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jueves, 26 de enero de 2012

►El aborto está ligado a problemas de ansiedad


Un estudio noruego halla correlación entre el aborto y la angustia vital


Investigadores de la Universidad de Oslo han encontrado que las mujeres que se practican un aborto sufren más angustia vital a largo plazo que las mujeres que sufren abortos espontáneos. El estudio de 40 mujeres que habían sufrido un aborto espontáneo y de 80 que se habían practicado un aborto descubrió que, después de 10 días, el 47’5% de las mujeres del primer grupo sufrían angustia vital, en comparación con el 30% de las que habían abortado. Sin embargo, después de cinco años, sólo un 2’6% de las mujeres con abortos espontáneos seguían sufriendo angustia, en comparación con el 20% del grupo que había abortado.


Richard Warren, del Royal College of Obstetricians and Gynaecologists afirma que “Siempre se ha pensado, y este estudio lo confirma, que la decisión de abortar podría acarrear sentimientos de ansiedad y culpa para muchos años.” (BBC, 12 de diciembre 2005). The Daily Telegraph subrayó la necesidad de que las mujeres que sufren después de un aborto reciban ayuda y pidió un cambio en la legislación actual del aborto. Comenta “el aborto provocado, como el espontáneo, supone la pérdida de un hijo; a diferencia del espontáneo, la pérdida es producto de una decisión consciente (The Telegraph, 13 de diciembre 2005).


Las mujeres que dan a luz hijos no deseados sufren menos ansiedad


4 de noviembre de 2004 – Las mujeres que abortan embarazos no deseados tienen mayor probabilidad de sufrir problemas de ansiedad en comparación con las mujeres que dan a luz embarazos no deseados, segun un estudio publicado en la última edición de “Journal of Anxiety Disorders.”


Usando datos tomados del Estudio Nacional del Crecimiento Familiar (NSFG) norteamericano, los investigadores examinaron una muestra representativa a nivel nacional de 10.847 mujeres de edades comprendidas entre 15 - 34 años con un primer embarazo no deseado y sin historial previo de ansiedad. Después de controlar, durante el estudio, la edad y tipo étnico, los investigadores hallaron que, en comparación con las mujeres que llevaron a término embarazos no deseados, las mujeres que abortaron tenían 30% más probabilidad de sufrir todos los síntomas asociados a un diagnóstico de Trastorno de Ansiedad Generalizada (GAD).


Extrapolando los casos hallados en el estudio a toda la población de mujeres que abortan, puede haber hasta 40.000 casos o más de GAD al año, atribuibles al aborto. Dado que muchas mujeres que participan en el NSFG no revelan sus abortos anteriores, los resultados pueden considerarse inferiores al total de reacciones al aborto.
Según Jesse Cougle, M.Sc., autor del estudio, "Nuestro estudio sugiere que puede ser útil para el personal sanitario que trata a mujeres con problemas de ansiedad preguntar sobre el historial reproductivo de sus clientas... Las mujeres que luchan con asuntos pendientes relacionados con un aborto pueden beneficiarse significativamente de una terapia específica para este problema.”


 Los defensores del aborto han afirmado frecuentemente que llevar a término un embarazo no deseado causa más daño emocional a las mujeres que el aborto. Pero este nuevo estudio que asocia el aborto con trastornos generales de ansiedad sigue las huellas de casi una docena de otros estudios publicados en los últimos tres años relacionando el aborto con un alto riesgo de depresión, abuso de alcohol y drogas, comportamientos suicidas, y muerte por infartos. Debido a la creciente preocupación por el aumento de los efectos del aborto sobre la salud mental de las mujeres, se ha presentado en el Congreso de EE.UU. una ley para aumentar los fondos públicos para programas de tratamiento e investigación en esta área.


 En su estudio de los datos, Cougle y sus colegas consideraron que las mujeres tendrían riesgo de sufrir GAD si afirmaban sentirse preocupadas y ansiosas durante un periodo de al menos seis meses sobre cosas sin importancia o con muy baja probabilidad de ocurrir. También tendrían que experimentar otros síntomas propios de un diagnóstico de GAD, como irritabilidad, fatiga, dificultades para dormir, taquicardias o alucinaciones.


Los investigadores excluyeron a mujeres que afirmaron haber experimentado un periodo de ansiedad prolongada anterior o durante su primer embarazo. Las mujeres que abortaron después de haber dado a luz un primer embarazo fueron también excluidas del estudio.
Se hallaron también diferencias importantes en las tasas de ansiedad generalizada entre mujeres que abortaban y daban a luz cuando eran menores de 20 años en comparación con mujeres mayores de esa edad en el momento del embarazo. Esto se puede explicar, según los investigadores, por otros estudios que muestran que las mujeres mayores tienen mayor probabilidad de ocultar abortos anteriores al ser preguntadas, y que el aborto es una experiencia más estresante para mujeres más jóvenes.


 "Algunos estudios han hallado que las mujeres más jóvenes tienen mayor probabilidad de experimentar angustia emocional después del aborto que mujeres más mayores", dijo Cougle. "Las mujeres más jóvenes pueden sentir que tienen menos control sobre sus decisiones y pueden abortar bajo presión de sus padres y parejas.”


Fuente: Nomassilencio.com


►Trece argumentos a favor de la vida





Firmado por: Carlos Llano Cifuentes

En la consideración de la moralidad e inmoralidad del aborto debe tenerse en cuenta que en este tema como en muchos otros que son decisivos para el fenómeno humano entran en conflicto dos perspectivas éticas radicales.

Los partidarios de la legalización del aborto suelen adoptar como punto de vista lo que puede llamarse ética de las consecuencias, respondiendo a esta pregunta: si se legaliza el aborto ¿las consecuencias serán mejores o peores que las que se obtienen con el aborto ilegal? Se alegan así las beneficiosas consecuencias en el orden de la higiene, al evitar la clandestinidad; la disminución del número de abortos, cuando la presunta madre tenga la oportunidad, sin sigilos ni vergüenzas, de ser juiciosamente aconsejada, etc.

Quienes se oponen, en cambio, a la legalización del aborto adoptan comúnmente la perspectiva que puede denominarse ética de los principios. Se adopta como punto de partida el principio del respeto a la vida humana. Y entonces la pregunta que debe responderse es la siguiente: el fruto inmediato de la concepción ¿es un ser humano? Ante la respuesta a esta pregunta, el análisis de las consecuencias buenas o malas resulta secundario. Pues adoptado el principio del respeto a la vida humana nadie analizaría la cuestión de sí prescindir en este momento de la mitad de la humanidad, o de los ancianos, o de los débiles mentales, acarrearía buenas o malas consecuencias sobre el resto de los que quedarían con vida. Si se admite el principio del respeto a la vida humana la cuestión se centrará, como dijimos, en saber si el embrión es vida humana, y si hay otros principios de más valor que el de la vida del embrión, en nombre de los cuales pueda practicarse el aborto.

Francisco José Herrera Jaramillo ha tenido el acierto de abordar, como una parte de su extensa obra 1. ,la cuestión del aborto precisamente a la luz de la ética de los principios, y precisamente del principio de la defensa de la vida. Al hacerlo, desmonta, uno por uno, con rigor lógico y científico, los argumentos contemporáneos en pro del aborto, que se han popularizado tristemente, basándose en una ética pragmática o consecuencialista.

Antes de abocarse de lleno a esta contra argumentación, hace una descripción de los métodos empleados en el aborto, pues la mayoría de las personas que defienden su despenalización ignoran cómo éste se lleva a cabo. Esta argumentación no es propiamente moral, pero acude al mismo terreno sentimental al que suelen recurrir las argumentaciones en pro de la legalización del aborto. Acto seguido aborda ya la discusión ética del aborto, por medio de argumentaciones y contra argumentaciones, de las que damos a continuación un sucinto resumen.

1. El fruto de la concepción es una parte de la madre, no es un ser humano. En tal caso, puede prescindirse de él por causas razonables, como se practica la amputación de un miembro u órgano enfermo.

Crítica. El sistema de inmunología de la madre reacciona para expulsar al intruso, como si fuera un ser extraño, y éste logra mantenerse en el seno materno gracias a sus propios medios de defensa, muy delicadas. En algunos casos esta defensa no es tan eficaz como debiera, y el nuevo ser se malogra dando lugar al aborto espontáneo. En cualquier caso se trata de dos organismos distintos que", desde el punto de vista de la inmunología, se atacan y defienden autónomamente.

2. Si bien es cierto que el fruto de la concepción tiene vida propia, ésta no es humana. La prueba es que no tiene ni siquiera figura humana.

Crítica. La vida del embrión es humana porque su esencia (lo que es radical y en último término) es humana. Del embrión humano no puede desarrollarse un ser distinto del ser humano; luego ya es humano desde el principio, de modo parecido a como la bellota es encina y no nogal. El hecho de que no tenga figura humana no es exacto, pues figura humana no equivale a figura de adulto. El embrión tiene la figura humana que corresponde al embrión, no al adulto. Y la figura del embrión humano es micro-biológicamente tan distinta de la de un caballo, como distinta es la forma adulta de éste y la del jinete.

3.El feto no es un individuo porque depende absolutamente de la madre.

Crítica. Se trata de un ser distinto e individualizado, aunque dependa efectivamente de la madre. Y aun esta dependencia puede incluso someterse a discusión. Con la fertilización in vitro se ha visto que la vida puede surgir fuera del claustro materno, y que la relación entre madre e hijo es posterior, si bien esta relación es necesaria para el desarrollo subsiguiente del ser humano concebido. Este es ya una unidad, con un código genético único e irrepetible, al que sólo le falta desarrollarse.

4.La mujer es dueña de su propio cuerpo. La mujer, como persona que es, tiene derecho a disponer de su propio cuerpo. Negar este derecho a la mujer es una discriminación sexual, porque la mujer, al ser obligada a mantener el embarazo no deseado, no disfruta de la misma libertad que el hombre tiene sobre su propio cuerpo.

Crítica. Es cierto que la mujer, como toda persona, tiene derecho sobre su propio cuerpo. Pero tal derecho no es absoluto, pues está limitado por deberes morales por ejemplo, no atentar contra la propia integridad física y por los derechos de los demás. Entre los derechos ajenos se encuentra el derecho a la vida del no nacido; luego la madre no puede disponer arbitrariamente de su cuerpo, si ello ocasiona la muerte de una persona. El derecho a la vida del hijo está limitando el derecho de la madre a disponer sobre su propio cuerpo. Rige aquí el principio moral del respeto al derecho ajeno. Así le entendieron los revolucionarios franceses, inspirados por Robespierre, 1793, al estipular en el artículo 6 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano: "la libertad es el poder que pertenece al hombre de hacer todo lo que no dañe a los derechos de los demás". Y el artículo 4 de una declaración análoga de 1789: "La libertad consiste en poder hacer todo lo que no dañe a los demás".

5.El aborto es una garantía para la libertad sexual. La naturaleza misma nos enseña que la virilidad está referida a la feminidad, y viceversa; luego el acto sexual es algo natural y, por lo tanto, debe ser libre. Hemos de liberarnos de tradiciones oscurantistas y religiosas, según las cuales el acto sexual está ordenado a la procreación. La mujer debe ser libre de buscar el placer sexual sin las ataduras de un embarazo no deseado.

Crítica. Es cierto que debe haber una libertad sexual, pero ordenada a unos fines. Entender por libertad sexual el practicar el coito irresponsablemente, equivale a despersonalizar las relaciones humanas; es, si vale la expresión, animalizar al hombre. No se puede negar, desde el punto de vista científico y no sólo religioso, la correspondencia que hay, por naturaleza, entre unión sexual y reproducción: la atracción sexual tiene por fin la reproducción de la especie humana. Esta atracción con vistas a la reproducción se pone ya de manifiesto entre el espermatozoide y el óvulo. El espermatozoide se dirige fatalmente al óvulo, y tiene así lugar la generación.

6.Si los llamados defensores de la vida humana se oponen al aborto, porque en él se destruye un organismo vivo portador de 46 cromosomas, ¿por qué no se oponen también a la extirpación de un riñón, el cual es otro organismo viviente con 46 cromosomas?

Crítica. El ser portador de 46 cromosomas, por sí solo, no significa necesariamente que estemos frente a un ser humano. El riñón está ordenado a vivir como parte del hombre, y al servicio de la totalidad de éste. Lo cual no ocurre en el embrión humano, el cual es una persona, Y no está en potencia de ser persona, sino que es ya persona en acto, aunque no del todo desarrollada.

7.El embarazo es una enfermedad y, por lo tanto, no se puede obligar a la madre a padecerlo. La mujer tiene un derecho natural que ha de ser respetado por todos: el derecho a la salud. Ahora bien, el embarazo supone un malestar, que en ocasiones se torna grave: obligar a la mujer a padecerlo es una indiscriminación injusta.

Crítica. El embarazo no es una enfermedad, sino un proceso natural, y la mujer encinta está desarrollando una función específica del sexo femenino: la maternidad, que está dentro del orden de la naturaleza.

8.En caso de peligro para la vida humana de la madre, o de gran riesgo para su salud, ha de permitirse el aborto. Este es el llamado aborto terapéutico, de gran acogida en los países europeos. La madre se encuentra en un estado de necesidad, y la única forma de salvar su vida humana, o su salud, es practicando el aborto, el cual no se hace arbitrariamente, sino en atención al cumplimiento de un deber moral: conservar la vida humana.

Crítica. La madre no tiene una calidad de vida superior a la del hijo no nacido, pues la vida humana, en su naturaleza misma, hace que sea imposible la evaluación de calidad, ya que toda vida humana es única e irrepetible. Por tanto, en el supuesto conflicto de los derechos entre la madre y el hijo, no se puede optar por ninguno de los dos, pues son iguales ante la Ley y su título de humano tiene la misma fuerza. Preferir la vida humana del hijo, o la vida humana de la madre, es una clara violación del artículo 7 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948: "Todos son iguales antes la Ley, y tienen, sin distinción, derecho a igual protección ante la ley". El artículo 3 de dicha declaración dice: "Todo individuo tiene derecho a la vida"; como el no nacido es, como dijimos en 1, un individuo de la especie humana, tiene tanto derecho a la vida como su propia madre.

No se puede comparar el aborto terapéutico con la legítima defensa que es un derecho natural subsiguiente del derecho de la vida porque el feto no es un agresor injusto. En el aborto no hay cumplimiento de ningún deber porque "el dejar morir o dejarse morir cuando no hay medios lícitos para impedirlo, no es ningún pecado" (Adeva).

9.Cuando se observa que el feto tiene malformaciones físicas graves o que puede llegar a padecer desequilibrios psíquicos, el aborto se hace necesario como una medida de prevención. Aristóteles incluso era partidario del aborto y del infanticidio eugenésico, al decir que "hace falta una ley que prohíba alimentar a todo hijo deforme" (Política, IV, XIV).

Crítica. Es necesario recurrir nuevamente a la teoría de la identidad sustancial de la calidad de vida de todo ser humano (Declaración de los Derechos Humanos, 1948, Art. 2, 3 y 7), ya que el derecho a la vida es universal, esto es, lo tiene todo ser humano sin importar sus accidentes y circunstancias. Lo que importa es su condición de persona y, si es persona, no importa que sea joven o anciana, enferma o saludable, útil o inútil. Además ¿con qué autoridad podemos decir que la vida de un malformado o psíquicamente desequilibrado es de inferior calidad a la vida de un hombre normal?

Sobre este respecto, es conveniente recordar una anécdota ocurrida al partidario del aborto, Monod, en un debate de la televisión francesa. Si usted sabe le dijo el biólogo Lejeune de un padre sifilítico y de una madre tuberculosa que tuvieron cuatro hijos: el primero nació ciego; el segundo murió nada más al nacer; el tercero nació sordo mudo; y el cuarto es tuberculoso. La madre queda embarazada de un quinto hijo. ¿Qué haría usted? Yo interrumpiría ese embarazo respondió Monod con toda la seguridad del caso; a lo que su contrincante, con una sonrisa le contestó: Pues hubiera matado usted a Beethoven.

El aborto fue el primer eslabón de la cadena inhumana de los nazis. Al concluir el famoso proceso de Nüremberg, un juez americano respondió a otros, que se admiró que las cosas hubiesen llegado a tal extremo: "llegaron a este extremo la primera vez que se condenó a un inocente".

10.El aborto es lícito en casos de violación o incesto. La eliminación del feto se hace entonces necesaria, para salvar el honor de la madre.

Crítica. No es cierto que la prohibición del aborto obligue a la mujer a ser madre, pues ella ya es madre; la cuestión no radica en si tiene o no que ser madre (ya que la mujer no necesariamente ha de ser madre) sino en si ya es madre, pues en caso positivo, por su condición de socio, debe convivir con su hijo, por lo menos mientras éste necesite de su cuidado exclusivo. En el caso del incesto (relación sexual entre consanguíneos próximos: madre e hijo, etc.), tanto si haya habido violación o como si ha sido consentido, ha de tenerse en cuenta que la sociedad le debe el respeto, pues la mujer no se ha deshonrado a sí misma (en caso de violación incentuosa) y que, en cualquier caso, el ser humano engendrado no tiene por qué pagar la culpa de su padre. En el caso de incesto consentido el hijo no es el que deshonra a la madre, sino que es ella misma la que se ha deshonrado, y el aborto no recupera la honra perdida. Agustín de Hipona afirmó a este respecto: "la fornicación de la meretriz es obra exclusiva suya; el alumbramiento del hijo es obra de Dios, y el apetito torpe de lucro con el auxilio divino se torna amor materno".

11.La ley humana no puede castigar o prohibir todos los males, ya que, al pretender evitar los males, se seguiría también la supresión de muchos bienes. Por tanto, puede permitir o legalizar el aborto, como lo sugiere Miret Magdalena. (Introducción al libro de M.M. Litchfield, Niños para quemar, Barcelona, 1977).

No toda infracción de la ley natural puede insertarse en la ley positiva o civil, pues, como dice Santo Tomás (I-II, Q. 91, a. 4), la ley humana no cohíbe todos los vicios, sino los más graves, y principalmente los que redundan en daño de otros, sin cuya prohibición no podría conservarse la sociedad, como los homicidios y robos.

Crítica. Es evidente que dejar impune un homicidio constituye un grave atentado a la convivencia social. El homicidio no es un mal tolerable, porque va en perjuicio de otro. El aborto es un homicidio (según vimos en 1, 2 y 3). El deber de respetar la vida ajena lo tiene el hombre porque es socio. No hay ningún derecho contra tal deber. La ley no puede permitir el homicidio porque con ello desconocería una base fundamental para que los asociados puedan convivir. Si se desconoce el derecho a la vida ¿qué otro derecho puede haber?

12.Despenalizar no es lo mismo que legalizar. Se dice que con la despenalización del aborto no se está legalizando una conducta nociva, sino tan sólo permitiendo, en determinadas condiciones, tal conducta. A nadie se le está obligando abortar; no es un mandato, sino una permisión, que es diferente.

Crítica. Los actos de la ley se clasifican en preceptivos, prohibitivos, permisivos y punitivos (Santo Tomás, I-II, Q.92, a. 2). Despenalizar el aborto significa, lógicamente, permitir el homicidio, ya que legalizar es lo mismo que el acto permisivo de la ley. En el Estado de Derecho los particulares pueden hacer todo lo que no esté prohibido por la ley, al paso que el Estado sólo puede hacer lo que le está permitido. La única fórmula de legalizar no es mediante un precepto, sino mediante una legislación que permita una determinada conducta; luego el permitir el aborto significa legalizarlo.

13.La ley que prohíbe el aborto se toma ineficaz y es causa de que las prácticas abortivas, hechas en la clandestinidad, sean poco higiénicas, provocando graves peligros a la madre.

Crítica. Aunque éste es un razonamiento típico de la ética de las consecuencias, puede verse que las consecuencias de la despenalización del aborto no son tan beneficiosas como sus partidarios las quieren. Se ha demostrado (J.C. Wieke) que la legalización del aborto no conduce a la disminución de los abortos clandestinos: en Suecia, nos dice la revista Lancet, "la ley sueca en su forma actual no ha sido capaz de disminuir el aborto criminal". Cristopher Tietze dice que "es dudoso si este objetivo se ha alcanzado en algunos de los países estudiados". Igual sucede en Japón, en donde se da un millón de abortos controlados, contra dos millones de abortos (Family Planning in Japan, a record of failure, "Asahi Journal", Oct. 16, 1966, pág. 52). Los doctores Hilgers y Shearin de la Clínica Mayo, recopilaron 21 estadísticas de 10 naciones diferentes. En 8 de estos países, la liberalización del aborto no influyó en la disminución de los abortos clandestinos, y en dos países aumentó el índice de clandestinidad (Ililgers-Shearin, Induced Abortion a document report. Cap. 7, 2a. ed. Enero 1973). En Inglaterra el Real Colegio de Obstetricia y Ginecología manifestó que "nuestras cifras indican que a pesar de un marcado número de abortos legales, desde 1968 a 1969, desafortunadamente no hubo un cambio significativo en el número de abortos clandestinos que requerían ingreso en un hospital. El hecho de que la legalización del aborto no haya, hasta el momento, reducido materialmente el número de abortos, ni de muertes producidas por abortos de todas clases, no es sorprendente. Esto confirma la experiencia de la mayoría de las naciones y fue pronosticado por el Colegio en su declaración de 1966" (British Medical Journal, Mayo 1970).

De todo lo anterior podemos concluir que el aborto democrático no tiene fundamento, ya que no todo derecho se reconoce a través de la votación. Hay asuntos que no son objeto de opinión o de opción, sino de conocimiento y estudio; no de elección sino de verdad (Hervada, Derecho natural, democracia y cultura, en "Persona y Derecho", VI, 1979, pág. 198). A esta conclusión se llega, como lo hace Francisco José Herrera Jaramillo, cuando se analizan no las supuestas ventajas del aborto, desde un punto de vista de una ética de las consecuencias, sino el derecho a la vida, desde el punto de vista de la ética de los principios.

ISTMO 162

1. El derecho a la vida y el aborto, Eunsa, Pamplona, 1984.

Via: Encuentra.com

miércoles, 25 de enero de 2012

► La Mujer decide sobre su maternidad



“Corresponde a la mujer decidir si va a ser madre”, dicen, y parece justo; pero una vez concebido el hijo, la mujer ya no es libre de ser o no ser madre. Es ya una madre... aunque no permita que su hijo viva. “Mi vientre es mío”, gritan; como si el niño fuera parte de las vísceras de la mujer. El feto está en la madre pero no es la madre. Una vez nacido o abortado el feto, a la madre no le falta nada, sigue tan entera como antes, cosa que no ocurriría si le quitaran un órgano. Si el embrión no fuera distinto a su madre, no tendría otro corazón.

Ciertamente que el ideal es que todo hijo sea deseado; pero dejar el derecho a nacer en manos del gusto o del disgusto, ¿no es introducir un elemento caprichoso en el Derecho? Por otra parte, hay que señalar, con la mayoría de los ginecólogos, que el hijo inicialmente no deseado, suele ser aceptado con ilusión a la hora del parto.

“Regular el aborto” no es limitarlo, sino impulsarlo. Donde se legaliza el aborto, éste aumenta. El aborto legalizado no termina con el aborto clandestino. Más de la mitad de los abortos que se realizan en el mundo son clandestinos, porque las mujeres se avergüenzan ante los demás y buscan la clandestinidad aun cuando puedan hacerlo legalmente (Cfr. Antonio Molina Melia, Razones del aborto, España)

Los partidarios del aborto exageran el número de mujeres que mueren a causa de la gestación o del parto, cuando la medicina ha logrado que desaparezca el dilema de tener que escoger entre el hijo y la madre. Otros aducen la salud mental de la madre, y olvidan que es más fácil sacar un bebé del útero de la madre que sacarlo de su pensamiento. La OMS (Organización Mundial de la Salud) afirma que “las mujeres para las que se justifica el aborto por razones psiquiátricas son las mismas que corren mayor riesgo de problemas mentales una vez realizado el aborto” (Cf. “Vida Nueva” n. 1.113). En California, el 98,2% de abortos se justificó por este motivo. Este tipo de soluciones, en vez de arreglar los problemas los agrandan.

El aborto legal y en clínicas salubres es la quinta causa de muerte materna en Estados Unidos. La muerte de la mujer por aborto no disminuyó en Estados Unidos al legalizarse en 1973, sino por el descubrimiento y la aplicación de antibióticos (Elliot Institute).

La verdadera razón que mueve a ciertos grupos a luchar por la despenalización del aborto es la liberación sexual de la mujer. Algunos piensan que “la mujer no logrará jamás su emancipación sin el derecho al aborto” (Giséle Hamili). Las otras razones son la “máscara” con que se encubre el motivo profundo. La aspiración de las mujeres a su liberación es justa y merece ser apoyada, el problema está en determinar de qué se trata esa liberación. Si la mujer pide más cultura, igualdad de oportunidades y que la sexualidad vaya unida al verdadero amor, debe apoyarse esa liberación. Actualmente estamos probando los frutos amargos de la Revolución Sexual: SIDA, infidelidades, utilización de la mujer como objeto de placer, violaciones, pornografía y más 40 nuevas enfermedades de transmisión sexual. ¿Será esa la verdadera liberación? La liberación sexual de las mujeres es el sueño de muchos varones que quieren mujeres fáciles y sin compromisos ulteriores.

Via: www.vidasiempre

►Entrevista con Theresa Burke de las Rachel’s Vineyard Ministries



La fundadora de las Rachel’s Vineyard Ministries, Pennsylvania, un ministerio de retiros de fin de semana curativos tras un aborto, nos habla de la relación entre la mujer y su hijo no nacido y el nexo existente entre aborto y depresión.

-¿Cuál es la naturaleza de la relación psicológica entre una mujer y su hijo no nacido según se desarrolla su embarazo?

Burke: El embarazo no es una enfermedad. Es un acontecimiento natural que ha tenido lugar durante miles de años, en cada generación.

Los cuerpos de las mujeres están programados de modo instintivo para nutrir y sostener la vida. La relación psicológica entre la madre y su hijo no nacido es puesta en funcionamiento por cambios físicos y hormonales, pero también por un sistema de apoyo a la mujer y por una cultura.

Para la mayoría de las mujeres, el primer trimestre es una época de anticipación y entusiasmo por el embarazo, o de cólera y miedo si se trata de un embarazo no planeado.

Son comunes las sensaciones ambivalentes: la madre se maravilla del hecho misterioso de que su cuerpo sea capaz de producir vida; con todo, también puede sentirse abrumada por la responsabilidad de cuidar a otro ser humano.

Conforme el embarazo avanza, la madre puede tener tanto sensaciones positivas como negativas sobre los cambios en la forma de su cuerpo. El tercer trimestre puede incluir ansiedad sobre el nacimiento; preocupaciones por la salud de su bebé; preocupaciones sobre cómo se adaptará su pareja al nuevo miembro de la familia, así como preocupaciones económicas.

Al mismo tiempo, la mujer siente excitación y anticipación por el nacimiento próximo de su bebé y por el comienzo de una fase completamente nueva en su vida.

En el momento del nacimiento, cuando se coloca al niño en los brazo de su madre, el misterio, la maravilla, todo, culmina en un poderoso proceso de vinculación porque la madre da la bienvenida al mundo a una vida nueva y preciosa.

Podríamos decir que las mujeres también necesitan cada uno de los nueve meses de embarazo para emprender el proceso emocional y psicológico que acompaña a la maternidad. Juntos, madre e hijo pasan a través de una transformación de desarrollo dramática y rápida.

-¿Qué papel desempeñan otros factores, especialmente las presiones de las familias y de los novios, más los problemas económicos, en la decisión de abortar de una mujer?

-Burke: Cuando consideramos la retórica de la opción, podemos preguntarnos de modo más honesto: ¿de qué elección se trata?

Una investigación reciente indica que en el 95% de los casos la pareja masculina desempeña un papel fundamental en la decisión de abortar.

Otros estudios, como el informe de julio de 2005 de la Post Abortion Review del Elliot Institute, revelan que más del 80% de las mujeres daría a luz si tuvieran apoyo.

Un antiguo guardia de seguridad en una clínica abortiva testificó en Massachussets que las mujeres normalmente eran amenazadas o sufrían abusos de los hombres que las llevaban a las clínicas.

Demasiado a menudo, el aborto es la elección de otra persona y escuchamos que la mayoría de las mujeres dicen que no les quedaba otra opción sino abortar.

De hecho, el asesinato es la principal causa de muerte entre las mujeres embarazadas. Los hombres condenados por el asesinato de sus compañeras embarazadas citaban el no querer pagar el sostenimiento del niño como motivo primario.

Estas terribles estadísticas nacionales indican claramente que hay un alto nivel de coacción que conduce a las mujeres a abortos no queridos.

Sin un apoyo sólido del padre de su bebé o de su propia familia, muchas madres temen no tener recursos que proporcionar a su hijo. Dados los índices de pobreza en los progenitores solteros y los desafíos a los que se enfrenta, éste es un verdadero problema.

En demasiados casos, detrás de cada mujer que ha tenido un aborto se puede encontrar la presencia de personas que está muy implicadas en su «elección» y a menudo manipulan de forma persuasiva.

Estos pueden ser los padres de una joven que la amenazan con retirarle su amor o incluso con echarla de casa si no aborta; el profesional de salud mental o sanitario que utiliza el poder de su posición para hacer que el aborto parezca la decisión racional, madura y la única que tiene sentido dadas sus circunstancias.

Esto es especialmente problemático cuando hay indicios de algún problema de salud en el niño no nacido. En estos casos la presión para abortar suele ser realmente dura.

Para las mujeres que hacen frente a graves deformidades fetales, el 95% de aquellas a las que se les da acogida prenatal elegirán esta forma de apoyo como el hecho más humano y emocionalmente más deseable. Esto evita la pena añadida que traen consigo los abortos en una etapa avanzada, que resulta una experiencia horrorosa tanto para la madre como para el bebé.

-¿Qué ocurre con la relación psicológica cuando una mujer aborta? ¿Y hay diferencias con los efectos de un aborto espontáneo?

-Burke: Cuando una madre es desconectada de su hijo de modo precipitado y violento, hay un trauma natural. Ella experimenta una muerte no natural.

En muchos casos, ella viola su ética moral y sus instintos naturales. Se da un golpe terrible a su imagen de «madre» que nutre, protege y sostiene la vida.

He aconsejado a millares de mujeres cuyas vidas se habían roto con el trauma del aborto, que experimentaron como un procedimiento cruel y degradante. Hay pena, tristeza, angustia, culpabilidad, vergüenza y cólera.

Han aprendido a callarse a sí mismas con el alcohol y las drogas, o a dominar su trauma a través de repetírselo. Algunas renuevan el dolor de su aborto a través de la promiscuidad y de volver a abortar, atrapadas en ciclos traumáticos de abandono y rechazo.

Otras rellenan sus sentimientos a través de desórdenes alimentarios, ataques de pánico, depresión mental, ansiedad e ideas de suicidio. Algunas han sufrido daños físicos y reproductivos permanentes que las hacen incapaces de tener hijos en el futuro.

El aborto es una experiencia de muerte. Es el fallecimiento del potencial humano, de la relación, de la responsabilidad, del apego maternal, de la conectividad y de la inocencia. Tal pérdida raramente se experimenta sin conflicto y ambivalencia.

Seríamos cortos de mente si pensáramos que puede realizarse sin complicaciones. En mi libro «Forbiden Grief: The Unspoken Pain of Abortion» (Olvidar la Pena: El Dolor no Expresado del Aborto), con David C. Reardon, invitamos al lector al corazón íntimo de las experiencia humana, al lugar donde el debate del aborto rara vez penetra.

Cuando se ponen delante las polémicas, las marchas, las políticas de libertad y derechos, hay aspectos emocionales del aborto que desafían las palabras.

La agonía psicológica y espiritual del aborto es silenciada por la sociedad, ignorada por los medios, rechazada por los profesionales de la salud mental, y despreciada por el movimiento de mujeres.

El trauma post-aborto es una enfermedad grave y devastadora, que no tiene ningún portavoz famoso, ni una película para la televisión, ni ningún show televisivo que sirva de plataforma para hablarlo.

El aborto toca tres temas centrales del propio concepto de mujer: su sexualidad, moralidad e identidad maternal. También implica la pérdida de un hijo, o al menos la pérdida de una oportunidad de tener un hijo. En cualquier caso, esta pérdida debe enfrentarse, procesarse, llorarse.

En un aborto natural, la madre también sufre la pérdida de un hijo. La diferencia está en el nivel de culpabilidad y vergüenza que experimentan las mujeres después de haber abortado por una decisión deliberada y consciente de acabar con la vida; contra un aborto natural, que ocurre debido a causas naturales.

Con el aborto, su pérdida es un secreto. No hay apoyo ni consuelo social de los amigos o de la familia.

Es importante observa que hay también un alto incremento de los abortos naturales tras un aborto provocado. Cuando una mujer pierde a un hijo querido por la experiencia de un aborto, las mujeres frecuentemente hablando de una culpa y depresión complejas, porque creen que su aborto natural es un castigo.

-¿Cuáles son los riesgos de depresión que surgen de la culpabilidad por un aborto?

-Burke: Puesto que el aborto es legal, se presume que debería ser seguro. De hecho, suele identificarse como un «derecho» de la mujer.

Se supone que este derecho, o privilegio, libera a las mujeres de la carga de los embarazos no queridos. Se supone que les proporciona alivio, no pena ni depresión.

Uno de los grandes problemas es que cuando las mujeres se ven asaltadas por sus propias reacciones naturales ante la pérdida, no entienden qué es lo que va mal.

Muchas mujeres van a tratamiento para la depresión, la ansiedad, o las adicciones, pero simplemente no comprenden las raíces de su enfermedad. En muchos casos son narcotizadas y se les da un diagnóstico pero nunca se les pone en el camino de la curación y la recuperación.

El recuerdo y los sentimientos sin resolver sobre el aborto se convierten en fuentes de presión que pueden surgir.

►Bridget Hooker





Testimonio de una aventurera graduada en lenguas extranjeras en la famosa Universidad de Stanford, que ha recorrido el mundo como becaria en Argentina, secretaria de la embajada del Perú en la ex Unión Soviética y funcionaria de la embajada norteamericana en Moscú. Es difícil creer que ha sufrido tanto en la vida, incluso desde el vientre materno, cuando su madre intentó acabar con su vida varias veces.

Una pelea por teléfono

A Bridget no se le había pasado nunca por la cabeza que la habían intentado abortar cuando se encontraba en el vientre materno. Y aunque de niña presentaba los temores y fobias comunes en los niños que han sobrevivido a un aborto, jamás se le había ocurrido pensar que éstos tenían como raíz su dramática llegada al mundo.

Quizás la entonces sobresaliente estudiante jamás se hubiera enterado de que era una sobreviviente del aborto si no fuera por el inesperado desenlace de una de las frecuentes –y brutales– peleas telefónicas entre sus padres divorciados.

En una de aquellas incontables ocasiones, cuando Bridget tenía 18 años, su padre al otro lado de la línea decidió "demostrarle" cuán "perversa" era su madre –en el tristemente clásico esquema de divorciado de volver a los hijos contra el excónyuge– haciéndole una revelación: "tu madre cometió un aborto ". El mensaje era claro: tu madre es mala. El padre sabía que tocaba un punto sensible: el comentario del enardecido padre equivalía nada menos que a un torpedo en la línea de flotación de la imagen materna.

Bridget estaba acostumbrada a la relación disfuncional entre sus padres, que se habían divorciado cuando ella tenía ocho años, pero que a pesar de la violenta separación, en vez de distanciarse e ignorarse –como cualquiera esperaría– se seguían viendo y llamando por teléfono con la excusa de coordinar detalles de los hijos, pero en la mayoría de ocasiones para agredirse y pelear ásperamente.

"Fue un divorcio muy amargo y aún hoy, lamentablemente, mis padres siguen siendo enemigos brutales, aunque no peleen como antes", dice Bridget, que en 1999 cumplió 34 años.

Sin embargo, esa llamada por teléfono, que nuevamente la tenía a ella en el medio de una batalla verbal, no era "más de lo mismo". La información la dejó totalmente sorprendida y, por unos segundos, totalmente muda.

"La revelación de mi padre me sorprendió mucho y después de una pausa, le pregunté como si no hubiera entendido: ¿cómo?".

"Sí, es verdad", contestó su padre. "Tu mamá tuvo un aborto cuando tenías 4 años. Pregúntale a ella".

Bridget no recuerda si colgó el teléfono o simplemente dejó el auricular, pero recuerda que entre asustada y sorprendida, fue corriendo donde se encontraba su madre, para preguntarle si es que era cierto lo que el padre le había dicho.

Su madre abrió primero unos enormes ojos y luego, pasando violentamente de la sorpresa al dolor, rompió en un llanto imparable y le confesó que era verdad.

Hablando entrecortadamente, le confesó: "Cuando tú tenías algunos años, tu papá me obligó a ir a tener un aborto en Nueva York, porque vivíamos en Chicago y en Chicago en esa época el aborto era ilegal", relató la madre, entre lágrimas.

También le contó, profundamente dolida, que había pensado que, abortando, tal como le pedía el esposo, ella salvaría un matrimonio que ya venía naufragando desde hacía algunos años, pese a un auspicioso noviazgo que nunca habría hecho pronosticar el final.

Bridget se mostró comprensiva y acogedora –en última instancia, ya no era una niña–, pero no podía dejar de pensar en el hecho de que un aborto había puesto fin a la vida de un eventual hermanito o hermanita menor.

"Yo siempre le digo a los jóvenes que mi mamá pensaba que con el aborto lograría salvar un matrimonio que ya iba mal", dice Bridget, recordando aquella conversación, "pero lo curioso es que ella siempre me dice que después de ese aborto se dio cuenta que ya no había ningún futuro para ellos y para su relación de esposos". Lo que parecía una solución, terminó siendo, así, el puntillazo de muerte del matrimonio.

Los recuerdos de Marlene, la madre de Bridget, del episodio de aquel aborto eran terribles, y se reflejaron aquel día de la confesión a su hija. Entre sollozos le contó cómo tenía aún en la memoria el episodio. Estaba sola, asustada y aturdida, y sangraba tan profusamente que la hemorragia consecuencia de la operación mal realizada casi le cuesta la vida.

Marlene le relató también que, justo antes de subir al avión para ir a Nueva York, donde le realizarían el aborto, llamó a su propio padre y le dijo: "Mi esposo me dice que tenga un aborto, ¿lo hago?". El propósito de la llamada era evidente. Como una mujer inerme arrastrado a un abismo, buscaba una rama psicológica, alguna saliente afectiva de la cual asirse para no caer. Pero no la encontró. Su propio padre le dijo: "bueno está bien, es algo fácil". Y Marlene tomó el avión que la llevaría al callejón sin salida.

"Fue evidente para mí que ella no lo hubiera hecho de no ser por la presión de mi papá y también comprendí que lo hizo pensado que la iba a ayudar en su matrimonio, porque ese tipo de decisiones no eran parte del carácter de mi madre", comenta hoy Bridget.

Ese mismo día –el día en que Marlene confesó el aborto a Bridget–, madre e hija hablaron por mucho tiempo, en un tono cada vez más calmado. Y fue allí cuando la madre decidió confesarle algo más, que resultaría aún más sorprendente y chocante para Bridget, pues se refería a ella directamente. "Mi madre me confesó que, cuando estaba embarazada esperándome a mí, mi papá también estaba muy enojado con su embarazo, y esa fue la primera vez en que la había obligado a abortar". Marlene, después de algunos tímidos intentos, cedió a la presión, y decidió someterse a un aborto para eliminar la vida de Bridget cuando recién comenzaba en el vientre.

Un hombre solitario y celoso

Pero para comprender lo desconcertante de ese doloroso episodio, Bridget dice que es necesario volver atrás, y conocer la historia de sus padres.

El Padre de Bridget, Peter Hylak, –que hoy es un buen amigo de ella– era un hombre de una vida disciplinada, dura y solitaria, que había estudiado durante 6 años ingeniería química en su natal Chicago, con excelentes calificaciones y un rendimiento sobresaliente. Era un "alumno modelo", pero a la vez, el típico estudiante solitario e introvertido.

Según relata Bridget, Peter posiblemente encontró en el estudio un refugio frente a la realidad de una familia no unida, de padres trabajadores y poco comunicativos, en el que incluso la madre estaba siempre ausente, en el trabajo.

"Según mi padre –relata Bridget– cuando él llegaba de la escuela, incluso de niño, no había nadie que estuviera en casa para recibirlo. Él incluso tenía llave para entrar solo, hacerse o servirse su propia comida y ocuparse de diversas cosas domésticas como si en realidad viviera totalmente solo".

La familia materna de Bridget, en cambio, era diferente, casi podría decirse que lo opuesto. En efecto, la abuela materna era una persona sensible, amorosa y acogedora. Cuando Marlene conoció a Peter y comenzó con él una relación de enamorados, la cálida familia de su madre lo acogió plenamente en el seno familiar. "Mi padre alguna vez me confesó que sintió que por primera vez en su vida tenía una mamá al conocer a mi abuela", dice Bridget. "Hace algún tiempo me dijo que, pensando retrospectivamente, él cree que tal vez se enamoró más de la familia que de mi mamá, porque él tenía una vida totalmente opuesta, muy solitaria, con mucho éxito en los estudios pero sin amigos. Y eso de no tener amigos lo conserva incluso hoy", explica.

Y este hombre solitario que se sentía feliz al descubrirse por primera vez acogido en el seno de una familia, se embarcó entusiasmado en el matrimonio, y con un entusiasmo aún mayor, acogió el nacimiento de su primer hijo.

Sin embargo, una suerte de patología inesperada, alguna mezquindad oculta, afloró casi inmediatamente: la alegría se transformó en irritación y el entusiasmo en malhumor, en la medida en que Peter veía que la atención y el tiempo de su esposa se dividían para atender al recién nacido. "Creo que se puso celoso de mi hermano recién nacido, aunque no sé exactamente qué pasó", dice Bridget, que siempre reflexiona extensamente sobre las dificultades que enfrenta la mujer durante el embarazo y tras el parto; y sobre lo importante que es que el esposo, en vez de encerrarse en sí mismo, contemple esta compleja dinámica y aporte a resolverla con generosidad.

"Hoy –dice Bridget– mi esposo me da mucho apoyo con mis hijos, y el apoyo de un esposo durante el embarazo y después del parto es algo fundamental, porque se trata de un momento ciertamente hermoso, pero cargado de muchas cosas nuevas y de muchas dificultades", agrega.

"Los nueve meses de embarazo, especialmente la primera vez, cuando ves que tu cuerpo tiene tantos cambios, me han llevado a decir de broma que si yo pudiera prestarle mi embarazo a otra persona y esperar los 9 meses hasta que viniera el bebé, lo haría con gusto", dice Bridget con una sonrisa, comentando así el período que le tocó atravesar a su madre y que probablemente Peter no fue capaz de comprender en aquel momento.

"Pero justamente ese embarazo es el lazo que une a la mamá y al bebé de una manera tan especial", agrega, mientras pasa la mano delicadamente por su vientre que, con apenas tres meses de su cuarto embarazo, aún no revela la espera que concluiría felizmente a mediados de diciembre de 1999.

La Razón, 12 de enero de 2006

martes, 24 de enero de 2012

►¡Estoy esperando un hijo!


Esperar un hijo es una oportunidad que se te concede para exigirte más a ti misma.
“Un hijo es como una estrella a lo lejos del camino, una palabra muy breve que tiene un eco infinito.” - Romance del Hijo, José María Pemán.
 
¿Recuerdas aquel maravilloso y mágico momento de tu vida en que te dieron la noticia de que serías mamá por primera vez? ¿Puedes evocar la cara de tu esposo cuando se lo contaste con el corazón rebozante de alegría? ¡Un hijo! Vamos a tener un hijo -exclamabas- tus ojos brillaban más que nunca y en ellos se vislumbraba esa nueva vida que ya crecía en lo más íntimo de tu ser femenino. La mayor responsabilidad de sus vidas comenzaba. El proceso de educación a largo plazo se iniciaba a partir de ese momento para ti y tu marido. ¿Los encontraría preparados y sobre todos conscientes para llevar a cabo la gran tarea de la educación?
 
Educar desde el vientre
 
¿Qué es la educación? Podríamos decir que es un trabajo ininterrumpido en el que influyen, al mismo tiempo, mil detalles distintos, que se complementan entre sí, sobre todo, el propio ejemplo. André Berge lo expresa así: “Para formar una conciencia es preciso dejar ver la propia recta, delicada; para formar un corazón hace falta dejar ver el nuestro paciente, comprensivo; para formar un alma es necesario mostrar la de uno fiel a la oración….Y así para todo. Para formar el gusto por el trabajo, por el orden, por la caridad. De la educación por discursos puede el niño, al llegar a mayor, evadirse, pero no puede escapar a la influencia de una vida ejemplar”.
 
Lo anterior, amiga mía, es algo que vale la pena memorizar, escribir en un trozo de papel, hacer copias y ponerlo visible en lugares estratégicos de la casa. Te invito a interiorizar esas palabras y a que con ellas te ayudes a encontrar esas áreas como ser humano, mujer, esposa, madre, hija y amiga que necesitas mejorar con el objeto de educar mejor a tus hijos. Por ejemplo: ¿estás embarazada? Es el momento de empezar a educar y sembrar el amor y sentimientos de seguridad. Puedes escuchar música clásica todos los días a hora fija y hacer tu oración incluyendo al pequeño que llevas en el vientre. Cuando oramos, nos abrimos al amor puro y verdadero. Al amor que no conoce límites, dejamos escuchar la voz de Dios en nuestra conciencia y sí eres dócil, el Espíritu Santo te irá descubriendo esas zonas que necesitan crecer. Toda esta posición de apertura a Dios, el niño, tu hijo, la vive, la siente contigo y contigo la interioriza pues el único momento de tu vida en que es totalmente tuyo. Esta, por así decirlo “atado a ti”, a tu corazón, a tus sentimientos, a tu conciencia. Todo lo que hagas en esos nueve meses, quedará grabado para siempre en la mente y corazón de tu pequeño. Su sistema nervioso y la seguridad que muestre al venir al mundo dependerá en gran medida de lo que hagas cuando estés embarazada y esperando con ansiedad su venida al mundo.
 
¿Qué más puedes hacer?
 
Haz que cada embarazo sea una nueva tarea educativa para ti. Porque sabes que llevas una vida que depende de ti y tu estado anímico proponte:
 
- hacer lecturas que te inspiren a ser una excelente madre.
- escoger locaciones diferentes para hacer una rato de meditación. ¿Qué tal un Jardín botánico, o una caminata por la playa?
- escuchar diario a Beethoven, Mozart y Vivaldi. Estudios han comprobado la efectividad de está música en el desarrollo de la inteligencia y mejor disposición para el aprendizaje de lenguas en los niños.
- no dejar que circunstancias exteriores afecten tu paz mental.
- no dar paso al enojo y la tristeza.
- hacer ejercicios diarios por 30 minutos.
- Resolver crucigramas, tejer, tomar clases de pintura…todo aquello que te presione a ser creativa.
- si eres una mujer oficinista con el tiempo muy limitado, comprométete contigo misma a reservar 20 minutos al día en un rincón de tu casa para comunicarte afectivamente con tu hijo.
 
El rol del padre
 
Estoy segura que sabes lo importante que es la participación de tu esposo en esta etapa tan importante y crítica en la vida de tu hijo. No permitas que el se haga a un lado en esos importantes nueve meses. Como papá y desde fuera puede ayudar a educar a tu hijo en el amor y la aceptación. ¿Qué debe hacer?
 
- Tener atenciones especiales contigo con el objeto de transmitir al niño lo que es la delicadeza entre los seres humanos, especialmente entre aquellos que han decidido ser uno.
- Invitarlo a hacer una oración a la Virgen todos los días. ¿Qué tal si dice contigo un misterio aunque no sea en él un hábito diario? Lo importante es que el niño interiorice la fe junto a los dos más grandes amores de su vida.
- Por las noches invítalo a que te ponga crema en el vientre y transmita su voz y su amor al niño. Para tu esposo será una experiencia inolvidable, ya que a medida en que el niño crece sentirá como le reconoce al empezar a golpear las paredes de tu estómago cada vez que lo sienta. Para tu hijito, una vitamina psicológica muy importante, pues exclamará: ¡soy bienvenido! Me aman.
 
Esperar un hijo es una oportunidad que se te concede para exigirte más a ti misma, para perseguir la madurez emocional, para tener un compromiso más auténtico con la fe que profesas pues no olvides que nuestra sociedad hoy más que nunca está urgida de seres humanos que estén dotados de una educación integral y sepan pensar con rigor. A pesar de que a veces tengamos la impresión de vivir en una sociedad quebrantada por la falta de educación de los valores morales y espirituales, no olvides que mientras existan mujeres como tú, que se preocupen desde el mismo instante en que te sabes embarazada por el cuidado del alma de tu hijo, los seres humanos podremos seguir confiando y depositando nuestra esperanza en la bondad, entrega y fortaleza del corazón femenino.


SheilaMorataya-Fleishman 

martes, 27 de diciembre de 2011

►Juan Pablo II envía mensaje de esperanza a mujeres embarazadas, 26 Marzo de 2001


"A todas les digo: un niño concebido es siempre una invitación a vivir y a esperar". Juan Pablo II se dirigió así a las mujeres embarazadas que atraviesan momentos difíciles justo en la fecha en que varios países de América Latina celebran el Día del Niño por Nacer.
Recordando que tradicionalmente el 25 de marzo la Iglesia celebra la Fiesta de la Anunciación -que este año por ser domingo de Cuaresma es celebrada litúrgicamente el lunes 26-, el Papa hizo un enérgico llamado a favor de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. "¡Que la humanidad pueda experimentar una nueva primavera de la vida en el respeto y en la acogida de todo ser humano, en cuyo rostro brilla la imagen de Cristo!", afirmó el Papa en el Angelus. El Papa pidió que "ante la cultura de la muerte y ante los ataques que por desgracia se están multiplicando contra la vida del hombre, que nunca desfallezca el compromiso de defenderla en cada una de sus fases, desde el primer instante de su concepción hasta su ocaso". El Santo Padre también recordó que el año pasado vivió la fiesta de la Anunciación en Tierra Santa. Refiriéndose a este misterio, el Pontífice dijo que desde el momento en que María dijo "sí" al mensajero divino, los creyentes pueden comprender mejor la grandeza de toda vida humana "y servir fielmente al 'Evangelio de la vida' que él nos confía".


jueves, 28 de abril de 2011

Por un feminismo más humano


Para más de uno, el tema de la maternidad debería quedar como algo exclusivo de las mujeres. Los hombres deberían callar, no decir ni palabra, porque no pueden quedar embarazados.

Si se lleva a su máximo extremo la postura anterior, media humanidad no podría emitir ningún juicio sobre el tema. Lo cual es caer en una doble injusticia.

La primera injusticia: se atentaría contra el derecho a la libertad de expresión. Excluir a todo un “colectivo”, el de los hombres, sobre un tema tan importante es una injusticia digna de ser condenada con firmeza.

La segunda injusticia: los hombres y las mujeres nacen gracias a la unión entre hombres y mujeres. No hay maternidad si no hay paternidad, no hay niños sin que cada uno nazca de un hombre y de una mujer. Es decir, la maternidad no es un asunto privado ni exclusivo de la mujer.

Los hombres tienen, por lo tanto, mucho que ver con la maternidad. Porque cada uno de ellos ha nacido gracias a mujeres que han dicho “sí” a su maternidad. Sin mujeres que acojan a sus hijos, no nacería ningún hombre. Ni ninguna mujer, también hay que decirlo.

Además, como ya dijimos, no hay mujer que sea madre si no es con la ayuda de un hombre que también llega a ser padre.

Los problemas surgen cuando los hombres se esconden, huyen de sus responsabilidades como padres. Algunos no quieren saben nada de un embarazo que inicia, de un hijo que también es de ellos. Es entonces cuando dejan sola a la mujer, como si la maternidad fuese un asunto privado, como si sus actos no tuviesen responsabilidades en la nueva vida que ha iniciado.

Hay que considerar, también, la vida del hijo. No es justo ver al hijo, durante los meses de embarazo, como un asunto privado de la mujer. Los que hoy disfrutamos de la vida un día estuvimos en el útero de nuestras madres. Si nacimos fue porque antes fuimos embriones y fetos. No éramos un objeto, ni algo que estaba allí a disposición de lo que decidiesen en total libertad los adultos.

Ciertos movimientos que se autodeclaran defensores de la mujer necesitan abrir los ojos ante esta realidad. La maternidad afecta a tres seres humanos: el padre, la madre, el hijo. Negar los derechos de uno de ellos en función de los gustos o caprichos sólo de la mujer (o del hombre y de la mujer cuando se “alían” para acabar con la vida de su hijo, o del hombre cuando obliga a la mujer a abortar) es promover una cultura del dominio y de la muerte. Lo contrario de lo que estaría llamado a buscar cualquier feminismo que se propusiese defender seriamente la dignidad de las mujeres.

El feminismo auténtico, verdadero, serio, será respetuoso de toda vida humana. Será justo y solidario. Estará dispuesto a tutelar y a asistir a cualquier mujer madre que viva en situaciones de pobreza, falta de higiene, desprecio o marginación. Será capaz de responsabilizar al hombre-padre en la vida de cada nuevo hijo. Protegerá y buscará el bien de los hijos. Que son los hombres y las mujeres del mañana. Lo cual es el fruto más maduro y más rico de cualquier movimiento que quiera defender, auténticamente, los derechos humanos.


martes, 6 de abril de 2010

Las consecuencias del aborto

Autor: P. LLucià Pou Sabaté
Las consecuencias del aborto. Jornada mundial en favor de la vida
"Veréis, son las siete menos cuarto de la mañana del 25 de diciembre del 2000, otra noche más en blanco. Hace cuatro días, a pesar de todo, dormía. Ahora el sueño es una utopía. Tengo 31 años y he matado deliberadamente a mi hijo"...

Recientemente, “pro-vida” difundió la carta de una mujer que pedía su publicación, y me parece interesante comentar algunos puntos breves de la misma: "Veréis, son las siete menos cuarto de la mañana del 25 de diciembre del 2000, otra noche más en blanco. Hace cuatro días, a pesar de todo, dormía. Ahora el sueño es una utopía. Tengo 31 años y he matado deliberadamente a mi hijo". Como se decía en la película “una historia verdadera”, también esta chica cuando supo que estaba embarazada decidió no contárselo a nadie, ni siquiera a su novio, con quien estaba pasando un tiempo en Estados Unidos. "Pasé un mes y medio de angustia controlada, fingiendo que todo iba bien, pero estaba embarazada y angustiada. Todas mis preguntas eran: ¿Qué voy a hacer? ¿engordaré? ¿se me notará? ¿que voy a hacer yo con un niño?"



Sumisa en pensamientos negativos sobre su vida, que le parecía “absurda”, seguía diciendo: “volví a España tan pronto como pude, calculando el tiempo que tenía para llevar a cabo mis planes: librarme de aquello que me incordiaba". Es la huida hacia delante, quitar el problema de la manera más rápida, sin saber que muchas veces la recta no es el camino más certero para llegar a los sitios. Fue a abortar acompañada de una amiga, hablando de cosas intrascendentes, como el que va “al dentista”, pero por dentro estaba confusa. Me recuerda el espléndido guión de la película “Solas”, en la que mientras que por un lado no desea el niño, y pasan por su cabeza los intentos de fuga (de la vida, o de la situación de maternidad a través del aborto) por otro lado la ayuda de los que le rodean le hace desear la vida: es la amistad de un “abuelete”, el cariño de la madre que está siempre presente aun cuando no está físicamente con ella porque se fue de casa...


Cuando falta este apoyo, puede pasar de todo, y luego suele venir el remordimiento... “¡Dios santo, que imbécil soy! Ahora, cada minuto pienso en mi niño, pienso que soy egoísta, fría, criminal... no puedo dejar de pensar en ello". Es tremenda la soledad de quien no tiene presente que no hay que actuar en los momentos bajos sino esperar, porque es posible salir adelante "como tantas y tantas mujeres", sigue diciendo la carta, que aunque se hagan tonterías siempre “se puede ir adelante”. Entonces vienen pensamientos negativos: “Y ahora ¿quién me perdonará esto? Mi niño ya no está, yo estoy vacía, completamente vacía".


"Quiero que Dios me perdone, pero creo que lo que he hecho es tan duro, tan cruel, tan bestial, que ni siquiera Dios puede perdonarme. Ni mi niño, que no ha tenido la oportunidad de ver el sol, ni el mar, ni de respirar... de nada". Aunque es comprensible este movimiento interior de amargura, y con la ayuda de una acogida de afecto por parte de quienes pueden ayudarles, ese dolor dará paso así a esperanza... Juan Pablo II, en un precioso texto de la Encíclica sobre la vida apunta que nunca es tarde para transformar el remordimiento en arrepentimiento, y anima a esas madres a que dirijan la energía que sienten por reparar hacia obras de apertura a los demás, y pidan perdón a sus hijos que están en el Señor (hay una comunicación aún con los que ya no están entre nosotros, por la oración).


"He sido su juez y le he condenado a muerte sólo por el hecho de ser, de estar dentro de mí, ¡¡¡pobrecito mío!!!! mi niño, por el que ahora estoy llorando, y del que no tenía conciencia antes", agrega la angustiada misiva. "Ahora le pido perdón, con todo el dolor de mi alma y me sigo sintiendo mal, cada vez peor. No sé por que no salí adelante, con mi tripita, tan contenta".


"Ahora le pongo carita, lo veo en cualquier sitio, el pobre, mi niño, estaba ahí, sin hacer nada, tan solo estando, sin saber nada, sin pedir nada, estaba por que sí, pero estaba, ahora ya no está, no se donde está, no se lo que siente... sólo quiero que este bien, a salvo de mí". Quien piensa estas conmovedoras palabras ya no está dentro de la “cultura de la muerte” sino que se está abriendo a la vida, aunque la herida quede abierta, a modo de hacer así penitencia: "no creo que esté neurótica, sólo pienso que he liquidado textualmente a mi propio hijo y me siento sola, vacía e insensible. Incluso pienso que no sé si alguna vez sabré ser madre. Necesitaré ayuda por muchos años, y creo que no lo olvidaré jamás".


Se hace nuevas preguntas: "¿Por qué no me hice cargo? ¿por qué no le dejé vivir? ¿por qué he sido tan calculadora?... ¿Sólo hay un ‘por qué’ con respuesta: ¿por qué me siento tan mal? Es sencillo, porque lo he matado, sin pensarlo apenas, sin el más mínimo remordimiento inicial, pero ahora me gustaría tenerlo dentro de mí, creciendo, esperando su momento para llegar al mundo, y esperar el momento de tenerlo entre mis brazos, de besar esa piel tan suave que tienen los bebés, de decirle que es mi hijo y que le quiero, que le cuidare ¡ya no puedo! mi niño o mi niña no está, lo maté, y yo sigo caminando, y el mundo se sigue moviendo sin el, sin ella, y yo ya no soy la misma, ahora no me quiero, me desprecio profundamente, ahora cuando ya no tiene solución me arrepiento... ya ves que estúpida, que inútil, ahora lo quiero sentir, como antes".


El final de la carta es de petición de perdón: "Pero ya, no puede ser... espero mi niño, que algún día me puedas perdonar… yo no me lo perdonaré mientras viva". Quizá el perdón más profundo, el que aún no ha conseguido la autora de este relato, sea el perdón de sí mismo. Quizá sea el mal más fuerte del mundo de hoy, el no perdonarse a sí mismo y de ahí viene el resentimiento...

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♥Consagración a la Virgen María

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CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
"Oh, Corazón Inmaculado de María, refugio seguro de nosotros pecadores y ancla firme de salvación, a Ti queremos hoy consagrar nuestro matrimonio. En estos tiempos de gran batalla espiritual entre los valores familiares auténticos y la mentalidad permisiva del mundo, te pedimos que Tu, Madre y Maestra, nos muestres el camino verdadero del amor, del compromiso, de la fidelidad, del sacrificio y del servicio. Te pedimos que hoy, al consagrarnos a Ti, nos recibas en tu Corazón, nos refugies en tu manto virginal, nos protejas con tus brazos maternales y nos lleves por camino seguro hacia el Corazón de tu Hijo, Jesús. Tu que eres la Madre de Cristo, te pedimos nos formes y moldees, para que ambos seamos imágenes vivientes de Jesús en nuestra familia, en la Iglesia y en el mundo. Tu que eres Virgen y Madre, derrama sobre nosotros el espíritu de pureza de corazón, de mente y de cuerpo. Tu que eres nuestra Madre espiritual, ayúdanos a crecer en la vida de la gracia y de la santidad, y no permitas que caigamos en pecado mortal o que desperdiciemos las gracias ganadas por tu Hijo en la Cruz. Tu que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como Tu, para acoger con obediencia y agradecimiento toda la Verdad revelada por Cristo en su Palabra y en la Iglesia. Tu que eres Mediadora de las gracias, se el canal seguro por el cual nosotros recibamos las gracias de conversión, de amor, de paz, de comunicación, de unidad y comprensión. Tu que eres Intercesora ante tu Hijo, mantén tu mirada misericordiosa sobre nosotros, y acércate siempre a tu Hijo, implorando como en Caná, por el milagro del vino que nos hace falta. Tu que eres Corredentora, enséñanos a ser fieles, el uno al otro, en los momentos de sufrimiento y de cruz. Que no busquemos cada uno nuestro propio bienestar, sino el bien del otro. Que nos mantengamos fieles al compromiso adquirido ante Dios, y que los sacrificios y luchas sepamos vivirlos en unión a tu Hijo Crucificado. En virtud de la unión del Inmaculado Corazón de María con el Sagrado Corazón de Jesús, pedimos que nuestro matrimonio sea fortalecido en la unidad, en el amor, en la responsabilidad a nuestros deberes, en la entrega generosa del uno al otro y a los hijos que el Señor nos envíe. Que nuestro hogar sea un santuario doméstico donde oremos juntos y nos comuniquemos con alegría y entusiasmo. Que siempre nuestra relación sea, ante todos, un signo visible del amor y la fidelidad. Te pedimos, Oh Madre, que en virtud de esta consagración, nuestro matrimonio sea protegido de todo mal espiritual, físico o material. Que tu Corazón Inmaculado reine en nuestro hogar para que así Jesucristo sea amado y obedecido en nuestra familia. Qué sostenidos por Su amor y Su gracia nos dispongamos a construir, día a día, la civilización del amor: el Reinado de los Dos Corazones. Amén. -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS

CONSAGRACIÓN DEL MATRIMONIO A LOS DOS CORAZONES EN SU RENOVACIÓN DE VOTOS
Oh Corazones de Jesús y María, cuya perfecta unidad y comunión ha sido definida como una alianza, término que es también característico del sacramento del matrimonio, por que conlleva una constante reciprocidad en el amor y en la dedicación total del uno al otro. Es la alianza de Sus Corazones la que nos revela la identidad y misión fundamental del matrimonio y la familia: ser una comunidad de amor y vida. Hoy queremos dar gracias a los Corazones de Jesús y María, ante todo, por que en ellos hemos encontrado la realización plena de nuestra vocación matrimonial y por que dentro de Sus Corazones, hemos aprendido las virtudes de la caridad ardiente, de la fidelidad y permanencia, de la abnegación y búsqueda del bien del otro. También damos gracias por que en los Corazones de Jesús y María hemos encontrado nuestro refugio seguro ante los peligros de estos tiempos en que las dos grandes culturas la del egoísmo y de la muerte, quieren ahogar como fuerte diluvio la vida matrimonial y familiar. Hoy deseamos renovar nuestros votos matrimoniales dentro de los Corazones de Jesús y María, para que dentro de sus Corazones permanezcamos siempre unidos en el amor que es mas fuerte que la muerte y en la fidelidad que es capaz de mantenerse firme en los momentos de prueba. Deseamos consagrar los años pasados, para que el Señor reciba como ofrenda de amor todo lo que en ellos ha sido manifestación de amor, de entrega, servicio y sacrificio incondicional. Queremos también ofrecer reparación por lo que no hayamos vivido como expresión sublime de nuestro sacramento. Consagramos el presente, para que sea una oportunidad de gracia y santificación de nuestras vidas personales, de nuestro matrimonio y de la vida de toda nuestra familia. Que sepamos hoy escuchar los designios de los Corazones de Jesús y María, y respondamos con generosidad y prontitud a todo lo que Ellos nos indiquen y deseen hacer con nosotros. Que hoy nos dispongamos, por el fruto de esta consagración a construir la civilización del amor y la vida. Consagramos los años venideros, para que atentos a Sus designios de amor y misericordia, nos dispongamos a vivir cada momento dentro de los Corazones de Jesús y María, manifestando entre nosotros y a los demás, sus virtudes, disposiciones internas y externas. Consagramos todas las alegrías y las tristezas, las pruebas y los gozos, todo ofrecido en reparación y consolación a Sus Corazones. Consagramos toda nuestra familia para que sea un santuario doméstico de los Dos Corazones, en donde se viva en oración, comunión, comunicación, generosidad y fidelidad en el sufrimiento. Que los Corazones de Jesús y María nos protejan de todo mal espiritual, físico o material. Que los Dos Corazones reinen en nuestro matrimonio y en nuestra familia, para que Ellos sean los que dirijan nuestros corazones y vivamos así, cada día, construyendo el reinado de sus Corazones: la civilización del amor y la vida. Amén! Nombre de esposos______________________________ Fecha________________________ -Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM

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