas en su promoción de la salud reproductiva y de la planificación familiar que las demás rechazaron el documento final. Además, si esos términos fueran inofensivos, la Santa Sede no intentaría constantemente bloquearlos, o, de no ser esto posible, definirlos de manera aceptable en las reservas a los documentos.

Haríamos bien en ver más allá del texto de los instrumentos internacionales, vinculantes o no, para comprender el riesgo que entrañan estos términos. El aborto y la anticoncepción son el alimento básico de la dieta promovida por los organismos de las Naciones Unidas. En pocas palabras, actores poderosos de la ONU (organismos, ONG, fundaciones, gobiernos) siguen incluyendo el aborto y la anticoncepción precisamente bajo el nombre de salud reproductiva y planificación familiar.

Si bien los artículos de Grizzle constituyen un grato alejamiento de las opiniones generalizadas de la comunidad internacional sobre la salud reproductiva y la planificación familiar, intentar cambiar el significado de esos términos es, en el mejor de los casos, una lucha quijotesca. Nadie cree realmente que la aceptación de estos términos por parte de la ONG de Grizzle (que, hay que admitirlo, es pequeña) convencerá a los Estados Unidos, a la ONU, a la UE, a los países donantes escandinavos, a las fundaciones multimillonarias y a poderosas ONG que decidan que estos términos ya no suponen el aborto y la anticoncepción.

La realidad es que en las últimas décadas, la «cultura de la muerte» ha transformado con éxito las normas sociales occidentales, especialmente aquellas vinculadas con la sexualidad. El acto conyugal es visto como una actividad recreativa separada de la unidad natural y fundamental de la sociedad: la familia. Por consiguiente, se trata a la vida humana en sí misma, que es fruto del acto conyugal, como un producto desechable.

Las propias nociones de salud reproductiva y planificación familiar se basan en el presupuesto de que el sexo es una actividad recreativa o un impulso incontrolable. Si realmente queremos derrotar a la cultura de la muerte, no debemos transigir en absoluto en los temas de la sexualidad y la familia. Los términos «salud reproductiva» y «planificación familiar» no son un caballo de Troya para cualquiera que los adopte como componente de su política social.

Este artículo se publicó originalmente en «First Things Online». Se reimprime aquí con autorización.


Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano

lunes, 26 de marzo de 2012

►Apóstoles de la muerte

Muy recomendado!
Escrito por Germán Mazuelo para ConoZe.com
Espero, los artículos compartidos sirvan para comprender el sentido de la VIDA y a la hora de defenderla tengamos fuertes argumentos basados en la VERDAD.
Que tengas buen dia.




Mal que pese a muchos enemigos de la Iglesia católica y a no pocos detractores del magisterio pontificio, la condenación del aborto no es, como muchos atribuyen, un capricho de los Papas. Es una doctrina cierta, grave, invariable de toda la Iglesia de Cristo, desde que Él la fundó hace dos milenios.
El Beato Juan XXIII, el «Papa bueno», en su encíclica «Mater et magistra», daba este terrorífico diagnóstico: «La vida del hombre ha de considerarse por todos como algo sagrado, ya que desde su mismo origen exige la acción creadora de Dios. Por tanto, quien se aparte de lo establecido por Él, no sólo ofende a la majestad divina y se degrada a sí mismo y a la humanidad entera, sino que, además, debilita las energías íntimas de su propio país» (nº. 194).
El Concilio Vaticano II, en nombre de la Iglesia entera, calificó el aborto de «crimen abominable».Crimen, porque es un auténtico asesinato, a sangre fría, aunque sea invisible el inocente asesinado vilmente; y abominable porque se arrebata la vida a un incapaz de defenderla por su cuenta.
Hay quienes ingenuamente se extrañan de que Benedicto XVI al igual que sus predecesores condene el aborto y exija a los Estados defender la vida, como lo hizo en Barcelona en 2010: «La Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familia… la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural», o en Austria «el derecho humano fundamental, el antecedente de cualquier otro derecho, es el derecho a la vida misma. Esto es verdad desde el momento de la concepción hasta la muerte natural».
Muchos han recibido con desagrado, la actuación del Papa, lo que manifiesta que nuestra sociedad perdió el sentido del crimen, lo que señala que ha perdido el sentido del pecado.
Lo más trágico es que también hay cristianos que han perdido el sentido del crimen, ya que les parece indiferente el aborto, y hasta lo defienden en casos especiales, como si el crimen fuera menos crimen en esos casos. Se va formando una opinión pública que resta al aborto su maldad y hasta se pide que los gobiernos lo permitan en algunas circunstancias. Ignoran que el aborto es una violación grave y vil del quinto mandamiento, tanto más despreciable en cuanto se verifica sobre una persona que tiene derecho a la vida, derecho concedido precisamente por los mismos que luego quieren arrebatárselo.
Manifiestan aquellos, que «el Papa sigue haciendo el ridículo». Sí que hace el ridículo ante los malos cristianos, ante los que desprecian abiertamente la ley de Cristo a quienes no dan la misma propiedad de la vida a los demás, de la misma forma como consideran la suya. Desde el momento en que un cristiano ve con indiferencia el aborto, está ya condenado por Cristo, quien afirma: «amarás a tu enemigo y rogarás por él»; si Jesús obliga a amar a un enemigo, ¿cómo va a perdonar que, con el aborto, se persiga y se aniquile a un amigo, al menos a un inocente?
Las declaraciones y actuaciones del Papa irritan a ciertos ambientes, muy particularmente a los lobbies que promueven y financian las esterilizaciones masivas, la contracepción, el aborto, que financian la distribución masiva de preservativos a niños y adolescentes, y que subvencionan leyes con el rótulo de «derechos sexuales y reproductivos», legislaciones que estos grupos de influencia cabildean e imponen a los estados. Como decía Andrea Tornielli, coautor del libro «Ataque a Ratzinger: «el poder secularizado teme al anuncio de una verdad irreducible, hay lobbies y grupos de poder a los que les molesta la moral cristiana y la enseñanza ética de la Iglesia. En ciertas situaciones la voz de la Iglesia permanece como el único baluarte de una conciencia no anestesiada… quieren hacer ver (al Papa) como un retrógrado conservador, anti liberal y anti democrático».
Ante la postura católica, la denominada «salud reproductiva» –falacia ante la que se camufla el aborto–l a tiene difícil. Esta ideología en los últimos tiempos ha sufrido connotados traspiés, aunque sigue ofreciendo sus gangas a los países subdesarrollados, o a los que están pasando dificultades económicas, por ejemplo en la Unión Europea, organización que le da al aborto el status de «derecho».
«Precisamente la familia merece una atención prioritaria –explanaba Benedicto XVI a los Nuncios Apostólicos en América Latina– pues muestra síntomas de debilitamiento bajo las presiones de lobbies capaces de influir negativamente en los procesos legislativos. Los divorcios y las uniones libres están aumentando, mientras que el adulterio se contempla con injustificable tolerancia. Es necesario reafirmar que el matrimonio y la familia tienen su fundamento en el núcleo más íntimo de la verdad sobre el hombre y sobre su destino; una comunidad digna del ser humano sólo se puede edificar sobre la roca del amor conyugal, fiel y estable, entre un hombre y una mujer» (17 de febrero de 2007).
Las organizaciones pro-aborto como Planned Parenthood o el Legal Momentum Fund financiadas por las chequeras de George Soros, Feeney Chuck, o de las multinacionales como Ford, Google, Microsoft o Goldman Sachs, JP Morgan, Pfizer, o de fundaciones como David y Lucile Packard, o Mc Arthur. La Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF), la organización que más promueve el aborto en todo el mundo, ha recibido millones de dólares de fundaciones de Estados Unidos.
Como diría el Beato Juan Pablo Magno: «La confrontación histórica más grande que los siglos han conocido es la lucha entre la Iglesia y anti-iglesia, el Evangelio y el anti-evangelio».
Ante el Evangelio de la Vida,la anti-iglesia, promueve un anti-evangelio disfrazado de derecho. Los apóstoles de Cristo anuncian la cultura de la vida, los apóstoles de la muerte promueven la cultura de la muerte.

►¿Por qué la simpatía por el aborto?



El fenómeno es demasiado grande –y creciente–, para no reflexionarlo y revertirlo. El apoyo, la simpatía por el aborto, cada vez mayores en el mundo, tienen sin duda casuales muy decisivas, y una crucial es la enorme campaña a su favor, con muchas formas, medios y orígenes. La «cultura de muerte» gana terreno.
Son muchas las organizaciones, incluyendo de las Naciones Unidas, y muchas también las personalidades que solicitan la aprobación ciudadana, y de ella la gubernamental al aborto; y lo grave es que parecen convencer a un número creciente de personas sobre la necesidad (sí, necesidad) de facilitar y proteger legalmente el aborto provocado. Son los difusores de dicha cultura de la muerte.
Por muchas razones, que sobrepasan el tema particular del aborto, hay una enorme presión político-social contra instituciones y valores trascendentales, esos que la sociedad ha descubierto por siglos, como son la familia, el matrimonio y el derecho a la vida del nonato. También destaca su lucha en contra de la religión, especialmente la católica, a la que atacan ferozmente, con calumnias e injurias.
Estas presiones provienen de grupos relativamente pequeños, pero muy vociferantes, muy ruidosos y que se han agenciado espacios en los medios de comunicación y en foros públicos, internacionales principalmente, para luchar a favor del aborto provocado, en este caso.
Es muy importante hacer notar que su presencia, infiltración y acciones se desarrollan en foros de las Naciones Unidas, en otros organismos internacionales, como en la Comunidad Europea, y en otros ámbitos políticos o sociales.
Dichos grupos de presión que se hacen llamar «progres», cuando en realidad son «retros» (quieren regresar a la humanidad a épocas cavernarias), no representan más que a sí mismos y a algunos que simpatizan con sus causas o ideas.
Su acción a favor del aborto provocado es, además de convencer a las personas de ser un acto moralmente válido, una forma de proteger dicen, los «derechos reproductivos» de la mujer, como un medio válido de control natal y finalmente como un «derecho» que debe ser reconocido internacionalmente.
De esta forma buscan que los países signatarios de convenciones internacionales de la ONU y de sus organizaciones satélites, se vean obligados a incorporar en sus legislaciones nacionales ese derecho al aborto provocado. Pero van aún más lejos, presionan para que se castigue a quienes opinen en contrario, y se opongan formal o informalmente a ese supuesto derecho al aborto provocado.
Por una parte, es muy preocupante que esos grupos antivalores vayan ganando voluntades entre funcionarios públicos nacionales y supranacionales, para que acepten el aborto provocado como una medida de control natal y como un derecho de la mujer y de quienes lo practican. En general, sus métodos han sido muy sutiles, tratando de colar en convenciones y acuerdos internacionales derechos al aborto y otros más. Sus avances son resultado del engaño y la acción subrepticia.

Pero también están las ganancias de convencer a millones de personas que el aborto provocado no es un acto inmoral, que se protege a las mujeres que abortan de morir en abortos clandestinos, y que con ello no se afectan derechos humanos, sino que se protegen. El tema del control natal lo dejan en general a los gobiernos.

¿Por qué sucede esto? ¿Por qué muchas personas se dejan convencer tan fácilmente de que abortar es aceptable, que no afecta ningún derecho?
Creo que la razón es muy simple, y es que la defensa de la vida del nonato es demasiado débil, le falta difusión y recurrir a la fuerza de los argumentos pro-vida, que son muchos. Además, es fácil matar a un ser que no se ve, pero no ya nacido.
Sabemos bien, quienes somos partidarios de la «cultura de la vida», que la oposición al aborto provocado es por un convencimiento absoluto, de carácter netamente científico, de que la vida humana inicia precisamente con la concepción, cuando el espermatozoide de une con el óvulo para convertirse en la primera célula de una nueva persona humana, diferente de la madre.
Sabemos también que en entre los derechos humanos, el derecho primigenio, sin el cual los demás no tienen sentido, es el derecho a la vida, y que se puede demostrar jurídicamente. Los muertos no pueden gozar de derecho alguno.

Sabemos también que el derecho a la vida de un ser indefenso está por encima del derecho de otra persona, sea a la salud o al confort; que una mujer no puede, conforme a la ley natural, anteponer su deseo de abortar a la vida de su hijo.

Sabemos también que es falso, estadísticamente hablando, que mueran tantos miles de mujeres por abortos clandestinos, y que la legalización del aborto no salva vidas, sino que por el contrario, permite terminar con las vidas de los bebés que son asesinados al abortarlos, y que también mata mujeres en un quirófano.

Sabemos muchas cosas más, pero no hemos sabido difundirlas. Hay que hacerlo. Debemos poner frente a todas las personas pensantes del mundo la verdad de las cosas, y que derivan de una fundamental: la vida de la persona humana inicia con la concepción, probado científicamente, y que su protección debe sobreponerse a cualesquiera otros derechos, reales o supuestos, de la embarazada o la sociedad.

Debemos desenmascarar a los emisarios de la muerte por el aborto, en sus torcidas acciones para forzar a los gobiernos a legitimar al aborto, y convencer a funcionarios internacionales y nacionales que deben proteger internacional y constitucionalmente la vida del concebido.

En tanto no logremos poner frente a los ojos y las mentes de la gente, sobre todo de los gobernantes y líderes de opinión, esta verdad científica y ese derecho natural a la vida humana, la cultura de la muerte ganará más terreno.

Via: ConoZe.com

martes, 6 de marzo de 2012

►Aborto



El aborto no es sólo matar el fruto inmaduro del vientre, sino toda acción que de cualquier modo y en cualquier momento conduzca a su muerte. El aborto es un crimen porque consiste en quitar la vida a una criatura que no ha cometido ningún delito. Esta injusticia se agrava porque se trata de una víctima inocente, sin posibilidad alguna de defenderse, que es destruida por quienes lo han llamado a la existencia y que debían cuidar y defender su vida: sus padres.
El aborto es tema de controversia en la historia de la humanidad. Ya en el siglo XXI va tomando un carácter cada vez más cruel y antihumano. Según los conocimientos biológicos actuales, resulta evidente que nuestro cuerpo ha comenzado a existir desde la fecundación. Ya no es una hipótesis metafísica, sino una evidencia experimental apoyada por las características del cigoto que desde lo biológico presenta coordinación en su desarrollo, continuidad en su ciclo vital, lleno de potencialidades que irá desarrollando.


Reivindicar el derecho al aborto y reconocerlo legalmente, significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo, el de un poder absoluto sobre los demás y contra los demás. Ésta es la muerte de la verdadera libertad.



sábado, 28 de enero de 2012

►Que sea del conocimiento de todos


Tantas veces he oído decir...: -"A la iglesia no le importa nada", "La Iglesia no hace nada"... Vayamos tomando conocimiento de como la Iglesia ha actuado desde siempre respecto a la vida de todo ser humano y en todos los sentidos posibles y aún en los que parecen imposibles.





La Iglesia defiende a los niños ante la ONU
Cardenal ALFONSO LÓPEZ TRUJILLO
9 de mayo de 2002

Señor Presidente: 

La Santa Sede quiere ser siempre fiel al amor de especial predilección y ternura del Señor por los niños, en el reconocimiento y respeto pleno que les es debido. Son don maravilloso de Dios. 

A lo largo de los siglos han surgido en el seno de las comunidades cristianas incontables instituciones y obras en favor de la niñez, y han brindado, en las más diversas dimensiones, un servicio generoso: en la familia, en la educación, en la salud, con especial énfasis en los más pobres y necesitados. La lucha contra la pobreza, que flagela a la infancia cruelmente y cobra tantas víctimas, es una exigencia fundamental. 

Su Santidad Juan Pablo II ha escrito durante el Año Internacional de la Familia (1994) una significativa Carta a los Niños. Estos son fuente de alegría y esperanza para los padres y para la sociedad, y son amados por Dios en Jesús Niño, que se presenta en Belén como un recién nacido. 

En ella denuncia los sufrimientos, amenazas y atentados de que son víctimas los niños: "padecen hambre y miseria, mueren a causa de las enfermedades y la desnutrición, perecen víctimas de las guerras, son abandonados por sus padres y condenados a vivir sin hogar, privados del calor de una familia propia, soportan muchas formas de violencia y abuso por parte de los adultos" (Carta a los Niños). No se puede permanecer indiferentes, advierte el Papa, ante el sufrimiento de tantos niños. 

Además de las múltiples formas de violencia indicadas, hay otras que proliferan, con drásticos efectos, como es la polución moral del ambiente, que les impide respirar espiritualmente un oxígeno puro. Las familias y los Estados no pueden evadir las exigencias de una "ecología humana" (Centesimus annus, 30). Cuando los valores morales son impunemente conculcados, cuando la atmósfera es cargada artificiosamente de erotismo, y se vacía y se banaliza el significado de la sexualidad humana, e incluso se les induce a "estilos de vida", de comportamientos incalificables, en un clima de alarmante permisivismo, los riesgos de violencia crecen. Aunque con notable retraso, porque son ya muy numerosas las víctimas, muchos parece que comienzan a reaccionar y a revisar actitudes y a fortalecer las normas legales para evitar sus consecuencias devastadoras. 

En diversas ocasiones el Pontificio Consejo para la Familia ha celebrado congresos internacionales sobre la niñez: 

- La dignidad del niño y sus derechos (Roma, 18-20 de junio de 1992). 
- La explotación sexual del niño en la prostitución y la pornografía (Bangkok, 9-11 de septiembre de 1992). 
- La familia y el trabajo de los menores (Manila, 1-3 de julio de 1993). 
- Los niños de la calle (Río de Janeiro, 27-29 de julio de 1993). 
- La adopción internacional (Sevilla, 25-27 de febrero de 1994). 

Más recientemente, en ocasión del Gran Jubileo, llevamos a cabo un congreso mundial con el título: "Los niños, primavera de la familia y de la sociedad" (Roma, 11-13 de octubre de 2000), y, el 5 de junio del año pasado, aquí en las Naciones Unidas, se efectuó un simposio sobre "Los niños en los conflictos armados: responsabilidad de cada uno", organizado por la Misión Permanente de observación de la Santa Sede, en unión con la Oficina del representante del secretario general de las Naciones Unidas para los niños en situación de conflicto. Sería una información demasiado amplia la que requeriría recordar los congresos, encuentros y otras actividades llevadas a cabo por la Iglesia a lo largo y ancho del mundo. 

El reconocimiento pleno de la dignidad humana del niño, de todos los niños, imágenes de Dios, desde el momento de su concepción, parece que se ha perdido y tiene que ser renovado. La verdadera medida de grandeza de una sociedad es aquella con la que se reconoce y protege la dignidad y los derechos humanos, y asegura el bienestar de todos sus miembros, especialmente los niños. Una sociedad sana, de genuino rostro humano, es aquella en la cual los individuos reconocen a la familia como la célula básica de la sociedad y la más importante proveedora y educadora del niño, así como está proclamado en la Convención sobre los derechos del niño (de 1989). 

Es muy importante observar el criterio central, varias veces subrayado en la misma Convención, según el cual debe prevalecer "el bien superior del niño". Este criterio iluminador no debe ser sofocado o burlado por leyes injustas. "El bien superior del niño" es un precioso criterio que hunde sus raíces en su dignidad personal: el niño es fin, no instrumento, medio, objeto (cf. Gaudium et spes, 24); es sujeto de derechos, comenzando por el derecho fundamental a la vida, desde su concepción, que nada ni nadie puede negar, así como lo afirma el párrafo 9 del preámbulo de la Convención. 

El proceso del desarrollo humano en todos sus aspectos, físico, emocional, espiritual, intelectual y social, es el resultado de una sinergia entre la familia y la sociedad. Sólo por medio de una colaboración eficaz el niño podrá ser protegido de toda injuria, abuso y opresión, y ser capacitado para compartir y contribuir al bien común de la humanidad. Lograr este desarrollo es una gran empresa, siempre en construcción, que a la vez pone de manifiesto el genuino espíritu y el estado de salud de las sociedades y aportará remedios oportunos contra las injurias y las necesidades. 

"El bien superior del niño" exige su adecuada relación con la familia, fundada sobre el matrimonio, cuna y santuario de la vida, lugar del crecimiento personal, de afectos, de solidaridad, lugar del derecho y de la transmisión intergeneracional de la cultura. Al servicio del niño la comunidad internacional debe "defender el valor de la familia y el respeto a la vida humana, desde el momento de la concepción. Se trata de valores que pertenecen a la "gramática" fundamental del diálogo y de la convivencia humana entre los pueblos" (Discurso de Juan Pablo II en el Jubileo de las Familias, 14 de octubre de 2000). 

La Santa Sede, por tanto, mantiene que deben ser articulados los derechos del niño con los derechos de la familia. Como institución fundamental para la vida de toda sociedad, la familia, fundada sobre el matrimonio, ha de ser entendida como pacto por el cual "el hombre y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole" (Juan Pablo II, Carta a las Familias Gratissimam sane, 1994, n. 17; cf. Código de Derecho Canónico, can. 1055; Santa Sede, Carta de los Derechos de la Familia, 1983, art. 1-3; Declaración universal de los Derechos Humanos, art. 16). 

El niño, todos los niños, en cualesquiera situación o circunstancia, han de ser amados, acogidos, protegidos y educados, con especial dedicación y ternura, incluso mayor cuando más duras y pesadas sean sus limitaciones y dificultades. 

Debe hacerse todo lo posible porque sean concebidos, nazcan, crezcan y sean formados en una familia, capaz de brindar, de forma positiva y permanente, protección y ejemplo como elementos irreemplazables de su educación. 

El niño ha de ser considerado como miembro de la familia, de tal manera que los progenitores, abiertos al don de la vida, con una bien concebida paternidad y maternidad responsables, cumplan con sus deberes irrenunciables y sean ayudados por la sociedad, y no obstaculizados en su misión (cf. Carta de los Derechos de la Familia, art. 1b, 3c). 

Sólo cuando falta la familia, la sociedad y el Estado han de brindar lo que al niño le es necesario, ojalá en un ambiente que ofrezca la calidad como de una familia, por su acogida, dedicación, respeto y ternura. "Todos los niños, nacidos dentro o fuera del matrimonio, gozan del mismo derecho a la protección social para su desarrollo personal e integral" (Carta de los Derechos de la Familia, art. 4e). 

Señor Presidente: 

Mi Delegación sostiene que ha de obtenerse una legislación de protección de la niñez que preserve a los niños de todas las formas de explotación y abuso, como por ejemplo el incesto y la pedofilia, ya sea en el trabajo, en la esclavitud, en los delitos abominables de la prostitución y la pornografía, en los secuestros o su utilización como soldados o guerrilleros, ya sea como víctimas de conflictos armados o de las sanciones internacionales o unilaterales impuestas a algunos países; plagas todas ellas que afrentan y escandalizan a la humanidad. Estas variadas formas de violencia no deben quedar impunes. 

Es preciso vigilar cuidadosamente para que las adopciones, nacionales o internacionales, cuando sean realmente aconsejables, observado el principio del "bien superior del niño", sean hechas por matrimonio que ofrezcan verdaderas garantías por su estabilidad, solvencia moral, capacidad de acompañamiento y ejemplaridad, de tal forma que los niños puedan ser adecuadamente educados, no entorpecidos, cuando no destruidos, en su misma personalidad. Forma parte del interés del niño para su desarrollo integral y armónico que, como la misma ciencia lo enseña, tengan un padre y una madre. 

Señor Presidente: 

Mi Delegación está convencida de que no se reconoce el bien superior del niño cuando, condicionados por el mito de la sobrepoblación - mito que los datos y tendencias demográficas recientemente reconocidos muestran como infundado - se imponen políticas de población contra los derechos de la familia y de los niños. Debe ser reconocido, en primer lugar, el derecho fundamental a la vida. 

Los niños constituyen una riqueza y una esperanza para la familia humana. Por eso la Delegación de la Santa Sede hace votos para que esta sesión especial de la Asamblea general de las Naciones Unidas tenga muchos y valiosos frutos para asegurar que los niños de todo el mundo sean "primavera de la familia y de la sociedad".

jueves, 26 de enero de 2012

►EL BEBE EN LA FOTO, SEGUN LA LEY, NO EXISTE

Fue asesinado en una golpiza antes de nacer.


La Sra. Marciniak y su bebé
Zachariah muerto.

Como ven estoy recopilando noticias viejas, no importa el tiempo, importa como sigue todo desde siempre, y que si no nos detenemos a pensar un poco en como nos lleva este relativismo en el que estamos inmersos vamos a justificar el comernos vivos unos a otros. Un bebé es un ser humano, una persona desde el momento en el que es concebido, por tanto sus derechos deben comenzar a regir desde entonces, mas claro échenle agua. La evidencia no les interesa a los promotores del aborto, su recurso es la mentira, el aprovecharse de la ignorancia de la gente.
Y a esta madrecita, y a toda madre que sigue llorando la ausencia del hijo no nacido, por muerte natural o provocada y se ha arrepentido, le deseo mucha fuerza y que Dios esté acompañándole siempre. Mis pobres oraciones le acompañan.
Bendiciones y mucha paz
Laura




Los niños no nacidos no tienen "existencia legal" en Estados Unidos ni en muchos otros países. Esta increíble injusticia responde a la mentalidad abortista. No los reconocen como personas para poder permitir el "derecho de abortar".

La Madre Teresa de Calcuta dijo que el aborto llevaría a la guerra. Ahora lo estamos viviendo.

El niño se llama Zachariah, nombre de profeta, y como tal nos habla muy fuerte en su silencio. Si queremos detener el terrorismo debemos renunciar a la cultura de la muerte y regresar a Dios. 

Washington, Oct 2001
El bebé Zachariah fue asesinado en el vientre de su madre, Tracie Marciniak, durante una brutal golpiza.

La impresionante foto del bebé Zachariah en brazos de su madre con el ataúd detrás se ha puesto en exhibición en el Capitolio de EEUU durante una campaña para darle derechos de persona a los niños no nacidos. Junto a la foto aparecen estas palabras: "Mi nombre es Tracie Marciniak. En la foto, sostengo el cuerpo de mi hijo muerto, Zachariah, en su funeral. En el noveno mes de mi embarazo, fui golpeada brutalmente por un hombre que sabía lo mucho que quería a mi bebé. Este hombre me dio dos fuertes golpes en el abdomen. Zachariah sangró hasta morir dentro de mi vientre. Mi atacante fue sancionado por las heridas que me causó pero no por la muerte de Zachariah, quien no fue legalmente reconocido como víctima de un crimen". 

Al asesino de Zachariah solo se le procesó por el asalto pero no recibió sanción alguna por la muerte del pequeño Zachariah, ya de nueve meses.

Dice la Señora Marciniak: "Necesitamos que se apruebe el Acta de las Víctimas No Nacidas de la Violencia (UVVA), porque la ley federal debería reconocer lo que muestra esta fotografía: cuando un criminal ataca a una mujer embarazada y hiere o mata a su hijo no nacido, está causando dos víctimas".  Un grupo de congresistas buscan la aprobación de UVVA para que los que dañen o maten a un bebé no nato incurran en un crimen federal.

Entre los que promueven su aprobación en la Casa de Representantes, figura el congresista republicano Chris Smith, de Nueva Jersey, quien sostuvo ante sus colegas que "cualquiera que piense que no hay un bebé muerto en esta foto puede votar una enmienda a la UVVA que reconozca una sola víctima. Pero los que ven en esta foto a una madre afligida que sostiene a su hijo muerto, debe votar por la UVVA sin enmiendas".  La enmienda a la que hace alusión Smith, fue presentada por un grupo de legisladores abortistas que temen que la ley quite el "derecho legal" al aborto porque reconocería el derecho a la vida de un no nato. Esta enmienda, reconocería dos delitos pero una sola víctima: la madre, negando la existencia legal del bebé.

El proyecto de ley UVVA tiene el apoyo de la Casa Blanca. El 24 de abril pasado, en una declaración dirigida al Congreso, la administración Bush señaló su "apoyo a la protección del no nacido y la aprobación del proyecto", y agregó que "se opone enérgicamente a cualquier enmienda".

martes, 24 de enero de 2012

►LA DIGNIDAD HUMANA ESTA POR ENCIMA DE LEYES Y PARLAMENTOS



Los legisladores no son dueños de la vida y la muerte
Mons. Francisco Gil Hellín, Arzobispo de Burgos


A estas alturas de la historia de la humanidad, ya no es necesario demostrar que muchas leyes han sido tiránicas, dictatoriales y abiertamente injustas. Sin retrotraernos a tiempos muy lejanos, baste recordar los regímenes de Stalin, Hitler, Sadam Hussein o cualquiera de los sátrapas actuales de África. Podrían recordarse incluso leyes que, pese a ser aprobadas por parlamentos democráticos, avergüenzan la inteligencia y el progreso social. Tal es el caso de la esclavitud, vigente en Estados Unidos e Inglaterra hasta fechas muy recientes.


Todos estos ejemplos ponen de manifiesto que una ley civil no tiene rango de tal por el mero hecho de que sea promulgada por la autoridad del momento. Ni siquiera de una autoridad elegida democráticamente. Imaginemos que un parlamento democrático restaurase costumbres tan crueles como los sacrificios humanos o la clasificación social de las personas, que admitía el Senado del Imperio Romano, de modo que unos fuesen esclavos sin ningún tipo de derechos, y otros ciudadanos libres y de mucha más categoría que los esclavos. Además de caer en un anacronismo histórico de gran bulto, invadiría un terreno que pertenece a otra instancia superior, a saber: la naturaleza de la persona humana, que hace iguales en dignidad a todos, con independencia de su estatus social, cultural, étnico o religioso.


Hay realidades, en efecto que son pre-políticas, es decir, anteriores y superiores a toda autoridad humana. Y, por ello, de rango superior a las decisiones de los legisladores. La consecuencia más radical es que pueden existir leyes que no sean tales, leyes aparentes, no reales, por más que se aprueben en un Parlamento o aparezcan en las páginas de un Boletín Oficial del Estado.


Quiéranlo o no los relativistas y positivistas, los derechos humanos emergen de nuestra dignidad intrínseca como personas, no de concesiones graciosas del Estado. Si hubiere leyes que violasen derechos fundamentales de la persona humana no serían leyes ni tendrían carácter vinculante. Más aún, habría que oponerse a ellas y luchar con medios legítimos para su erradicación. Si no queremos llevar a la humanidad a situaciones de barbarie ya superadas, es preciso que los legisladores humanos respeten y promuevan al máximo la dignidad de todas las personas humanas, sean del color étnico, religioso o político que sean. Si por ser legal fuese moral, podríamos llegar a aberraciones absolutamente monstruosas.


Los legisladores no son señores de la vida o de la muerte de las personas, ni de los derechos que éstas tienen por ser personas. Por otra parte, viendo cuál ha sido el final de algunos dirigentes políticos del máximo rango en su nación, deberían ser conscientes que el campo no admite puertas y que todas las presas construidas con el fin de impedir que los ríos vayan al mar, terminarán siendo barridas por las aguas de la dignidad de las personas, injusta y ficticiamente detenidas. La demagogia y el populismo tienen las piernas cortas y enfermas.


La sociedad ha de ser muy celosa para proteger y salvaguardar sus derechos. Y ser muy consciente de que no es ella la que está al servicio de la clase política, mediática o económica, sino que éstas están a su servicio. Así mismo, es muy sano que las instituciones intermedias ejerzan como tales. Pienso, por ejemplo, en la familia, en los sindicatos, en las asociaciones culturales, vecinales y religiosas. Es lo que se designa con el nombre de subsidiariedad. En cualquier caso, la sociedad no puede dejar de controlar a la autoridad civil para impedir que ésta invada su terreno.


A nadie se le oculta que esta reflexión no es un juego dialéctico sino una invitación a tomar más conciencia de lo que actualmente sucede con reiterada frecuencia. Es mejor prevenir que curar.


Mons. Francisco Gil Hellín, Arzobispo de Burgos (España)
Publicado por ZENIT, 18-07-11

lunes, 16 de enero de 2012

►Evidencias científicas del dolor que sufre el feto al ser deliberadamente abortado

¿Podemos quedarnos indiferentes ante tanta maldad? La crueldad a la que sometemos a los niños por nacer y que serán abortados es total, hablamos de aliviar las cargas de las señoras o señoritas que no quieren tener a los niños, pero ¿qué pasa con éstos niños? ¿somos conscientes de la tortura a la que serán sometidos? ¿porqué no nos importa? la mujer por instinto deberia de proteger al mas débil, al necesitado... ella es cuna de VIDA es AMOR. 
El niño tras un aborto será torturado y atormentado hasta su muerte... en ocasiones ofrecen hacer abortos mas humanos, mas agradables para aliviar la conciencia de la madre, de la sociedad... es macabro, es engañoso, no entra en lo humano matar deliberadamente a un ser humano, si pensamos lo contrario no merecemos la vida, porque le quitamos a otros su primer derecho sin derecho.
Laura



Por los doctores Vincent J. Collins y

Steven R.Zielinski y el abogado
Thomas J. Marzen, Esq.



La foto es de un bebé prematuro. Ahora, los médicos habitualmente proporcionan alivio del dolor a los bebés prematuros nacidos de la misma edad que los abortados.

Introducción

Este artículo es la traducción de una parte del informe titulado "Fetal Pain and Abortion: The Medical Evidence", publicado por AUL Studies in Law & Medicine, No.18, Copyright 1984, Americans United for Life, 343 S. Dearborn Street, Suite 1804, Chicago, IL 60604. Se reproduce con la autorización de los autores.


El 30 de enero de 1984, el Presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, en un discurso ante los participantes de la convención de medios de comunicación religiosos en Washington, DC, habló de muchas cosas; pero, un comentario suyo llamó la atención de la prensa inmediatamente: "Cuando las vidas de los niños no nacidos son destruidas, a menudo ellos sienten dolor; un dolor que es prolongado y desesperado".

Las afirmaciones del señor Reagan no eran casuales ni improvisadas. Seis semanas después, el 6 de marzo de 1984, usando un lenguaje levemente distinto; pero igualmente fuerte, volvió a abordar la misma idea terrible en los siguientes términos: "Cuando se producen los abortos, los niños no nacidos que están siendo destruidos frecuentemente sienten un dolor intolerable".

Como era de esperar los pro-abortistas no podían dejar sin respuesta dichas afirmaciones. No podían darse el lujo de que la cuestión del dolor del feto entrara al acalorado debate entre la postura provida y la postura anti-natalista; pues, si se le permitiera al público conocer lo que realmente sucede, este tema de por sí cambiaría totalmente la situación. Por lo menos dejaría al descubierto a los anti-natalistas, quitándoles el manto de "compasión" con que se visten. Se necesitaba una acción rápida.

Al día siguiente de los primeros comentarios del presidente, se le dio a la prensa una respuesta "oficial". Su autor fue el Dr. Ervin Nichols, portavoz del American College of Obstetricians and Gynecology (Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecológos). La respuesta decía: "Nosotros no tenemos conocimiento de ningun tipo de evidencia que pueda sustentar la afirmación de que el feto siente dolor" (The New York Times, 31 de enero de 1985). Sin embargo; más tarde, el Dr. Nichols sintió la necesidad de retractarse parcialmente, calificando su propia afirmación original y afirmando, según el Washington Times, en su edición del 10 de febrero de 1984, que "la forma en que se informó sobre sus opiniones era ‘parcialmente correcta'". Y agregó que él emitió su opinión en el contexto del desarrollo de un niño no nacido durante el primer trimestre del embarazo y probablemente el mes y medio siguientes. El Dr. Nichols también procedió a aclarar que él no era cirujano fetal y que por lo tanto carecía de experiencia y de conocimiento directo en ese campo.

Mientras tanto, 26 especialistas en el campo de la fetología, incluyendo dos ex-presidentes del mismo colegio profesional, enviaron una carta a Washington, DC, diciendo: "Señor Presidente, al llamar la atención sobre la capacidad del feto humano para sentir dolor, usted está respaldado por bases firmemente establecidas". La carta continuó con una denuncia vigorosa de la respuesta original del Dr. Nichols, que después de todo, llevaba implícita la pregunta: ¿Está consciente el niño no nacido --no el investigador-- del dolor?)

Otro médico, el Dr. William Hogan, miembro del Colegio, expresó su consternación ante la afirmación del Dr. Nichols y citó numerosas obras reconocidas de fetología, algunas de más de veinte años de publicadas, que apoyan las afirmaciones acerca de la existencia del dolor del feto (The New York Times, 26 de febrero de 1984).

Lo que todo esto podría significar para el debate sobre el aborto se subraya en el artículo "Fetal Pain and Abortion: The Medical Evidence" ("dolor del fetol y del aborto: La evidencia médica"), de Vincent J. Collins, Steven R. Zielinski y Thomas J. Marzen; quienes afirman que "la existencia del dolor en el feto, como resultado del aborto, trasciende las abstracciones filosóficas y las nomenclaturas científicas, para llegar directamente al corazón". Y luego continúan diciendo: "...La importancia de esto radica en que mucha gente hace juicios éticos y políticos basados en impulsos de simpatía, que tienen poco que ver con la razón o las nociones de justicia. El aborto es tolerado o aprobado debido, principalmente, a sentimientos de simpatía para con la mujer embarazada; que parecieran entrar en conflicto y anular toda evaluación del contenido moral de su conducta. Pero, al entender el dolor del feto y reconocer su realidad, este se contrapone al reclamo emocional de la mujer. Es cierto que la mujer podría resultar "herida" en algún sentido si no pudiera abortar; pero, su niño no nacido seguramente experimentará un dolor mortal al ser abortado. Implícita en esta línea de pensamiento hay una identificación con el feto, posición anteriormente reservada para la mujer".

¿Cómo sabemos que el feto siente dolor?

Antes de estudiar la evidencia sobre la existencia o ausencia del dolor en el feto, podemos preguntarnos: ¿cómo sabemos que verdaderamente se siente dolor? En el contexto de la vida real, esta pregunta parece no tener impacto. Sabemos que el dolor existe porque lo hemos experimentado. Sin embargo, ¿cómo sabemos que alguien está sintiendo dolor? Usualmente, la persona que sufre dolor lo expresa. Pero hay personas o seres que no pueden hacer esto; pues no poseen un lenguaje conceptual. Tal es el caso de los no nacidos, los infantes y los animales. Entonces, ¿cómo podemos saber lo que están sufriendo cuando experimentan dolor? Algo que podemos hacer es observar cómo reaccionan y tratar de descubrir la causa por la cual actúan de esa manera. Muchas veces, esto es todo lo que necesitamos para descubrir lo que se nos quiere trasmitir de manera directa y clara.

Los niños emplean una táctica muy efectiva cuando les duele algo: el llanto. Todo aquel el que se encuentra cerca de un niño que se queja llorando puede escuchar su lamento. No todos los llantos tienen la misma vibración o sonido, pero aún los que han sido padres por primera vez aprenden muy pronto a diferenciar las distintas intencidades de los lamentos que provienen del recién nacido. ¿Fue ese un llanto de dolor, de hambre o simplemente busca un poco de atención? Puesto que los recién nacidos tienen tanta necesidad de protección permanente, la naturaleza ha dotado a los padres de una percepción especial para detectar el peligro. Estos instintos paternales son tan sensibles a cualquier daño que pueda sufrir el niño que, normalmente, papá y mamá fácilmente se identifican con sus hijos. Por eso es que los padres no tienen inconvenientes en interpretar el mensaje del llanto. En un sentido real, algo intrínsico en ellos comunica su debida participión en la situación perturbadora en la que se encuntran sus niños.

La situación en los animales se presenta algo distinta. Es cierto que cuando los animales están alterados también gimen, tiemblan y algunas veces "lloran" de una forma casi humana. A pesar de estamos conscientes de que no son de nuestra carne y sangre, de hecho no son siquiera de nuestra misma especie, rápidamente nos conmovemos con un animal que sufre e inmediatamente hacemos a un lado nuestras diferencias específicas para hacer frente al dolor. En otras palabras, cuando aparece alguna indicación de dolor, no tenemos problemas en reconocer que los animales merecen nuestra simpatía. Vemos un caballo cojo lamiéndose su pata lesionada y entendemos por qué lo hace. Observamos los brincos de un conejo, al liberar su pata quebrada de una trampa de hierro, y podemos asegurar que el tembloroso animal está sufriendo dolor.

Nuestra simpatía por los animales nos mueve más lejos. No es necesario contemplar al animal sufriendo para saber que si fuéramos víctimas del mismo daño, definitivamente estaríamos adoloridos. La pobre ballena arponeada que hala un barco de 300 toneladas, sus pobres ballenatos aterrorizados y abandonados a morir en el hielo son evidencia de la existencia del dolor. El hecho de que estos animales están atormentados es indudable.

¿Cómo podemos darnos cuenta de que el feto siente dolor?

Ahora estamos listos para considerar nuestra pregunta original: ¿Cómo podemos darnos cuenta de que el niño o la niña que está dentro del vientre materno siente dolor?

Al igual que los recién nacidos y los animales, los no nacidos carecen de palabras para explicarnos lo que les ocurre. Sin embargo, tienen un lenguaje claro que es difícil de mal interpretar. Sus acciones son elocuentes para cualquiera dispuesto a verlas.

Pero, ¿no es ese precisamente el problema? El vientre materno es opaco y no se puede ver al niño en su interior. Bueno, esa era la situación antes; pues la tecnología moderna ha enriquecido la ciencia de la fetología con unos instrumentos de investigación maravillosos como la fibra óptica, el ultrasonido, los EKG fetales (Electrocardiogramas), los EEG fetales (Electroencefalogramas) y otros sofisticados instrumentos de investigación, que permiten obtener observaciones muy exactas y claras del medio y del comportamiento del feto. Como dijera un científico: "Hoy tenemos una ventana al vientre materno".

¿Cuál es el resultado de esta observación a través de la ventana al vientre materno? Sólo señalaremos algunos ejemplos para indicar las distintas observaciones realizadas. Cada día que pasa aprendemos algo nuevo.

1. Antes de finalizar el segundo mes del embarazo, hay una clara respuesta del feto a los estímulos. Las ondas del EEG revelan que el cerebro del niño no nacido está funcionando.

2. Entre la octava y la décima semana, ya se puede detectar la actividad del tálamo, donde se encuentra el centro del dolor. Los receptores sensoriales nerviosos están en la piel antes de la novena semana de gestación.

3. Hacia el día 77 de vida en el vientre materno, el niño ya puede tragar (a una velocidad que varía según el nivel de dulce de la sustancia que esté tragando).

El Dr. Thomas Verny, autor del libro The Secret Life of the Unborn Child ("La vida secreta del niño no nacido"), afirma que si a la mitad del período del embarazo, (hacia la mitad del quinto mes) se coloca una luz muy luminosa sobre el abdomen de la madre, el resplandor inducirá al niño o la niña a mover sus manos para protegerse los ojos. La música a alto volumen inducirá una respuesta similar de las manos hacia las orejas. A partir de las 19 semanas de gestación, se ha registrado el movimiento rápido de los ojos (REM por sus siglas en inglés) con el que los investigadores miden los estados de alerta, de dormir y los sueños. (¿De manera que los niños en el vientre materno sueñan?)

Todo esto nos indica que, mientras más aprenden los investigadorres sobre la vida prenatal, más se impresionan con las conductas de vida independiente y búsqueda de preservación que se dan en el habitante del vientre materno. Inclusive las sensaciones desagradables leves no son bien toleradas. El valeroso pequeño responde con movimientos defensivos y correctores asombrosos.

Si este ser exquisitamente sensible es atacado por el aborto, ¿cómo podemos saber lo que le está a punto de suceder?

Ya no tenemos que adivinar. En 1984 durante la Convención del Comité Nacional Pro-Vida en Kansas City, Estado de Missouri, Estados Unidos, el Dr. Bernard Nathanson, un ex-abortista que ahora dicta conferencias a favor del derecho a la vida, mostró una película extraordinaria, un sonograma (película de ultrasonido) de un aborto por succión. Lo que sigue es el relato de una de las delegadas, la Sra. Sandy Ressel:

"El doctor decía: ‘La pequeña niña tiene diez semanas de vida y es muy activa'. Podíamos verla en sus juegos moviéndose, volviéndose, y chupándose el dedo pulgar. Podíamos ver su pulso normal de 120 pulsaciones por minuto. Cuando el primer instrumento tocó la pared uterina, la niña se replegó inmediatamente y su pulso aumentó considerablemente. El cuerpo de la niña no había sido tocado por ningún instrumento, pero ya ella sabía que algo estaba tratando de invadir su santuario.

"Nosotros vimos con horror como, literalmente, maltrataban y descuartizaban a este pequeño ser humano inocente. Primero la espina dorsal, luego la pierna, pieza por pieza, mientras la niña tenía violentas convulsiones. Vivió casi todo este trágico proceso tratando de esquivar el intrumento cortante. Con mis propios ojos le vi echar su cabeza hacia atrás y abrir su boca en lo que el Dr. Nathanson llamó ‘un grito silencioso'. En una parte de estas escenas sus pulsaciones habían llegado a más de 200 por minuto, porque tenía miedo. Por último, fuimos testigos de la macabra silueta del forceps que buscaba la cabeza para destrozarla y retirarla, ya que era muy grande para pasar por el tubo de succión. Este proceso homicida tomó de unos 12 a 15 minutos. El abortista que practicó esto lo había filmado por curiosidad. Cuando vió la película dejó la clínica de abortos y nunca más volvió."

El aborto por succión apenas descrito es uno de los métodos explicados en los manuales del aborto. Otro método es el del aborto por dilatación y evacuación, que se practica en embarazos de más de 12 semanas. El procedimiento produce una innumerable cantidad de heridas de cuchilla, hasta que se produzce la muerte del bebito no nacido, y dura aproximadamente unos 10 minutos.

Para los abortos tardíos de bebitos no nacidos de más de 14 semanas de gestación, existe un tercer método que consiste en inyectar una solución salina hipertónica de alta concentración dentro del saco amniótico. Un manual de obstetricia lo describe así: "Esta solución altera la placenta, logrando la expulsión fetal 48 horas después de la inyección de la solución".

Las siguientes declaraciones forenses explican con más detalle el método de aborto por solución salina: "La acción corrosiva de la solución salina quema las capas superiores de la piel del feto. Cuando el feto es expulsado hay edema extensivo y degeneración de las submembranas. Al dañar de esta forma la superficie del feto, la salinidad excita los receptores del dolor y estimula los conductos neurales del sistema nervioso central en funcionamiento durante el curso del aborto y hasta el momento de la muerte del feto."

Finalmente, toda duda sobre la existencia de dolor intenso producido por el método de aborto por solución salina desaparece cuando vemos cómo en los manuales sobre el aborto se advierte a los médicos no dejar que ni siquiera unas gotas de la solución salina entren en contacto con los tejidos maternos, porque le producirían un "intenso y severo dolor". Esta es la misma solución en la cual el bebé nada y la cual traga durante dos horas hasta que se produce la muerte.

Otro procedimiento que se utiliza para practicar abortos tardíos es la inyección de prostaglandinas. Estas son unas potentes sustancias químicas que comprimen los vasos sanguíneos e impiden el funcionamiento normal del corazón. ¿Sentirá dolor el feto durante este procedimiento? No tenemos forma directa de saberlo. Sin embargo, podemos preguntarle a un paciente con angina de pecho. Este tipo de pacientes sufre espasmos agudos en el pecho porque algunos de sus vasos sanguíneos están comprimidos. Parece razonable suponer que igualmente doloroso es la contracción de los diminutos vasos sanguíneos del bebé no nacido. También podríamos hacer estas preguntas a alguien que haya sobrevivido a un ataque cardiáco: ¿Cómo se siente? ¿Duele? (Nota de Vida Humana Internacional: Los médicos pro-vida usan, sin intenciones abortivas, las prostaglandinas para la inducción de trabajo de parto en casos en los que hay necesidad de hacerlo, y no se reportan muertes fetales por esa causa, siendo considerado un método adecuado para esos fines. Todo consiste en vigilar la actividad uterina y mantenerla en límites normales.)

Otro efecto intencional de este químico es inducir el parto de un bebé que nace muerto. Con este método, el infante muere muy lentamente, quizás al cabo de dos días, a causa de complicaciones cardiovasculares. Aunque se supone que la muerte debe ocurrir dentro del vientre materno y usualmente así ocurre, algunas veces el niño nace con vida. Probablemente su vida será muy corta, porque lo que no pudo la violencia dentro del vientre materno, la no tan benevolente negligencia externa lo logrará: el pequeño no contará con la asistencia o ayuda del personal médico entrenado que está presente en la sala.

Escuchando el "grito silencioso"

Este punto nos trae a nuestra consideración final. No olvidemos las palabras del académico John Noonan, en su libro New Perpectives on Human Abortion ("Nuevas perspectivas sobre el aborto en los seres humanos"), Aletheia Books, University Publications of America, Inc., donde se nos recuerda el trauma que ocurre en todos los abortos:

En esa obra, Noonan dice: "Independientemente del método que se utilice, los niños están sufriendo el peor de los males corporales, el final de sus vidas. Están pasando por la agonía mortal. A pesar de su precaria existencia, de sus limitadas capacidades cognitivas y de sus rudimentarias sensaciones, están experimentando la desintegración de su ser y la terminación de sus capacidades vitales. Esta experiencia en sí es dolorosa".

Y continúa diciendo: "No hay leyes que regulen el sufrimiento de los abortados, aunque sí las hay para mitigar el dolor de los animales... Es un signo, no de error o debilidad, sino de compasión cristiana el amar a los animales. ¿Podrán aquellos que se sienten conmovidos por la ballena arponeada, sentir compasión por el niño impregnado de solución salina...? Todo nuestro conocimiento del dolor ajeno es por simpatía, pues no sentimos el dolor de otros. Es por eso que el dolor ajeno es tan tolerable para nosotros. Pero si nos identificamos con los que sufren, ¿podremos sentir algo de lo intolerable".

El señor Adrian Lee, columnista del diario Philadelphia Daily News, concuerda con el profesor Noonan: "El debate sobre el aborto ya no volverá a ser el mismo.... Las distinciones entre la vida y la vida potencial tienden a ser abstractas... pero, al hablar del dolor surge la imagen del niño indefenso, rodeado de cuchillas quirúrgicas tormentosas y soluciones (salinas) en el lugar donde se supone que esté más seguro: el vientre materno. Al abortista inyectar la solución que quema la piel del niño, realmente despelleja al feto en vida, ¿quién no reacciona?" (Philadelphia Daily News, 6 de marzo de 1984).

Existe la aterradora posibilidad de que el profesor Noonan y el señor Lee sean muy optimistas. Con tristeza nos percatamos que podría haber gente que no reacciona a nada de esto. ¿Por qué? Porque irónicamente es demasiado "doloroso" para ellos pensar en estos asuntos. Por eso miran hacia otro lado, pretendiendo que estos horrores no están sucediendo en nuestro mundo.

Nos viene a la mente una comparación. En 1966, el Dr. Fredric Wetham escribió un libro titulado A Sign for Cain ("Una señal para Caín"), que fue publicado originalmente en inglés por Ligouri Publications (Box 060, Ligouri, Missouri, 63057, USA), y que documenta el programa de eutanasia realizado por médicos alemanes desde 1939 hasta 1945. Aunque actualmente este libro está agotado, algunas secciones de los capítulos 8 y 9 están disponibles en The German Euthanasia Program: Excerpts from A Sign for Cain ("El programa alemán de eutanasia: Fragmentos de ‘Una señal para Caín'"), Cincinnati: Hayes Publishing Company, 1978. (Para obtener esta publicación, diríjase a Hayes Publishing Company, 6304 Hamilton Avenue, Cincinnati, OH45224.) En el capítulo 8 del libro original, que se encuentra parcialmente en esta publicación apenas mencionada, se encuentra el siguiente párrafo:

"Tenemos una propensión a pensar en los campos de concentración como sitios cerrados, con unos cuantos edificios rodeados por cercas de alambre de púas y ubicados en sitios aislados. En realidad eran barracas, muchos edificios, grandes instalaciones industriales, fábricas, estaciones ferroviarias....Todos estos agregados cubrían extensos territorios e involucraban extensas redes de comunicació. Estas ramificaciones por sí solas demuestran lo absurdo que es afirmar y creer que la población no sabía nada sobre ellos. Estos campos eran centro del interés público. Miles de personas en los campos y en la población en general tenían contactos laborales con ellos" (página 10).

¿Cuántos miles de personas están involucradas en el negocio multimillonario de la industria del aborto? ¿Podemos pretender que no sabemos lo que sucede en nuestro país? ¿Quién no ha escuchado los debates en el Congreso, las cortes y las cámaras estatales? Cuando diariamente camino al trabajo, paso frente a lindos y aseados edificios que eufemísticamente se llaman "Centro de Salud Femenina" o "Clínica de Reproducción Familiar", pero que en realidad son clínicas de abortos. ¿Podemos fingir ignorar lo que realmente se está haciendo en ellos?

Una cosa es cierta, el aborto es un baño de sangre acompañado de dolor, y continuará mientras sigamos ignorando esta realidad. Si desviamos nuestra mirada a lo que ocurre en este océano de sufrimiento, si rehusamos reconocer la atrocidad que se cometen con las 1,5 millones de pequeñas víctimas del aborto quirúrgico cada año (un aborto cada 21 segundos en Estados Unidos), si tapamos nuestros oídos a todos esos "gritos silenciosos"que emanan del vientre de la madre, ¿sería entonces posible podremos afirmar que somos seres humanos con compasión por los demás? Si sabemos todo esto y no hacemos nada para evitarlo, ¿cómo podemos llamarnos civilizados? Pero, en el fondo, lo que digamos de nosotros mismos no tiene mucha importancia; más bien lo importante es: ¿Qué excusa daremos ante el Tribunal de Dios?

Fuente: vidahumana.org

Les remito al siguiente post con dos videos para complementar por si no lo han visto:
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CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

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"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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